diff --git a/2-procesamiento-texto-corpus.ipynb b/2-procesamiento-texto-corpus.ipynb index 6ecc774..58ec473 100644 --- a/2-procesamiento-texto-corpus.ipynb +++ b/2-procesamiento-texto-corpus.ipynb @@ -50,25372 +50,127 @@ }, { "cell_type": "code", - "execution_count": 2, - "metadata": {}, - "outputs": [], - "source": [ - "import os\n", - "import nltk \n", - "from nltk.corpus import stopwords #Importa la lista stopwords para eliminan las palabras comunes de un corpus\n", - "from nltk.probability import FreqDist #Módulo de la librería que es útil para calcular la frecuencia de aparición de elementos (como palabras) en un texto.\n", - "import matplotlib.pyplot as plt #módulo que utilizaremos para graficar\n", - "import re" - ] - }, - { - "cell_type": "markdown", - "metadata": {}, - "source": [ - "El código que sigue lo utilizaremos para leer los archivos que empiecen con los nombres de los dos autores a trabajar. 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Este poder de coordinar na falla­do en cr~ d enromo ffl e[ que nucsrcas energías encuentren la aplicaci apropiada (ioíckm, pá~ s11¡. \n", - "2.2. Viaje a los Estados UJtidos (mayo-¡11lio de 1931) \n", - "La justificaci principal de su viaje era dar tres conferencias en Chicago, ca la Harris Foundarion, sobre el cerna \"An Economic Analysis of Unemployment•. Además, comparce en reuniones para debatir la situaci econica en distintos ambiences, lo que le permitino so ofrecer su interpretacin sobre la Grao Depresi, sino obcener nueva informaci io siro y visiones diferentes de la gran conmoci econica ;· financiera que, aunque asolab. el mundo, tenía como epicentro a los Esrados Unidos. \n", - "En una de sus primeras reflexiones, inspirada.s en d contacto directo con los Estados Unidos, Keynes com6 conciencia de la trascendencia de los aspectos nacionales de la cri­sis. No era so uo desajuste de producx:i de mareria.s primas, capacidad de pago y volu­men de cridito a nivel internacional. u crisis eo los Estados Unidos estaba afectando gra­Yemffite al orden interno dd sistema, cosa que, por ooa pa.-tc, no ocurría en d Reino Unido: \n", - "El mercado de bonos csci sin pulso. Al mismo áecnpo, Íl3)' peligro real en La sirua• cin de la b.anca dado que, debido a la depceciaci6n de StlS carrera. de bonos y a I dete· noro de !as garantías que respaldan las hipoceca.s agrari.u e inmobtlias, hay proba­blemente un nero impo.ruatc de bancos insoh·entes que oo podrán superar una retirada de fondos. En cualquier momento un pánico bancario puede producicsÍgs. 3 Heodenon ícchscb di.o, ani:es 1931 (XX, pág¡ . .529-S-4~)-s;s-557). IIÓnsecu~nc,a de las frecuen­tes oleadas d.: pánico y de la retirada masi,,a de dep65itos, se había producido una cxcra­ordiaaria obsesi por la liquidez, lo cual pro,•ocel hundirru~ncu dd mercado de bonOii, la crisis del sector inmobiliario y enormes di.ficultades a lus propietarios agrícolas. tstds circunscam:ias son fundamentales para Keynes, ya que diticul,.i.ban l.1. política de crédito barato y abundante en canto no se n0Jemu dol biKeynes ea agosto de 1931 par.e que minaron pro•-oa.ndo el ab•n­\n", - "Van.:,y F:iir. En octu~~, ro·isrecogen los CoU,acd Writings dooo de la libra dd pau o,o. considcublcmcntt.: cJ t.cab.ajo, cor·te-spo-ode a la pub1ic.a.da ~n \n", - "1:-,.lll.O!WCCION XX.V \n", - "La co~i'.lcracien rela-struad de la baoca en los Escados Unidos en un marco defla­ct0nista iuvo una impomincia extraordinaria en la evoluci del pensamiento de Key­nes. El razoru.cuemo del ecm:omisra inglés evoca las circunsuncias acruales. \n", - "Keynes plancea la cuc:s1i con precisi: los activos r~les que encarna nuesuo capirnl (edifaio;;, materias primas, etc.} son comprados en muchas ocasiones medi3l1­ce endeudamiemo y el sistema bancario interpone su garan. Naruralm~nte, una caida de los precios d.e los acti,·os implica uoa transferencia de riqueza de los deu­docc:es a los 3Cceedores, ·' de forma que una mayor proporcj del activo real esrá represen rada pvr los derechos del deposit3l1te, y una menor proporci correspon­de al proptetario nominal del accivo que se ha endeudado para comprado~ (1931, IX, p:íg. 152)11• \n", - "lo anterior es pecfecramente conocido, pero el proceso adquiere especial rele• vanc:ia cuando la caída de precios alcania una dimensi que supera el margen de segundad requerido por el banco, como la diferencia entre el importe d.el prl!'SttmO 't el v.ilor de mercado del bien aportado como garan. Cuando esto sucede, los pro­blemas de la bdnca lleg,m a ser muy imporcames aunque, aforruoadamence, acoore­ce muy rara vez. Los movimientos de precios al alza no perjudican a los bancos, al contrario, les benefician en la medida en que aumenra la garantía; movimientos a la baja como el de 1921 fueron precedidos de alzas importanres que duraron poco tiem­po. po.r lo que los efectos fueron limitados; el desplome eu las ,·aloraciones que se habia producido a la altura de 1931 era especracul:u . La reacci de los bancos al percibir co la garamia se había des,·anecido era mostrarse renuenteS ante la acep­taci de nuevos riesgos. \n", - "la caída de los precios había sido de tal magnitud que había superado los márge­nes ele ga!.lnría establ~cidos en !as opccacion~ de crédito; los precios de las materias primas objero de comercio i.'.lremacional descendieron en promedio un 25 por ciento, pero en algunas muy importantes la bajada íue del 40 al 50 por ciento; la cotizaci de las acciones ordinarias se redujo en la mayor parte de los países encre el 40 y el 50 por cieoco; la renta fi¡a mejor calificada habia sufrido menos, y su valoraci deseen· dien romo al 5 por ciento, peco las emisiones de segundo nivel habían bajado entre el 10 y el 15 por ciento y las obligaciones extran,eras se habían desplomado; los inmue­bles se comportaron de forma desigual, manteniéndose firmes en e! Reino Unido y Francia, ¡x:ro experimencando descensos importantes en los Estados Unidos, donde también se les h~bía unido la bajada en la valoraci de las propiedadc:,s rticas (ibí­dem, págs. 154-156). \n", - "r18j Esca UgllffiCnt.Ki de de la visi de la ,ncstabilid3d tabilid.arl ck lol ri.m:mas finan­Kcjlllcs sirrc gs. 25-34. rew, lo que considera es.eocial americano con rcl>ci • b incs,. \n", - ":--..:.... \n", - "XXVI lNTlOOVCCIÓ!' \n", - "_J\n", - "-,.·-,----,~-G;--·----2.3. El patr6rt oro en la Grari Depresi \n", - "Los esfuerzos de la Reserva Federal para por freno a la fiebre espccu laci~·a de Wa ll Scrcct, y la consiguiente alza de los tipos de interés, acentuaron de forma espectacular la acumulaci de oro en los meses de 1929 anteriores a la caída bursátil de octubre y fon:aron k subida de los tipos de interés ea todos los países pa.ra intentar poner coco a esca absorci de metal; los efectos fueron reforzados por la política francesa de aumen­tar sus reservas de oro. Keynes tiene conciencia de que las fuerz.as que han provocado la redistribuci dd meral son de caraccer excepcional en el senodo de que no consriru­)'en un feneno recurrente, pero \n", - "{-.. ] está claro, sin cm~argo, que el funcionamiento dd parr om iatemacional pre· ci.sa en el mundo moderno tomar conci=ia de qut las fuenas susaeptibles de provOendeocia que no puede ignor~: ªUna reli­quia :bá,rbara a .la cual se asigna una gran tradici y prestigio puede rener un valor ,im­bco -o ·convencional si pL1ede encuadrarse en e! marco de 11D nue,·,o modelo de un siscema dirigídou (1'\n", - "933, XXI, págs. 229, 230¡n_ \n", - "La posici de Keynes se -mamendria en las eas esbozadas, si bien anee el deso,­den a:,oneca exis(e:me e ,11 los pr.imecos as rreinta aumemaría su insistencia para enc.011:rcar una frnb de ,aruerdo que permitiera una relaci estable, pero revisable s,eg la:s circtmSta.ro:ias, de las paridades moaeta-rias con el oro_ Es signifiCiltivo el cam­bio de posiciones que ruvo lugar encre .Key[les por un fado y el Bam:o de Ing:la oerra y el Tesoro por otro. Al fmal de .la Gran Guerra, Ke~'Jles defendiuna moneda dirigida con cuora.s cada vez .más impori:antes de libenad de actuaci pa::-a conducir la políti­ca interna; entonces el Banco de Inglate.rra y ei Tesoro eran partidarios del parr oro tradicional. \n", - "La awnfa dc'I crecimiénro C. 309-312). manode 1932 (XXI. págs. 84-9!). \n", - "ras. La siru:aci tta.-d6ul gtaTedád que si no s.e producía una recuperaci con el nue­vo a, • no me sorprendería ver un cierre de las bolsas en c.isi todos los países r una moracoria casi universal respecto a la devoluci de las deudas exisrentes~. La cuesti ahora e;; arender a 1a crisis financiera que se ba sobrepuesto a la crisis industrial ya exis:-­tence (1932, XU, pág. 192)24• \n", - "• La siruaci era de tal postraci que Keynes no consideraba que un.a política de dinero barato pudiera inducir a un volumen de inversiones en magnitud suficienre; además, eia muy difícil bajar los tipos de interés sustancialmente, dado que el d incro barato significa que los activos de menor riesgo, o que así se estimen, tienen un tipo de inrerés reducido, pero las actividades empresariales implican riesgo por naturaleza f en el entorno depresivo, con las experiencias del pasado, era lico que los prestamista, incorporaran a los tipos una prima de riesgo tal que los demandantes de crédito consi­deraran prohibitivo el coste financiero: \n", - "Si esto fuera asi, no habría otro medio de esc.tpar de esta depres, prolong;ad.t }' quizá intaminab!e que una inrerveoci directa dd Estado pa.-a promover y subsídi.tr nuevu in•ersioncs. Con antcrior,dad no se ha considerado aduuado que d Estado financiara ,1 gasto mediante endeudamiento, excepto en el caso de guccra. En el pasa­do, sin embargo, frecuememenic bemos tenido qu\" esperar qw, una guerra svien para superar un• depresi importante. Tengo la esperanz.a que en e.l fururo no manten­gamos esu purisra acrimd M2ne decir sí desea que se le considere respetable. Banqueros serios y sensatos, que como hombres de sentido com i . cencar. haur to que pueden para nadar contra ucorriles para pagar los ingresos de los propietarios no se conservan; simplemente no lle­gan a exiscir~ (ibídem, pág. 140). \n", - "El hecho de que economistas un relevantes firmaran una carta cooiunta no quiere \n", - "decir que sus análisis tuvieran los mismos fundamentos. De hecho, Keynes estaba de a.cuerdo con Pigou respecto a Las medidas revitalizado ras convenientes, pero c.ricicaba que ésra; no eran consistentes con d esquema teico del sucesor de Marshall. Este !>re­ve paréntesis, que tiene como objeto moscar la diversidad de ,·isioaes existentes tres as después de que se iniciara la Gran Depresi, es una bue.na muestra de la falta de acuerdo respecto a las medidas convcnieC!te, que procedían no so ck p[aoreamienros teicos distint~sino de tos difereates puntos de visea respecto a la génes~s '( el alcance de !a Gran Depresi como feneno econico. \n", - "(26} Las dos canas colccrivas a das por O. H. :-ucgr.-gor, A. C. mar, W. Be•eridge f E. C:moan Th• Tinus a l.is qut lugo r-efe­Pigou, J. M. Ke>·w:,., W. U)\"too, (XXI, p.;i~ l.37-14-01. a afg progreso en la economía del Reino Unido, pero sin d dinamismo que le parecía neces.¡rio para superar la siruaci depresi,;a. \n", - "Con rodo, la situaci ing!esa, merced al abandono del ¡ntr oro, en opini de Keynes, no pcesentab.i d dramatismo de Alemania o de los Estados I.Joidos. En d pmero, d economista mgles advieru con awma el ascenso de los nazis y en los Estados Unidos, aunque sinroni-:e con la postura acriva (XIII, págs. 337-343) craz.a los rasgos básicos de esa aven­rura incelecru.al. Seg el editor de una paro: fundamenta( de los Colkcted Writi,,gs, los morivoi que explican 13 evoluci de Kcfnes en esos as son la Gran Depresi de carác;:i:r mwidial que sit las dificultades inglesas en un marco más amplio, pero tam· bién la recepci crítica a la que fue sometido d Tratado sobre el dinero y las sugeren­cias e influenci.a de ese reducido grupo de discípulos selectos que consciruyThe Circu.si;. \n", - "Desde la perspecriva an-alírica, el avance fundamenta!, como Kcrnes confiesa a Harrod ca una reveladora carta, se proJujo cuando se piantela tra=ndencia de la demanda ef.:ctiva. Más tarde compleuria su reorfa con la idea de 1a importancia de la preferencia por la liquidez como determinante del tipo de interés y, por timo, con la definici adecuada de 1a eficiencia marginal del capital30. \n", - "En otra carta a Harcod, meses después de publicada la Teoría General, explica el progreso de su cet1eX1Ón: \n", - "Para mí, !o más excraoráioacio, considtta.do hix:camen.--, es la desaparici com­pleta de la troria de la oferta y demanda del ouq,ut coral, e:s,o es, la teoría a 84-86). \n", - "Kcyncs cncrc los que ocupa~ como eolaoe con Keynes. Véa­Ü t I Carta a R. F. Hurod, 30 \n", - "uo puesto fundamenral en la se Moggridge led.} (XID, pigs. de ~o,;ro de l 936 (XIV, págs. \n", - "~lccd de-p.:irtidpaotes y 347•353). 84-86). \n", - "d; r«ci de luro de-que Será un faaor determinante .ffi los meses primos. la evo­luci de la siruaci6n •estaci gobernada por la cifra de gas!O pl.ic;} !iri:mciado me&anre ,e:audamiento. ,la difereru:ia ,enc,,c 200 millones de dares al mes y 400 muca la dife­~encia eorr,e depresi y recuperaci (1934, xm:, pá&, 468)3'. \n", - "2.6. La Gran Depresi)' la Teoría General \n", - "Los as de mayor esfuerzo rntelectua.l de Ke}nes coinciden con los de la Gran Depre­.si. Esre aconrecirniemo que desconce.rta'I. mundo constitu¡-un reto para :!iu inteli­gencia y b evo!uc.11 del mismo kpro,poccioninspiraci a su MLiliru. La Teoria G~­ral, pues, -es un produc,o -en !buena .medida de 1a depresi. C[arke (1988_. pág. 306) \n", - "'[J;J La ,coof~r-er-..cia 1,, pronun­oomy Cl-,b. fi:gurab!an como cbdJ,J. Schump<,zr y A.. H. Han­c-ien d Arnm.c:,a ' rr.:iembros, = ocros, W. C. Mil:­\n", - "roLll &;o-\"'º [1934. Xlll, p,ígs. 457-468!. \n", - "\n", - "t!lilTI.OOCCCIOS !OOC\\tlt \n", - "e~~ d ·:esrimonio-de-Hchderson seg el cual, si todas las teorías sociales sucgcn ,ns­fMilldas en Lis circunsrancias de su tiempo, la Teoría General lo esci en un grado cxcep­c1ona l: •su libro es el bijo de la depresin que se inicia en 1929\". \n", - "Un.l serie de aspeaos clave del pens.uniento de Keyncs aparecen moldeados por la experiencia de la Gran Depresi, entre los cuales destacaa los siguientes: a) la inciden­cia de los tipos de interés y la operatividad de la polícic:i monctana en circunstancias tan especiales de desánimo empresarial y social; b) el papel desestabilizador de lus merca­dos de valores y e) b rrasccndencia de las expectativas en un mundo de iocerridumbre. \n", - "Una idea principal derivada de su análisis de la Gran Depresi eni la ((,uceodenci:i de la inver.;i como variable ~licativa del ciclo econico. Keyncs puso especial aten­ci en desbrozar y pm:isar el corrrenido de la cscadi.scica de Kuzncu que demostraba con claridad el desplome que se produjo.ca-la inversin en los Estados Unidos ( 1936, VII, pág$. 101-103; 387-393). El terna es fundamental y no es excr:i que meses mis carde de la aparicin de la Teoría Central, Keynes public.ua en el Eco11omic]ournal un ar­tículo que depuraba el material cstadíscico apoctado por Kuznets .... Lo que me parece esencial es que explica la Gcao Depresi por el desplome de la inversi pnvada:sin que se contemplara en los primeros as la funci compensadora de la in•ersi plica. \n", - "El segundo punto significativo es la ensenza que Kcynes obtiene de intentar fre­nar la especulac.i bursátil medí.une una política moncrana resrriaiv.a, medida que \n", - "• ¡¡,:rcenece a esa clase de remedios que curan la enfermedad mar.indo al paciente~ (1936, Vil, pág. 323). Keynes no piensa que en los Estados Unidos en los as ante­riores a 1929 se estuvieran realiundo inversiones excesivas con relaci a los recur­sos disponibles y, aunque la inversi había sido importaoce., una evaluaci correcta de la siriuc.i debería habtt evitado el colapso de la invc~i y no haberla precipi• rado con el alza de los tipos de interés. Kcyncs sinrcciu las condiciones en las que los auges son peligrosos: \n", - "El a~que está destinado a terminar en una enUU dura, impide que L, =de iom-és =un obstáculo real. Un auge es una siwaci en la que el OJ)(i.ra.ismo exci,s,,•o t.riunf:a sobre una tasa de iu.ccrb que, consi­de,ada con mayoc frialdad, podría pa«:cer cx=iva 11.936, Vll, pá.g. 322). \n", - "Keynes da u~a grao importancia a la política monetaria norteamericana como generadora de la Grao Depresi, aunque dada la profundidad que ésta alcanza \n", - "IHI \"Aucrua_ns m o~ -­ck 1936. Este articulo a~ccc.e Jioe 2 • ~ TO!Ori4 Cmnal lVII, mcat in thc Umted Sares·. n~ indwdo en d volumen VD de lus p:igs. 386-3931, E<:o\"º\"'\" jo,.,.,aJ, sq>ri-lo cual, junto con la organ¡zaci in$ti­tucional que surge de Brenon Woods, produjo dos décadas de estabilidad fia:i.ndera que Minsl;y considerun período excepcional, puesto que lo normal soa frecuentes perturbaciones financieras como consecuencia de la tendencia deseq uilibcadora de las finanzas_ \n", - "Dos circunstancias hicieron posible esa etapa de estabilidad fin:i.nciera -y fuerte cre­címiemo ecooie -oomo cuan.do están oqui\"·ocadas., son más cpo&cr.o.n.s de: Jo que sude ~n.s·aDe. En \n", - "rcahd:ad el mundo ,cs.tá gobémado ¡KJr pooo más qlit ces ro. Los homb!ie;cp-ricci= q.:e cr-~en estar oom:p!ccamenoe a l margen .de cualq:,ie< :influenci111e.leocru.l, son g,e-neral­me·noc esclavos ele alg co:>noCI\\Í>\"ta .difumo. iL, locura d<: los ·m:ani.iricos de la aL<.agtta .mucho compara­do rnn !a in-mxlucx:i gr.adual ,d., las ideas.. IE.o re-ali.dad, no de m.nera inrnMiata, sino d~¡,ués de ,,., cieno tiempo; porque e<1 .el camp-o de la fs.ofia ¡política y eoonica rto rui, mucnos que ~t•fo ínilwdos ·¡,or las.nu-e,\"as uoor.ía.s ,despu~ de los v-einci.cinco o rn:iata as <>e ,e4ad, áe maoera q«e las ·ideas (!Uc aplican !os policioos ·y 'los funcionarios pli;:c.~ e incluso los :agi.cado.r,z a los :aconrroim.ienm; :acruaks, no s::rin probablemen­tl! l.smás no.-dosas. Pero, tarde o rem¡,rano, son ías id=y los intereses creados las que son peligrosas, a.nw para oien romo para mal (1936, VIl, págs. 383, 3.S4). \n", - "Antonio Torrero Mar.as \n", - "Cacedrár:ico de Esm1cru:ra Econica. U.aivers,dad de Akalá \n", - "Bibliografía citada \n", - "Oarke. P. (1988): The Key.-.esit,m Revolution in tbe Making 1924-1936. Clarendon Pr=, , Oxford. Cunliff~ Coro.mime (1918): Committee on Clm'ency arid foreign Exchange After the War. Hi5 Majesty's Stationc.cy Of:fice. foedm.an, M. y Schwam;, A. J. (1963): A i'rfonetary Hi;toryoftbe ,U.nited States 1867­1960. Princ~mn Univer.sir:y Press. Gilberr, J. C. (1:9821: Keyni:s's impact º\" monetary economics. Sunerw.orth & Co. Publishecs. \n", - "hHllOOIJCCIOS XL! \n", - "Harrod, R. F. {1946), ~John Mayaau!Xe-ynes~. Rei,ieu, efEconomics muí Stati5tic, \\'Ol. 28, Novcnbct (pág.s. 178-182), en J. C. Wood (cd.) (1983): Joh,r Maynard Keynes. Critical Assesstne1tlS, 4 vols., Croom Hdm. Grear Britain. \n", - "-(1951): La vida de John Maynard Keynes. Primera edici co inglés 1951. Primera edici en espal, Fondo de Culruia Econica., México 1958, de donde se coman las reierencias. \n", - "Howson, S. y D. 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R¡¡:pr-?$~On y Libnat,:aá Fi•wn.:;f-r~. ~\\ t u~í:.1l 1',•ns...\\l:!dnd. \n", - "Wood, J. C [ed.J ()983): Joh,i Maynard Key..,es. Crrt:ca/ i\\,se.s.;mem;, 4 veis., Croom Helm, Grt'at frain. \n", - "' \n", - ") \n", - "., \n", - "\n", - "\n", - "Índice \n", - "Tratado sobre el dinero \n", - "Prefacio del autor ......................................................................................... 7 \n", - "VOLUML\"l l: L\"\\ TEORÍA PURA DEL DINERO \n", - "LIBRO I: LA NATURALEZA DEL DfNERO Capítulo l. La clasificaci del dinero ......................................................... 17 Capítulo 2. El dinero bancario ...................................... H••····••H ••··········· ·· ..--33 \n", - "Capítulo 3. El análisis del dinero bancario .................................................. 43 \n", - "LIBRO ll: EL VALOR DEL DINERO \n", - "f \n", - "Capítulo 4. El poder de compra del dinero .................................................. 59 CapícuJo 5. La diversidad de niveles de precios secundarios ........................ 71 CapíruJo 6. Patrones monetarios --·························\"··········--·····-········--···--·· 81 Capítulo 7. La difusin de los niveles de precios .......................................... 93 CapíruJo 8. La teoría de las comparaciones del poder de compra ........-........ 101 \n", - "Tunoo SOBRf H DTNE~O \n", - "LIBRii::-'LAS ECUAOÓ~'ES F{,1',~t\\N'~\"'TALES Capítulo 9. Algunas definiciones ................................................................. 125 Capítulo 10. Las ecuaciones fundamentales del valor del dinero ............. ,... 135 Capítulo 11. Las condiciooes de equilibrio .................................................. 151 Capítulo 12. Una aclaraci más sobre la distinci entre ahorro e inversi............................................................................... 167 Capítulo 13. El \"modus operandi\" del tipo bancario .................................. 179 Capítulo 14. Formas alternativas de las ecuaciones fundamentales .............. 207 \n", - "LIBRO IV: LA DINÁM1CA DEL NIVEL DE PRECIOS Caplrulo 15. La circulaci industrial y la circulaci financiera ................ 225 Capitulo 16. Clasificaci de las causas de un desequilibrio del poder de compra ............................................................................... 237 Capítulo 17. Cambios debidos a factores monetarios .................................. 243 Capítulo 18. Cambios debidos a factores relacionados con la inversi ...... 257 Capitulo 19. Algunos aspectos especiales del ciclo del crédito .................... : 271 Capítulo 20. Un ejercicio de teoría pura del cido del crédito ....................... 281 Capítulo 21. Cambios debidos a un desequilibrio internacional .................. 301 \n", - "VOLUMEN 2: LA TEORÍA APLICADA DEL DIÑ\"'ERO \n", - "LIBRO V: LOS FACTORES MONETARIOS Y SUS FLUCilJACIONES \n", - "Capítulo 22. I.a teoría aplicada del dinero ................................................... 335 Capítulo 23. La proporci de depitos de ahorro en relaci con los depíros de efectivo ................................................... 341 Capitulo 24. Las velocidades de circulaci ................................................ 353 Capítulo 25. El cociente entre el dinet\"o bancario y las reservas ................... 379 Capítulo 26. La actividad econica ....... ... . ....................................... ..... ... 403 \n", - "lo101Cl \n", - "LrnRo VI: LA-TASA DE IN\"VERSlÓN.Y .SUS,a,u.GfUACIO~ES \n", - "-Capítulo 27. Fluctuaciones de la tasa de in\\•ersi. l. El capital fijo ............. 419 \n", - "·> \n", - "ª' Capítulo 23. Fluauaciones de la tasa de inversi. U. El capital circulame . 427 . ~-Capítulo 29. Fluctuaciones de la casa de inversi. W. El capital líquid.o .... 451 ~-~ Cap1•ru1o 30. E. 1emp,os' h. .1sconcos• • ................................................................ . 467 \n", - "LIBRO VU: LA GESTIÓN DEL DINERO \n", - "..;: Capítulo 31. El problema de la gesti del dinero ....................................... 515 Capítulo 32. Métodos de gesti nacional. l. El control de los bancos miembros .......................................................... 527 Capín.Jo 33. Mérodos de gesti nacional. Il. La regul.1ci de las reser\\'aS cenu·ales .......................................................... 555 Capírulo 34. Mérodos de: gesti iucemacional. l. Las relacion.:s enrre los bancos cencrales ........................................................ 569 Capítulo 35. Mia estas pági­nas, por lo que cal ,·cz hubiera sido m.:¡or y mucho más rápido haber empezado de nue­vo. Me sieoro como si hubiera estado ab::iéndome paso por una confusa jungla. Ahora que he salido de ella, veo que podria haiicc romado una ruca mi; directa y que muchos problemas y perplejidades que me han acosado durante el ,~aje no tenían exactamente . la importancia que yo suponía. en es.: momec;ro. No obsr.1nte, espcco haber becho bien \n", - "ro \n", - "en ofté::erft..r\"'iibro al munda-;;'é;t,1&-\".if.1~fi~1?Ffi~-cn la que se encl1errcra, aunque consdruya ,un conjunto de materiales más que u11 trabajo acabado. \n", - "Eu s.e~undu lugar, •he inu:J.~:i.ado, qui.z.á t,u.u:43.re los neros-índice y et Libro VI so'br,e la,; tlucruaciones o mencionar a los impresores de este libro., 'los seres R. y R. Clatk de Edim­burgo, porsu enorme paciencia y pro..i.si con las .pruebas de im~enta que se han v1s­m someridas. durame lill largo periodo de tiempo a conrinua.s alcerac.,ones r adiciones. \n", - "Jolm M.ayr:a~d Key,us \n", - "IK,ing'.s Coll,:ge. Cambridge g de.se¡,riembre de 1930 \n", - "\n", - "\n", - "--,..) -.. ..: \n", - ";.· :.-. \n", - "\n", - "\n", - "\n", - "\n", - "\n", - "\n", - "Capítulo 1 \n", - "\n", - "\n", - "·La clasificaci del dinero \n", - ": ·-' \n", - "., ... \n", - "\n", - ".·. \n", - "l. DINERO Y UNIDAD DE CUE.'ITA \n", - "El dinero como unidad de cuenta, a sabec; como unidad en la que se expresan las deu­das y los precios y el poder de compra en general, es el principal conceprn de una reoría del dinero. \n", - "E! dioero como unidad de aienca na.a: al mismo tiempo que las deudas, que son con­tratos para efectuar un pago diferido, y las listas de precios, que son oknas de conrra­ros para la venta o la compra. Esas deudas y esas listas de precios, indepcndiencemence de que se hagan constar de palabra o mediante asientos concablcs en wirillos cocidos o en documentos de pa~l, so pueden expresa ese en una urudad de cuenia. \n", - "El djnero pcopiamence dicho, a sabec; el dinero con cuya entrega~ ca,icelan los con­cracos de deuda y !os contraeos de precios y en el que ~ ti~ un depiro de poder gene­ral de compra, debe su carácter a su relaci con la unidad de cuenta, ya que las deudas y los precios deben haberse expresado primero en esca tima. Todo lo que se emplee meramente como cmodo medio de cambio para realiiac craasacciones en el acto puede par=rsc al dinero, en la rnt'dida en que puede ser un medio para rener poder gen-eral de compr¡a. Pero si eso es wdo, apenas hc:mos salido de la fase del trueque. El dinero pcopiamenre dicho, en el pleno sentido de la palabra. so puede existir en rela­ci con una urudad de cuenca. \n", - "Quizá podamos elucidar la distinci entce dinero y unidad de cuerrta diciendo que la unidad de cuenta es la dt'scripci o titulo y el dinero es la rosa que corresponde a la descripci.. Ahora bien, si la misma cosa siempre corresponde a la misma des­cripci, la distinc, no tendría imerés en la práctica. Peco si la cosa puede cambiar, \n", - "mi.:11cras que la descripci sigue sien BA..NCARJO. \n", - ",. ..... -•'­\n", - "Hemos visto que 1a introducci det dinero como unidad de cuenta da lugar a dos cate­gorías derivadas: ofertas de coacratos, contratos y reconocimientos de deuda, que c\". J1~'iEkO \n", - "dinero dirigido cu,o pau es una me,p.nda coo 13 que no escá faauliarizado es lo mis· moque un dinero fiduciario dis!r.azado. Sin embargo, en realidad los din,;ros moder­nos más represencacivos, aunque en mach05 casos siguen siendo una mez.cla de dinrro mercancía y dicigido, 5e parecen cada ,·cz más a la forma de dinero dingido. Además, el dirigido es en cierto sentido la forma de dinero más generalizada, que puede consi­derarse que degenera en dinero mercaocí.a, por una parre, cuando la aucorid,ad lo res• palda con el 100 por ciento del patr objetivo, por lo qu.e es, en realido1d, un ccrtiii­cado d.: depito, y w cfu-..ero fiduciario, por ocra parR, cuando pierde su ~au objetivo. Por esras razones, la teoría que se desarrolla en los siguu,nccs capítulos se refiere prin­cipal.menee al diatto dirigido; pero las fmulas a las que se llega pueden modcarse fácilmente, si es preciso, para adapcarlas a la.s condiciones especiales del dioe.ro mee· canda o del fiduciario. \n", - "El esquema de los conceptos y las formas.. anees expuestos, y sus incerrelacioncs pue­de mostrarse en un diagrama como el siguienrc: \n", - "Unidad de a.:nm \n", - "~ ientos \n", - "Dinero propwuc:nie d;cho de deuda \n", - "t t \n", - "Diaero dd Estado Dinero bancario \n", - "Dinero Dlocro Dinero Dinero mcrcaacía dirigido fiduciario ~o \n", - "El resultado son cuatro tipos de instrumentos de cambio, de los cuales tres son dinero pTOpiamcnte dicho y el cuarto no es dinero en sí, sino el reconocLCJÍ.ient.o de una deuda. \n", - "V. DU,..'ERO EN ORCULACJÓN \n", - "Uno de los elementos fundamentales de la teoria del dinero es la canridad total de dinero de todo cipo que se encuentra en manos del plico; y a menudo da casi lo mismo que el dinero en cuesci se:i del Esrado o bancario. La suma de los dos pue­\n", - "LA .N\">.