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<title>Amadeo Jacohinde -La Gran Fogata</title>
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<h1>LA GRAN FOGATA</h1>
<h2><u>Amadeo Jacohinde</u></h2>
<br>
<p>Solo había una fogata en todo el mundo y duró encendida miles de años, unos dicen que fueron diez milenios. Así es como los humanos descubrieron el fuego. Una tribu nómada se encontró un día con un bulto enorme de troncos y hojas ardiendo en llamas gigantes y prometedoras. Fascinados ante el gran fuego, se reunieron a su alrededor y ahí permanecieron. Alguien extendió una rama al fuego y todos vieron cómo era consumida. No tardaron en comprender que sería necesario conseguir más ramas y más hojas para mantener encendida la llamarada: había que "alimentar al dios" o habría de morir y entonces también morirían ellos. Pero esto era el principio: fueron cinco magníficos años de paz para la tribu que tuvo el privilegio de llegar primero. Cada día despertaban para comprobar que el fuego seguía tan vivo como antes. ¿Qué podía saber esa gente sobre todas las guerras, las treguas, las negociaciones y las traiciones que serían necesarias para defender el control de la Gran Fogata, donde al fin acabarían derrotados y despojados?</p>
<p>No sabemos con certeza si esto sucedió en alguna parte de Egipto o Mesopotamia. Sí sabemos que seis años después se corrió la voz y entonces llegaron incontables tribus de todas partes. La Gran Fogata se convirtió en el escenario mundial de lucha, cooperación, reglas, crímenes e invasiones: todos los elementos primigenios de la Civilización. Las leyendas se dispersaban por doquier y los conquistadores emergían gloriosos. Siglos y siglos de fuego ininterrumpido que crecía y decrecía sin cesar, con tiempos de debilidad donde todos temían "el fin del mundo" y tiempos de intensidad donde volvía la esperanza.</p>
<p>Iban y venían las generaciones como vientos de invierno, llegaron las primeras palabras y aún después de tantos siglos seguía vivo el primer Dios de los hombres; tuvo muchos nombres, habló muchos lenguajes y cobijó a tantos "pueblos elegidos" hasta que llegó el día de la catástrofe en forma de lluvia tempestuosa. Todo terminó en cuestión de minutos. Devastados, los humanos vieron a Dios morir delante de sus ojos y nada pudieron hacer. Poco después vino la nieve que cubrió la Tierra. Tenía que ser el fin. Nadie creyó que habría una segunda oportunidad para los dioses ni para los hombres, no había más esperanzas pero ya había nacido "la leyenda", esa idea de una voluntad, de la palabra secreta; solo era cuestión de tiempo, algo de suerte y buen clima.</p>
<br>
<p style="text-align: center; font-size: 1.7em;"><i>Fin.</i></p>
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