\"rU&ALEZA oct. OtSEl O \n", - "• :·-,-,-· ;--.->: --~~orninacse dinero en ci-tculaá. La relaci encre éste y el dfr,cro del -Esta-do es la siguiente. \n", - "El sistema bancario moderno representativo está formado por un sol, que es el banco cenrral, y unos planetas, que, siguiendo la costumbre americana, es il lla­mar bancos miembcos. La cancidad coral de dinero dd Estado está, Cll ¡y.me, en manos de.l plico, en pureen los bancos miemb-ros y, en parre, en el banco cenual. El dine­ro del Estado que se encuemra en el banco central consnruye sus 'reservasn para hacer frente a -sus depiros. Escos depiros pueden denominarS-:-mo, en_el _capírulo J a.11.illwuemos mis detenida.mente el dinero e:rn:ttaila-F aoo de la forma siguiente: \n", - "~ \n", - "li'\n", - "~..;. \n", - "~ \n", - "\n", - "~? \n", - ":· ~ Dinero relaciooado Di.,ero relacionado Dinero relacionado co:i ta rema mooewia OCIO las ..eJOCÍOS conelahom> \n", - "V!. EJEMPLOS DE LA ffiSTORV\\ \n", - "Serán iles algunos ejemplos histicos para ilustrar el análisis. L<,s historiadores sue­len rclac1onar los inicios del dinero propiamente dicho con la acuci de las primeras monedas, en relaci con la cual puede seguir c;onsidcrándosc válida la afirmaci de Herot0 de que coroenien lidia en el siglo VI o VU a.C. Pero no creo que el acro de ac~a.r monedas introdujera un cambio ran uuporunce como suele atribuirsde. Quiza fuera el primer paso que se dio en el camino bacia el dinero representativo o, en todo caso, un paso que facilitlas transiciones posuriores al dinero representativo y al dine­ro fiduciario. Pero es probable que l,1 transici fundamemal, a sabu, la cnnsici al dinero cartisca o del F.srado, fuera muy anrerior, del mismo modo que el siguiente paso importante, es decir, el paso al dinero rc¡,resencaávo, fue mu)' poscccioc. \n", - "l'ues el can:ismo comien:z.a cuando el Estado designa el pa:r objenvo que corres­pond::rá a la unidad de cuenca. El dinero representarivo comienza cuando el dinero ya no está comp11csto por su patr objetivo. El dinero fiduciario no aparece hasta que el Estado da un paso :n.ás y abandona el patr objetivo. El dinero acudo, que so puede emitir el Estado y que puede tener un valor superior al de la mercanc.ía de la que está compllcsto, es a lo sumo el primer paso en el camino hacia el dinero n:prc­sencativo. Así pues, la acuci de monedas no es una de las tr::s innovaciones vita• les en el desarrollo del dinero y el dinero ,·erdaderamcntc re pre,en1ativo no se emiti en ~lidad, hasta muchos siglos después de que se acuran las primeras monedas. Por otra parce, no es en modo alguno ::sencial para el carcismo, es decir. para la desig­naci del pacrn por parte dc:1 8cado, que ésre acu el patr; las características esenciales del carti.;mo ya están prescnres, incluso cuando el dinero es a«pcado por su peso y no por su nero, siempre que sea el Estado el que designe la mercancia y el patr de peso. \n", - "Cuando l reyes de Lidia acuron monedas pvr primera va, es posible que fuen para rcner un l cenificado de ley y de peso o como un mero acto de osttnraci pr<>­pio de 10!< dcscendiences de Creso y de los vecinos de Midas. L:i acuci de trol.Os de \n", - "\n", - "LA NAT\\At E.z.-. OEt OIStAO \n", - "metal con un sello fue simplemeare a\"iu muestra de·van.dá;i !e;,:~!; ¡; .. f.ifs.-:::fo· publi­cidad s.in ninguna importancia trascendental. Es una práctica que nunca se h;¡ impues­lO en algunas impormnrcs zonas comerciales. Egipro nunca acu moneda antes de los Tolomc:os y China (en cénninos generales) nunca ha a.:udo plata, que es su patr de valor, hasta hace muy poco. Los cartagineses eran reacios a acur moneda y quizá nun­\n", - "•ca la acuran, salvo para las actividades que rea.lizaban en el ex\"t~ior. Las razas semí­cicas, cuyos instintos soa los más enrusias:as de las cualidades esenciales del dinero, nun­ca han prestado mucha atenci a las engasas firmas de las casas de la moneda, que satitlacen a los incxperros financieros del norte, r so les ha interesado d racto y el peso dd metal. No fue necesario, pues, qi.:e se acuran talemos o sidos; bastcon que estas unidades fueran cceadas por el Estado, en el sentido de que fue el Estado el que defini(con el derecho a modificar su definici de vez en cuando) el peso y la pureza de la pla­ca que debía satisfa~ a los ojos de la ley, una deuda o un pago ordinario expresados en r-alemos o en sidos de plata. \n", - "La primera reforma esraul del patr de peso, de la que cenemos clara constancia, \n", - ".fue la refol'Tn.l babilonia que se lleva cabo al final del tercer milenio a.C. Pero éste \n", - "oo .fue el principio. Ya existían pat.tones anteriores. Yen la prehistoria, ames de que el \n", - "hombre hub,era llegado al concepto de peso o al artilugio rá'nico del.is balanzas, cuan­\n", - "do para hacer mediciones tenía que c.ont.a, granos de cebada o algacrobas o caurics, es \n", - "po~ible que fuera d Estado o la comunidad quien decidiera el tipo o la calidad de la um­\n", - "dad con la que podía liquidarse una deuda que se babia expresado por medio de los \n", - "neros uno, dos o din, como cuando, todavía en el siglo Xlll; d gobierno inglés defi­\n", - "niel penique declarando que debía rct1er el peso de K 32 granos de trigo dd cenero de \n", - "13 espiga~. Un comisionado de distrito de la Uganda de hoy, donde las cabra.s son el \n", - "patrn que se empica habitualmenre, me dice que una de sus funciones oficiales es deci· \n", - "d.ir, en caso de conflicto, si una cabra es o no demasiado ,·iera o está demasiado escuáli­\n", - "da para servir de parrn en la liquidaci de una deuda. \n", - "El dinero«, al igual que algunos otcos elementos esenciales de la civilizacin, una \n", - "insciru..:i mucho más antigua de lo que se nos hacía creer hace unos as. Sus oríge­\n", - "nes se pierden en la noche de los tiempos en los que el hielo se fundía y pueden muy \n", - "bien remontarSe a los intervalos paradisíacos de la hiscoria de la huma.nielad de los pe­\n", - "dos interglaciares, en los que el tiempo era muy agradable y la menre podia engendrar \n", - "nuevas ideas, en las islas dt las Hespérides o de la Atlántida o en alg Erién de Asia \n", - "Central. \n", - "La reforma de !.a moneda ateniense llevada a cabo por Sol en el siglo VI a.C. fue un ejercicio de la prerrogativa. carrista contemporánea, pero en modo alguno depen­diente, de la existeiicia de moneda acuda. Se rrarsimpkmen.te de un cambio de patr. Tampoco tengo noticia de ning cambio carnsca de patr. destinado expresa menee a beneficiar af Estado a expcruas del plico. antes de Ja segunda guerra pica: Roma fue la primera que adiesre instrumenro al arsenal del arre de gobernar. Desde encon­\n", - "c.-.1rrut.o 1: t~ Cl.A51f!CAC]ÓN DEL ort,;E;t.O \n", - "ces, los cambios cartístas de pacrr;~etalmeme en forma_de=r~d.cci,~-wnret1ido metálico de las monedas, u.'135 veces coa uo fin y otras con orio, son un asunto estudia­do generalmente por los historiadores. \n", - "No obsta.me, estos cambios de pacr, en la medida en que afectan a !a forma del dinero, no nos llevan más allá de la fase dd dinero mercancía. La reducci del conre­n:do mecilico de! pacr, es decir, un cambio de patr que reduce bruscamente el \\·aJor de la unidad de cuenta, no nos acerca por sí solo ni en lo más mínimo al dinero repre­sentativo. El dmero mercancía no deja de serlo rneramence porque cambie el tipo de uni­dad de mercancía o disminuya su cantidad. No existen hasta mucho despues rescimo­nios de díru:ro que fuera, en un grado significati•·o, dinero representativo. Es posible que una moneda tuviera un valor algo superior al de su contenido metálico, por la utilidad y el prestigio de la moneda o porque el cuiio fuera a garantía de pureza y aceptabil.i • dad o meramente por sus cu.aÜdades estéticas., como ha ocurrido en la época moderna con d dar de Maria Teresa, que ha sido aceprado por los nadas árabes de África. También es posible que se cobrara un sereaj-e por el servicio de acuci. Había monedas represernaas para los \\·alores m,,rpeques. Y es posible que circulara entre el vulgo dinero recortado o dcsgasrado en su valor facial. Pero las características de escos e/emp!os no son suficienres para que constiiuran dinero represemarivo en el semi do pro­pio del termino. La verdadera rd.aci entre el dinero mercancía y el representativo qui0 zá deba b=en el dinero merom:í.a, ctrya ofe.ru. depende de la escasez absoluta más qtte del coste de proáucci y cuya demanda depende to:almente del hecho de que haya sido selo::cionado corno dinero por ley o siguiendo la costumbre y no de su va!or intrin­seco en ocios usos, como sucede, por ejemplo, coa las monedas de piedra primitivas de Micronesia:. \n", - "Dejando a un lado el dinero-papel, que se dice que antiguamente foe corriente en China, y también e.l de John Law y otros precursores, la imporcancia histica del dine­ro representativo data de una época tan reciente como la Revoluci francesa, cuyas consecuencias inmediatas Uevaron a la adopci no so de d.the.ro representativo, sino taro bién d~ dinero fiduciario duran re mochos as eit lo que entonces eran los pri nci­pales centros financieros del mundo, Francia e Inglaterra-\n", - "No obstante, aunque el dinero represenca1ivo sea un inscrumenro relativamente moderno, fue adaptado y asumido, como hemos visco, por el Estado a partir de un art>­lugio mucho más anciguo de las finanzas privadas, a saber, el dinero b-aocario. Los orí­genes del dinero ¡bancario, ál igual que los del dinero cartista, se pierden en la antig­dad. Es posible que el dinero bancario, especialmente en forma de letras de cambio y de letras de ccédi:o pa,.-a los que viajaban ai ex;ranjero, e.'Ó.,-tiera desde hacía casi ranro tiem­po como el dinero propiamence dicho. Pues el uso del dinero bancario no depende de nada más que del descubrimienm de que, en muchos casos. la transferencia de las pro­pias deudas es exacrameme tan il para fa liquidaci de transacciones como la rrans­ferencia del dinero eo el que se e:xpresar,. Un título de deuda es un derecho a recibir dine­ro\\i\"7dístancia. y, en la medlt!iii~;quts-é&i~in su convertibilidad ,inmediata ,ea dine­ro, ,e'[ elememo de la discancia es frre!e,·anre para la utilidad del dinero ibancaáo para liquidar uamaooiones. El dinero ba.nca~io u. 6orma de letras de ,cambio no era menos ucil }' necesario ,en la antigdad que noy para liquidar ~ransacciones a di:srnncfa, debi­·do a su :bajo coste de transmisi en comparaci con los costes y ,los riesgos de crans­pocta.r el diner,o ,propíame-nre dicho. \n", - "\n", - "VII. EL DESARROLLO DEL DINtRO D.IRIGIDO \n", - "Ladase de ,dinero r,e,presentativo que he llamado dinero dirigido es, ,corno muestra el dia_g.-ama, la forma más di>'ersa de toemadores y el consejo dd Banco de l:n,gla~ecu., no comp,rendían demasiado bien los principios y lo, mérodos de gesti; ¡,..-.dría decii::se, de !hecho, que no ½os oomprendian en absoluto. Le siguieron veinticicco as de problemas y amena­zas de hunclimiem-0 de!I parr, hasca que los t'eformadores de la época -dieron comien­zo a ltfla oue:v,a ,era de mé~odos de gesti con la ley de 1844. Es,a le)· contmia un si­\n", - "•do princi,pio y una .grav.e oonfosi. El sido principio era el aceoto que ponía en la [imitaci de la cantidad de dinero ,representativo con el fin de gairamizar el mam.:ni­\n", - "[4] A im.,diados del •iglo xvm, )' 1la.s scducwras economías de \"º como .las .scduetora:s ce-rn:z.as de .la circulaci-de -btller:es bana­tener rnc:t.d c-r.aa ta.n .ac-r-Jcri,·a:s =loeran para el Orieme Prrivs ya pr,ed-omin:aba ...,, Es.::ocia ¡,ara elnorce de Gran Br,,,c3 xí.mo. \n", - "\n", - "CAPITULO 1: LA CLUIFJC.\\CION DEL D!NU.O \n", - "mieltte.del parr. L:oafusi.k!ía,C'l}~L.,:mo intento de no cener en cuenta la exis­tencia de dinero bzncario }', poc consiguienre, las inrerrdaciooes del dinero y el crédito bancario y de hacer que el dinero represenc-,uivo se comporcara exaccaroeote como si foera dinero mercancía. De b:echo, la confusi era can grave que probablemenre habría hundido reaimente el pau de no h.;.ber sido por un segundo principio sido del que, aunque no escaoa pbsmado realmente en la ley, fueron tomando concie.ncia los mejores financieros pcof~ionales aproximadamente en la misma época, a saber, el principio del ripo bancario. La ~fica del tipo bancario para ia gesti dd dinero dirigido fue un gran descubríruienro, así como algo absoluca.men;:e nuevo: unos aiios ames el Banco de Inglaterra no tz.oía la m.ís mínima idea de que existía un.a relaci entre la política del tipo bancario y el mantenimiento del patr. \n", - "El desarrollo gradual de la política del tipo bao.cario en u,ndres en unas circuns­tancias especialmente ideas para ello, unido al prodigioso crecimiento del dinero ban­car:io, caracterizlos uomccimiemos monetarios británicos durante los se:enca as siguientes. Pero aunque la eficacia práctica del tipo bancario se convirtino so en algo conocido sino también en un artículo de fe y en un dogma, su modus opnandi exacto y lo; distintos resultados que cabía esperar de su aplicaci en diferentes cir­cunstancias no ~e comprendían claramente y, eo mi opioi11 no se hao comprendido claramente hasra hoy. \n", - "Entre tanto, escaban poniéndose de moda otras variantes del dinero dirigido, espc­cialmeote,las que se han analiudo con el nombre genérico ce patrones de cambio, de la.s cuales ti ejemplo clásico ha sido la rupia india, que es e-1 terna de los princip:iles aná­lisis teicos de este metodo de gesti y también de su i-..tncionamiento real en mayor escala. Hace unos as escribí extensamente sobre el rema de los patronei de cambio (en mi J,idia,. C,n-rency and Fina,iu, 1913). Pero quizá sea o¡.-orruno hacer aquí una brC'\\>-e digresi y actualizar mis opiniones sobre cuál es la mejor forma de dasifiac este tipo de patr. \n", - "Creo que en alguno, análisis de este tema existe una confusi en ere los patrones de cambio y lo que sería más cocrecto denominar gesti de las reservas. Uupa.trr de c.am­bio es un dinero represemati,;o dirigido cuyo patr objetivo es d dinero de curso legal de otro paí.s. La controversia sobre si la n:pia india debería fijarse con respecto a la libra esterlin;i o con respecto al oro era una conrrove.rsia sobre si la wpi.i debería ser o no un parr de cambio. Uno de los pacron~ transitorios ea el proceso de estabilizaci del marco alemán fue un pa.cr de c.ambio, considerando que el maceo, cal como se esta­blecifinalmen1~, se basa en un patr oro. Por otra pane, cuando el patr objecivo no es una moneda extranj~ra sino (por ejemplo) el oro, pero cuando, no obstante, el m¿1o<10 de gesrin del dinero en cuesti para que se ajuste a esre patr consiste, rotal \n", - "o principalmente, en mamener reservas en centros extranjeros y en comprar o vender divisas a los tipos anunciados en lugar de comprar o vende~ oro ene.lacto a los tipos a.:,uociados, yo lo llamaría gesti de las reservas. Et patr objetivo al que aspira la \n", - ";o \n", - ".-.,., gesti de tas rcsavas puede ser un pacr de c:ambin, pero oo neccsarr,m:icme. La carac­teri,a de'I dinero i>asado en la gesti de las r.:servas no debe ousarse en su pacr, sino en so: forma. En los países que son pequeo, en compa.raci con sus ,·ecinos o que no tienen cen­tros financieros indepcmfteS de 1mporrwcia incernaaon;1I, un pa1r de cambio pue­de ser !o tdcaJ. Pero eso emrai'i.a indudat,!ememe depender en alguna medida del país CU)'a moneda se elige como ba,;,, dd patrn de cambio, lo cual puede herir el orgullo nacionaL En cambio, la gesti de las reservas, adernás de que no plantea en parre este proble.ma, cien,: grandes , enc;ija:; tnicas, ya que se economiza en d transporte de [in,,aotcs y se e,-i­ta la pérdida de inrereses. Muchos países, como Jap, la han empicado duranre muchos aos con gran provecho, mancco,endo reserva, en más de un centro extranjero y cam­biando (as proporciones que mllotienen en cadl cemro en funci de las orcuns1anciu. A.leruaoia parece que ciene una aclicud cambiante hacia la gesti de las reservas y exi.s­ten algWlos indicíos de que la, aucor,dades del Re,chsbank son contrarias a ella. En la India, los prejuicios mostrados por algi.nos sectores de la opinii plica eo contra de [a gesa de las reseo•as creo que se deben en parte a que~ confunde la gesti de las r.:.savas con el parr de cambio y a que la dependencia que es más carac:eríscica del segundo se atribuye erreamente en igual medida a la primera. Un ejemplo d¡: gesti de las reservas es la libra estcra durante ia guerra o, más bien, eocre 1915 y 1919. Eocre d 13 de en.:ro dr; 1916 y el 19 de mano de 1919, J. P. Morgan and Co., eo calidad de agente del Tesoro bánico, mantuvo el cipo de cambio de la libra esu:rlioa con respecto al dar americano en unos 4,76 ½ dares, compran­do eo e! mercado de divisas de Nueva York cualquier canridad de libras que se ofrecie­ra a este tipo o comprando dares a cambio de libras a 4,775. La gestin d~ las cesen-as se ba adoptado frecuentemente en el caso del dinero fidu­ciario que no tie!le un pa;:r objecivo iijo. Son conocidos ejemplos !os casos de \"apo­yo oficial\" y de \"íijaci\" de los tipos de cambio, variabies de vez en cuando, durante las crisis carnbiacias registrad.as en Europa después de la guerra. Por limo, justo anees de la guerra naciel mayor sistema dirigido que ha visto d mundo hasta ahora, el Sistema de la Reserva Federal dinero pue­de ser c¡¡p il, para la liquidaci de transacciones como la transferencia del propio dinc.ro. Por tanto, el plico, cuando se ha convencido de que eso es así, a menudo se conforma con tener derechos transferibles sin tratar de com·ertirlos en efectivo. Además, es mucb.o más codo y ventajoso manejar dinero bancario que manejar efectivo. \n", - "Un panco moderno es una instituci que es posible gracias a la adquisici de este cipo de hábitos. l::s posible que, h,srricamente, los bancos fueran en su origen un nego­cio que se dedicaba a comerciar con metales preciosos o a remitir dinero de ::m pals a otro o que ofrecía sus servicios como inccrmedtar,o para tramitar préstamos o para cus­todiq.r objetos de valor o que tomaba en préstamo los ahorros del plico por la garan­tía que daba su reputaci y los invcr como le parecía y bajo su responsa.bilid.ad1 _ Pero aquí nos ocuparemos de los ha.neos en la versi moderna rotalmcnre desarrollada que existe hoy en día. \n", - "los bancos de esp clase crean derechos contra sí mismos por la entrega de dinero -:es decir, lo que de aquí en adelante llamaremos depitos-de dos formas. En primer lugar, los crean en favor de los deposicances contra el valor recibido en forma de efecci­vo o de una orden {es decir, un cheque} que autoáza la transferencia de un depito que \n", - "[r] Para los ..,rd.idtn>< Origcncs d=cls, ~Toe Píonoas ofBanking History S1tt.;,_ol~o:J, enero de en lnglaierra, vé25c R. D. Ri-in Eogl,od• (ccorromicJo=I 1929). \n", - "se encuencn: e.n run banco {bien en mro o en el propio). El plica ll~..concdinero en• d ecrivo c.n el 'bolsillo o con u:a d:ieque girado contra un banco y lo entrega encendiendo ,que, a ,cambio, eso le permite rener un deredm:sobre efectivo ·( es dectr, un depsico) que puede ejeNer o tramfe:ríc a oua penona. \n", - ".Pem un banco ·rambíén puede crear ,m ciexecbo contra si mismo de uaa segunda ior­ma. Puede comprar activos, es decir, aumenrarsus im·ersiones y pagarlos, en primera in:sumcia .al meaos, est:tb'leciendo un derecho contra sí mismo. O puede crea,r un dere­cho cona-a sí mismo a favor -de un prescara,rio, a cam.bio de su p.rome!ia de .reembolsar· lo más ·tar,de;; es decir, puede co.nceder p:rés·ramos -o anticipos2• \n", - "·En .ambos casos, el banc-o crea d depiro, pues s!o ¿¡ puede .-autorizar l.a creacin de un depito en ·sus libros que da derecho al dientl:' a rerirar dinero ea efectivo o a ,transferir su dered10 a perici de otra persona; y no exis1e ninguna diferencia entre los dos, salvo el motivo que lia lle,.,ado .al banco a crear e! depim. \n", - "Por to tanro, un banco en aorivo, por lJR lado, está creando depicos ,concinu:unen­·re por el valor recib,do o -contra promesas y, por otro, está cance:la•ado dep.siros comi­n1Uamente, ya que están ejerciéndose derechos conrra él en efectivo o ttansfiriéndose a otros 'bancos . . Así, está recibiendo constantemente efecti~·o y p~aodo efectivo; y está ~ec-ibiendo CODstancemenre derechos contra otros baocos y teniendo que satisfacer dere­chos-de ot,r-os bancos. \n", - "Ahora bien, es evideme que d b,moo debe gestionar sus operaciones de manera que estos procesos -opuestos se compen~ n aproximadamente, es decir, de manera ,que la can­.rielad de d ecni·~o pagada dfa a día, j·unto con la cantidaci de derechos de o·tr,os bancos, no sea muy diferenoe de la ca,ncidad de efectivo ,r,ecibida junto con la cantidad de dere­c~os conrra otros bancos. Ei problema práctico del banquero co.nsisre. pues, en gestlo­nac S'US operaciones de manera que su ·activo acumuh>do diuiameme en fonna de efec­tivo y derechos .sea llo :más parecido posible a su pasinil acl.llllulado diariamente de la misma maner-a. \n", - "Eso quiere decir que el ritmo al que el banco puede crear depicos activament.e sin \n", - "riesgo alguno pces(ando e invirriendo tiene que guardar la debida relacin con el ri1mo, :al ,g ue -está cx-eámilolos pasiwunente ooncra los recursos liquido:s que ,ce-cibe -de slJS depo-­:si·rames, p=es~os ,.ilrimos aumentan .las reser,as del banco incluso au.nqlJe éste acabe reteniendo so!amente .un·a pa= de ellos, mientras que tos primeros reducen las r,eservas .incluso aumque so se pague una pan;e de ellos .a los diemes de otros bancos; de liecho, podríamos form<.1hu m,esu a conch1sLÓn de un modo más rotundo, ya que ·los -clientes prestatarios generalmente piden p~éstamos con la intenci de hacer uso inmediarameme de los depiro.s creados a su fav.or, miemras que los diemes deposiranres a men11do no -\"C.J\\lt.(0 \n", - "•. . --Los banqueros prof:siona.les, como e! Dr. Walrer Lea.f, han deducido-de-esta con­clusi que en el sistema banc:u:io en su conjuoco son los depositantes los que tienen (a íriciaciva y que los bancos no pu~en prestar más de lo que sus depositann:s les han con­fiado. Pero lo3 economistas no pue¿en a~pca.r que eso sea ta.u de seocido com como aparema ser. lncentaré, pues, aclarar una cuesri que no tiene por qué ser, desde luego, confusa;. \n", - "Aunque examinemos la cuesti desde el punto de vista de un banco frente a muchos, es evidente que d ritmo al que un banco crea depitos pasi~·¡¡meme depen­de, en pane, del ricmo a! que los crea accivamente, pues aunque los clierites presta­tarios probablemence bagan uso de los fondos de los pcésramos inmediatamente, algunos de aquellos a los que les paguen pueden ser cliences depositantes del mismo banco, En la medida en que eso ocurra, los depitos creados activamente no son fruto de los creados pasivamente sino que el proceso es exac:ramenre el conccacio. Eso ilustra en peque escala lo que ocurre en el sistema bancario en su conjun­to, pues en la proporci en que los clientes prestatarios urilízan los fondos de sus depitos para pagar a clientes de oeros bancos, esros otros baneos se ven reforza­dos porel crecimiento de sus depitos creados pasivamente en la misma modida ea que se ha debilitado el primer banco; y de igual modo, nuestro propio banco se ve refoaado siempre que los demás bancos crean depicos acrjvam.ente. Así pues, una parte de sus depitos creados pasivamente, incluso cuando no son fruto de sus propios dep4,iros creados a.::ti\"ll.menre, es el resulrado de los creados activamente por los demás bancos. \n", - "Si suponemos que el sistema bancario es un sistema cerrado que no tiene ninguna relaci con el mundo exterior y que $C encuentra en un país en el que todos Ios pagos se realizan mediante cheques y no se utiliza dinero en efectivo y si suponemos., ade­m-'S, que los bancos no consideran necesario en esas circunstancias rener reservas en efectivo, ,ino que saldan sus deudas inrerbancarias transfiriendo orcos activos., es evi­dente que la cancidad de dinero bancario que pueden crear los bancos sin riesgo algu­no es ilimi1ada, siempre y cuando actn al unísono. Las palabras en cursiva son la clave de la conducta del sistema. Cada paso que dé un banco lo debilita, pee.o cada paso que dé uno de sus bancos vecinos lo refueru, de manera que si todos actn al \n", - "unísono, ninguno se debilita en con junco. Por lo tanto, la conducta de cada banco, aunque éste no pueda dar más de un paso antes que los demás, se regirá por la con­ducca media de lospancos en su conjunro, media a la que, sin e:nbargo, puede hacer su aportaci, ya sea grande o pe.que. El presidente de ca.da banco, sentado en su despacho, puede considerarse el instrumento pasivo de fuerzas externas sobre las que \n", - "(3] Veasc F. W. Crick, •TI,c l,,oen in1tn10 de dc;ar cur2 iesa di:, para un oompcttr,tc, a\"\"'(IH: Geacsis of'B,a.-,Jc Dq,osm·, Ú<>-cucosti. Véase también el pro­algo prolijo, Ulálisis dcJ tana de 1'10'91ica, :w::io de: 1927, para un fesor C. A.. Ph.illíps, Ba\"k Gre· csoecapirulo. \n", - "carece de contcol; sin embargracterisrica de suma .importancia ea la prácti-:a. \n", - "En el -caso hiporetico que acabamos de analizar, hemos supuesto que orodos los pagos ·se efecrn mediante cheques y que los bancos miem'bros no rienen ni obligaci ni nece­.sidad .de mantener reservas en efecti,o. Ahora d.ibemos suprimir estas lim,caciones. Si algunos pagos .;e efectn mediante efecri,·o, la cantidad -de efecrivo utilizada en esas operaciones·generalmente guarda 1.ma proporci, más o menos escabk, con la camidad de diner,o banc..1rio. En este caso, la creaci de más dinem barac:;rio 'POr parte de los bancos eA ·su conj1;nto provoca ,una salida de efocti,·o ,de los 'l,ancos en su conjunto, lo cual limita el grado en ,que los bancos pueden crear dinero, a menos que estén en con­dicio11es de conseguir una camidad mayot de efectivo. \n", - "Pero cualquier banquero nec::sita no so -efocci,·o pata hace-e frente a esa cla~ de contingencias. Incluso cuando ac,t ,al unísono con sus ,·ecirios, hay difermcias dia· ci.as entre sus de,red10s sobre dios y los derecho.s de ello, sobr,e ,él, y la magnirud de estas diferenáas diarias depende en parce de su volumen de op,e,raciones, que pue­de medirse aproxiroadameme por medio de su volumen de -depil;o,. Por Jo ramo, pa-ra hacer frente alas peques e inevicaMes disc.r-epancias que .sucgirán con coda segu­:r.idad a corto plazo, un banquero siempce tiene alg:umos recw:sos líquidos a su dispo­sioi. en paro: en forma ería adelantarse a los siguíemes capículos. No obstante, es posible expo­ner aqui lo.s elementos del problema. Suponiendo que el banco cenera! también es la autoridad que emite billeres bancarios, la cantidad total de reservas de los bancos miembros esd controlada por el banco cen­tral, siem¡:rre que ~te timo pueda comrolar su canridac! total de billetes emitidos yde depitos. En este caso, el banco central es el dtrector de la orquesta y marca el tempo. Sin embargo, puede ocurrir que la cantidad de depitos creados por el propio banco cen­tral escape a su control por ley o seg la cosrumorc y que esté regulada por una regla . rígida, en cuyo caso pod,famos decir que es un sistema \"automáw.:o~. Por ltimo, puede O.. pira hacer frente a los cheques paga­dos, los depitos bancarios necesarios para financiar el círculo nonnal de intercambio entre las rentas y el consumo serian casi cero; mientras que si no se pagaran las facruras simultáneamente, sino unos días más carde, !a cantidad total de depitos bancarios de los particulares, aunque sería mur e!evada durance unos días, scri:i muy baja en el pro­medio del trim~. Los saldos rnoneraric,s de las clases trabajadoras se pareoen, de: h.ecbo, a este caso, en la medida en que éstas reciben sus salarios el sábado y hacen uso de ello, ese mismo día o poco después. Pero generalmeare h2y un incenralo, largo o corro, entre el momento ea el que Ull2 persona obtiene sus ingresos y el momento en que los g;isra. Por oua pine. no siempre puede prever la fech2 cxaaa de ru.nguno de los dos, por !o que debe cener dinero o debe poder disponer rápidamente de él en forna de dep1m banca­rio, tanco para cubrir el período de tiempo que transcurre entre el momento en el que \n", - "LA ?-IA11.íl.ALEZA DIL DJ,t,;'E.1.0 \n", - "rteioe sus·ingrcs.m,y el momento .en el que los gasta como para hacer frente a las comin­gencias. Llamaremos depitos de renta a los depito; de esta clase, que los individuos reponen con su renca personal y que empican para satisfacer sus gastos persona.les r sus ahorros personales. E[ efectivo en manos de los trabajadores y de otras personas que no tienen cuencas ban~arias de~ incluirse. por supuesto, en la mi=a categoría. \n", - "Asimismo, un horno.e de negocios, un fabricanc~ o un esp«ulador ·generalmente no puede disponer sus ingresos y sus gasros de manera que sean ;imulcineos. A veces, median­re \"compensaciones\", \"li9µidaciones\", etc., fuera del sistema monetario -por ejemplo, \n", - "-las liquidaciones bursátiles quincenales-puede com~a.r, al menos en parte, unos con otros. Pero, en general, el ajuste no es perfecto>. un.a propcm:i de sus transacciones, que va.ria en funci de la naruraleza del negocio, hace que el receptor de un pago ten• \n", - "g:i saldos 1empora~ de efectivo odepitos bancarios. Además, al igual que en el caso de los gastos personales, también en el caso de los gastos relacionados con los negocios no siempre puede preve= la fecha exacta en la que na!>rá que realizar los desembol­sos ~rrespondienrcs, por lo que es convenieoce tener un margen para hac.er frente a las comiogcncias. llamaremos depil-0s ~ negocios a los depitos de esta clase que se tic• nen como consecuencia de las actividades relacionadas con los negocios. \n", - "los depit de renta y los depitos de negocios consuyen conjuntamente lo que llaouremos depitos de efe~r.ivo1. \n", - "Pero wnbién es posible ceocr un depito bancario, no para realizar pagos, sioo para tener los ahorros, es decir, como im-ersi. Su titular puede sen.riese atraído por el cipo de interés que le oirec~ su banquero, o puede 1:ree_r que ocras inversiones probablemen­te se depreciarán en valor monetario, o puede cor.ceder importancui a la estabilidad del valorioonecario de sus ahorros y a la posibilidad de coAvcrtirlos en efectivo a cono pla­zo, o puede par«erlc que es la forma más coda de que 51!5 ahorros vayan aumen­cando algo con la intenci de cransforrna::-los en una lilvccsi espccilica cuando nayan adquirid9 suficicnces proporcioncs,'p P.~ede estar aguardand9 a que surja la oporruni­dad de ~picarlos en su propio negocio, o puede haber otras razones de ese tipo que influyan en él. Llamaremos depito; de abprro a lfdepicos de esta clase. Lo c¡uc-caracteriza a uo depiro de ahorro es qu~· no es necesario para rcaliur pagos en e.se momento y que el depositante podt prescindir de él s,, por cualquier Qtra raz, le pareciera pref7rible al~na otra clase de inversi. \n", - "[r] F.s 1oceresantc uiialar que es:ti di-v!di:c!;i en dos , ~roa~: la oc.--., C0­ci1 muy pan:cida a la anterior =•si rb ci..--a,b,c:, en,« 1o, '!1º o~mpo., cada: una 1eq~1.1i«,e \n", - "u;ni.Jo­\n", - "co...-nttciantcs y los a,ru. iw...a c-j «tJI ..:.J:ntiJ.ld de din~ro res~Aunque pueden cmpleu->t de wu e (){ra da.se pan re:.ah­\n", - "(We,:/rh o/ /llc,fions, libro n, \n", - "capitu!o n); • \n", - "l.u rrjsmas da.ses & dinero~ ~ zarl.1..\n", - "-,1 \n", - "Puede coruidc:a.rst Qllt' la sea papel o rae.tal, -a \\\"tt:es ~n circu.lao d. rod\"' los ¡,a:ses 1.UU cll'OJ.laci y .a ,.·eoes ,n la \n", - "CAPITULO l : EL A:SAUSIS OEL 0 1,.;u1.o B-A~CAIUO \n", - "ll. D.EPQSí(OSA U VISTA Y DEPÓSITOS A PLAZO \n", - "Los depi1os de eíecuvo corresponden aproximad.imenre a lo que los americanos lla­man depitos a la visea y que nosotros llamamos cuencas conienrcs; y los depitos de ahorro a lo i.¡ue los ::uncricanos llaman d\"piros a plazo y que nosocros llamamos cuen­tas de ahorro. Los depitos de ahorro también corresponden a lo que solía.denomi­narse, en las coos del dinero que se refen principalmence al dinero mcrcan, el uso del dinero como Kdepi10 de valor~. Pero la correspondencia no es exacta. En Gran Breta, la anticuada distinci encre las cuencas ahorro y las cuencas corrientes, a saber, que las primeras devc:-ngan inrereses, pero las segund3s no, esrá difuminándose rápjdamen1e, pues cada ,·ez es más frecueme que los bancos ofrezcan imereses por el sal­do medio de la cuenca :orric:nre de los cliemes a parti r de un mínimo acordado, por lo que las cuencas de ahorro y las cuemas corriemes están tendiendo a corresponder a 1:is diferencias cru,-e las coscurobres bancarias de las diferentes paíles del país y de las dife­rcmes clases de cliences más que al hecho de que devenguen o no imerescsl. \n", - "También bay cuenras corrientes ~ta práetica es, de nuevo, muy frecueme en Gran Breta-que existen, no porque sean necesarias para disponer de efectivo para la reali­zaci de las operaciones corrientes, sino para remunerar aJ banquero por sus servicios. A veces los clientes pueden remunerar a su banco por medio de una comisi, que se \n", - "calcula en funci de los rnovunieoco; de su cuenra y de los problemas que haya causa­do de Otr3.S; formas; pe.ro es muy frecuente que la remuneraci consista en un acuerdo del cliente de mantener un saldo mínimo por el que oo percibir:i intereses. Dado que normalmente se pecmire que los saldos que se tienen en virtud de esos entendimientos desciendan por debajo del nimo acordado para d pago de intereses por la diferencia, es difícil saber si son depicos de ahorro o depitos de efectivo. Sin embargo, inde­pendientemente de co se consideren, constituyen una forma de d~pito que no es fácil cambiar y que es probable que en círcunscancias normales se mantenga bastante consrame. \n", - "Aparte de las dificultades de clasificaci que plantC3n las práccicas bancarias, la linea que separa los depitos de ahorro de los depitos de efectivo a menudo no está \n", - "(=BRE.GrROS \n", - "Hemos afinr.ado que los depitos di! efectivo permiten disponer fácilmente de dinero cuando se oec.esir.a para realizar pagos corrientes. Pero el hecho c!e que un depito de efectivo no sea el ico instrumento que presta este servicio en una comunidad moder­na complica el análisi s. También Jo presea perfe~ta.mente bien e1 sobregiro, que es un acuerdo con el baC1co por el que una cuenca puede cencr un saldo deudor en cualquier momenco, siempre y cuando no supere una decerminada cifra acordada, y por el que no se pagan irue=es por la deuda máxima acordada sino por la deuda media eíecriva. Un clienre de un banco puede exrendu un cheque conrra .su depito y reducir así su saldo acreedor en el banco, pero cambién puede extender un cheque conrra su sobregiro y aumentar 33¡ su saldo deudor en el banco. \n", - "La liquidaci de la deuda por medio de asientos coocablcs en los bancos puede rea­lizase, de hecho, exactamente igual rransfi.riendo débitos de una cuenca a otra qu.e trans­fendo créditos de una cuenca a otra. Tan ea:z. es pagar aumentando el saldo deudor del deudor y reduciendo el saldo deudor del acreedor como reduciendo el saldo acree­dor del primero yaumentando el saldo acreedor dd segundo. Por lo canco, no es en abso­luco esencial para el funcionamiento eficiente del sistema de cheques que c-ualquiera de los que tienen talonarios tambim tengan depitos. Los recursos del banco podrían estar formados ei:1cerarnentc por su propio capiral o podrían proceder de una clase de dien­tes, a saber; de aqueUos que tienen cuencas de ahorro a plazo fijo en el banco, que son muy distinros de los dientes que tienen cuentas de efo:tÍ\\•o, en c-uyo caso 12.S cuencas de efecti••o consistirían entcrameme en cuencas deudoras (es decu, en sobregiros) y no en cuentas acreedoras (es decir, en cuencas de efec-civo). \n", - "En Gran Breca en particular -no me atrevo a hablar COCI seguridad de las prácti­cas bancas de otros países-, e.xisre una crectence c~dencia a reducir la cantidad de los depitos de efectivo desarrollando la récnica del sobregiroS. En el caso de las empre­sas grandes y bien organizadas, las cuencas de efectivo tienden a tener de promedio {con­siderando los depitos de efectivo como valores positivos y los sobregiros como valo­res negativos) un saldo nulo o, en codo caso, un saldo muy bajo, debido en pane al uso del sobregiro y, en parte, a la inversi de los sa[dos sobra ntcs temporales en !erras o en présramos al mercado de dinero. Si se rescan los saldos mínimos que mantienen los dien­tes en cumplimiento de un acuerdo de remuneraci del banco, las cuencas medias de efecci,•o de las grandes empresas (anees mencionadas) representan una proporci muy peque con respecto al volumen de cheques que pasan por las cuencas. Pero los par­ticulares también están haciendo un creciente uso de los sobregiros. \n", - "de loglaterra, iunro coo los IOta· permitir hacer algunas infercn­del sobregiro es Escocia. Nunca les ck efcai,-o y de saldos publi­ou apcoximanden su cosecha. Por ejemplo, en un pais como la India., Jas fluctuaciones es­tacionales de la demanda de efeaivo en tos diferentes distritos quese deben a esta causa son tan grandes que son habicualmente objem de observaci. En W13 comunidad inte­grada por personas que pecciben sus salarios semanalmente, por personas que los perci­ben trimescralrnence y por agricu.lrores, es evidente, pues, que el valor compuesto de k1 (incluimos -como recordará el lector-los billetes, así como las cuentas bancarias que h.emos llamado depitos d.e renca) describirá una compleja curva con muchos máximos r mínimos a fo largo del a, aunque su media anual se mantenga bastante coosca.nce. \n", - "Además, su vafor medio dependerá no so de la duracj media de los intervalos entre los días de pago, sino también de la cosrumbre dela comunidad de pagar sus fac­turas· pari pass:, con el consumo o atrasadamenre, es decir, de que realice sus desembol­sos diaria.menee o los conrencre en los períodos jrunecliacamence posteriores a los días de pag.o. Cuando algunos grandes pagos se coacencraa eo determinadas estaciones, eso \n", - "cie cambios de in.,·eaiooes deben nq;ocios y los saldus relaciona­[7) Para una definici mas prc­oonsidoursc, seg 12.dasi!ica­dos \"J<ÁLISIS DEL DINEJ.O U!rIIUlmeru,;..COll5i.1O11. O.EL DINEA.0 \n", - ", • He EL PODER DE.CGWRA DEb•DI~ERO O PATRÓN DE CONSUMO \n", - "Hoy en día, bay una carencia sumamente grave de neros índjcc satisfactorios del poder de compra. Hasta ahora, ninguna autoridad oficial ha adopcado un nero índice que pueda denominarse realmente nero índice dd poder de compra. Gene• calmence, se refieren a uno u Olrt) nivel secundario de precios., como los ni,•eles de pre­cios al por mayor o los de precios dd coste de la vida, que examinaremos más ade­fanre. Apan:e de eso, todos los neros índice de los que se dispoDe hoy son demasiado cudtmencarios para tener en cuenta las sucilezas y las graves dificultades que plantea el problema de medici de los cambios entre una siruacin y otra, que posponemos aJ capítulo 8. ·­\n", - "Un nero fodice del pooer de compra del dinero debe incluir, directa o indi­reccamence, una vez y so una vez, codos los arriculos que entran en el consu­mo final (por contraposici a un proceso productivo intermedio) ponderados en proporci a la cantidad de renta monetaria que les dedican los consu.midores. Dado que sería sumamente complejo determinar un indice roralmence exhausrivo corno ésre, deberíamos conformamos en la práctica con un índice que abarcara una parte grande y representativa dd consumo total. Pero hoy en día no cenemos ni siquiera eso. \n", - "El hecho de que no se haya fijado 1rn nero índice completo o adecuado del consumo se debe, en parce, a las grandes dificultades práccicas que plantea, pero 1am­bién al excesivo prestigio que se concede a nn tipo de nero índice secundario, con­c.reramente, el índice de precios al por ma>·or. Cuando se examinan fenenos a cor­to plazo, como en el ciclo del crédito, este nero índice ciene d inconveniente de que sus variaciones no se producen al mismo tiempo o en. el mismo grado que las variaciones correspondientes del poder de compra del dinero. Ycuando examinamos feDenos a largo plazo, tiene el incoDveniente de que omite o no pondera correc­\n", - "tamente a.lguDos importantes objetos de consumo, en particular, los servicios perso­nales y los bienes manufacturados complejos (por ejemplo, los automiles}. La pci­mera omisi (aunque a vece.s es compensada en parte por la seguAda) es una importante fuente de-';;onfusi en una com1.midad récnicameace avanzada y cada vez más rica, ea la medida en que e! progreso tecnolico tiende a reducir el coste de las mercancías expresado en servicios, mieocras que al mismo tiempo la comunidad gas­ta una creCÍeDte proporci de su renca eA servicios a medida que su riqu.eza media awnenta. En la mayoría de los países, lo más parecido a un índice de precios de con­sumo es el Indice del coste de la vida de las clases·trabajadoras. Esre nero índice tiene, sin embargo, el mismo defecto que el índice de p recios al por mayor, aunque enmenor medida, sobre codo si se amplia para aplicaclo a orras clases de la comu­nidad, a saber, que atribuye una ponderaci menor al gaseo en ser-.·icios personales que al gasro en roeccancías. \n", - "CAtfTULO .: 'El tODt~ DE COMPAA OEL DlN!B.O \n", - "No obstance, con el c«:cimiento-dd.reatei:ia.1-cstad[scico, !os recursos de un activo deparuimenco dd gobierno dd>edan ser capaces de compilar un índice razonablemente preciso del poder de compra del dinero en el plazo de unos cuantos as. Entre canco, debemos conformarnos con ha..:e.r lo que podamos combinando algunas de las series exisn:nces de neros índice secundarios. \n", - "f.l Sr. Carl Snyder, esradíso del Banco de la Reserva Federal de N uev~ York, ha realizado algunos valiosos uaba(os pioneros a este respccrol. Su nero índtce, que denomina \"india: del nivel general de precios•, se obtiene combinando los cuatro ne­ros mdicc secundarios sigu.iences, ponderándolos en las proporciones que se indican a continuaci: \n", - "Precios al por mayor Coste de La vida 3½ Salarios Alquileres l \n", - "Utilizaremos cm: índice considerando que constituye un patr de consumo con un grado de aproximaci colerable. Pero debemos recordar que fue ideado por el Sr. Sny­der para orro .fin, concretamente, como un parr de transacciones en efectivo (que es como lo denominan: más adelann:, pág. 74). \n", - "Se observará que algunas partidas del gasro aparecen, directa o ;odicectameon:, ca \n", - "más de uno de los índices combinados del St Snyde.r, pero no hay nada de malo en ello, siempre qqe la ponderaci que se les dé en el roral no sea desproporciona.da. La prin­cipal vencaja cid índice del St Snyder coa respecto a otros, concebido como un índice de precios de consumo, se halla ea el hecho de que, al inccoducic los pagos de salarios, ciene en cuenta en mayor medida el coste de los servicios personales. \n", - "El Sr. Sayder ha elaborado este índice para los Estados Un.idos desde 1875. En el cua­dro siguiente•, las cifras correspondi.:oces a los primeros as son medias quinquenales. Colocamos al lado, a modo de comparaci, el índice de precios al por mayor, que, sal­vo en los primeros as., es el índice de precios al por mayor del U. S. Bureau of Labour; y la tercera columna indica el cocieme eoue los dos. \n", - "[,I Vé3sc su 8\"Wle$S Cycles ra l dt precio,¡~ revis:ido de los u.n índfoe de uo1nsacciones ca ami Btt.Sin~ss .\\f~asureme-,us. as 1913-1927 elaborado uti­efectllro-c~ne c:n cuenca oo so capín.Jo VI, y los bolecs men­lizando un método diícrcncc dd los bienes de consumo y los ser­suales dd Baaco de:la R•que -s serviclos. No se sab-r::í hasta que se investiguen con mayor pro­fundidad los hecho.s rekvanres a los qu~ cabe esperar qu~ los est-adíscicos profesionales presten más atencin en el fururo de la que les han prestado en el pasado. \n", - "CAPITULO 4: EL ,oon O! CO.MPU DEL Dll'EllO \n", - "Omt fucnce de error -que si se corrigiera, es posible que permitiera calcular un índi­\n", - "~ cc de precios & consumo más parecido que el anterior al indtee de precios al por mayor­es la inadecuada ponderaci de los bienes manufaaurados, cuyos precios ha.n tendiáo a bajar co relaci con los servicios. El índice de Saydcr tiene en cucoca en alguna medi­da esos bienes canco en el componcnr.e de los precios al por mayor como en el compo­nente del COS'CC de la vida. Peco es discutible que los renga debidamente en cuentas. Si nos liamos, sin embargo, del índice de Snydcr, aunque so sea a modo de ilus­aaci, parece que una política que hubiera cracado de escabit.izar el índice de precios \n", - ". al por mayor en los timos cincucnca as hab hecho que el índice de Sny&r subie­ra, oo obstance, un 50 por ciento, micnt:raS que una poica que hubiua C!atado de esta­biliu.r el índice de Snyder hab hecho que el índice de precios al por mayor bajara un cerdo. Es evidente, al menos, que la práctica de urili= los índices habituales de precios al por mayor como indicadores aproximados del poder de compra dci dinero no es jus­tificable prima facie. El Sr. Snydcr ha sugerido la compilacin de un nero índice. similar para Gran Brc­ca y ha propuesto las ponderaciones y los compoocnces siguientes: \n", - "Precios al por mayor del Board ofTradc 2 \n", - "Coste de la vida del Minisrer-io de Trabajo 3 1/z \n", - "Índice de sal.arios de Bowley 3 ½ \n", - "Alquileres 1/2 \n", - "Esca ponderaci probablemente podría mc¡orarse. Pero de momento este índice compuesto posiblemente sea un índice de consumo tan bueno para Gran Breta como viable con los conocimientos escad.í.--ticos que tenemos acrualmcncc. Si lo llevamos has­ca 1913, obtenemos las cifras de la tabla siguiente. \n", - "Se obstt.-a, al igual que en el caso de los Estados Unidos, que el íodice de precios al por mayor, aunque exagera la disminuci y el aumento del poder de compra del dine­ro en la expansi y la recesi posteriores a la guerra, tiende a subestimar progresiva­menee su caída en todo el período comprendido desde 1.913. \n", - "Sería muy il para encender cla.ramence las consecuencias sociales de los cambios del poder de compra del dinero que el Board of Tradc compilara un índice general de precios de cocsumo realmente bueno y se remontara, si fuera posible, a unos' cincuenta as atrás. Un il}dice que aspirara deliberadamente a represcnca.r el consumo sería \n", - "[5J Cteo que Manball ,o!ia e¡~ los dectos de la omui & tes de error se anulan exacra­\n", - "justificar d u.so dd par.roo de lo, savicios tmd:ia.n a ser com­menrc es, desde luqo, muy pre• \n", - "precios al por mayor <:OIDO w, pensados por la omist de los ario e insa tis&crorio. \n", - "buffl sastiruto de un parr de bienes manu.fa=ados. Pero d \n", - "consumo incxis.coce a6nnando Sllpucsto ck que éstaJ dos fum­\n", - "68 El VAl-0~ DEL Dl!i\"E&O \n", - "El poder de compra tktiilinértro el indicetkpredcis.4,rro....ui••. ,. --~~~---­de Gran Bma (I'J!J=IOOJ \n", - "Í11dia de precs India tk precios Coeie>ite tkconsumo a/por mayor trelosdos \n", - "1913 100 100 100 1919 215 258 83 1920 257 308 83 1921 223 L98 113 1922 181 159 114 1923 170 l.>9 107 1924 172 165 104 1925 172 159 108 1926 169 148 114 1927 166 142 117 1928 164 140 117 192'} 162 126 129 \n", - "preferible claramente a cualquieca de los neros índice \" mixtos\", como el índice del \n", - "Se. Snydec que a.cabamos de analiz.aJ; o el nero índice •polivalente\" del profesor Wes­ley Mirchell, que es la media de varios neros indice de distintos tipos, si bien esos neros índice' pueden ser iles sust:irums de un indice adecuado del poder de com­pra, a falca de otra cosa rnejoc. \n", - "lll. EL VALOR TRABAJO DEL DINERO O PATRÓN DE INGRESOS \n", - "Este parr pretende medir el poder de compra de unidades de esfuerzo humano por par1c del dinero, en comparaci con el poder de compra de unidades de mercancía, por lo que el poder de compra del dinero dividido por su valor trabajo es un indice del verdadero poder de ingresos y, por !o can ro, del nivel de vida. \n", - "El prinapal obstáculo que plantea el cikulo de este patr es la dificultad de encon­ua.i: una unidad com para comparar los diferenccs cipos de csfucrz.o humano, pues \n", - "[ 6) En su m, los precios de los producros agrícolas para el agricultor va.rían mucho más que los precios de esos mismos productos., que incluyen los costes de transporte y de comercializaci, para el coasumidor1. \n", - "fI J Cf. mi rc:sc de lnur-rela­de G. E Wan:en y F. A. Pnaon, p:ig.91. twn.s.ls ofS:,pp/7 cznd Prices en el E.amomic Jo,,n<.al (19291, \n", - "' ~ \n", - "_E.l Y\"ALOJ IDU OINU.O \n", - "-Aror10 plazo,-hi.y°\"oifa\"r'ít-&'~por\"¡3-·q exisreo discrepancias entre !.as fíuc­ruacioaes dd patr de pm:ios al por mayor y el parr de consumo y es que los bienes sani.acabados, que a no pu::deo consumirse, ne, tienen más va[or que el q_ue se deriva c!e su funuo valor como incegrames de bienes acabados, por lo que oo cdlejan el ,.ilor aaual de estos, sino d ~·alor que se prevéque rendrán eo la fecha en la que habrá habi­dcntempo para terminar el proceso de acabado de los bienes que ho}-son semiaca­baJo.;. Se obsetvará que el hecho de que el indice de precios al por mayor dependa del ni,el previsco ád iadic~ de precios de consumo de una fecha posterior tendrá impor­ranciz en1a 11r.icr:ica coando analicemos el ciclo del crédito. \n", - "U. PATRONES INTI.RNACIONALES \n", - "En el mundo econico moderno, se comercia con una secie de acticulos en los mer­cados internacionales que circulan libremente de unos países a otros., y los fletes, los atancdes yotros obstáculos n.o son suficientes para impedirlo. Existe un índice para cada país, que podríamos llamar su índice internacional, compuesto en la práctica por las principales mercancías estandarizadas, principalmente materias primas, de las que hay un lll­gunos ejemplos. se Bowlcy, &onomic fourn.al. nom.ic /O#Tr.::1, ,'OI. XXXIV, pág. ( j I El margen de error introdu­,\"O!. xin. pág. 628; \"!Cernes, Eco­286: Tuimig, f.a,nomi,; Ji:r.mral, cido po, lo. difem,ces si=nus nomic fo.,mal, vol. XXII, pig.. ••ol. >DOCV, pág. l. de ponderaci cuando se em• 630; eot. XXXUI, pág. 4 76; (4J En mi Tract on Mondary pleaa índices locales de prle que a largo \n", - "al por m3yor ha sido analizado y Cambridge Ecooomic Semce, T,aacmMt»tetaryR,efo,m,pág. por et profcSOr Bowley en su memonados especiales, n. 87y sigs. Véase también Cass.ol, Inzema..'i,,nal Comparisor. ofPn• 19, julio de 1926 y n. 24, ,\\fon<) ~r.á F,un f.xc~~nge u Changes y en su Com¡,JJrari­julio de 191.7). al:e• 1914 r De Keilh•u, Eco­..., Price fndo:-Numb.ers {or Ek­16l i>:,,.. un ...,m,is mas com­nomic fo11rnal, vol. X:X.l\\.'V ~Principal~(Ullldr<:S p!et-o de esta ceorfa. véase m4 (192.'i), pá,g. 221. \n", - "8o EL v.uo• DEL OINTilO \n", - "pi.azo varíen al urono, a veces harr-tl:ejado de lado los proi,~s hechqs qu~esa-ceo­da debe invesrigaL \n", - "No obscancc, la enorme subida que han experimentado desde la guerra los di,·ersos niveles de precios de los que están compilándose neros índice y el hecho de que los daros estadísticos en los que se basan sean más adecuados esráo des,errando gradual· meare la popular idea de que un índice de precios, como el de Sauerbeck o el dd Eco­nomist, puede utilizarse de una forma más o menos satisfaccoria como índice del valor dd dinero en todos los tipos de comexcos. di feremes dd conrexto para el que se ha com­pilado expresameme. Creo que la obligaci de los departamenros oficiales de escadis­cica es, en primer lugar, elaborar un índice realmente bueno del poder de compra del dinero y, en segundo lugar, multiplicar el nero y la variedad de índices secundarios especializados y de subíndices que compilan y publican (preferiblemenre con la ayuda de asociaciones profesionales y de expeccos en comercio), para que mediante di,·ersa.s combina.ciones de esro~ subíndices sea lo más fácil posible elaborar indices más com• piejos que sean adecuados para el fin o la investigacin que se pretenda. \n", - "Capítulo 6 \n", - "_.· ,· Patrones monetarios \n", - "\n", - "I. EL PATRÓN DE TRANSACCIONES EN EFECTIVO Y EL PATRÓN DE SALDOS DE EFECTIVO \n", - "La nueva ecuaci fundamental que propondré en el capitulo 10 desemboca, como debe­ria ser, en et poder de compra del dinero. ~o sucede así, sin embargo, con las ecuacio­nes cuantitativas que se han utilizado basta ahora. Como veremos en el ca pirulo 14, ésns se refieren a niveles de precios que ponderan diferentes arrículos, no en funci de su importancia para los conswnidorcs sino de su importancia en relaci con d volumen de transacciones en efectivo o de S3.ldos de efectivo, dos tipos de pau monetario -como podrian denominarse-que llamaremos patr de transacciones en efectivo y patr de saldos de efectivo, respecti vamence. \n", - "Estos patrones monetarios difieren necesariamente del poder de compra del dinero, puesto que la importancia relativa de los clifeRnces artículos como objcro de transacciones monet~as no es igual que su importancia.relativa como obje1os de consumo. Es cvidenre que el siscema de ponderaci adecuado para un patr de consumo puede ser muy dífe­rence del _sistema de ponderaci adecuado para un patr monccario. Un objero de gasro que pasa dirtletamcnu: del prpducror original al consumidor timo, a>mo son los servicios personales, da lu~r a un volumen menor de transacciones monetarias que un objeto de idéntico valor que pasa por muchas manos y por muchas fases de producci -a.da una de las cuales implica una transacci monetaria-anees de llegar al coosumidoc. Estos dos objetos de gaSto se ponderarían, pues, de la misma forma en el caso del parr de consu­mo, pero de forma distinta en el caso de un patr monetario. Existen, además, numero­sos tipos de operaciones financiaas que dan lugar a un el.evado volumen de transacciones, pero que tienen una importancia escasa o nula para el patr de consumo; así sucede, por \n", - "EL VA_LO~ Dt:1. tll~El.O \n", - "ejemplo, con las operaciones bursátiles o con las lecras ckl resoroaa:ues meses que dan lugar ca cada periodo trimestral a un gran ,-olumen ck transacciones mediante chequ<:s y que pue­den ser objeco de algunas más al cambiar de man.os durance esos a:es meses. \n", - "No obstante, 105 pacrones monetarios se han confundido frecuenremcnre con el prn­pio poder de compra del dinero, e incluso los poquísimos autores que han llegado a dis­tiaguir los patrones monetarios del poder de compra dd dinero a menudo han pasado por alto el hecho de que ha, dos tipo, distintos de parr monetario. En el primero, los diferentes objetos de gaseo se ponderan en ÍUC1ci de la cantidad de transaccio­nes en efectivo (en esta expresi incluimos, por supuesto, los p3gos mediante cheques y en efeccivol a las que dan lugac. Peco en e! segundo tipo, los objetos de gaseo se pon­deran en fuac:i de la demanda de saldos bancarios o de dinero que generan. Los do; son discinros, ya que algunas transacciones obligan a reoer en previsi mas sal­dos monetarios que otros de idéntico valor monetario, dependiendo de su regularidad y de la seguridad con que puede preverse la fecha y la cantidad. Por lo canro, una subi­da o uoa bajada del precio de algunos artículos pco,·ocaa mayores flucruaciones en la cantidad de .saldos de efectivo de la comunidad que una variaci similar del precio de otros arrículos que dan lugar a un volumen igual de transacciones en efectivo. \n", - "Propongo llamar patr de tran.sacciones en efeawo al primer tipo de patr mone­tario y patr de saldos de efectivo al segundo. La importancia de la distinci se mos­trará en el capírulo 14, en el que veremos que la ecua.ci cuancicaci,-a de \"fisher\" lleva al primero, mientras que la ecuaci cuantitativa de \"Cambridgcfl lleva al segundo. \n", - "Creo que quienes han escaro sobre el parr monecario generalmente se referían al patrn de tcansacciones en efccrivo más que al patrn de saldos de efeccivo. La deoo~ rninaci patr monetario, encendido como parr de rransaccioaes en eJecrivo, fue \n", - "t introducido, de hecho, por primera va, por el profesor Foxwell, que consideraba que era ~la medida por excelencia de la apreciaci o de la depreciaci.fl en concextos como los análisis del bimcralismo, la elecci de parrones, etc. Sin embargo, la prin.cipal expo­sici no se debe al propio profesor Foxwell, sino al profesor Edgeworrh, se basa en las conversacione:s mantenidas con el primero y se encuencra en su tercer memorando para la Brirish Association, 1889 {reimpreso en op. cit., pág. 261). El comentario final de Edge,.vortb dice así: \"En coojumo, parece que d patr monerario merece más atenci de la que se le ha prestado. La piedra que dejaron de lado incomprensiblcmence losan­teriores constructores de neros índice podría con.-enirse en la piedra angular de las fu1uras conscruccionesfl. El parr de transacciones en efectivo también es impor• tame porque -como se ha selado antes-es el ni,-eJ de precios adecuado para la céle­bre fmula del profesor lcving F'isbc.r PT=MV1. \n", - "111 El Sr. Di vi ( • l'lodice mo­tiq\"\", 192.S. pág,. 1001) ha deli• cioo~ en deaivo calcul2d.o de né::a_ir< et la théorie de la mon­oído el valor del dinero en rda­un a a otro por medio del oaic\"', Rt'l,l':(t' d~Écononri.e poli-cl coa el patr de cunuc• método dd encade\"4!Jlicmo. \n", - "C.il'tTULO 6: PATI.O~U MO~ETARIOS \n", - "Es, por el contrario, el patr de saldos de efectivo el que ~ -caractcriz.a por exd­lencia por el hecho de que un cambio de ese paa: alrera, ateris paribus, en la misma proporci la cantidad de dinero qlle demandad plico. \n", - "En la práctica, las diferencias más imporrances entre los patrones monetarios y el parr de consumo son que los primeros ponderan los bienes mucho más y los ser,;·icios mucho menos que el segundo )' que incluyen los objetos de transacceiones financieras, mientras que el segundo los excluye, por lo que cuando el valor de las transacciones de bienes de capital varia en relaci con el de los bienes de consumo o cuando el precio de Lis mcrcaacias varia en rdaci con el precio de los servicios, las flucruaciones de los dos os de patr pueden ser muy difen:nres. Eso tiene, como veremos, especial impor­tancia para la ceoria econica a corto plazo de las fiucruaciones dd comer:cio y del cré­dito. También significa que la relaci encre el poder de compra del dinero y su canti­dad puede variar s.in merma (o aumcntol de la comodidad aunque no cambien los hábitos y las prácticas de los bancos. Pero eso es adelantarse al tema de capítulos posteriores. \n", - "En algunos conccxros, las fluccuacíones del patr de precios al por mayor pueden parece= más a las de los patrones monetarios que las del patr de consumo; pero dado que en los _patrones monetarios influyen la5 rransa.:ciones de oipical, pero no así en el patt de precios al por mayor, es imposible depositar ninguna confianza en esa corres­pondencia. \n", - "Ir. ¿EXISTE ALGO ASÍ COMO UNA \"VARIACIÓN MEDIA OBJETIVA DE LOS PRECIOS EN GENERALn? \n", - "Existe, sin embargo, un o de parr monetario di!ereme dd anterior, que ha desem­,_..:;._ pe.do 11n importante papel en la historia del tema y que ha ejercido una inmensa \n", - "U: influencia en las ideas predominances sobre la naturaleza de los índices de precios. EJ ·:. primer economisra que introdujo realmente indices de precios-en la ciencia monetaria {\" {si bien, como ocurre con otros genios originales, no sin prec.ucsores), a saber, Jevons, ~~ no contemplsu idea desde ninguno de los ángulos desde los que se ha visro anees: ni \\ desde el ángulo del poder de compra del dinero ni desde el ángulo de los paccones ':' .monetarios que acabamos de defintr. Tampoco Edgeworth, ni en sus primeras aporra­·-.,_ ciones al problema ni ea Las timas poc espacio de cuarema as. Ni el Dr. Rowley, ¡_;'\"al menos no inequí,ocamente en su análisis teico. El nombre de Cournot, el abuelo .. \"-de cancos errores-brillantes basados en falsas analogías entre las ciencias moral.es y las : ·ciencias icas, también debe mencionarse aquí, en la medida en que equiparla ,·a­\n", - "·:, riad de los precios, que se debía a una variaci del dinero al cambio de posici ::-_de la rierca coa respecro a las estrellas, que se debe al movimiento de la tierra. Algu­~# nas de esras eminentes autoridades estaban, por s11puesro, tan familiarizadas como \n", - "•·:cualq11icra con la concepci del indice de precios como precio de una mercancía com­\n", - "86 EL ~ALOII. DEl DINERO \n", - "puesta y con la conveoie.ncia de urilizar.édiferent,.l',!:>crcancfos compuestas para dife­rentes momentos, lugareS y fines. Tampoco tendrían por qué discrepar sustancialmente de lo que he escrico anres. No obstante, Jevons, desde luego, y Edgeworui y el Dr. Bow­ley. basca donde yo enciendo, también han perseguido algo distimo del poder adqui­sitivo del dinero, algo a lo que han llegado de una forma muy distinta, algo que ciene que ver con lo que podrían denominar valor del dinero como tal o, como Jo llamCournot, \" valor inrrínseco del dmero\"1. Hace riempo que creo que ésa es una expe­dici quimérica que trata de lograr la cuadratura del círculo r que ha dado un es­curridizo cinte, difícil de cocar o de atrapar, al tratamiento que se daba cradicional­meme en Inglaterra a la teoría de los índices de precios. No ha ocurrido lo mismo en los Escad Unidos. l.os mérodos cara.cterísr.ico.s de C. M. Walsb, Irving Fishet y Wesley Mird1ell están casi libres del \"'time~ que atribuyo a Jevons, a Edgeworcb y al Dr. Bowley. No obstante, aunque los amecicanos no hayan rendido cuico a la mítica criatura, no han luchado enérgicamente (salm, quizá, el Scc Walsh) contra ella o la han sacado arrastrando de la oscura cueva donde la tenía con buen criterio Edgewotth:1. En todo caso, para que el análisis sea compleTo debo intentar exponer explícicamenre lo que traco de decir y dejar clara la difecencia, si es que !a na).4. \n", - "Seg Jevons y Edgeworch, en las fluccuacioo.es de los precios de las cosas influyen dos conjuncQs de facrores: uno se debe a ucambios que ocurren en el lado del dinero~ y que {sometidos a fciones en la dimensi temporal) afectan a todo:S los precios en el mismo sentido y grado y el otro se debe a \"cambios que ocurren en el lado de las cosa,\" y que afecian a los precios relacivos de las cosas. Ahora bien, por lo que se refiere al segundo conjunto, las variaciones de los precios relativos de las cosas no pueden entra­r una variaci absoluta del valor: del propio dinero. Las variaciones de los precios relativos pueden afecrar, por supuesto, a neros indice parciales que representan las variaciones de los precios de determinadas clases de bienes, por ejemplo, el índice del coste de la vida de las clases trabajadoras. Pero esas variaciones no pueden afecrar al \n", - "¡~l Que deo: disguirse de lo do con d primuo. El profesor do'\"i p«o Divisla 1op. cit., que Uam~poder del dinero\" o, Állyn YoWlg, q= en un ptind­págs. 847-858) notableme,itc ea la rcrnltnología moderna, pio$< inclinaba ligeramente por libre. Poralgunas alusiones,= ~pode.-de compn del dinero•. La *teda• escuela bríránica. que l\\iarshall está libre, pero [31 En La larga controversia después (1923) se p.asal o,ro nunca analiziexplíciramente la \n", - "• \n", - "man~nida entre d Sr. Waish y bando (véase su &:cnomic Pro­cues-ti~ Edgeworth w las piginas del blems, págs. 2.94-296). En d [4] ln«mé abordar por prime­Economi, Jo.,rna.l y en otros cootinroti; en Italia el prof\"esoc ra vez esta cuesti, -aun.que de \n", - "\n", - "•itios \n", - "sobre la c.oo~enieo.cia de Giní (Metron, 1925) y en Aus­.un modo i:nsu.ficiente, en un ap.r a los indi.ces de ptec:i.os ttia el Dr. fubcdcr jop. ~it., ensayo sobre los neros índi­algunas ideas extraídas dd 1927) enátt libres del tinte, ce por el que recibí d premicálculo de probabilidades, yo miencras que en Francia Lucien Adam Smith de la Univcnidad e5l0i' en !o sustaacial de acuec-M.uch {J.frno,,, 19'21 ) está \"te· de Cambédgecn 1907. \n", - "\n", - "\n", - "CAPITULO ,, P.,uosu l-lONITAllOS \n", - "nivel de precios Men su conjunto~ o al vaior de! ¡,ropio dinero. Por r.uiaci del valor dd propio dinero o del nivel de precios en su coojunco, entienden la pacte de la varia­ci res,idual unifocme que se debe a \"cambíos que ocwreo en el lado del dinero\" una vez \"eliminadas• las vaáones caicas, pero compensaro,s, de los precios que se deben a sus variaciones en relaci con cada uno de los demás y con el nivel de precios. Para aislar los \"cambios que ocurren en el lado del dinero~ emplean la doettina de las medias basada en la teoría de la probabilidad. Se dice que si comamos suficientes obser­vaciones insesgadas de precios, sus variaciones rclacivas se anulan de acuerdo con la ley del error y obccneroos ~eniendo en cuerua los errores que es probable que se cometan calculándolas de la forma habitual-un índice razonablemcnce s:11isfacrorio de la varia­ci residual del propio nivel de precios que es nuestro quaesitum5• \n", - "Las tres citas siguientes de Jevons, el Dr. Bowley' y Edgeworch, respecrivamence, rouescran la línea de pensamiento que esroy tratando de describir. Jcvons, {nvestigatioru in Curuncy and Finance, pág. 181: \n", - "Partee probabk que la media g,omfaic:a indique de una forma más pcr:ma !:a varia­ci gcncral de los preaos que se debe a una variaci del oro, pues cualquier variaci del oro afccrará en la misma propocci a rodos los precios; y si o«as causas pcrwrba­doras pueden considerarse proporcionales al cociente mrre las vacioncs de los pre­cios que producen en una o más mercancías, todas las nriaciones de los precios se anu• lar.in co=mentt en la medu. gcometrica y se d=rá la verdadera variac del valor del oro. \n", - "Bowley, Elemtnts ofStatisrics (5.ª cd.), pág. 198: \n", - "Así pues, si comenzamos a mwir los precios en general[ ... ] para que el nero índice resulranre se someta a ua análisis de la ley de error; las Ducruaciones de las m~­uas serán aleatorias e independientes de la nriaci gencr:il; la dependencia aume-nta d nero de muesua.s necesarias para obtener una dererminada precw ( ... ). Si d nero de cantidades mdq,cndicnces es coosidcr:ibl~ es probable que cualquier siste ma razonable de pooderaciones dé un resultado tan bueno como lo permitan las con­diciones del problerrui. \n", - "(;) Es.e q,,.usitum es lo mismo \"un índice indcp.,ndicntc de lu !izando caaadcs de m«cao· c¡c:,e el pat, ;,..;h{wdo,Se F.dge­anrid.tdes de mCÍ25. ba»­cías basado ea la hipcsu de wononoc udo VIII pretende detct,ruo.ar ªdcr:a:mina~ dc Wl Í.rldc UD• Jo..._t, junio de C128). \n", - "El VALOR DEL DINEJlO \n", - "EdwegoctlÍ; Pape;-s-;e1irtg10· Polial Economy, vol I, pág. 247: \n", - "fumos vi:st0 que suponieodo que varía la ofecn monetaria, el método ck Jevons de combinar las variaciones de los ¡,cecios sin m,ec en cuenca los correspondientes rnl­meocs de aaasaa:ioncs no es en absoluco can absurJo corno piensan algunos. Es romo si quisiéramos d=ubrir el cambio que experimenu la longicud de las sombras con­forme avanza el dia. Si los objetos que proyectan sombras cambiaran -por ejemplo, unos árboles mecidos poc el viento-es posible que una ica medi<:in fuera insufi­ciente. Podríamos rene.e que tomar la mediad~ ,.,.rias sombras. Ahora bien, para Uue5· eros fines no~ importancc d ancho dd ob1cro vertical que proyeaa !a sombra. Tan­to el haya, de ancha copa, como el pino, q~ se levanta como un mástil, harían igu.,J de bien las veces de rudimeotario i:roneuo. \n", - "De nuevo, pág. 256: \n", - "Parece que c-n el pensamienro popular~ combinan dos elementos que 1-iemos tea· rado de distinguir en el análisis, a salxr, el concepto de ttru1 variaci media objetiva de !os precios generales y la variaci del poder del dioero paca comprar ventajas. \n", - "En suma, tenemos en esta focma de pensar un problema habitual en la combinaci de observaciones, cada una de las cuales está sujeta a un faaor pemirbador que es nues­aa tarea eliminar. Encendemos por aumento o disminuci \"del valor del dinero \" la hipo¡¿cica v.ariaci que se habría producido si los \"cambios que ocurren en el lado del dirlero\", es decir, los cambi05 que tienden a afe.ccar por igua! a rodos los precios, hubie­ran sido los icos cambios y no hubiera habido ninguna fuerza presente ªen el lado de las cosas\" que tendiera a \"Cambi.ar sus precios relarivos. \n", - "Siendo el problema de esta nacuralcza, se supone que lo que necesitamos como base científica slida para realizar nuestros c:ilculos son numerosas observaciones de precios, especialmente de precios en los que influyan factores \"independientes\", si bien podemos permitirnos, si queremos, alguna ponderaci aproximada, para con· •. crarresr.ar la posible falra de rotal independencia. Esa ponderaci no puede hacer ning dao, pero, en c::imbio, si nucscras observaciones son una seleccin numero­sa y aleacoria, apenas influirá en el resultado final y, por lo tamo, no merece la pena molestarse. Una va. obtenida una seleccin numerosa )' a!eatoria de precios, nuesrra siguieme tarea es enconcrar el mejor método pa.ra combinarlos. ¿Cuál es la ley seg la cual es sumamente probable que las variaciones relativas se distribuyan alrededor de la diana? ¿Será una ley cal que la media geoméccic:a de los precios esté lo más cerca posible del blanco, como creía Je,•ons? ¿O es la media arian~ica suficiente• menee buena, como ha supuesto la mayoría de los que los han calculado, quiz.á por la sencilla raz de que es más fácil sumar que multiplicar? ¿O es la moda preferible en conjunto, como tendía a pensar Edgeworth? ¿O exiscen bueno, argumentos en \n", - "¡ \n", - "CAPITULO 6, PATIONU '40NITUIOS \n", - "• J;¡vor de ~esrramlJitiC?:S:,_f§rJP.~-~ -~i>~º-~ !J}edia armica o la raíz de la media cua­drática u ocra?7 • • • • --• --• Ahora bien, aunque la idea de que el índice de pra::ios es el pcccio de una mercancía compuesta (el \"poder del dinero para comprar ventajas\" de Edgeworrh) está cada vez roás extendida (casi ninguno de !os anticuados neros índice estaba ponderado, mien­tras que los nuevos, rnejoccs, como el indice del U.S. Bureau of l.abour, cscán pondera­dos de una manera esmerada y minuciosa), esca ocra idea no ha desaparecido y sigue ejerciendo una cierta influencia cradicional en el mundo estadístico. E! mundo econmico nunca ha rechaudo expresamente La conclusi del Brirish Association Commit­ree de 1888 (a pesar de que recomendaba un nero índice ponderado con fines p.rác­cicos por \"inspirar más confianza~) de que ~10s datos cienicos están a favor del tipo de nero índice que utiliza el profesor Je.,ons, siempre que haya un gran nero de -arulos\". N o obstante, me acre~ería a. afirmar que esas ideas, qu.e h.e intentado exponer anres de la forma más imparcial y convincente posible, son absolutamente erreas. Los ~erro­res de observaci•, la concepci de los índices de precios como \"disparos fallidos a una ica diana• y la ª variaci media objetiva de los precios en general\" de Edgeworth son el resultado de una confusi. No hay ninguna diana. No hay un centro mil, aun• que ico, que pueda Uamarse nivel general de precios o ,·aciaci media objeci~-a de los . -~ precios en general en romo al cual están dispersos los niveles miles de precios de las ·-:.. cosas. Hay coda una diversidad de concepros, bascame definidos, de niveles de precios de :;:-mercancías compuestas adecuados para distintos fines e investigaciones que se han scaa­·-:.-lado antes, así como otros muchos. No hay 11ada más. Je,·ons perseguía u.o espejismo. \n", - "--¿Cuál es el fallo del razooamiemo? En primer lugar, se supone que las flucrua­:_: ciones de los precios en como a la \"media\" son \"aleacoriasw, en el sentido que .requie­\n", - ",:, l7l Algunos autores han trata· junio de 192.8, págs. 217-220). un grao nero de diferen,n \n", - "~:· do de resolver est.11 cuesci Pero me parece que el mérodo es cootcxcos, comariamos nota.; \n", - "~J gbservaado si lu dispcn,oaes descabellado, salvo con fines pero Lu investigaciones que se \n", - "--: que aperimcnran realmmte to.s n~tivos, es ckcu; para danos· han realizado basca ahora oo \n", - "<'; pttcios se distribuyen a to la,go ttar que no hay n[nguna regula• demuestran nada de es,c tipo. \n", - "•~ de la auva g,t:SSWU que a>cres· ridad en la forn12 de la dis~r­ Mereoe la pena mt:ncionar, sin \n", - "_;;,: ponde a la media arinnética o a stÓU,. a menos que se aplica.ra a ernbai:gp, que unto el s~ Olivier \n", - ":' lo largo ck t. curva que corres• Wl grao aiÍmero ck casos. ApG0 como el pro~Bowley llegan \n", - ": poade a la media geomeuiba, •-==. Par2 una buena descripci ca.do en unos cuantos casos, como hao hecho sus ckíensorcs, a la cx:,nclusi de que, cicuk el pu.DIO de visia del ajuste, la cu,­ \n", - "-: • de los rcsul cados de cs:te mé,o­ ao c!cmuestta nada, salvo corro­ va g,omérrica se ajwu mqor en \n", - "~ • do, vcasc OiiV!er, Le:s Nombres borar algo que =osmoos los ca50s en los que han exa.mi­ \n", - "• •lr.&cn, capítulo 4, •case tam• para esperar a priori. Si se de· nado que La cueva ariunérica. \n", - "_-.bién Bowlc¡·, \"N0dz las lr.l!ISaOOOIXS po< igual socas y pani rodas loo fin<:s. \n", - "Traa pn Mor.etaty Reform, capi­\n", - "no l?CGC ninguna cornecucncia.. culo 1 sobre ~Las conseattncias Véas~ cambi¿n mi Economic\n", - "E505 c:ambt0s ~ n c,niJo en el paca la sociedad de l,s variacio­pa~do 1 ettoán teo,todo ho1· Co,:sequenc.es o/.'-fr Chwdiill. aes del •alor del dinero\": oormcs COllSlCCUe:Dcia 50Ciaksi, \n", - "c.olTULO 7 : LA 0IF\\/StON DE LOS ?-JfYE.1.E.S 0 E PtEO0S \n", - "qu.e ,on al mismo ciempo el tes[ y la-'medi_d.a dedas perturbaciones sociales que están ocurriendo. \n", - "Cuando ROS inccresa la difusi de los niveles de precios, no dentro de un país sino incecnacionalmente, el supuesco de una actuaci rápida y libre de erabas plantea an mayores obst.ículos . .:\\unque este tema ~rtenece a !a reoría del comercio internacio­nal más que a la teoda deJ dinero, el capirulo 21 contiene algunas obsérvaciones rela­cionadas con él. \n", - "\n", - "Capítulo 81 \n", - "\n", - "La teoría de las comparaciones del poder de compra \n", - "... \n", - "I. EL SIGNIFICADO DE LAS COMPARACIOl\\lES DEL PODER DE COMPRA \n", - "Cuando la composici d,: la rru:rcanda compuesta representativa del gasto es estable, en lo que se refiere a las discinras clases de mer.::ancías y a las disrincas siruaciones, y los gustos no cambian, las comparaciones del podec de compra no plantean ninguna difi­cultad teica. La elaboraci de una serie de neros índice del precio de una mer­cancía compuesta en una serie de momentos o de lugares no plantea ning probl~ sah·o el problema práctico Je obrencr una serie de precios fiables de cada una de las mer­cancías. \n", - "Sin embargo, en realidad la composici de las mercancías compuestas representa­tivas del gasro real de rentas moneras no es estable en lo que se refiere a los difecen­1es lugares, momentos o grupo$. Es inestable por eres razones: l. Debido a que varía la necesidad que cJ objeto del gasto prerende saásfaccr, es decir, el fin del gasto, 2. Debido a que varía la eficiencia del objeto del gaseo para alcanzar s11 fin o 3. Debido a un cam­bio de la distribuci del gaseo encce los diferentes objetos que es el medio más econ mico para alcanzar el fin. Podemos considerar que la primera de estas razones es un cam­bio de los guscos; la segunda, un cambio del entorno; y la tercera, un cambio de los precios rela1fros. Por escas razones, todos los cambios de la distribuci de las rentas reales o de los hábitos y la educaci, todos los cambios del clima y de !as costumbres nacionales y codos los cambios de los precios relativos y del cipo y las cualidades de los bienes en oferu. afectan en alguna medida al tipo de gasto medio. \n", - "[el En este a pirulo al>oc~mos UR2 ciC.] En 1.o sucesivo, para evitar l;) Habulcr d~taca tti su Der la triple disánci acre las ren­c.omplicaciones inneces.:ariai. S da Inderhahlct, pág. S 1, tas monccana.s, las re.nr.a.s mer­supondré que se cumple la con• la impon:anci• que tiene para fa e-anda y tu rcaQS reales. dici d< igual ,rnsibili.dad. tco de los indices EL 0fNfl\\O \n", - "..:..--, ,~~-¿Es un:i virrud o un defccro que las comparac1oejb'asadas en impresioi\\.~ gtem::, ~ les normalmence rengan totalmenre en cuenta los gas ros convencionales que reporcan poca utilidad pero que las cosrumbres locales exigen si se quiere evicar la desutilidad1 Se rrara de una pregunta qu.e plantea una suril cuesti que no voy a permitir que me ­encrereng:i, y es qué se entiende cxacramence por poder de compra. \n", - "B. El método indirecto de c;omparar los precios de mercancías compuestas equivalentes \n", - "Éste es e! método habjrual. En la _fortna en que se plantea generalmente el problema de la elabora.ci de neros índice del poder de compra, sabemos, en el mejor de los ca.os, cuáks son los precios de las dikrences mercancía.~ }' co se distcibuye el gasto entre eUas, pero la informacin que tenemos sobre qué pares de personas son \"similares~, con la que complemencar estas cifras, es escasa o nula. \n", - "Sin embargo, sl sabemos generalmente que una pane del gaseo -y a veces una gran pan:e-es en ambas situaciones de idéntico carácter y poder para satisfacer a pares de consumidores similares. Representemos la parte de las mercancías compuesras repre­sentativ3 del gasto medio en las dos situaciones que,. por lo canro, es com a las dos por medio del símbolo a, y las parres que son diferenres por medio de los símbolos bl y b2• Cuando se compra una cancidad relativamente mayor de alg.o en una situaci que en la otra, la cantidad com a ambas situaciones se incluye, por supuesto, en a y so los excesos, peculiares de cada siruaci, en b1 y b:v dependiendo del caso. En cam­bio, el consumo que es similar fuicamente, pero no en su capacidad de generar renta real, debido a un cambio de los gustos o del enromo, no debe incluirse en a sino en bl y b1.-Además, la unidad de cantidad de bI debe ser cal que el gasto realizado en la pri­mera sicuacin en una unidad debl guarde la mi.sma relaci con el gaseo en una uni­dad de a que la que guarda el gaseo rotal en b1 con el gas ro en a; y lo mismo sucede en el caso de b,. \n", - "Además: a vece.s podemos hacer algo más estableciendo una equi,alencia entre un p3r de mercancías que son muruamenre sustitutivas. Po.r ejemplo, si 1 libra de té y 2 libras de café son medios alrernarivos que cumplen el mismo fin o unos fines casi simi­lares más o menos con la misma eficjencia, en las do.s situaciones comparadas a la mayoría de los consumidores les da lo mismo compra.e 1 libra de té que 2 de café, siempre que los precios fueran los mismos; peco si 1 libra de té es más barata que 2 libras de café en la primera situáci y más e.ara en l.a segunda, el té figura en la mer­cancía compuesta apropiada para la primera y el café en la mercancía compu.esra apro­piada ·para la segunda y podemos considerar que l libca de té y 2 libras de café son más o menos equivalentes, sin enuar en mayores complicaciones. Asimismo, si la die­ta nacLonal es diferente en Las dos situaciones y el trigo o la a ,•ena o el centeno o las \n", - "CAJ'tiULO 8: li\\ TEO.R.IA DE LA-.S COMPAI.AClO-NU DE.L tODER D1 CO~P'~A \n", - "l09 \n", - "•• pacar.as soo mucuameme sustitutivos, probablemente..podamos esrablcc_er_~~~~..z..-~­\n", - "··ciones de equivalencia razonablemente satisfaaorias. En la medida en que podamos ;,·emplear csce método de sustituci de equivalentes' --como lo llamaremo:;--esramo.• ~ aumentando el campo de comparaci de a, es decir, la p:l!Ce del COil.Sumo que es com ·a'. ambas situaciones o estrictamente comparable en las dos y reduciendo los campos de comparaci de b1 y b2. Así pues, en d análisis siguiente incluimos en a los .µricu­·'l?'Jos de consumo sobre los que podemos escablecer relaciones de equivalencia cu.ando \n", - ":.son suscirurivos. F:. ;, No obstante, geoeralmence quedará una serie de anículos diEíciles de tracac com­~-prcndidos en b1 y en b2 a los que no podremos aplicar el método de susciruci de equi­\n", - ". valen res. No estamos en condiciones de ponderar la satisfacci que reportan a perso­,.:nas similares los esclavos de un faran en comparaci con loo automiles de la Quinta ~Avenida o la satisfacci que reportan el .caco combustible r el ba,aro h.ielo a los lapo­,. aes en comparaci con la que reportan el ha.rato combustible y el caro hielo a los \n", - "--tl.OCCQ.!OteS • \n", - ". , Consideramos, pues, que a+b1 y a+b1 son representativos del consumo medio en las \n", - "• \n", - ". dos siruacíones, cespecrivamente. Aboca bien, como tiernos supuesto que a tiene el mis­': mo poder de reportar sat:sfacci a cualquier par de personas similares ea las dos sirua· \n", - "\n", - "• \n", - "ciones, podríamos comparar el poder de compra en las dos s.aciones comparando \n", - "\n", - "• \n", - "meramente los precios de a si a cepresencara todo el consumo. Pero los residuos b 1 y b1 .,::..que no pode11¡?<>s igualar o comparar de esta forma nos impiden utiliur este sencillo \n", - "\n", - "\n", - ".,~.IJlétodo. No tenemos derecho a supone~ que b1 y b2 son equivalentes, es decir, que los ..~ ~onsumidores medios que se encuentran en las dos situaciones son similares; y no sabe­\n", - "•· in_os cu.incas unidades de a+b? en l:i. segunda siruaci soo equivalemes para consumí­~. dores similares a un nero dado de unidades de a +b1 en la primera siruaci. El pro­\n", - "·:la· blema con que oos encontramos es, pues, descubrir un método válido de aproximaci •-aplicable a esos casos y es este problema el que debemos abordar a cominoacin. Mi ~ __!Csis es que hay dos métodos legítimos, y so dos: el primero tiene una aplicabilidad \n", - ": [6] Ctto que .Edgewonb proba· ro, :ra nocsumos en b 1ZmJfi,-.. d t:tétodo mindefinido de : ; 61omecte estaba pen~•ndo en \"'ª de la cancidadabsol\"\"'rn,en• a;>mp-2.r.ar cantidadeJ c:Le Sil! ti.!­., este mémdo ea el s;,guientt pasa· tt: oqctiv:a. pues eri la. Sé!ecci i=:i,6,,. .-\\si, d pmlieso, Bowf-, ~ a.lgo confuso del E.conom \n", - "de los bienes qoe-iintegn.n el r.ef:odose a un periodo en el a:ga~nw. h..11 que t.eae, en que los precios de la.s me.rc.a.n• \n", - "«-·/ornm ,'OL XXXV, pá¡:. 380: \n", - "... \n", - "cue:rua la utmcb.d. Enrodo a• cias r sus c.a.stt!dades hubieran \n", - "Podmiosc:oamuir \\10 •car-~cor..riau.a.~ C0C1 b rncQíc> sufo cambios .:<>CHi.derables. pm.enco• de bienes: precisos r.1, cumdo tmcmOS qu., zarpu ~i. \">aris..'xo-qlX en cuamo a an!Íd2d 1 alid,d, y la com¡,osici del==· ~obw,e,sc con diÍl\"S \n", - "::... ~ _~ .-alorces nrulbles de •cz co .sufre Jos embaces dd mar., ~d, mu<:aocias a enOY....doCIOillStttuy:zz: ma serie t=qucahaodoaard ~ unos ¡,recios dados. de niimm­C·Omc:ru.ando cnn ~ a.rpmtta• P'\"' 1a.p=ios rsusoruirlo poc \n", - "El \\'Al.o:l D[L 'Df,.:EitO\n", - "no \n", - "más generaly-cl segundo indica !oslím.ires·r.ncre 1~ 2l~ se en-.-uenu:a la soluci correc­ta en los casos en los que podemos suponer que. no ha cambiado nada encre las dos situa­ciones, salvo los precios telativos. \n", - "1. El mét-Odo del \"mayor factor wmN \n", - "Sea p1 el precio de a en la primera situaci y P? su precio en la segunda s,ruaci. El primer método de aproximaci constSte en prescindir de b1 y b1 y emptear p/p1 como indice de la variaci del nivel de precios encce escas dos situaciones. Hay dos condicio­nes que, si se satisface cualquiera de.las dos, convienen a este índice en uJla aproxima­ci 1.\n", - "egítima. Estamos. suponiendo --debe recordacs~ que la satisfacci que reporta el consumo de a por unidad de a a cualquier par de personas similares es aproximadamente la misma en las dos situaciones. \n", - "La primera condici es que los gastos de codo~ los consumidores en a deben ser grandes en ambas situaciones en comparaci coa sugasro en b, o en b:z.· \n", - "La segunda condici es que las rentas reales que obriene cualquier consumi­dor por consumir a y b1 en la primera situaci deben guardar aproximadamente la misma relaci con su gasro en eUos, y lo mismo en el caso de a y b2 en la segunda \n", - "situaci. \n", - "Puede demostrarse que cada una de escas condiciones es suficiente del modo siguiente. Sea E las rentas reaJes de las personas que consumen ni unidades de a + b1 en la primera situaci a los precios p1 en el caso de\" y q, en el caso de b1 y utilicemos una notaci similar en el caso de la segunda siruaci. El cociente entre el poder de ~mpra del dinero en la primera situaci y su poder de compra en la segunda es, pues, \n", - "nzlP1 +q2l \n", - "1 \n", - "n1!P1 +q1} \n", - "de donde se deduce que \n", - "1) Si q1, q1 son peques en comparaci con p2 y p 1, n1 y nz deben= casi iguales en el caso de las personas que tienen las mismas remas reales, en cuyo caso PtPt es una aproximaci sarisfacroria de la expresi anrerioi:. Este resultado equi­vale a nuestra primera cond,ci. \n", - "ll) Si las rencas reales generadas por el consumo de a y de b1 en la primera s.itua­ci guardan aproximadamente la misma relaci con los gasro.s que realizan en ellas las personas cuyas rentas reales corales son E, la satisfacci que repor­ta n,a es \n", - "CAPITULO S: LA TE0afA DE LAS C0lO.'\\RACI0-SES DEL PODE.a. DE C0>O~~A \n", - "-\n", - ". \n", - "-Pr-_-;;-_\n", - "--E P1+q1 \n", - "y, ciadas unas condiciones similares en la segunda situaci, la satisfacci que ccporta nza es \n", - "Por lo tanro, si la sacisfacci que reporta el consumo de a es aproximadameoce la misma por unidad en las dos.situ.a.cioocs, cenemos que \n", - "P, P2 r:,(p,+q,) ~ (Pz+q2I ' \n", - "por lo que \n", - "~(Pi+qj P1 \n", - "\" 1s ruocmsa.me ck ccalquier país salmos del a-abajo o:dina::io y son la mejo.r medicb para ic• \n", - "Los regis,ros de. precio• de el p<\"ecio dd cereal tq!<=r.i· g-a.r ta va.rfaci drl valor de los ctteales bá.s.icos nrn wi~ ¿,.., del país o del cfuto =· lu CO$a.S a largo piu .o. Viasc: i.mponanc:i.a. doble} pi.i-cs ca. mi:u.do aomialmc:ntt SIC' COl'ISi­W..-k<. ,·oL V, p. .7. toda.s. W epoais, salvo ea la dá.dicbo •=to.ce­\n", - "'El °\"\"A.lOR DEL OtNEllO\n", - "I14 \n", - "Sea la cancidad de P que puede comprars.e con-1 libra en ia prime'n1q; y asimismo, dado que en la segunda siruaci puede elegir enrre comprar \"i unjdadcs de Q, que repor:tan por nipesís la misma sari.faccin que n¡ unidades de P, o comprar ~lp unidades de P y prefiere lo primero, quiere decir que',>n.Jp; por lo ramo, n/n1 es mayor que q y menor que p. \n", - "Por consiguieme, si q es mayor que 1, el valor dd din.e.ro ha rusminuido, desde lue­go; r si pes menor que 1, su valor cierramence na aumenrado; y en cualquie.r caso, la merl¡da de la variaci del valor del dinero se encuentra enrre p y q. \n", - "Esta conclrui no es nueva, si bien la fmula anter es más sencilla que !a que se na dado ames y la demoscraci es más rigurosa. Es la conclusi a la que llega, por ejemplo, el profesor Pigou (&:or.omics of WeJfare, parte r, cap[culo VI). La cuesti cam­bien es abordada correctameme por Haberler (Der Sinn der Indexz:trhlen, págs. 83-94). Sin, embargo, no siempre se hace suficiente nincapié en que el raz.onamjento depende del supuesto de la uniformidad de los gLmos, ecc.~_ Debe selarse, además, que en el caso en que pes menor que q, esta condici demuestra que los gustos deben haber cambia­do y que no puede ser válido suponer lo contrario, ya que incumple la ooadici de que n.Jnt es menor que p y mayor que q. \n", - "En algunas circunstancias, podría ser viable combinar el mérodo del mayor facror com con el método de los límites. Podernos saber que los gustos no b:an cambiado en el caso de una parte importante del campo de comparaci del consumo, expresados en gaseo, y que las rencas reales generadas por esca parte del campo de oornparaci6n repre­sent:m una parce considerable o conscanre de las rencas reales totales. En este caso, nues­tro método de aproximaci puede coCLSisti.r, en primee lugar. en utilizar el método del mayor factor com para reducir el campo de comparaci a la pane del gasro en la serie de siruaciones cu !a que es Jegírimo s-uponer que los gustos no han cambiado y apli­car el mé_wdo de los limites a esca pacte del campo de comparaci. \n", - "[91 El Dt. Bowlcy, coa su \"NOttS el Econom;c Jo:,maJ, jonio de loo qoe bao introduci:lo c.-q,n:sa­oo Inde.-.:,.\"lumlxrs\" pw,lic,do en 192.8, pue& meocion.= , ,me mente esta c:.ond.ici necesartl. \n", - "l:Ij \n", - "3. F1 méiodo del •crua_de fmulasn \n", - "El mécodo al-que el profeso.e lrving Fishe.r ha dedicado mucha atenci •0 y al que ha dado el nombre de ~ccuce de fmulas\" 11 es, en efecto, un inremo de. Jlevac el método de los ruces algo más allá f, eo nopini, algo más allá de lo que es legítimo. \n", - "El raz.ooamienro es el siguiente. Sea P, al igual que ames, la mercancía compuesta apropiada para la primera SLtuaci (de ciempo, lugar o clase) }\"p el precio en la segun­da situaci de una llll.tdad de P que cuesta 1 libra ea la primera situaci; y ,ea Q la mercancía compuesta apropiacla. para la segunda siruaci y llq el precio ea la pcimeca smiaci de una unidad de Q que cuesta l libra ea la segunda sicuac,i. En ese c .. so, como hemos vis1:0 anees, la verdadera medida de comparaci -suponiendo que los gus­tos, etc. se mantienen constantes y que so varían los precios relativo:.-entre los nive­les de precios de dos situaciones s.e encuentra necesariameme entre p y q. El profesor Fis· her {entre otros) llega a la conclusi de que debe.de haber alguna funcí. matemática de p 1 q que nos permita obtener la mejor estimaci posible del punto en el que se encuentra el vercladero valor entre p y q. Basándose en eso, h.a propuesto y ex.aminado una gran variedad de fmulas con el fin de llegar a la mejor aproxaci posible a la verdadera siruaci intermedia. . \n", - "Ahora bien, en mi opini.a, la proporci rotre los niveles de precios comparados no es, en genera~ c.cimaci probable. \n", - "Sin embargo, si consideramos que las fmulas que se encuentran entre p y q no son aproximaciones probables sino meramente iles para hacer una exposici rápida, pode­mos dejamos influir legítimamente poi: consideraciones de elegancia algebraica, d~ sen· cillez arionética, de ahorro de trabajo y de coherencia interna en las diferentes ocas-io­\n", - "[ro) Vé35e especiAlmeote su MakingofInda N\"\"'bers. [ni Op. cit., capítulo VII. \n", - "u6 Et VALOR DEL DINHO \n", - "aes en que se uice nn sisccin:: \\:te'.e.'::presioiles•:alfrevradas. Si p y q discrepan mucho, cualquier cipo de expresi abreviada puede sec seriamente engaso¡ pero si p y q son casi iguales, puede ser una molestia utilizar la expresi \"entre p y q~ y mucho más codo, sin que sea seria menee engaso, citar alguna cifra inrermedia, annque la eJec­ci de esca cifra sea bascanre arbitraria. Así pues, siempre que se entienda que {mC>• las corno .,¡jiq no son más que una coda expresi abreviada de \"encre p y q~, no les veo objeci alguna. \n", - "Así pues, en la práctica la fmula dd. profesc,,r Fi,hec a menudo puede no hacer nin­g da. La objeci a la frmulaes que lleva fácilmence a hácer una comparaci cuando esa comparaci no es legítima y no permite darse cuerua, como bace11 inevira­blememe los mécodos anreriores, de la oaruraleza y el grado de error que s.: comete. La fmula del profesor Fisher está condenada por el hecho de que a primera vis-ra parece que permite hacer con la misma facilidad una comparacin numé.cica de dos niveles de precios cualesquiera, independiememenre de que tos gustos o cualquier erra cosa hayan cambiado o no. Lleva a un resultado tan bueno en los casos en los que es ol:wiq para el .sencido com que no es posible hacer ninguna comparaci inceligib!e como e11 los casos en los que las mercancías compuestas esrcic:rameme apropiadas son tan parecidas que cualquier soluci intermedia genera una aproximaci muy tolerable. \n", - "La fmula más antigua de csce cipo -si bien se trata de un caso de lo que el profe­.sor Fisber llama \"cruce de ponderaciones\", en v·ez de ucruce de fmulas\"-, que fue pro­puesta por separado hace muchos -as canto por Marshall como por Edgewor:th (véa­se Edgewonb, Pap~s refating to Politic.al Economy, vol.!, pág. 213), no es menos disc-utible. Esre rnécodo de aproximaci compara los precios en las dos siw.aciones de \n", - "P+Q \n", - "2 \n", - "es decir; supone que una ce.cera mercancía compuesra situada entre las dos escricrarnencc apropiadas para las dos situaciones es aprox-imadamenre apropiada para ambas. Eso equivale {uc:iliza11do la notaci anterior) a considerar que \n", - "p+l \n", - "-·q\n", - "q+l \n", - "es la medida de la variaci del nivel de pcec.ios12. \n", - "lu l ~ D<. Bowiey ha aducido preferir = fnufa 2 cwolquier dades pueden considerar~ 1eu• \n", - "e:n su \"\"'Nores on ladex Num­orra, siempre y cuando se ~ cic.'1!CRllalae peques como ¡;x,n \n", - "bmº (Econom=c Jo=I, junio rulen cienos supuestos sobre la no ccnccl~s en cuenta. de 1928) ing,,n;osa, taZO'llOS para cortrinuldad y sQbn!! ,qu!: ~n­\n", - "Ctb, \n", - "mayo de 1928, ªTh• Effecr of Corre.lacion bcrweeo Wei&hero excluimos sus beneficios o sus pérdidas impreviscos represemados por la dife­rencia (positiva o negativa) entre !as .remuneraciones, así definidas, de los facto.res de producci y los ingresos generados por la venta de los produccos. La renta de lo; titulares de acciones ordinarias normalmente condene elememos de los epígra­fes b), e) y d), por lo que estos agenres cambién seLán recepcores de beneficios y de pérdidas imprevistos. \n", - "2. Beneficios. Por lo canco, la diferencia encce la remuneraci real de los empresa­rios, a la que se llega deducienao de l.os ingresos generados por las venras sus gastos a), e) y dJ anteriores y su remuneraci normal b), es, ya sea positiva o negativa, et beneficio, \n", - "Así, mientras que debe considerarse que la ccmuneraci normal de !os empresarios, índependiencemenre de que su remuneraci efectiva sea superior o inferior a esa canti­dad, forma parte de la renra de los individuos· que desempen las funciones de empre­sarios, no debe considerarse que los benef:ios formen parre de la renca de la comuni­dad ( de la misrnz forma que un increme1110 del valor del capital existente no fomia parte de l.a renta corriente) sino que aumentan (o, si son negativos, ceducen) el valor de la riqueza acumulada de los empcesarios. Si un empresario gasea una parte de sus benefi­cios en consumo corriente, eso equival.e a un ahorro negarivo; y si limita su consumo normal porque está experimentando unas pérdidas imprevistas, eso equivale, por el con­trario, a un ahorro positivo, \n", - "Sia embargo, para precisarlo debemos formular uaa definici d~ la remuneraci6n ªnormal\" de los empresarios que nos pe.rmira dividir sus ingresos totales (positivos o negativos) en la rema, por un2 parte, y lo.s beneficios (positivos o negativos), por orra. ¿Cuál es la definici mejor y más il? Depende en parte de la invesrigaci qu.e esté realizándose. Para los fines que aquí persigo propongo definic la remuneraci ~nor­mal~ de los empresarios en cua!quier momento como et nivel de remuneraci que, si pudieran !legar a nuevos acuerdos con todos Jos factores de producci a los niveles de remuaerao vigenlCS, no les proporcionaría ning motivo para aumenrac o para redu.­cir su escala de o~aciones. \n", - "Por lo tanto, cuando el nivel real de remuneraci de los empresarios es mayor (o menor) que la remuneraci normal, tal como la hemos definido, por lo que los bene­ficios son positivos {o negativos), los empresarios -ea_ la medida en que los acuerdos existentes con los factores de producci. que son de momento irrevocables no limiten su libertad de acci--tratarán de aumenrar {o de reducir) su escala de operaciones a los costes de producci existenres. Sin embargo, cuando un empresario ha co.nt:raíd.o compromisos que no pueden revisarse inmediatamente ~uando;por ejemplo, ha com­.:-'\" prometido un.a paet:e-~Je1 ~u.rso~.sobre. los que tieoe poder en forma de capical fijo­;;_en algunas circunstancias fácilmente imaginables puede no merecerle la pena, auoquc: \n", - "' sus beneficios sun negativos, reducir su producci hasta pasado un tiempo, cuya duca­ci depeode del carácter de los compromisos que haya contraído, por lo que puede rranscucnr un tiempo emre el moroenco en el que los beneficios se vuelven n.:,g,¡tivos y el momento en que eso repercuce en la producci. . \n", - "Me han sugerido que, debido a la variedad de formas en que tanto los econo• mistas como los hombres de negocios han empleado el término beneficios, saia mejor emplear el término ganancias tmpreví;tas en lugar de lo que aquí llamo \n", - "_ beneficios. Podría ser il para algunos lecrores utilizar menralmente este cérmi· no, pero yo prefiero el término beneficios por ser el que resulta, en con11mro, más sugerente. \n", - "El hecho de que los empresarios generalmeme hayan firmado contratos a largo pla­zo con los facrores de producci., esp.:ci:.tlmenre con respecro al capi::a.l fijo, c:s de suma importancia, pues es la explicaci -junco con los costes de derener la producci y de reiniciarla, por lo que los resultados a menudo tienen que promediarse en un período­de por qué puede haber pérdidas, es decir, de por qué los empresarios conunn pro­duciendo incluso cuando esrán experimenrando pérdidas. Y, exactameore del mismo modo, el periodo que debe transcurrir anees de que pueda aumencar la oiena de facco­res de producci especializados r los conrratos a largo plazo (condicionados eo parre por la dul:.!ci de esros facrores espo:ializados) que debeo firmar los empresarios para \n", - ": conseguir este aumento de la oferta explican las razones por las que puede haber bene­ficios durante un tiempo. \n", - "-3. Ahorro. Entendemos por ahocro la suma de las diferencias entre las re.atas monera­rias de los iodividuos y su gaseo monecario en ca.asumo coaieote. \n", - "Por l.o raoro, los beneficios, al no formar paru: de la renca de la comunidad, rarnpo­co forman parre de su ahorro, oi siquiera cuando no se gasea en consumo corriente. No so son la cifra compensatoria que explica la dife.rencia enrre el valor de la producci nacional (o dividendo nacional) y su cosre de producci. ambos en términos mooeca­rios, sino que c.a.mbiéo explican, como veremos, la diferencia entre el valor del incre­mento que experimenta la riquez.a nacional en cualquier periodo y ia cantidad roral de ahorros individuales 1al como se han definido antes. \n", - "Es decir, el valor del incremento de la riqueza de la com11I1idad es igual al ahorro más los beneficios. \n", - "4. Inversi. Encendemos por tasa de inversi el incremento neto que experimenra duranre un periodo de riernpo e! capica.l de la comunidad (definido en el siguiente apar• cado de esrc capíru.lo) y por valor de la inversi, no el incremento dd va.lo: del capital \n", - "--total, sino el ,•alo~ del inc.rernemo que experimenta el capica.l duran1e·cualquier ~do• ,.~ \n", - "do. Observaremos, pues, que el valor de la inversi corrieme, así definida, es igual a la \n", - "suma del ahorro y los beneficios, tal como se han definido anee,. \n", - "Il. PRODUCCIÓN DISPONIBLE Y NO DISPONIBLE \n", - "La producci corrieme1 de la comunidad, a diferencia de su renta monetacia, es un ilu­\n", - "j o de bienes y servicios que coima de dos pan:es: a) el t1uio de bienes r servi.c10s liqui­\n", - "das q\"e están disponibles para consumirlos inmediaramcnre y b) el flujo neco de incre­\n", - "mentos (una vez deducido el desgaste) de los bienes de capiral y del c.ipital en préstamo \n", - "(que se definirá más específic.amenr~ eo el s.iguienre aparrado} que no están disponibles \n", - "para consumo. Llamaremos producci ~líquida\" o ~disponible~ al primero y produc­\n", - "ci ~no disponible• al segundo y producci t0tal a los dos juntos. Se obsen•ará que \n", - "la producci disponible puede ser mayor o menor que la prod.icri toral, dependien­\n", - "do de que la pro,U \n", - "Ill. LA CLASlflCAOÓN DEL CAPITAL \n", - "• El stocit de capic:il real o ciquc::za mareria! que existe en cualquier momento adopta algu­'.;! na de las tres formas siguienres: \n", - "1. \n", - "Bien.:s en uso, que so pierden gradualmente su capacidad de generar uso o dis­iru1e. \n", - "\n", - "2. \n", - "Bienes en proceso de producci, es decic, bienes que están elaborándose median­te el culti..-o o la fabricaci para su uso o 51.l consumo, o que están cransportáo­dose o en manos de comerciantes, tratarues y minoristas, o aguartlando la roca· ci de las estaciones. \n", - "\n", - "3. \n", - "Bienes en cx.isrencia.s, que no escin rindiendo nada, pero que pucde!l utif.arse o consumirse en cualquier momemo. \n", - "\n", - "\n", - "Uam;ircmos capital fijo a los bienes en uso, copita/ circulante3 a los bienes en pro­ceso de producci y capital liquido a los bienes e!l existencias. \n", - "El capital citculanre es necesario porque algunos bienes cardan en producirse y el capital fijo porque algunos bienes cardan en uciliursc o en consumirse. EJ capital líqui­do so es posiple cuando los bienes \"se consen-an\". \n", - "No existe. desde luego, una nítida línea divisona entre los bienes fijos y los bienes \n", - "_ líquidos; cenemos una serie continua, en la que cada uno de los miembros tiene mayor duracin de uso o de consumo q ue su predecesor: servicios, alimentos, ropa, barcos, muebles, viviendas, etc. Pero la distinci general está bastante elata. \n", - "Los bienes que existen en cualquier momento también pueden clasificarse en bienes acabados y bienes semiacabados. Los ac.abados se dividen en bienes {males, que son para disfrute del co!lSumidor timo, y bienes instrummtales, que se utilizan en el proceso de producci de otros. \n", - "To el caso de los semi.acabados, a ,·eces exi.~c ambigdad respcc:to a si es mejor con· sidecar las materias primas como bieoes líquidos o como bienes en proceso de produc• ci. En el capítulo 28 del volumen 2, completaccmos nucsua definici y selaremos que las existencias normales necesarias paca que la empresa sea c6ciente forman parte dd capiQJ circulaoce y, por lo canco, de los bienes en proceso de producci, mienttas que las existencias sobrantes deben CO!lSiderarse bienes uidos. Por coasiguiemc, los bienes scmiacabados que cxe;ten en cualquier momento consisrea, en pane, en c:apiral circulante y, ca parte, en capital liquido. \n", - "[JI Pata una ddinici más@· Uach de capillll circuhncc •-.ase el capitulo 28 dd volumm 2. \n", - "LAS. ECUACIONES FOSD:\\).{E.'NTAi..E'S \n", - "Es conveniente resen·ac eJ tetmino ªaresoram1e:íto;;}iihi~ á la cantidad de \n", - "bienes finales líqu.idos y el término ~exiscenciase para referirse a Otras cla;es de capital \n", - "líqu,do. \n", - "Por lo canco, bienes acabados = bienes finales más bienes insa:umenrales = capital fijo más aresoramiemo. Bienes semiacabados = capiral circu!ance más existencias. Capi­tal líquido= existencias más areso.ramienco. Bienes acabados más bienes scmiacabados = capital fijo más capital circulante más capital líquido = capital rea! agregado. \n", - "Si estamos considerando la riqueza de los individuos o de una comunidad y no la rique­\n", - "-za dd mundo en $U conjunco, cenemos que incluir -además de la propiedad de capital real cal como !o hemos definido antes-los derechos sobre el dinero para pagar. en el acro o en una serie de fechas en el futuro con ~ signo positivo y las correspondtences deudas u obli­gaciones con un signo negaci,·o. Cuando nos referimos a un sistema cer.cado como un todo, podemos omitir esras partidas, ya que se anulan. Pero cuando nos referimos a un país que forma pane de un sistei;na imemacional, no es así, por lo que habrá un saldo positivo o negativo de riqueza en forma de derechos monetarios a favor o en contra del país.. De estl! modo, cuando nos referimos a la riqueza de una parre del sistema total exaroinado, ya sea esa parte una persona o un país, tenemos una cuarta categoría, a saber, el saldo neto de derechos sobre dinero, que deoominacemos capital en préstamo. \n", - "Llamaremos cantidad de inversi a Ja swna del capital real y el capiral en présta­mo, que en un sistema cerrado es igual que la cantidad de capital real; y valor de la inver­si al valor de la suma del capital real y el capital en préstamo. El incremento que expe­rimenta la im·ersi en a,alquie.r período es el aumeoco neto de las panidas que pemnecen a las diversas cacegorías que consriruyen la suma del capital rea! y el capiral en présta­mo; y el valor del incremenco de la in versi es la suma de los va!ores de las partidas adicionales (menos, por supuesto, el valor de !as partidas en las que han disminuido, en cualquier caso concreto, las existencias)•. \n", - "Existe, sia embargo, una distinci más, concrerameme, la distinci entre la pro­ducci de bienes de capital y la producci de bienes de consumo, que ucilizaremos más a menudo que la aruerior en las páginas siguientes. La producci de Ir.enes de capi­tal durante cualquier peáodo es el incremento del capital lijo más el incremenro del capi­tal cicculanre que surge del proceso de produc,ci corno capital fijo, mientras que la producci de biem5 de consumo durante cualquier período es el íluio de produccin disponible más el iocremenro del capical circulante que surge como producci dispo­nible. Por cimo, la producci de bienes de inversi durante cualquier período es igual a la producci no disponible más el incremenco del acesoramiento. \n", - "{4) Eso o()s pernut• -aclarar un fcsor Pigou •n nomics of quier periodo es el valoc dd_ ron• pnn,o d• la defci que me WeJfarc (3.' •dicio), parce I, sumo comenee más el valor del par= qu<: no ha :;ido abordado capítulo IV. El ,ea lor del divi­incremenco de la in,ersi tal utllf.:.aCTori2m~n•~ pot d prci• dendo n2cional durante cual.-cocuo se ha.n dmnido a.nrcs. \n", - "CAPITULO 9: ALCIIN.,S DEfl:,IICtONES \n", - "r;; \n", - "rv. PRESTAMOSE)CJERIORES YSAL,D9~q_R.. \n", - ".: Cuando nos refe.rimos a un sistema internacional y no a un sistema cerrado, debemos ajustar, ea primer lugar, n=tra defui de la producci nacional. Excluimos de la .producci nacional la parce de la producci corriente que penencce a extranjeros (debido, por ejemplo, a que tienen un derecho sobre los factores de producci ,que se \n", - "han ucilizado para producirla) y debemos incluir la producci corriente producida en ·.-d extranjero que pertenece a los ciudadanos de nuestro país. Además, en los casos en ·a los qoe s.: intercambian bienes o servicios nacionales por bienes o servicios extranjeros, . debemos sustiruir en nuestra producci nacional toe.al \"\"7la.ndo nos referimos a la pro­\n", - "-ducci real y no a su valor-los bienes o servicios nacionales incercambiados por esos -bienes extranjeros recibidos. \"! A continuaci, proponernos distinguir por deflllici entre los \"préstamos exte­\n", - "riores\" de un país y su \"saldo eXtecior\" de una manera que corresponde en parce _g la .,t:. distinci que hemos hecho antes erure \"ahorro\" e \"inversi\". Llamaremos saldo exte­t rior del país, que puede ser, por supuesto, posicivo o negacivo, al saldo de la balanza por cuenta de renta, rcsulcaoce del exceso del ,·aior de la producci de bienes ~ servicios \n", - ";. • (excluido el oro) de prop,edad nacional, ya SA .MESITALES \n", - "do exterio!'\"~·¡M>i,Ú.!)árte~.;eyelresulrado de laansacciones mareriales que se realizan cuando una parte de la produccin corrieme de la comunidad, ral como se ha definido ames, se transfiere a manos de extranjeros en lugar de ucilizarsc en el país. \n", - "Entendemos por inversi interior el incremento del capital toral simado en el país, excluido el oro, y por t,résramos exteriores, el incremen.to del capital nacional situado \n", - "•en el extranjero, excluido también el oro; y por inversi total, la suma de la inversi interior, los préstam.os exteriores y las importaciones de oro. Dado que el sa Ido exterior es igual a la suma de los préstamos exteriores y las importa~iones de oro, es la cancidad de saldo ex:rerior, en lugar de la cantidad de préstamos exreriores, la que conviene lla­mar inversi exterior, piles con esca. definicin la inversi coral es igual, como debe­ría ser, a la suma de la inversi incerior y la inversi exterior, \n", - "Capítulo 10 \n", - "\n", - "Las ecuaciones fundamentales del valor del dinero \n", - ".....·· \n", - ";;;;4,;t;t:;:wn;;&;Qa;;;+;Mi,AWMJJPll#)Sl#@M/4\\t;iJ!#.t§H§!Jli?.Mijji(PJMWMMé1·Ar44MMMt; \n", - ",\\ \n", - "'1', \n", - ",'7\" \n", - ":t '\" \n", - "E\n", - "l problema fundamemal de la teoría monetaria no es so formular identidades \n", - "o ecuaciones esradisricas que relacionen (por ejemplo) la roe.aci de los insm,­\n", - "mentos monetarios con la rotaci de las cosas qut: se intercambian por dinero. La verdadera carea de esa ceo es tracar el problema di..imicameme, analizando los difercmes -elementos que implica, de manera que muestre el proceso causal por el que se determina el nivel de precios y el método de transici de una posici de equili­brio a otra. \n", - "Sin embargo, las versiones de la recría cuanticaa en las que codos hemos sido edu­cados -las describiré decalladamence en el capítulo 14-son todo menos ideas para csce fin. Son eje.mplos concrecos de las numerosas identidades que pueden formularse para conectar diferenres factores monetarios. Pero ninguna de ellas tiene la ventaja de distinguir los faccores a través de los cuales acr rcalmencc en un sistema econico moderno el proceso causal durame un período de cambio. \n", - "Además, tienen orco fallo, en el sentido de que el patr al que se aplican no es ni el parr de trabajo ni el patr de poder de compra, sino alg orco parr m:ís o menos artificial, a saber; el parr de rcansacciones en efectivo o el parr de saldos de decrivo, definidos en el capiculo 6. Esre fallo es grave, ya que nuestros verdaderos quaesita deben se, los dos primeros patrones. Pues el valor trabajo del dinero y el poder de compra del dinero son fundamencales, en un senádo en el que no lo son los nive­les de precios basados en orros cipos de gaseo. El esfuerzo y el consumo humanos son las cuestiones ltimas por las que las rcansacciones econicas pueden cener alguna importancia; rodas las demás clases de gasto so cobran importancia por tener carde \n", - "o temprano alguna relaci con el esfuerzo de los productores o con el gasto de los con­sumidores. \n", - "LAS !.CUAC.LON\"E.$ 1-UNDAM[NTALES \n", - "Propongo, pues, que a~andonemos el--mérodo rtádícional de paccir de la cantidad toral de dinero íodepeodienremente de los fines p--...ra los que se emplee y c:omena:mos -por razones que resultarán claras a medida que avancemos-por el flujo de remune­raciones o rema monetaria de la comunidad y por su doble di,-isi en 1. Las panes que se han ganado con la producci de bienes de consumo y de bienes de inversi, respectivamente, y 2. Las panes que se gastan en bienes de consumo y en ahorro, res• pecvam.ence. \n", - "Observaremos que si la proporci de la prime.ca de escas divisiones de la renca de la comunidad es igual a la proporci de la segun.da, es decir. si la producci medida en costes de producci se divide ea bienes de consumo y bienes de inversi eo. la mis­ma proporci que el gaseo se divide en consumo corriente y ahorro, encoaces ef nivel de precios de lo, bienes de coo.s~mo estará en equilibrio con su coste de producci. Pero si las divisiones proporcionales no son iguales en los dos casos, el nivel de precios de los bienes de consumo será diferente de su cosre de producci. \n", - "El nivd de precios de los bienes de inversi depende, por el conn-ario, de una se.ie diferente de consideraciones, que veremos más adelante. \n", - "L LAS ECUACIONES FUNDAMENTALES DEL VALOR DEL DTh.cRO \n", - "Sea E las remuneraciones o renta monetaria coral de fa comunidad en una unidad de tiempo e I' la parte que se ha ganado produciendo bienes de inversi, por lo que l' mide el coste de producci de la nueva inversi y E-I' el coste de producci de la pro­ducci corrienre de bienes de consumo. \n", - "Sea también S la cantidad de ahorro, tal como se ha definido antes, de manera que E-S mide el g¡isto corriente de renca en bienes de consumo. \n", - "Elijamos nuestras unidades de camidades de bienes de manera que una unidad de cada uno tenga el mismo coste de producci en la fecha base; y sea O la producci total de bienes expresada en escas unidades en una unidad de tiempo, R el volumen de bienes y servicios de consumo líquidos que corran en el mercado y que son compra­dos por los consumidores y C d incremenro neto de la. invecsi, en el sentido de que \n", - "O=R+C. Sea P el nivel de precios de los bienes de consumo líquidos, de manera que P•R repre­senta el gasto corriemc en bienes de consumo y \n", - "e \n", - "E--{= f)\n", - "o \n", - "es el coste de producci de la nueva inversi. \n", - "CAPfTG:LO 10: l .\\.S i!CUACtONts FUNO.A..MENTALU Otl VALOJl D[L Ot¡r,,.'IK.0 \n", - "X}9 \n", - "En ese caso, dado qne el gaseo de ia comunidacl enoienes de cons111110 es igual a la diferencia entre su renca y su ahorro, tenemos que \n", - "E E \n", - "P-R =E-S=-(R+ C)-S= --R .. f'-S; \n", - "o o \n", - "E I'-S \n", - "osca, P=-+--(l)\n", - "0 R' \n", - "que es la primera de nuestras ecuaciones fundamencaJes. \n", - "Sea W el nivel de remuneraci por unidad de esfuerzo humano (por lo que la invet\"• sa de W mide el valor uabajoacícfínero), W1 el nivel de remuneraci por unidad de producci, es decir, el nivel de remuneraci de eficiencia y e el coeficiente de eíicien· cia (de manera que W = e· W1). \n", - "Podemos reescribir, en ese caso, la ecuaci (1) de la forma siguienre, \n", - "(ll) \n", - "1 r-s \n", - "=--W+-(m) \n", - "e R \n", - "El ruvel de precios de los bienes de consumo (es decir, la im-ersa del poder de compra del dinero) consta, pues, de dos términos, el primero de los cuales representa el nivel de remuneraci de eficiencia, es decir, el coste de producci., y el segundo es posio, cero \n", - "o negao, dependiendo de que el cosce de la nueva inversi sea mayor, igual o menor que el volumen de ahorro corrienre. Por lo camo, la estabilidad del poder de compra del dinero impli::n las dos condiciones siguientes: la ttmuneraci de eficiencia debe ser cons• tlllte y el coste de la nueva invccsi1 debe ser igual al volumen de ahorro corriente. \n", - "Así, el hecho de que la divisi de la producci en inversi y bienes de consumo no sea necesariamente igual que la divisi de la renca en ahorro y gasto en consu­mo afecta al nivel de precios, dererrniciado por el primer término. Pues los trabajado­res ganan exactamente lo rrusmo cuando produ.cen para im·ersi que cuando produ­cen paca consumo, pero una vez que han percibido su salario, son ellos los que deciden gastarlo o abstenerse de gastarlo en consumo. Entre ramo, los emprcs:irios han deci­dido de U11a forma basunre indepeodienre las proporciones en las que van a producir las dos clases de bienes. \n", - "El lector observará que el nivel de precios de los bienes de consumo es cotalmente iodependienre del ni,-el de precios de los bienes de inversi. Dado el nivel de salarios \n", - "LAS ECUACtONfi Ft=NDA-.ft~ALES \n", - "de eficitn.:ii'}-1.i c!iffferttia-cnr..:..~! cosre de los nuevos b,enes de inversi (difereme de su precio de venu) y el volumen de ahorro, el nivel de precios de los bienes de consumo escá der.erminado inequivocamence, cualquiera que sea el nivel de precios de los bienes de inversi, \n", - "Este cirno nivel de precios depende, como hemos selado ames, de una serie dis­tinta de consideraciones que examinaremos ea el aparrado ID de este capítulo. Entre raa­ro, si se nos permite suponer que el ruve! de precios de los nuevos bienes de inversi está dado, podemos obtener la siguienre fmula del nivel de precios de la producci en su conjunto. \n", - "Sea l\"el nivel de precios de los nuevos bienes de inversi, n el ni,•eJ de precios de la producci en su conjunro e. l=P'.C el valor {que debe distinguirse del', el coste de producci) del incrememo de los nuevos bienes de inversi. \n", - "P-R•P'·C \n", - "En ese caso, n=--o-­\n", - "( E-S) . I \n", - "=-o­\n", - "{IV) \n", - "que es la segunda de nuesu:is ecuaciones fundamentales. Al igual que antes, podemos reescribir la ecuaci (LV) de la forma siguiemc: \n", - "M \n", - "1 1-S \n", - "=--W+--· \n", - "e O \n", - "ll. LAS CARACTERimcAS DE LOS BE..\"\\TERCIOS \n", - "Sea Q1la cantidad de beneficios (cal como se hao definido a111es) oorenidos por la produc­ci y la vcica de bienes de consumo y Q2los correspondiemes ~osgenerados por l.os b,ene:s de iDversi, r Q los beneficios corales. \n", - "C .Af[TIJLO 10: LAS ECCACIOSS.S r'UNDA)!(.E.h\":TALEi DEL V.A.LO.R DEl DíSE&O \n", - "=E-5-(E-I') \n", - "(Vil) \n", - "y, dado que Q,=l-l', \n", - "Por lo tamo, los beneficios obcenidos por la pcoducci y la venta de bienes de con­sumo son iguales a la diferencia encre el c.osie de la nueva in•--ersin y el ahorro y son negativos cuando el ahorro es ma}'or que el coste de la nueva inversi; y los beneficios mrales obtenidos por la producci en su conjunro son iguales a la diferencia entre el ~·alar de la nueva inversi y el ahor.ro y son negativos cuando el ahorro es mayor que el valor de la nueva inversi. \n", - "De lo an~rior se deduce que podemos reescribir las ecuaciones (O) y (V) de La forma siguiente: , \n", - "(IX) \n", - "Estas ecuaciones nos dicen que el precio de los bienes de consumo es igual al nive[ de remuoeraci de los factores de producci má.s la rasa de beneficios por unidad de pro­ducci de bienes de consumo; y lo mismo en el caso de la producci en su conjunto. \n", - "Escas conclusiones son, desde luego, obvias y pueden servir para recordarnos que codas escas ecuzcipnes son puramc:nce formales; son meras identidades, ttuismos que no nos dicen nada en sí mismos. En e:sce sencido, se parecen a todas las demás versiones de la teoría cuanticaciva del dinero. Su ímico fin es analizar y ordenar nuestro material de una fo1ma que resultará iJ para enconrrar la causa y el efecto cuando les hayamos dado vida imcoduciendo hechos exc'!mos proced~ntcs del mundo real. \n", - "Los beneficios (o las pérdidas) tienen una peculiaridad que podemos selar de pasa­da, ya que es una de las razones poc las que es necesario distinguirlos de la renca pro­píamente dicha como una categoría aparte. Si los eml'resarios deciden gasar una~rte,. de sus beneficios en consumo (y no hay nada, desde luego, que se lo impida), el efecto es un aume,ru, de los beneficios en la venta de •bienes de consumo líquidos exac1amen­te igual a !a cantidad de bene-6cios que se haa gastado ele esa forma. Es-ta observaci s.: deduce de nuescras definiciones, ya gu.e ese g:isto constituye una reducci del ahorro y, de esce modo, un aumcmo de la díferencia entre f' y S. Así pues, por muchos beneficios q t1e gaseen los empresarios en consumo, d i11crememo de su ciquez.a sigue siendo el mismo que anees. Por lo tanto, !os ~neficios, como fuente de incrememo del capicaJ para los empresarios, son como el cánr.iro de la viuda que nunca se vada, por mucbo que los dediquen a llevar una vida desenfcenada. Eo cambio, cuando los empre­sarios están experimencando pérdidas y trara.a de recuperarlas reduciendo su gasto nor­mal en co<1$umo, es docir, ah.ommdo más, ekán-taro se convi~ en la jarra de las Danai­des que nu oca puede llenarse, pues el efecto de esca reducci del gaseo es una pérdida de la misma cuantía para los productores de bienes de consumo. Por consiguieme, la dis­mirmci de su riqueza. como clase, es, a pesar de su ahorro, can grande como antes. \n", - "Dado que d volumen de ahorro del plic.o más los beneficios (o menos las pér­didcas) de los empresarios producidos. por los bienes de consumo líquido siempre es el<3..:lamence igual al cosre de producci de los bienes de inver~i, ¿quiere eso decir que los bienes de invusi siempre deben venderse a un precio igual a su cosre de pro­ducci:? \n", - "No, ·ya que si los bienes de inversi se venden a un precio supedor (o inferior) a su coste de producci, los beneficios (o las pérdidas) resuJr.ances de los empresarios que producen bienes de inversi son necesariamerne la diferencia encre el precio de venta de los bienes de inversi, cualquiera que sea éste, y su coste efectivo de prnducci1. Por lo canto, cua !quiera que sea el nivel de precios de los bienes de inversi, la canti­dad de 1a que se dispone para su compra, procedente del ahorro corriente aumeo.mdo por los beneficios o reducido por las pérdidas obtenidas en la. producci corriente, sera exacramenre igual asu valoc \n", - "En seguida analizaremos la cuesn de qui dererna el precio de los nuevos bien.es de inverst. Nuestra conclusi acrual es, en primer lugar, que los beneficios (o las pér­dida.si son un efecto mis que una causa del tesco de la siruaci. Por esre motivo, sería analo adir los beneficios a {o resrar las pidas de) la renta, pues en ese caso el ahorro nunca podría disminuir, por mur grande que fuera el gasto del plico en con­sumo corriente y, del mismo modo, et ahorro nunca poclcía aumenrar reduciendo el gas­\n", - "[1) Si los empresarios q~ pco­11•\"E'-O \n", - "r45 \n", - "Por occa pane -m0,'3 hemon·iscoe,-d-nivd·de.p~QSj!aJ-biencs de consumo, en rdaci con el coste de producci, depende icamente del resultado de las deci­siones del plico sobre la proporci de su renta que ahorra y de las decisiones de los empresarios sobre la proporci de su pcod11cci q11e dedican a producir bienes de inversi, si bien en ambas decisiones, y especialmente en la segunda, puede influir en parre el nivel de precios de los bienes de inversi. \n", - "Por lo canco, el nivel de precios de la producci en su conjunto y la cantidad de beneficios rotales dependen de cuacco factores: l. De la tasa de ahorro, 2. Dd coste de la nuera inversi, 3. De la ~tendencia bajisca• del plico y 4. Del volumen de depsitos de ahorro; o, s, se <;u:ere, de los dos faccorcs siguientes: a) del exceso de ahorro sobre el cosce de inversi y b) del exceso de .cadencia bajista del plico que no es com­pensado mediante la creacin de depitos por parre del sistema bancario. \n", - "De este modo, dado, la casa de nueva inversi y el coste de prodood, d nivel de precios de los bienes de consumo es determinado icamenre por la disposici del pli• coa \"ahorrar\". Y dado el volumen de depitos de ahorro crea.dos por el sistema ban· cario, el nivel de precios de los biaies de inversi (ya sean nuevos o viejos) es determi­nado icamente por la d,sposici del plico a ~aresorar-s dinero. \n", - "Confío en haber dejado clan la disrinci mere los dos tipos de decisi que el pli­co que trabaja y el plico que posee ueza están reclamando conscantcmente. Pero por muy clara que ha)'lllllOS dejado!adisrinci, es difícil maruencr separadas las causas y los resulcados pe los dos tipos de dei, ya que aan y r:eaccionan mucuamcnte de una forma mu}· desconccrt3nte. Pues la ca.nadad de ahorro y la cantidad de inversi, y por consiguicnre la diferencia entre ellas, dependen en parre del nivel de precios de los bieo.:s de inversi en relaci con su coste de producci; y al mismo tiempo, co la acrirud del plico hacia los depitos de ahorro y hacía otros va.lores pueden influir en parte las expectativas sobre el nivel de precios de los bienes de consumo en relaci con su cosre de producc,. En parciculai; un cambio de la disposici del plico a 1encr valores discin­1os de los depitos de ahorro que no sea compensado por el sistema bancario es un fac­tor sumarnenrc poderoso que afecta a la rasa de inversi en relaci con el ahorro y. por lo canto, consticut·e un.a causa de perrucbaci del poder de compra del dinero. \n", - "No obscame, aunque esros fact0res se afectan unos a occos, el factor del exceso de ahorro y el factor del exceso de tendencia bajista' (como quizá podríamos llamarlos) son independtentes en el sentido de que cualquier grado, positivo o negativo, de uno de ellos es compatible, sis¡: dan las debidas circllDStancias, con cualquier grado, positivo o nega­tivo, del ono. ' \n", - "(s] Utilizando CSIC twnin.o por a diiereo:.s ni,-des de precios de pensada por un aumento de la una ,iez para rrimos a w esa· esms timos. creaci~ cr;dim por pattt c!d la« pttf=ncia por los depi­l61 E:s decir, de rcndcncia ha.jis­SÍStcm.1 baoc:uio. tos ck aborto y por otros tíralos ca dd ¡,lico que no es com­\n", - "q6 \n", - "--~ ~ \"l\\tnie~m!ifr este aparrado, quizá sea bueno ilustrar algo má; la conclus,n---.,( anees formulada, a sab.!r, que un descenso del precio de los bienes de consumo provo­c;1Jo por lln exceso de ahorro sobre la inversi -si no va a<:um¡r.1s dos faccor<:S-exige uncambio en stmido contra­rio del precio de los nuevos bienes de inve.csi, pues creo que algunos lenores pod!Ían aceptar con dificultades esra wnciusí. De e,re becho se deduce que, basándose en los supuestos anreriores, eJ valor toral de los bienes de inversi (nuevos r viejos) que enrran en d me~ado paca que sean adquiridos cor. los ahorcos corrientes siempre es exacumente igual a esa cantidad de a borro e indepecuiience de la ¡mxiuc..:iI corrie.nce de nuevos bienes de iAversi. Pues si el valor de los nuems bienes de inversin es menor que el volumen de ahorro corrien-. re, los empresarios en su conjunto deben estar experimentando unas pérdidas e.xacra­mem<: iguales a la diferencia. Escas pérdidas, 4ue iAdican que no !un recibido por las venras de produccin corriente la cantidad de efec.1:ivo que esperaban, deben finan­ciarse y el hecho de que no se reciba 13 camidad de efectivo esperada debe sul,sanar­se de alguna manera. Los empresarios so pueden ~ubsanarlo reduciendo S!!-S propios depiws bancarios o vendiendo algunos de sus demás activos de capirnl. Los depi­tos bancarios así liberados y los valores as1 vendido, están disponibles paca cubrir el exceso de ahorro corrienre sobce el valor de la nueva inversi y son exactameme igua­les a dicbo exceso. En el caso más general en el QUe la actirud del ptico hacia los v:ilores o el volumen de depicos de ahorro está cambiando, si el grado en que los empresarios han recurri­do a liberar depitos baAcarios más el aume.mo Je los depicos de ahorro permitido por el sisrerna bancario corupeAsa exactameme el aumento del deseo del plico de emplear sus recursos en depitos bancarios, no l:tay raz alguna paca gue varíe el pre­cio de !o.s valores. Si los primeros son mayores que el segundo, el precio de: los valores tenderá a subir; y si el segundo es mayor que los primeros, el precio de los valores 1en­derá a bajac. \n", - "IV. LA. RELACIÓN ENTRE EL NIVEL DE PRECIOS Y LA CANTIDAD DE DINERO \n", - "El leccor ya se habrá dado cuenca -a escas a!ruras deque la relaci del poder de compra del dinero (o el nivel de precios de tos bienes de consumo) y dd ni,·el de precios de l.a producci en su conjunto con 12 cantidad de dinero )' la velocidad de circulaci no es esa re[a,ci direaa que las aaticuadas ecuaciones cuanritativas, por mucho cuidado coa que-se consideren, podn llevar a soponer. \n", - "Si suponemos que lo.s hábitos y las prácticas de !os bancos no varían, las necesida­des de dopims de efectivo son determinadas prim:ipalmeme por la masa salarial, es \n", - "CA!11TULO 10: L,I\\S ECOAClOHEi f C/NDA)itE:,r.11H .F.S DEL VALOll DEL DISERO \n", - ",;, ,'(kcii;,por.eLproducto.:Ael·nivel de remuncraci y el mlwnen de produccit1; y las nece---• .sidades de depiros de ahorro son determinadas pcincipalmeme por la reodencia bajis­\n", - "• \n", - "ca del plico, junro con el oivel de precios de los valores. O a la ioversa, dada la canti­dad rotal de dinero. so son viab!es las combinaciones del nivel de remuneraci, el \n", - "\n", - "•;olwneo \n", - "de producci y d nivel de precios de los valores con las que las necesidades agregadas-de dinero son iguales al toral dado. \n", - "\n", - "\n", - "Eso significa. de hecho, que en condiciones de equilibrio ~ decir, cuando los íac­ro~es de producci ese.in plenamente empleados, cuando el plico no muesrra una acud ni alcista ni b:ija hada los valores y mantiene en forma de depitos de \n", - "• ahorro ni más ni menos que la proporci \" normal\" de su riqueza tocal y cuando el ,•olumen de al\\orro es igual ramo al cosce de las nuevas im·ersiones como a su valor­existe una ica relaci encre la canridad de dinero y los niveles de precios de los bie­nes de consumo y de la producci en su coojunco de ral carácccc que si la cantidad de dinero se duplicara, los niveles de precios rambiéo se dupiicaríao. \n", - "Pero esta sencilla relaci cuanti.rariva d irecra es un feneno que so ,e.xisre en con­dicioocs de equilibrio, tal como se ban definido antes. Si el volumen de ahorro no es igual al coste de la nueva inversi o si la actitud del plico hacia los valores cambia, incluso justificadamcm:e, y se vuelve alcisra o bajisca, los niveles de precios fundamen­tales pueden alejarse de sus valores de equilibrio sin que haya cambiado la cantidad de dinero o la velocidad de circutaci. Es incluso imaginable que los depitos de efecci­,-o no vac~en, que !os depitos de ahorro no varíen, que la velocidad -de circulaci no varíe, que..:! volumen de transacciot1es monetarias no varíe y que el volumen de pro­ducci no varie y que, sin emba.rgo, var[en los niveles fundamenra!e~ de precios. \n", - "Ese equilibrio exacro no es, por supuest0, más que una posibilidad reica. En el mundo real, es probable que un cambio de cualquier cos:i vaya acompado de un cam­bio de codo lo demás. Pero aun así los grados de variaci de la camidad de dinero, de la velocidad de circulaci y del. volumen de produccin no estarán relaciona.dos de una forma definida o predecible con los g.ados de variaci de los niveles fonda.mentales de precios. De hecho, asi suele suceder en las fases agudas de un ciclo dd crédito. \n", - "Existen, desde luego, varios supuesros posibles sobre la influencia de los beoeficíos y de las pérdidas en la cantidad de depitos de oegocios que tienen los empresarios, seg los cuales los niveles nmdamentales de precios no podrían variar si no varía.o los facto­res monetarios. La posibilidad tei.ca anres mencionada -y que se ba cxpuesco abierta­mente mo un qso extremo coo el fin de poner énfasis en la esencia del razooami.eoco­so se cumple si en la decisi de los empresarios sobre la cantidad de depiros de nego­c:ios que van a mamener so iofh1yen sus cosres de producci. \n", - "Por ejemplo, si los empresarios trataran sus beneficios o sus pérdidas imprevistos exacrameote de la misma focma que su renca personal ordinaria, cuando deciden qué influencia deberlan rener los benefici.os o las pérdidas en su ,·olwnen de deptcos ban­carios, una subida de] nivel de precios provocada por un aumenro del segundo rfrmi­\n", - "L.U ECU,.ClONES .U~D~>4ENTALE5 \n", - ".no de la ecuaci fundamcnral requeriría un aumenc0-tan grande de la troauwa_ dinero (o un cambio equivalente de otros facroccs monerarios) como una subid.1 pro­\n", - "vocada por un aumento del primer término. En realidad, no es probable que suceda .a.si. De hecho, es probable que la obtenci y el gasto de beneficios -si supone una variaci significaciva de los depitos que se poseen-icnpljquen tener un volumen \n", - "menor de depiros que un aumento igual de la obtenci y el gasto de rentas, en todo caso a corto plazo. \n", - "Además, aunque los perceprnres timos de beneficios, a &aber, los accioC1iscas, los eraren como si fueran renta, a pesar de que no forman parte de verdaderos depitos de .renca, ahora que los negocios y las industrias est,í°n organizados en su mayor parte en forma de sociedades animas (y probablememe lo mismo ocuuicía. en mayor medida indu.so en la época de las sociedades colecrivas), los beneficios imprevistos no se ing.re­san en cuencas individuales, como la mayoría de las rentas, a intervalos semanales, men­suales o trimesrrales sino a intervalosmucho mayores y con un retardo mucho mayor una vez que se ha.n obrenido. No so transcurre normalmente un intervalo de seis meses como mínimo sino que, además, a menudo o generalmente una gran paae de los bene­ficios excepcionales se reservan o no se reparten de una u otra forma encre los accionis­tas, especialmenre, por ejemplo, en los Estados Unidos_ Entre r:amo, es más probable que lo, beneficios se ur:ilicen para de-vol,-e.r p.résramos bancarios en lugar de tenedos en efec­ti,·o corrienr:e, y el volomeo de depá.5 \n", - ",· cambio esponci.neo) subirá o bajará. Sin embargo, s-i,el ripo predominante de conrf1!rQ emce los empresarios l' los facrores de producci se basa en [a remuneraci del esfuer­zo, W, y no eo la remuneraci dntar o a disminuir, donde e es, al igual qut> anres, el coeficiente: de eficiencia. \n", - "Pero esca disparidad entre la inversi y el ahouo hace que la tasa de beneficios esté en desequi!ibrio. El paso siguiente en el analBis (que se desarrollará en el Llbro IV) será, pu~, mostrar co afecta este desequilibrio de los beneficios -a menos queel sis.rema bancario com~ medidas para conrnrrescarlo-al primer término de la ecuaci funda­\n", - "-mental y provoca finalrnenre un aumeoco o una disminuci del nivel rnonecario de remll­neraci de eficiencia (o de remuneraci del esfuerzo), dependiendo del caso, basra un punto que permite al sistema bancario establecer una nueva posici de equilibrio com­paáble con los crir.!rios por los que se rige este sistema. \n", - "II. EL TIPO DE INTERÉS O TIPO BANCARIO \n", - "Ahora es evidente co pueden influir los cambios del tipo bancario o, estr.icramcme baolando, los cambios del tipo de interés en el poder de compra del dinero. \n", - "El -atractivo de la in,·ersi depende de la renca que el empresario prevé obtener por la im·ersi corrienre en relaci con el tipo de interés que cienc que pagar para poder financiar su producci; o, expresado al revés, el valor de los bienes de capital depen­de del ápo de interés al que se capiraliza la renca pre,-ista. Es decir, cuanto más alto (por ejemplo) es ertipo de interés, menor es, manteniéndose todo lo demás constante, el valor de los bienes de capital. Por lo canco, si el cipo de interés sube, P' tenderá a bajar, to cual reducirá la tasa de ben.eficios de la producci de bienes de capital, lo cual disua­dirá de realizar nuevas in'i\"ersiones. Por consiguiente, un tipo de interés aleo tenderá a reducir canto P\"·como C, que representan el nivel de precios y el volumen de produc­ci de bienes de capital, respectivamente. En cambio, u.o tipo de interés aleo estimula la tasa de ahorro y un tipo de interés bajo la reduce. Eso quiere decir qu.e una subi­da del ti'po de incerés tiende -manteniéndose codo lo demás consrante-a hacer que la casa de inversi (independientemente de que se mida por medio de su valor o de su coste) disminuya en relaci con la casa de ahorro, es decir, a alterar el segundo térmi­no de las dos ecuaciones fundamentales en d sentido negativo, por lo que los niveles de precios tienden a bajac. \n", - "LjÓ \n", - "Siguiendo a;.Wieksdl, será cil llíirira'r;tiP­\n", - "do eso sucede, decirnos que hay una inflaci (o deflaci) de beneficios. \n", - "Además, dado que Q=Q1 +-Q2, donde Q1 y Q2 se han defmido en La página 130, La ­inflaci (o dtflaci) de beneficios es la suma de dos cérminos, Q1 y Q!, que podem.os llamar inf/acin (o deflaci) de mercancías e inflaci (o deflaci) de capital, respec­tivacneme. Por lo ,amo (urilizando las definiciones de Q1 y Q1 ), la inflacin de mercan­cias mide la variaci del precio de los bienes de consumo líquidos }. la inflaci de ca­pital mide la variaci del precio de los bienes de cap ital, en relaci con su coste de producc:i. Sin embargo, en el análisis siguiente nos amparemos principalmente de la inílaci de renta rde la inflaci de beneficios y raras veces necesitaremos dividir la segunda en sus dos cornponenres, la inflaci de mercancías y la inflacin de capital. \n", - "Así pues, las nriaciones de TI, que es el nivel de precios de La producci en su con­junto, se miden por medio de la·suma de la inflaci de renta y La in..'lací de benefi­cios, miencras: que las l'ariaciones de P, que es e! poder de compra del dinero, se mide.e por medio de la suma de la inflaci de renta y la inflaci6n de mercancías. Como se observará, la inflaci o la deflaci de capital no afecta como tal al poder de compra del dinero, ya que no aíecra a L', que es el coste de la invecsi. La imporcan.cia de la \n", - "C Al'fTULO 1 1: LAS CONOICION[S Ol EQCcuauo \n", - "l j7 \n", - "< \n", - ":;. iJtflaci1 o ck la deflaci de capital desd~~hpwirQ de v~ta ~~influencia en el poder -:-de compra del dinero reside en el hecho de que es casi segw:o que su presencia afecte iar__e::_­y podemos controlar la rasa de inversi. encooces _podemos permitimos decidir qué que­remos esta_bili:iai -d poder de compra del dinero, su ~-aior aabajo o cualquier otra cosa~ sin correr el riesgo d.e generar fricciones sociales y econicas o de causar despi.lfurro. En cambio, si cenemos el control del siscema de remuneraci, peco oo del sistema monetario, no podemos dececmina~ el nivel de precios de equilibrio; lo más ¡¡ue po­demos bacer es utilizar nuesuo poder para garant:iur que el nivel de remuneraci de equilibrio, que ~-iene dictado por fuerzas exte.mas, se alcanzará con las menores friccio­nes y despilfarro po.;ibles. Es decir, suía mejor fijar un nivel de temuneraci compati­ble con. la siruaci monetaria sin pcrt.urbar la igualdad de I y S. Pero si-como suponen normalmente los reformistas monetarios-cenemos al menos el control parcial del sis-cerna monetario, pero no del sisrema de remuneraci, por lo que tenemos un cierro poder para de.::idír el nivel de precios y el nivel de remuneraci de equilibrio, peco ninguno para conseguir que se alcance este e<¡uilibrio, salvo ponien­do en funcionamiento el mecanismo de los cambios inducidos, entonces al elegir nues­tro patr podmos hacer bien en considerar cuál se ajustará mejor a las tendencias naturales de la ,;macion espontánea que caracteciz:m al $istelna de remuneraci acruaL Por ejemplo, si el sistema de remuneraci, dejado a su aire, tiende a parece~ más a un sistema estable de remuneraci basada en la eficiencia que a un sistema esrable de remunecaci basada en el esfuerzo, quizá sea una buena idea estabilizar d poder de compra del dinero; pero si es al revés, entonces debernos estabilizar d poder del dinero para compr~r unidades de trabajo. O si los niveles monetarios de remuneraci tienen tendenaa a aumentar (como consecuencia del poder de los sindicatos o de la mera incli­naci humana a pensar en términos monetarios y a considerar que uo aumemo de la remuneraci monetaria es una mejora), en un.a sociedad en. expansi en la que la efi­ciencia está aumentando, podría ser mejor es-cabili.z.a.r el poder de compra, pero en una sociedad en declive en la que la eficiencia está disminuyendo, podría ser mejor estabili­zar el valor trabajo. En codo caso, para saber qué es mejor hay que cene:: en cuenca en alguna medida estas consideraciones, basadas en el interés social y en la necesidad de evira r el despil ­farro y las fricciones, así como consideraciones de justicia social. Por mi pane, me inclino en cierta medida a pensar, sin haber llegado a una conclu­si final, que es más importante tener un sistema que e.vire, en la medida de lo posible, la necesidad de los ~bios inducidos que intentar estabilizar el nivel de precios de acuer­do con. un principio p_ceciso, siempre que la rasa de wriaci del nivel de pceoos se man­tenga denuo de unos límites estrictos. Eso es, al menos, lo primero que ha)· que hacer. Pues el peor de rodos los sistemas imaginables !aparte de los ab1.1SOs de un dinero fidu­ciario que ba perdido rodas sus anclas) es aquel en el que el sistema baacario no corri­ge las divecgencias periicas, pcimero en un sentido y después en el orco, entre la inver­si yel ahorro y en el que, además, las variaciones espontáneas del nive[ de remuneraci \n", - "tiendeo a ser variaciones al alza, pero las variaciones monetarias que se deben a ta esca­sez relativa áe oro tienden a ser variaciones a la baja, por lo que, incluso aparte de las flucruaciooes procedenres del lado de la im·ersi ( '\n", - "superpuesras a ellas, tenemos la nece-­sid ad crica de cambios inducidos suficienres no so para conrrarrestar las variacio­nes espontáneas sino también para invertir su tendencia. Sin embargo, es posible que éste sea el ripo de sistema que te.'lemos hoy. \n", - "Esca línea de pensan:mo anticipa en gran medida lo que viene a cominuaci. Si no está mta.lmence clara, el lector captará su significado con bastante facilidad si la lee por segunda vez. \n", - "Capítulo 12 \n", - "Una aclaraci más sobre la distinci entre ahorro e inversi1 \n", - "-----------------~-------------------------' \n", - "l. EL AHORRO Y L.\\ INVERSlÓN \n", - "En los capítulos amenores, nos hemos referido, por un lado, a la remuneraci o renta monnaria de la comunidad y a su divisi en dos panes, una que es gasrada por el recep­tor en consumo corrieme y ocra que es \"aborradar, miencra.s que, por otro lado, nos hemos ref-erido a la producci de bienes y servicios reales de la comunidad y a su divisi en dos panes, una que se comercializa y se vende a los consumidores yocra que se \"imierre\". Por lo tanto, el •ahorro• se refiere a unidades de dinero y es la suma de las diferencias enrre las rencas monetarias de los individuos y su gaseo monetario en consumo corriente; y la ªin,-ersi6nR se refiere a unidades de bienes. El objetivo de esre capítulo es ilustrar algo más la importancia de la distinci enm escas dos cosas. \n", - "(r) La dlsruté que be hecho entre ahorro e eru ha ido dédizá.ndos< 11t2du:a.lmm1teo la bibliografía ecooica en los timos as. El pri¿,tt auror que la incrodujo fu70 seg los ~.»akmanes en b. maueria, Ludwig Mises en Sil 'fheor.4 des \n", - "Geltks und én Umlaw{mutcel \n", - "(l.' edici, pip. 227 y sigs. y 411 ,-sigs.) publicada en 1912 (véuc el uticulo de Hahn sob y el valor de la invecsi tal como yo los dc6no, aunq\"° sin que b idea tenga nada que ver -que yo s,;,a-con d a.nálisis de los cap!• rulo. l O y 11 l se ba oonccla su renta corriente en consumo. \n", - "La im·crsi es, por su parte, un .acco del empresacio cu,·a fw1ci es ro111.1r las deci­sionc, que dererminao la cantidad de pcodu..:ci no disponible, uo acro positivo que consiste en iniciac o mantener un proceso de producci o en retirar bienes líquidos. Se mide por medio del aumrnro nclO de la riqueza, ya sea en forma de capiral f,jo, de capi­tal circulante o de capicl líquu:io. \n", - "Cabría suponer -y a menudo se ha supuesto-que la canridad de inversi. es nece­sariamente igual 3 la cantidad de ahorro. Pero bast.1 una reflexi para ,·er que no es así, si excluimos de la renca y del Jhorro -<:orno debemos excluir por razones ya se­ladas-los beneficios )' las pcrdi.qas excepcionales de los empresario,;. \n", - "Prescindamos de momento de la posibilidad de que varíen los bienes atesorados, variaci que, como veremos más adelante., es probable que sea, en realidad, peque. i!ll comparaci con la de los demás factores; eso equivale a suponer que la producci disponible es perecedera. En esre caso, la cantidad de consumo es cxacrameme igual a la cantidad de producci disponible. Peco la proporci de la pcoducci cecal que esra• rá disponible ha sido deccrrnin:ida incquívocamc:nre por la cantidad de inversi que el empresario ha decidido hacer. Por lo canto, cuando la inver.;i es posiri.-a, el consumo es menor que la producci, cualquiera que sea el volumen de ahocro; y cuando la inver­si es negativa, el consumo es mayor que la producci, cualquiera que sea, asimismo, el ,•olumen de :iho~ro. En suma, eJ aumento n la disminuci del capital dep.!nden de la cantidad de in\"ersi rno de la cantidad de ahorro. \n", - "Es evidenre que puede haber ahorro sin que haya inversi, si nos preguntamos qué ocurre cuando una persona se absritne de gasear su renca monetaria en consumo. Da lo mismo lo que baga con lo que le sobra -si lo deposita en , u banco, si lo emplea para devolver un préstamo o si compra una vivienda o valores-siempre que no vaya acorn­\n", - "ocurre a asi .• \n", - "para rc.fen..anc :a su ·msuficie:n· oa a1.uomátie:a\", • 3:hocro\"' para referirme a su '\"'insuficienci-. \n", - "¡· \n", - "espontánea• y no urilizaI nmg r;nnino especial para refairme \n", - "a.u \"insuficiencia Lrtducidaª. Y visco desde el ouo punto de ris• ta, podríamos decir que \"espe· culaci\" es d equivalente en cl caso del empresario de • insufi­ciencian en el del perceptor de rcnra.J Mis reci=mcnte, el Sr. Abbatí h:a lkgaco \"'coque por su cueau-ea Thz FirJ/ Buyer (1928) a algunas conclusiones csencialmen;e ¡,arecid:as.. Proba• hlemcncc el Sr.....bbatí no ha ~bido hacer que su idea fuera rotalmenrc inteligible para los que roda vía no han enconr rado la misma pisa por si cabría esperar. \n", - "l.AS ECUAClONE-~ f'Ul\"DAMiENT'AlES \n", - "dos'Uiiidos, que sc,los-repfeiencané8::r_¡fr.c,o-nocidos de es1a escuela de pensamieoro, no son, en realidad, reorias del exceso de ahorro o del exceso de inversi, si se le da a esioo términos el mismo remido que les be dado yo. Es decii; no rienen nada que ,·er .:on que d ahorro sea mayor que la inversi o viceversa. No se ocupan del equilibrio emre el ahorro y la inversi, sino del equilibrio de la produc.::i de bienes de capital instru­mentales y l.i dema11da de uso de esos bienes. Atribuyen los fenenos del ciclo del eré• dico a un exceso periico de producci de bienes instrumentales que hace que esms bienes instrumentales permitan producir una cantidad de bienes d.: co,asumo mayor que la que el poder. de compra del pli.co puede absorber al ni,;el de precios vigente. \n", - "Si estaS teorías pueden conciliarse en alguna medida con la mi:a, será en una fase pos­\n", - "rcrior de los aconrecimientos, pues en algunos casos la tendencia icnes así consU\"midos; en otras palabras, de que la divisi de la renca entre el ahorro y el gasto en consumo sea o no igual que la divisi del coste de la produ-.--cin entre el coste de los bienes que seaden al capital yd cOSte de los bienes que se consumw. Si Ll primera proporci es mayor que la segunda, los producrores de los bienes que se co_nsumen obtienen beneficios; y si la primera es menor que la segunda, los productores de los bienes que se consumen experimentan pérdidas. , \n", - "Por lo canco, el nivel de precios de los bienes que se consumen {es decir, la inversa dd poder de compra del dinero) es maror o menor que su cosre de producci, depen­diendo de que el volumen de ahocro sea menor o mayor que el coste de produccin de la nueva inversi (es decir, de los bienes que se suman al stock de capital). Por consi­gu,enre, si el volumen de ahorro es mayor que el coste de la inversi, los productores \n", - "de los bienes que están consumiéndose experimentan pérdidas¡ y si el coste de la inver­si es mayor que el ,·olumen de ahorro, obtienen beneficios. \n", - "¿Qué ocurre con el nivel de precios de fas nuevas inversiones, es decir, de los bienes que se anadeo al swck de capiral? Para responder decaUadamenre a esca pregunta, debe­mos pedir al lecror que sea paciente y que espere a ver lo que encontrará en capitulas posteriores. Es importante que comprenda que la explicaci que di sobre esca cuesti en el capículo 10 no pretendía ser más que un análisis preliminar de este rema. En tér­minos generales, depende del nivel de precios preví.seo de los beneficios que generarán estas inversiones en el fururo y del tipo de interés al que se descuenten esros futuros bene­ficios con el fin de deierminar su valor de capital acrua.l. Por lo canco, los producroces de bienes de iovrn;i obtendrán beneficios o experimem;arán pérdidas seg las expec­tativas del mercado sobre los fururos precio; y el ripo de interés vigente estén cambian­do favorablemente o no para esos productores. No depende de que los productores de bienes de consumo estén obteniendo beneficios o experimentando pérdidas. \n", - "No obsrante, las variaciones de nuestros dos cipos de niveles de precio, están rela­cionadas a distancia y van, en términos generales, en el mismo sentido, pues si los pro­ducrore, de bienes de inversi están obteniendo beneficios, tenderán a tratar de aumen­tar su producci, es decir, de aumentar su inversi, lo cual tenderá. pues, a elevar los prtclos de los bienes de consumo, a menos qu.e el ahorro cscé awnencando en la mis­ma proporci; y viceversa. Si, por el cona:-ario, los productores de bienes de consumo están obteniendo beneficios, pero los de bienes de inversi están ex:perimencando pér­didas, se renderá a producir menos de los segundos y más de los primeros, lo cual -a menos que el ah5mo esre disminuyendo en la misma proporci-reducirá el nivel de precios de los bienes de consumo y destruirá los beneficios de los productores de esos bienes. Así pues, aunque no es imposible que los dos cipos de niveles de precios varíen en sentido contrario, es más lico esperar que nríen en el mismo sentido. \n", - "Demos ahora un paso adelanre y des¡>ués un paso .itrás en la secuencia causal y i­rémooos, para simplificar el análisis, al caso en el que los dos niveles de pr«:ios están variando en el mismo sentido. \n", - "L.U ECUACIOSES fU'-DAMLNTAl.S\n", - "x76 \n", - ":..,:,;.-'f-. • -,s ~ios'productores en su conjunto están obteniendo beneficios, cada uno---trllárá de aumentar su pcoduccin para obtener más beneficios. Pueden hacerlo empleando más faaoces de producci, bien al nivel inicial de remuneraci, bien a un nivel más airo. En el Libro Vl veremos que cualquiera de escas dos cosas s,gnifica un aumento del cos­te tor,al de ve-rsi6n, por lo que esce incento de los productores de abccncs más benefi­cios agrava, al menos al prin<:ipio, la tendencia ascenderue de los precios y de los bene­ficios. Por lo tanto, podemos concluir que, en general, la existencia de beneficios hace que el nivel de empleo y el nivel de remuneraci de los factores de producci tiendan a awnencar y viceversa. Demos ahora un paso atrás. Para que los productores puedan y quieran producir con un coste mayor de produ.cci y aumentar su producci no disponible, deben sec capaces de disponer de la cantidad necesaria de dinero y de recursos de ca piral; y para que puedan y quieran haceclo, el tipa de inteLés de esos costes de los recursos no debe ser tan alto que las disuada. La cantidad de crédito bancacio que rienen que pedir para disponer de una cantidad suficiente de dinero depende de lo que esté haciendo el pli­co con sus ahorros, es decir, del atractivo relativo de las depitos de ahorco >'delos valores, respectivamente. Peco indcpendjcnremenrc de lo que esté haciendo el plico y de los muchos o pocos motivas que teagan los productores para aumentar la propor­ci de su producci que n.o está disponible, el sisrema bancario interviene como un factor equilibrador; y cona:olando el precio y la cantidad de crédito bancario, controla necesariameme el gaseo tocal en producci. Así pues, el primer eslab en la secuencia causal es la conducta del sistema ban­cario, el segundo es el coste de inversi (en lo que se refiere al poder de compra de l dinero) y el valor de la inversi (en la que :.e refiere a1 nivel de precios de la produc­ci en su conjunto), el tercero es la aparici de beneficios y de pérdidas y el cuarro es el nivel de remuneraci ofrecido par los empresarios a los factores de producci. Modificando el precia y la cantidad de crédito bancaria, el sistema bancario dercrrni­.na el valar de la inversi; los beneficios y las pérdidas de los productores dependen del Yalor de la inversi en relaci con el volumen de ahorro; el ni,·el de remunera­ci ofrecido a los factores de producci tiende a aumentar o a disminuir depen­diendo de que los empresarios estén obteniendo beneficios a pérdidas¡ y el nivel de precios de la producci de la comunidad es la suma del nivel medio de remuneraci de eficiencia de los factores de producci y la tasa media de beneficios de los empre­sarios. Por consiguiente, enlazando el primer eslab con d timo, el nivel deprecios de la producci en su conjumo es superior o inferior al ni,·el de remun~racj de efi­ciencia en funci de que el sistema bancario esté haciendo que el valor de la inver­sin sea mayor o menor que el valumea de ahorro; y el poder de compra del dinero es menar o mayar que el nivel de rccnuneraci de eficieacia dependiendo de que el sis­tema bancario esté haciendo que el coste de inversi sea mayor o menor que el volu­men de ahorro. \n", - "CAPíTIJlO l:? :-LA DISTíSClON ENTllE AHOlt.t.O ! l!-1\\\"li.ilOS \n", - "__:Eso·•!lo..qaiere decir que el sistema bancacio sea d iGfJ factor rc!evamc:-.el cesuira­do ne.to depende de la política del sistc:m.i bancario, así como de ouos factores de codo cipo. Pero en ta medida en que el siscerna bancario es un agente libre que act .:onfor­me a un plan, al intervenir como facror equilibrador, puede controlar el cesulcado final. \n", - "Si el siscema bancario concrola las condiciones c.rediias de cal forma que el ahorro es igual al valor de la nue,11 inversi, el nivel medio de prttios de la producci en su conjunto se mantiene escable y corresponde al nivel medio de remuneraci de IQS fa.:­roces de producci. Si las condiciun bancario v:. .icompada de uM reducci de la cantidad de dine_ro bancario, bien corno causa, bien como efc...,:o -o, al menos, de una canridad menor de dinero que si el cipo bancario hubiera subid~, y a la invccsa, de manera que la supuesta relaci entre una subida del cipo bancario y un descenso de los precios se deriva directamente de la reoria cuanaciva convencional del dine.co, se encuencra, de hecho, ea roda fa biblio­grafía posterior del siglo XIX que se ocupa del rema. Constituye una imporrance parce del pensamiento de Marshall en su Evideru:e befar,: the Gofd and Si/ver Commjssu,n5, aunque so sea porque creía qu.: eca a través de !a especulaci o de la inversi cspcculaa como d nue,,·o dinero entraba en el mundo'. Sir Robcrc Giffen había publicado un poco anres (1886) una explicaci de la cuesri casi idéncica a la de Marshall7. La ceoría del tipo bancario dd profesor Pigou parece que desciende casi exclusivamente de esca línea de pensamiento de Maishall. Con­sidera que el tipo bancario act dicecramente sobre la cantidad de crédito ban­cario y, por lo canco, sobre los precios de acuerdo con la ecuaci cuancirativa9• Las observaciones dispersas que aparecen en Currency and Credit del Sr. Haw­rrey parece que van en la misma lín.:a' . \n", - "Del mismo modo, d profesor Ca.sscl explica que el nivel de precios es regula­do por el tipo bancario, yaque el. o bancario regu.la la oferra del medio de pago. No deduzco de su Theory o{Social Eco,umry, capírulo XI, S57, que considere que µna reducci del cipo bancatemária sus ideas. mcntt por el tipo baacuio•. \n", - "gan. a tos mc-rcados en busca de 191 G,,r,e,,cy and C,edu, capí• \n", - "LAS ECO.<\\CIOSLS fUl-JDAMENTAL!S \n", - "Pero la relaci no es, désde luego, invariable ni el efecto producido en los pre­cios es proporcional al cambio de la ofen::a de dinero. Hay que inrroducir nwne­rosas matizaciones y complicaciones y cuando estén compleus, la ceoría será realmence disrinca. En todo caso. diré que un análisis del cipo bancario reali­z3do solame11re en estos rermi.nos es incomplero y pasa por alto un elemento esencial. \n", - "2. La segunda línea de pensamiento es la que predomina generalmente en los aná­lis¡s de los banqueros profesionales. Éstos conciben la poica deJ ripo bancario principalmente, no como un insrrumento para regular el nivel de precios, sino como un insrrumento para proteger fas reservas de oro de un p-aís regulando la aisa de préstamos exteriores. Es decir, el tipo bancario se sube para que sea más airo en relaci con los tipos de ínter~ vigentes en ocros ceneros financieros inrer­oacionales y cambiar así el saldo de endeudamienro iocemacional a nuescro favor influyendo en el mercado internacional de préstamos a cocro plazo. \n", - "El tipo bancario fue utilizado con este fin por el Banco de Inglaterra como un recurso práctico en las dos décadas posteriores a 1837. La primera explica­ci clara de co se urilizaba csce insmunento se encuentra en Foreign Exd,an­gesII de Goschen, publicado por primera vez en 1861. Pero Goschen pensaba que los cambios del tipo bancario eran principalmente un reflejo más que u.n determinante de la situaci del mercado. Fue Bagehot (Lombard StreeJ, capí­tulo V) quien complerla explicaci haciendo hincapié en el grado de poder del Banco de Inglaterra para determinar la siruaci del mercado, si bien \"el Ba.nco de Jnglatei:ra no riene un poder absoluto en esta mat:eri.a\" para determi­nar la ~iruaci del mercado. \n", - "Es evidente que este aspecto de la cuesti también es imporrame. Pero no esci en absoluto claro co está relacionado con nuestra primera lío.ea de pen­sancnto y no sé de ning autor que haya intentado hacer una sínrcsis. Además, paccce-almenos a primera visai-que va en sentido contrario. Pues el fin.de subir d tipo bancario es arraer oco o impedir la pérdida de oro, por lo que lo qae hace es aumentar la b~de crédito con rcspecro a la que habría si no se subiera el tipo bancario. Podría objemrse que la subida del tipo bancario so puede ser eficaz si el banco central ced&e sus demás activos más de lo que aumenta sus reservas \n", - "[11} Véca~ especialmentt el 296{¡,ublicado en 1838), en d ros de los lw\"\"5 ele los Estado, cap[t1.1lo VL, ~Review of ,be que Toolce acribuye a uoa su­Unidos 1---1• Ptto sobte todo la soallcd Corrcccives of the bida del tipo bancario el efec­moderad,¡ presin eje.rcid;a Foreign E.xchanges-. Sin em­to de \n", - "sobi-­a,dido aéditos a ~ pll.Í$. \n", - "sobre un pasaje de His.tory o/ cia.ciones de cíw.4os e.xnujuos Prius de Toolq1<:ria,d de estem.p-a los pnecios y, por lo canco, rieode a awnenw el o de cks­cueato • (Oficial Papers, ¡,ág. \n", - "174; el cu.rsi,'3do es mio). Pero en =• caso es la subida de los precios la que eleva el cipo de \n", - "d1:SCUenro11 roi.c-ntras que en el \n", - "pasaje citado aoies es la deman­da de upila/ debido a la cnen­cill de que los precios subirán. (IS] Cold and Si!wr C.Ommis­scor., n' 9636, Offiaal Papas, ~51. \n", - "C,U)TULO l}: EL ª.MODUS OPEI.ANDI.. DEL TIPO IANC..•U,10 \n", - "Aquí se.-po<1e d--énfasi!; en la \"especulaciª, lo cual resulta engaso, si bien en la primera cica parece que se sugiere la inversi. En conjunto, me inclino a pensar que lo que predomi=ba en la menee de Marshall era la idea de que lo que sube los precios es la creaci de más poder de compra, pero que en el mundo econico moderno la organizacin del sistema de crédiro es cal que los ~es· pecuJadores\" son las personas en cuyas manos es más probable que el 'dinero se abra paso en primera instancia y que el tipo bancario desempe un papel e,·i• dente en esra secuencia causal. ~te parece que ésca es la docrrina en la que fui educado y que no me permititener una idea daca de la relacjn entre el volu­men de renca, el volumen de ahorro y el volumen de bienes desados al consu­mo o de la relaci enrre esras cosas yel equilib entre el ahorro y la inversi. \n", - "Cuando llegamos a los peros escos del Sr. Hawrrcy, parece que nos acer· camos mucho más a la idea de que d cipo bancario afecta a la casa de in~ersi, pero se pone el énfas.is en un ripo de mversi, a sabe¡; la inversi de los comecciantes y los inccrmediarios de bienes líquidos, a la rual se atribuye un grado de sensibili­dad a los cambios del cipo bancario que en realidad no tiene, desde luego. Será nere­sario citar un pasaje algo largo para que quede clara su linea de pcnsamienco1': \n", - "¿Co af=rá exaaamente= subida del cipo de interés a los pre.uta• rios? Las dos clases principales de prestatarios son los producrores y los comu• ciances. Los produ«ores obsuvacán, por supuesto, GUe el COSle de producci de mercancías ha aumetm1do algo [ ... }. Pero, en general, los camb,os del cipo de interés como los que estamos coosidecaodo son demasiado peques como para afectar inmediatamente a los precios al por m<:nor [ ... ). Pero el ripo dede reducir su endeudamknto si poede reducir sus ex:i.strocias de bienes ypuede reducir sus cxlscencias de bienes rerrasando meramente su reposici cu.ando las vende. Pero los pedidos que reciben !os fabricances pro..--eden de los comerciantes que quieren reponer sus existencias. Por consiguiente, los fubricantes ooservarán inmediatamente que están recibiendo menos pedidos y de menor cuantia. El \n", - "z88 LAS ECll.\\CIONt; fUlIE: escin, pues, disminuyendo y la su~resrruau­ra de rencas que se levanr., sobre ellos está contta.)\"endose al mismo tiempo. \n", - "Ahora bien, creo que esta explicaci del modus operandi normal de una subi­da O! ejemplo, en algod y maíz, a lo que Tooke replica en un pasaje que menire la pena citar-1': \n", - "Hay, sin duda alguna, pctSOoas que basándose en una infocmaci i~c­f,aa y por ruones insuficientes o que cienffl wu. idea demasiado oprim.ista de las concingeocias a su favor, esp,,culan c.on una falta total de pccvisi; ~ su ,,rotivo o in.until/0 p:ira cs;,ecular es su o¡,ini, fundada o no, o ba.sada en su propia opini o en la autoridad o d tjem¡,lo de ouas ¡,crson.as, de la pro­babilidaJ de que suban los precios. EJ motivo para comprar o incluso para ,·en• dcr no es la cnera í.tcilidad para endeudarse o la diferencia entre ¡,odcr des• conca t a un 3 o a un 6 por ciento. Pocas ¡,trwru.s del ripo qu.e mcncioa:imos aquí llegan a especula,; a nos« que esperen con seguridad que los precios suban al menos un 10 por cierno ( ... ). Pero lo máximo que provocaría 1tna dikruicia enrre un tipo de dcscutnto del 3 po, ciento y uno del 6 por dento a eres meses seria, en el caso de una ruana de trigo, de so 4 ½ pc,niques por cuarca, dife­rencia que me ar=o a decir que nunca induciria a realizar una compra es­peculativa ni disuadi de rulizarla. Pero dada la fue.na del motivo, el grado en que éste puede influir depende sin duda, en lo que se refiere a las pe.rsoaas que so pueden c.omprar a cé27. \n", - "1~11 Veas,: su Tbcory of S\"''-;._;:, \"' _ \"' es temporal, y sobre todo, por otras razones más obvias, si se espera que el cambio dure. \n", - "E.so es, al menos, lo que :suc-ederá, a menos que la subích .del cipo de im.ecés de mer­cado (es decir, dd cipo bancario y del tipo de los bonos) sea. compensada por un aumen­to simultáneo, por orras razones, del rendicnienro previsto estimado del capital fiio. El cambio no producirá un efecto directo en la producci de bienes de capital icamen­te si la subida del tipo de inrerés concracresca meramente el optimismo dd mercado sobre el rencienro previsto del nuevo capiral fijo. \n", - "Así pues, en cé.rminos generales (es decir, a menfque el cambio del tipo bancario sea compensado por otros cambi.os conr<:mP-Qráneos), es de esperar que los efectos direc­tos y primarios de una subida del tipo bancario sean un descenso del precio del ca piral fijo y, por lo ramo, de P', que es el nivel de precios de los b'ienes de inversin, y un aumen­10 del ahorro, el primero de !os cual.es es más probable que sea cuamirativamcnre impor­tanre en comparacin con el segundo. \n", - "¿Cuáles son sll5 efectos se:cwndarios? La pérdida de atractivo del capital fijo al pre­cio vigence impedirá que los productores de bienes de capital comercialicen su pro­ducci en condiciones can satisfactorias como ames en relaci con su cosre de producci, por lo que la produccin de esos bienes disminuirá. Al mismo tiempo, cual­quier aumento del ah.orro debe significac una disminuci del flujo de renr.a destinado a la compra de bienes de consumo líquidos, por lo que P descenderá. \n", - "No oo.mirá asi icamente si la subida del tipo de interés coincide con una reduc­cin de la 1asa de ahorro por otras razones, es decir, si el cambio del cipo de mercado coincide con un cambio del tipo narural, pues el cipo natural~ el cipo que equilibra el efecto resulrance de una variaci dei rendimiento previsto de los bienes de capital y una variaci de la ras.; de ahorro del tal focma que la variaci de:I nivel de precios de los bienes de inversin provocada por el efecto conjunro de las variaciones de su rendilIIÍenro previsto y del tipo de interés es igual y opuesra a la variaci del nivel de precios de los bienes de consumo líquidos pro...-ocada por la variaci del volumen de ahorro, ponde­rándose cada nivel de precios en proporci a la producci de bienes a la que se refie­re, por lo que el nivel de pre::ios de ta producci en su conjumo n.o varía. \n", - "Por lo ranto, una variaci del 1ipo de interés narural irá acompada de un cam­bio temporal r.amo de Pcomo de P', si bien en sentido contrario; pero los beneficios en su conjunto seguirán s.iendo cero, ya que las ganancias de una de las caregorias de pro­ductores serán c9mpensadas por las pérdidas de la orra. Por consiguiente, habrá un es­tímulo direao y doble para que cambie el cipo de producci de una de las caregorías a la o~ra y, cuando eso haya ocurrido, canco P como f:\" retomarán a sus posiciones ance­riores de equilibrio sin que haya habido ningn otro motivo para que varie el nivel medio de remuneraci (si bien el proceso de tran~ferencia puede haber .:xigido una variaci temporal de 12s rearas rdarivas de las dos caregorías de producci). El proceso l:tabcá sido, en realidad, esencialmenre similar al que tiene que producirse todos los días cuan­\n", - "r96 L.u ECUAC.IOSlS fUNDA~ENTAlES \n", - "do las variaciones de las·coniliciones relai:ivasaé'dtii1.ri;a-,ry-~fétaexigen alg tipo d_e cambio y de rotaci del tipo de producci: no habrá ocurrido nada que perturbe los beneficios o las rencas en su conjunro. \n", - "Pero si el cambio del tipo de mercado no corresponde exac:tamcme a un cambio del tipo natural, ¿cuátes serán los efectos terciarios de la subida del tipo bancario que hemos estado analizando? la disminuci de la tasa de i.rLversi provocará un descenso de P, además del descenso que experimenta como consecuencia del aumento del ahorro, ya que disminuirán las renras de los productores de bienes de inversi disponibles para la compra de bienes de consumo líquidos, corno se deduce necesariamente de la eaiaci fundamental. \n", - "En esta fase, pues, tenemos un descenso tamo de P como de P', con las consiguientes pérdidas de todas las clases de empresarios y una disminuci rcsultance del •·olurnen de empleo que éstos ofrecen a los factores de producci a los niveles de remuneraci cxis­cemes. Por lo ramo, es de esperar que se inicie un período de paro y que ésrt: seprolongue basca que se invierta la subida del cipo bancario o basta que ocurra por casualidad algo que altere el o de interés natural y és,¡e vuelva a ser igual al nuevo cipo de mercado. \n", - "Además, enanco más dure esce estado de cosas, mayor será probablemenrc el volu­men. de paro, pues, al principio, los empresarios pueden continuar ofreciendo empleo en las antiguas condiciones, aunque tengan por eso pérdidas, debido en parce a que está.o atados por contraeos de larga duraci con los facrores de producci de los que no pt1c-­den librarse rápidamente y, en parrt:, a que, mientras esperen y crean que el período de pérdidas será bastante b1eve, merecerá la pena evitar los gasros de ce1:rar y comenzar de nuevo. Pero a medida que pase el tiempo, estos motivos dejarán gradualmeme de suc­rir efecto y de acruar. \n", - "También hay una cuesti más grave. ~1iencras se prevea que haya pérdidas, el o de interés natural descendeci por debajo de su nivel normal, aumentando así la dif-e. rencia corre el tipo natural y el tipo de mercado y exigiendo una reducci de-! segundo quizá superior a la que es viable. \n", - "Por timo, bajo la presi del ccecienrc paro, el nivel de remuncroci dismioui.c:á, si bien quizá so a iargo plazo. Ésta es la consumaci de codo el proceso de presi, si podemos suponer -como normalmente podemos-que el cambio del cipo bancario ha venido dictado, en prime.ra instancia, por razones monetarias, locales o internacion.ales, pues para entonces habrán ocurrido dos cosas -una antes pero cernporalmente, la orca después pero más p«mancnrememe-que tenderán a aliviar la sicuaci monetacia y a permitir que fina!rnenre se invierta la política de.t cipo bancario; y también puede ser rclc-­v.101e un tercer factor. \n", - "En primer lugar, la disminuci de la producci provocada por el paro reducirá las necesidades de la circulaci induscrial. Además, el descenso de los precios tende­rá a mejorar el saldo exterior del país y le permitirá así conser-'a r o aumemar su oro. Estas cosas ocurrirán rápidamente y son verdaderos alivios de la posici purameme \n", - "CAPITULO U : El 0 ,'400US OPEUSOI-DEL Tero USCARIO \n", - "monetaria, mientras d.ucen..,El mero hccho,.oe..{Jueocucr®fll'.CGÍnente a menudo~ acoge, pi;e., con sacisfaoci, como si Mra la soluci cima del problema. Sin embar­go, es evidente que elnechde que ocurran es una ventaja ilusoria si se piensa que son algo mis que una fase de una transici, pues no son ayodas fiables. Si los precios son bajos porque los empccsacios ese.in ac:eprando pérdidas y no porque los costes de \n", - "producci hayan disminuido, y siguen manteniéndose bajos, so puede producicse un aumenro gradual del paro; y si la ptcsi sobre la ofcrra de dinero so ha disminuido como consecuencia de una reducci c:k la producci y dcl empico, el equilibrio mone­rario concinuará exigiendo la prolongaci indefinida dd paro crico. \n", - "Así pues, so se rc:..rl o{ (Cmd. 2393, 192.>l, d informe pandad dd pau oro aoterioc e <:.om,,ri,ue º\" ti.e O.rr= l)OC d qu., Ga.n Bttas.e a,m. 3 fagu,rn. \n", - "L'tS CCt!.\\ClONH iUN'DAMf.:\"1ALES \n", - "\"2.--ld-,'2..riai::iM cle~pro,ocada de esta forma altera el equilibrio cnrre la im·er.;i y el ahorro, lo cual, como efecto secundario, hace qué P varíe en el mismo senti­do que P' -independienremenre de que ya baya v.1r11cio como consecuencia de una vari.1ci de la t:lSa de ahorro-con el re,ulc.ado de .;¡uc los beneficios de los empresarios que prodocen bienes de consumo variarán en d mismo sentido que los beneficios de los que producen bienes de cap,ul. \n", - "3. \n", - "La. variaci de la tasa media de beneficios, independiememenre de que se deba a P' o a P, al~ra d volumco de empleo que los empresarios ~cán di.spueHOS a ofrcoec al1livel de remuneraci ex:i.sceme. \n", - "\n", - "4. \n", - "El ni,·el de cem.unc:raci riende, pue$, como consecuencia a variar en d mismo sentido que Py P' y en 5:nrido comrario al tipo bancario. \n", - "\n", - "\n", - "ffi.1\\LGUNOS ASPECTOS ESPECIALES DEL TCPO BANCARIO \n", - "Ames de continuar, dchen hacerse algunas obsecvaciones que plantea el an:ilisis amecior.. \n", - "l. Un cambio de los demás factores de la situaci pueden implicar a veces una inestabilidad inevitable, a menos que en pre11i.si se modifique el tipo banca­rio. Pues la reducci del tipo bancario necesaria para csrimular la inversi con el fin de que sea igual aJ mayor ahorro debe preceder -siempre que el aumento de la inversi consista en un aumento de la producci de capi­tal fijo-al aumento del ahorro en un intervalo que depende de la duraci del proceso de producci. Además, el cambio del tipo bancario lle,•ado a cabo en previsi también tiene que ser entendido com,ctamence por el mundo de los negocios; de lo contrario, puede estimular a los productores de bienes de capital sin que los productores de bienes de consumo estén dispuestos a reducir su demancla de faccores, no previendo estos timos el descenso de la demanda de sus bienes cuando el aumento de la casa de ahorro se produce c-0rno escaba previsto. Por lo ranto, algunas r1ucruaciones pueden ser -en la práctica-inevitables. \n", - "2. Cuando es necesario modificar el nivel de remuneraci porque está ocurrien­do alg cambio qu.e afecta al patr de valor, no ha)' una fonna fácil de hacer­lo safro incroduciendo un cambio en el tipo bancario destinado deliberadamente a provocar un desequilibrio (remporal) corre el ahorro>· la inversi, con d fin de que de esta forma los empresarios, inducidos poc unos beneficios inespera­dos, aumenten la remuneraci monetaria de los factores de producci o -si el objecim es un descenso del nivel de precios-inducidos por UJ1as pérdidas inesperadas, reduzcan la remuneraci monera de los factores de produc­ci. Es dccir, cuando queremos incroducir un cambio casi permanente en el \n", - "CA,ITULO 13: Et • >tODUS OPUANl>t\" DIL TIPO U\"CAlt.tO \n", - "poder decom_pra.del podemos hacec­lo en el sisrema econico existente asignando a los empresarios. unos bene­ficios inesperados que los animen a pujar por los. sen·icios de los facrores de pro­duccin y a elevar así eJ ni,·el monetario de remuneraci de eficiencia o unas pérdidas inesperadas. que los induzcan a recirar ofertas de empleo y reducir así (en ltima instancia), por la presi del empleo, los niveles monetarios de remu­ner-J:c:i de eficiencia. Y nuestro medio para dar este esrímulo o enfriamienco temporal es. tompcr el equilibrio entre el ahorro y la inversi estableciendo UA tipo bancario que haga deliberadamente que el cipo de interés de mercado difie­ra del tipo natural. \n", - "3. \n", - "ElCisce a menudo confusi sobre el arodo.:n que afecta la suavizaci de las condiciones crediticias a las diferentes clases de empresarios. Dado que el aba­racamienro del crédito reduce el coste de producci de todos los cipos de empresarios, a menudo se supone que anima a todos a aumentar su produc­ci. Pero si las previsiones son correctas, eso no debería ocurrir, pues -man­teniéndose todo lo demás consranre-una reducci general del coste de pro­ducci no debería animar a nadie a aumentar su producd, en la medida en que las rentas agregadas de los consumidores, que son simplemente los costes agregados de producci con otro nombre, de las que se dispone pa.ra com­prar la prodocci. también están disminuyendo exaaamenre en el mismo gra­do. En este e1so, el interés es simplemente el nivel monetario de remuneracin de uno de los facrores de producci, por lo que su reduo::i no permitirá a los empresarios en su conjunto vender rentablemenre más bienes que anres. Dado que los empres.anos no s.iempre están familiarizados con ese ra:zona­miemo, la suavizaci del ccédiro puede lievar -es cierto-a hacer previsiones erreas. Pero, aparee de eso, la suavizaci del crédito en los costes. de pco­ducci no debería es.tiroular la producci en general, sino provocar la susti­tuci de unos tipos de producci por otros, a saber, los tipos de producci en los que el tipo de inrerés. es un coste relacivamenre poco importante por los tipos de producci en los que es Wl coste relati\\·amente importante, lo cual depende en parte de la duraci del proceso de producci y no coincide ni siguiera rotalmenre con la disci entre bienes de consumo r bienes de capi­tal. Es decir, en un sistema cerrado el efecto que produce una suavizaci del crédito en los costes de producci no prerende estimular codos .lo.s tipos de produccividad. Un descenso del tipo de interés estimula la producci de bie­nes de capital, no porque reduzca su coste de producci, s..ino porque eleva su precio de demanda. \n", - "\n", - "4. \n", - "No es raro que el esrímulo a la nueva im•ersi provenga de una reducci del tipo bancario que aÍccte en primer lugar a la situaci financiera, por con­\n", - "\n", - "\n", - "LAS ECUACIONIS FUft.DAMENTALE.S \n", - "traposici a la situaci industrial, y eleve asi ell!,i:(cd de precios de las in\".tt _ ·• \n", - "sioncs existentes (incluido el nivel de _precios del capital circulante, es deci~ el \n", - "patrn de precios al por mayor). En la medida en que estas inversiones pue­\n", - "dan reproducirse, los precios de. los nuevos bienes de capica1 (en particuJar) \n", - "subirán por contagio. Ésta es una cuesti a la que rerornaremos más ade­lante. \n", - "5. \n", - "Como hemos apuntado antes, un cambio del ápo bancario puede alterar por sí solo el cipo de interés narural tn ef senrido contrario al que se ha cambiado el tipo bancario, alterando las expectativas sobre la futura evoluci de los pre-cios. Por e,emplo, si el tipo bancario ba¡a, la bajada tiende a elevar el tipo de interés naru­ral, si Ueva a esperar que suban los precios, aumentando así el arractivo de la inversi en cécmioos monetarios. Ésta es una raz más, de emrada, para espe-­rar que una reducci del tipo ban<:ario estimule la inversi en relaci con el ab.ocro. Pero es una raz que probablemenre producirá un efecro algo más tar­de, una vez que hayan subido los precios, mientras que no ocurrirá así con una subida del tipo de interés narural debida a otras causas distintas de las expecta­tivas monetarias. \n", - "\n", - "6. \n", - "Si suponemos que el dinero se presta de acuerdo con los principios de un mee­cado perfecto, es evidente que, dada la curva de demanda de los prescacarios, el tipo bancario y el tipo de los bonos efectivos deben derecmirtar excepcio­nalmente la producci de bienes de capital r, por lo ranco, en términos gene­rales, el volumen de inversi. Sin embargo, por lo que se refiere a los présta­mos bancarios, el dinero no se presra -'<31 menos en Gran Breta-de acuerdo con los principios de un mercado _perfecto. Tiende a haber un grupo insatisfe­cho de prestatarios, cuyo nero puede aumentar o disminuir. por lo que los bancos pueden influir en el volumen de invec;i aumentando o contrayendo su volumen de préstamos, sin que sea necesario que varíe el nivel del cipo ban­cario, la curva de demanda de los prcs.atarios o el volumen de préstamos a tra­vés de orro cauce que no sea el bancario. Esce feneno, cuando existe, pue­de cener mucha importancia en la práctica. Analizaremos las condiciones prácricas en las que es probable que exisc:., sus limicaciones y el uso que pue­de hacerse de él en el capítulo 37 del volumen 2. Entre ramo, estamos supo­niendo que codo el sisrerna bancario funciona modificando sus condiciones cre­diticias y no cambiando de actitud hacia los prestatarios o raciortando de alguna manera los préstamos. Posrula1Dos este supuesto para simplificar el análisis, pues no es difícil adaptar el análisis general al caso en el que la rasa de inver­si es determinada en parce (normalmente en un grado bastante secundario) por la polirica de racionamiento del sistema bancario, así como por las condi­ciones en las que concede préstamos. \n", - "\n", - "\n", - "C,UJTULO ll: EL •MODUS OPE..A.A...,Ot• DEL TlfO IASC~R.10 \n", - ".:.o t \n", - "IV. LA FUNOÓN DEL TIPO BAl\"iCARIO EN RE!ACIÓN CON ··\"'-~~--~ ~ -­EL EQUIUBRIO EXTERNO \n", - "Queda la funci del tipo bancario como medio para preservar el equilibrio externo, \n", - "incluso a cosca Je alcera.c el equilibrio inr~mo. \n", - "En el capítulo 11 vimos que para un banco central que se adhiere a un patr oro internacional (o a cualquier patr objecivo distinto del propio poder de compra Jd dinero), el problema de la gesri monecana no es manceo~r l=S sino mamcner B =L, donde B es el valor del saldo encrior 'f Les el valor de los préstamos eXtmor~, definidos en el ca pirulo 9. El banco cenaal considera que su funci es tomar medidas pan que B sea mayor que L, para que L sea mayor que B o para que sean iguales, dependiendo de que desee aumentar sus reservas de oro, reducirlas o mano:nerlas cons­tantes. Pero aunque el problema que se le plantea al banco central es maucener B=L, su sistema econico nacion.al no mancendcá, en realidad, su equilibrio, a menos que al mismo tiempo l=S. Por lo e.amo, para que haya equilibrio en un sistema internacio­nal deben cumplirse simultáneamente las siguiences condiciones: \n", - "y \n", - "Sin embargo, resulta que el instrumenco reconocido del banco para lograr la reu­ci deseada entre B y L es el tipo bancario, de la misma forma que lo se.ría si so ico objetivo fuera f =S. Pues se sabe por experiencia que el instrumento del cipo banca­rio influre en la entrada )' la nlida de oro de las reservas de un pa[s: una subicl3 del cipo bancario eleva 8-I. y una bajada lo reduce. Ahora bien, es de esperar que los cambios del tipo bancario cuyo objetivo es preservar el equilibrio encre By L afecren de coceada :ti equilibrio enc~e l )\" S. Pero veremos que -aparee de las dificultades de la rransici­sicmprc hay un nivel del cipo bancario que es compatible a Iugo plazo canco con el equi­librio de B y L como con el equilibrio de I y S. ¿Cuál es la explicacin teica completa de este feneno? Cuando comprendamos eso, habremos llegado al meollo del modus operand, del tipo bancuio como inscrumemo de control de un pacc oro internacional en el mundo moderno. \n", - "Observaremos que la ex:craordinacia eficacia del tipo bancario para desemper esca funci se debe a que produce dos efectos, uno de ellos en L y el orro en B, ambos en el senrido correcto, uno de ellos rápido, pero no ran duradero. y el otro lento, pero destinado a esca6lccer gradualmenre un nuevo equilibrio a la.ego plazo. Por lo tanto, el tipo bancario es tanto un recurso como una soluci. Es tanto un estimulante tempo­ral como uoa cura pi:rmaneme, siempre que no tengamos en cuenca la mfennedad que puede producirse entre el cscimu!ance y la cura. \n", - "Pospondremos hasta el capítulo 21 la teoría detallada de esca cuesti, pero la esen­cia puede exponerse brevemente. La subida del tipo bancario reduce evidencememe L, \n", - "LAS E.CUAClO~ ES fO.NDAM[ST.ALE.S\n", - ">02 \n", - "-> \n", - "que es la cantidad fi\"\"de préstamos·a-C:Xtrarijeros; pe¡;1)c-n~aumenca B direcramenre. Por otra pane, del mismo modo que el encarecimiento del dinero disuade a. los presta­tarios extranieros, cambién disu.ide a los prestatarios que piden pr~tamos para realizar inversiones imeriores, por lo qu.e la subida de-1 tipo bancario reduce la, que es el volu­men de invusi interior. Por consiguiente, la inversin to1al di.smiuuye por debajo del ahorro r.orriente (suponiendo que anees estaban en equilibrio), por lo que los precios y los beneficios y, finalmeote, los niveles de remunera.cin disminuyen, lo cual eleva B, ya qoe reduce los cosres de produc.ci en términos monerarios en relaci con los corres­pondientes cosres extranjeros. Así pues, por ambas razones .8 )' L se aproximan, hasta que son de nuevo iguales en la nueva posici de equilibrio. \n", - "Así pues, cuando el mal que hay que curar sea un exceso de L wbre B, qu~ provo­ca una exportacin de oro, la subida del tipo bancario habrá hocho su trabajo cuando By L, aproximándose continuamente, sean de nuevo iguales. O más bien, en la prácti­ca, el elevado cipo bancario reduáci L rápidamente hasta hacer i.nclu.;oque sea inferior a B; no obstante, no será seguro bajarlo hasca q11e baya tenido cíempo de aumemar B, momenm en que será viable mamener B y L más o menos en equilibrio sin u.n cipo ban­cario can al eo; y si la causa inicial del desequilibrio de B y L fue una variaci de los niveles de precios y no de los cipos de interés extranjeros, con un tipo bancario no más airo que el que existía ames -al comienzo de nuestra explicaci-de que Se subiera el cipo bancario. \n", - "En el nuevo nivel de equilibrio, tendremos una vez más que \n", - "e l=S. Pero también tendremos que B=L. pues e-orno B varía en sencido contrar,o.a P y Pen sentido contrario a B-L, míe.otras q11e L varía en sentido contrario al cipo banca­rio, para cada valor del tipo bancario hay un valor de Pcon el que B=L; y como S varia en el mismo sentido que d tipo bancario el en semido conuario, siempre ha~· un •-alor del cipo bancario con el que I =5. Por consiguien:e, s,empre hay un par de valores del tipo bancario y de P con los que l=S r B=L al mismo tiempo. \n", - "Imaginemos, por ejemplo, u.n parr o ro internacional auromático en el que la can­tidad de dinero depende exclusivamente de la cantidad de oro que hay en el banco cen­tral y en el que se deja que el tipo bancario encuentre su propio nivel como resultado de la libre compeu:ncia entre los prestatarios por la cantidad de dinero bancario dis,­ponible en funcin de la cantidad de oro que hay en el banco central. En ese caso, se deduce de lo anterior que en esas condiciones (suponiendo que no existen fricciones econicas y retardos rempora!es y, en particular, que los ni,·eles de remuneraci moneraria pueden variar como respuesta a la competencia encre los empresarios por los servicios de los factores de produccin) entrara una cancidad de oro suficiente para \n", - "C,a. P.TlJtO 13: EL ...MODUS OPE.il!IND!\" DEt TIPO :!ANCAP.lO \n", - "e>tablecer un nivel d~i:ecios y un cipo. b_:¡.m;:a.no en eL~teriQ!, _9cue, en relaci con los niveles de precios y con los cipos bancarios extranjeros, mantengan al mismo tiempo ramo S=f-como L= 8. \n", - "V. LA RELACIÓN F.i.'fr.RE EL TIPO BANCARIO Y LA CANTIDAD DE DlNERO \n", - "En un libre mercado de préstamos (es decir, en ausencia de racionamiento de los prés­tamos), un nivel dado dd cipo banc,irio, junco con todos los demás factores relevances, para ser eficaz, debe estar correlacionado perfeccament1:: con una cantidad dada de dine­ro bancario. Es decir, todas las modificacioo.es efecri,-as del tipo bancario deben ir acom­padas, -5.:ili:n..c.:n la medida en que sean conrra.rrestadas por alteraciones simultáneas de otros factores, de urt3 alreraci de la cantidad de dinero bancario. \n", - "Pero no existe una rdaci sencilla o invariable entre el efu:ro que produce una modi­ficaci del tipo bancario en el ni,,e[ de precios, ya sea de los bienes de conswno liq uidos \n", - "o de la producci en su conjunto, y la alteraci correspondiente de la cantidad de ditte­ro bancario . .EJ volumen de dinuo bancario debe guardar la debida relaci con el volu­men de produoc:i, el ni,-el de remuneracin, la ras:a de bene.ficios, la velocidad de las dife­remes clases de depiros y las necesidades de .la circulaci financiera. Un cambio del ripo bancario afecca, inicialmente o más tarde, a todos estos factores y, a rra,--és de ellos, a lo,s \n", - "-niveles deprecios. Pero no lo hace o.i en la misma proporci a todos ellos en un momen­ro dado, ni en la misma proporci a cualquiera deellos en las diferentes fu.ses de una tran­sici, por lo que no es il decir que un cambio del tipo bancario altera los niveles de pre­cios porque va acompado de cambios de la cantidad de dinero bancario, sobre codo si esta afirm.3ÓÓn sugiere que los niveles de precios variarán más o menos en la misma pro­porci que la variaci de la canridad de dinero bancario. \n", - "Podemos hacer, en panicular, las siguien res observaciones: \n", - "a) Ya hemos visto que una subid.a de los precios que se debe a un aumento del nivel de remuneraci exige una cantidad mayor de A.MENT.\\.LU\n", - "'?.10 \n", - "na~ 1~ ¡ir~Í>lémas i:~ecarios reales a=les -por ejemplo, el problema del ciclo del C!C· diro-ya que descubriremos que son bastante ineficaces p:ica esrudiar los elementos más ,importantes. Debemos dejar, sin embargo, que sea el lector el que juigue si el nuevo ins­'trumeruo es mejor que el antiguo cuando se baya acosrumbrado a utilizado en los di,·e~­sos cap[ru[os de este a:arado. Enrre tanco, será il esboz.ar los métodos más anriguos en relaci con los nuevos. \n", - "l. LA ECUAOÓN CUANTITATIVA DE LOS wSALDOS REAI.ESn \n", - "El primero de estos métodos es el que utilicé en mi Tract on Monetary Reform y que se ha desarrollado desde entonces basca adoptar una forma más prectS3. Este método par· te de la idea de que lo .que necesita un tenedor de dinero es una canridad de saldo, rea­les que guarde una relacin adecuada con !a cantidad de transacciones reales para las que emplea sus saldos. Por coosiguieme, si esta relaci adecuada no varia, la cantidad de saldos de efectivo que necesita será igual a la cantidad d~ saldos reales determinada por la \"relaci adecuada\" anterior, multiplicada por el rjvel de precios correspon­diente a los precios aplicables a las disrincas transacciones reales para las que se tienen los saldos cea les. \n", - "En mi Tract on Monetary Re{orm (capírulo ~ S1), medí los saldos reales por medio de lo que llamé \"unidades de consumo\", a !;llber, unidades ~cornpuescas por un conjun­10 de cantidades específicas de anículos habituales de consumo u otros obje.ros de gaseo (del plico)\" y representé por medio de k y de k', respeccivamenre, el nero de unidades de consumo que el plico requería en cíeccivo y en depitos bancarios, respectivamente. Selé que \"la cantidad de k. y de k' depende, en pacte, de la riqueu de la comunidad y, en parte, de sus hábitos\" y que \"sus hábitos dependen de su esrima­ci de la comodidad c,ara de cener más efectivo a mano ca comparaci con las \\·enta­jas de gasrarlo o inve.rrrrlo\". Y acabé obteniendo la ecuaci fundamcncal \n", - "11= p{k +rk'), \n", - "donde n es la canridad rocal de efectivo, r es la proporci de reservas de efectivo de los bancos en relaci con sus depitos y p es el precio de una unidad de consumo. \n", - "Ahora bien, el gran fallo de es1e análisis consiste en la sugerencia de que las unida­des rcle11anres para su.s argumentos 5-00, estrictamente, las unidades de cortsUmo, por lo que p, que es d precio de una unidad rle consumo, representa nuestro quaesitum, que es el poocr de compra del dinero. Pero eso implicaba que los depicos de efectivo so se urili~n para gastar en consumo corrienre, mientras que en realidad se tienen, como hemos visro anees, para mulud de fines empresariales y personales. Nuestras unidades de saldos reales deben co~ponder, pues, a la mulrirud de fines para los que se utilizan \n", - "C.\\?C'!-ULO f.11: EOA>IAS AlTla..:,.iATIVAS Dl l.\\S :ECUACtONES FC!NOA..M5.t,,fT,\\LU \n", - "]os saldos de decriv~ y .el nivel de precios represem:ado por p debe ser el nivel de precios \n", - "-adecuado para es..i multirud de fines. :En suma, p no mide el poder de compra del din~ ro, sino d patr de saldos de eiectirn definido c:n el capítulo 6. Su segundo fallo escriba en la sugerencia de que las causas posibles de una variaci de k' eran icameoce la.s que pueden describirse, para ser exactos, como un cambio de hábitos del plico. Este uso de la lengua no era incorrecto desde el punto de yisca for­mal, pero es engaso en la medida en que pretende incluir, por ejemplo, un cambio de las proporciones de tos depsitos rotales represen cadas por los depitos de ahorros, tos depitos de negocios y los depitos de renca, respeL-vamencc, provocado por un cam­bio del cipo bancario o de la siruaci econica en su conjunto. :En suma, apliqué a lo, depicos de cfeaivo en su conjunco conceptos que slo eran adecuados para los depitos de reata. El razonamiento puede reformularse, sin embargo, de un modo al que no se le pue­da pooer formalmenre escas objeciones. Podemos dejar claro que d nivel de precios (P,) al que conduce pondera los dií-ercme.s objetos de gaseo, no en funci de su importan­cia rdariva para los consumidores, sino en proporci a los saldos reales que se tienen en previsi de ese gasto. Nuesrra ecuaci fundamental, formulada en su forma más sencilla, puede expresarse, pues, del modo siguienle. Si M =volumeo coral de saldos de efectivo y C:volumen corre.sp0ndien1e de saldos reales, entonces P1\"'MIC. \n", - ".Esta ecuaci ácne - y el nivel de precios. La subida del precio de los artículos afectados, al eleva.e el nivel de precios en su con­junto, primero n!ducirá en alguna medida la cantidad de saldos nales que son equiva­lemes a una cantidad dada de saldos de cfecti.-o, por lo que, aunque los saldos de efec­tivo que rieneo los vendedores de los bienes que acaban de intercambiarse hayan aumenrado en la misma cuan en la que han disminuido los saldos de efectivo de los compradores, ahora los saldos reales de los depositantes en su conjunto serán menores que anees. No obstante, es improbable que la subida iAicial del precio de los artículos afectados inicialmente sea suficiente para impedir que aumenten los saldos reales del resto de los deposicantes (incluidos los que acaban de vender bienes por sa.ldos), dis­rinros de los que acaban de vaciar sus saldos para compra r bienes, pues si el deposi­tante que decide reducir sus saldos reales gasea una cantidad de efectivo igual a una proporci r del total de efectivo en la compra de un arulo, cuyo peso es q en el pa­tr de saldos de efectivo y eleva así su precio en la proporci p, es improbable que pq sea can grande como r. \n", - "Por lo tamo, tos vendedores recientes, que se encuemran con un incccmenro no so de los saldos de efccrivo sino también de los saldos reales, se con,;-ienen, a su vez, en compradores adicionales, a menos que ha)'ll ocurrido algo que les b.aga cambiar de idea sobre la cantidad de saldos reales que necesitan. Asi pues, se pone en marcha una cade• na imerminable de compras adicionales a un nivel de precios de los bienes ea general \n", - "CA.PtTO 14: fOllMA S ALl-[I.NATIVAS DE LAS ECO~ClON:ES FUNOAMENTALE.S \n", - "algo superior al inicial; esta cadena af~ta a ur.a mcccancía·.a-as ocra, basta qy.e~ ~ta-: \" -._.:·-:.~:: bkce un AUevo nivel de precios más alm en el que las tenencias totales de saldos reales ban disminuido en la cantidad exacra en la que el conjunto inicial de depositames que se convirtieron en compradores de bienes decidireducir sus saldos reales, y entonces se alcanza el equilibrio. Coo el paso del tiempo, se Uega necesariamente a este resulta· do, a menos que una de las personas a cuyas manos llega más poder de compq en el curso del proceso decida aprovechu esta oporrunldad para aumentar la cantidad de poder de compra que le conviene cener en el banco, en cuyo caso el círculo se rompe, el nivel de precios no tiende a mantenerse en una cifra más alta que am~ y la subida de los precios s.o ba sido temporal. \n", - "Nos quedamos, pues, con la siguiente proposici: \n", - "Siempre que una persona toma rm:l decisi que significa una dismim,ci de sus tene,icias de saldos reales, el nivel de precios sube, a menos que la subida sea con­trarreseada por decisiones de otras personas en senJido co'1t7arío, al nivel de precios vigente, o por la decisi de los banquuos de reducir en cor.secuencia la cantidad de efectivo. Sin embargo, si la decisi6,, de esta persona r.o afeaa a las decisiones de las demás o de los banqueros, la subida proporcional final del ~Ide precios es exacta­mente una proporci igual a la que representa la dismim,cián de s:us wiencia.s de sal­dos reales con respecto al volumen restante de saldos reales 1. \n", - "Podemos selar de pasada que siempre que algunas perwnas toman medidas para reducir sus saldos ua.!es, estas medidas van necesariamente en derrimenro de los demás tenedores de saldos reales, que observan que sus saldos de efectivo han pldos de tns que dp es b subida d el nivel por lo que •~vo. \n", - "para aum~n,·atsus ><1ldos reates, han ·sído· lo c:a:..sctc!e-1a perturbaci, sino a otro gru-~-­pode personas, a saber, las que han pedtdo préstamos a los bancos (o a otros acreedo-~ res) en cirminos monetarios. -,;_ • \n", - "Siempce que los depositantes el} su conjunto toman medidas para reducir su canti­dad de saldos reales, su conducta so puede adoptar la forma de '\"' aumento de su dem.mda al nivel de precios uigenJ:e, lo cual debe dar como resulcado una tendencia a la subida del nivel de precios. Por lo canco, el nivel de precios (entendiendo poc oívd de precios el patr de saldos de efectivo) es el factor que equilibra el volumen de saldos ~ Ieales resultante de \\as decisiones colectivas de los depositam:es y el volumen de sal­dos monec:a ríos cesuh.anre de las decisiones colectivas de tos banqueros. La eeoría cuao­cicariva del dinero se ha formulado con demasiada frecuencia de un modo parcial para que pareciera que el nivel de precios depende icamente del volumen de saldos mone­tarios creados por !os banqueros. Pero en et nivel de precios pueden influir las decisio­nes de los deposita.mes de modificar la cantidad de saldos reales que tienen (los deposi­eanees) ramo como las decisiones de los banqueros de aleerar la cantidad de saldos monetarios que crean (los banqueros). \n", - "Siempre que recordemos que el nivel de precios al que se refieren estaS proposicio­nes no es lo mismo que el poder de compra del di.ne'ro, que tras el ra1,onamieneo hay • rodo cipo de supueseos sobre lo que está ocurriendo con la producci, eec. y que los saldos reales en cuesti son una amalgama de saldos que se rienen para diferemes clases de fines, el análisis anterior puede contribuir a comprender el siseema moneta­rio, pue-. rnueseea los aspectos generales del proceso de formaci de los precios: la ba­lanza inclinada en un sentido por el volumen de efectivo suministrado por los banque• ros y en el ouo por el volumen de saldos reales que e! plico está dispuesco a tener. \n", - "Anees me atraía esca línea de pensamiento. Pero ahora me parece que la fusi de ~ todos los tipos de transacciones -«O, por orra parte, irunovili:z.a en una forma esc.l rcarrsos que podrian reportarle saásfa«i sj los irticra, poc qcmplo, en más mud,Jcs. o aru r=­ca moneraria si los invirtiera en más maquinaria o ganado-Un hombre decioe la pro­pocci adecmda dcspoés de sop,sa, tas vemajas de dispon..-r de más efeaivo r los incon­\n", - "•·c:nimtes de tener mis recursos en una forma que no le cq,orta runguru,. rcnt:2 direaa o i orros beneficios [ ... J. Supongamos que a los habionres de un país consi1 Money, Credit a,uJ Com­Lodce esab. que ª Es imposíb!e sab,cr la propor­lffD'U, 1, IV, 3. El Dr. Marshall \n", - "cii•, si bien \"'di\\,\"ersos aucor.:s mucsrra en una nota a pie d~ ge.a cmc.u.cnan p.¡n~ el.e los. la ha situado en un quinm, un ••las run.a= poro,\"\" la\n", - "página que lo ~ntcrior. cs. en décimo1 ua. veinteavo y un trein­\n", - "renta die. los o.n.ible son sulioe rillon (1755 d. C.), eras un te y la proporci de depiros =ito ¡,aro pap.r lu muas \n", - "la,go y suril estudio, llega a la toales en como a i.a mitad-\n", - "d:~ medio a de tb:s la.s tie­\n", - "oonclu•i de <¡ue el valor nece­[;J Quauerly Joun-.al ofEc:o­\n", - "rra, de lng~tcrra y un trimcs­\n", - "sario es UJ1a no,·ena pa,u de la norr:i.cs., vof_ XXXIJ, no,:i.e:mbrc \n", - "lK de alquikrcs de t.s viYicn­\n", - "producci rora] dd país o lo -de 1n1. He abce•iado la cir~\n", - "du. Jos p.stos rk um sc.ma.na \n", - "qu< es lo mismo para él, un tu­siguiente sin indicar dde nede toda la p,lacioo y alr~­\n", - "cio de [a.s ,coras de la tierra. ornio &asa. \"a.lor de todu l.u mtrca.nci.a.s AJ.a.m Smith, más primo al e> dice: \n", - "dor de uo~ cu:uca parte del \n", - "n6 L,s ECI/AC IONE> flJNDA.1,!U,'TAlE5 \n", - ":,, ~--.,:i:..,1i;:;,;·pi,;l,~r!ias como par• hacer frente al.u demandas ím¡,revistas, Para =os dos Enes la gente en general d.cide tener eo forma de derccl\\os $Obre d.ineco ele cuno lega.! d valor cocal de uoa cancidad dada de crigo•. Por lo canto, en 01alquier roomen­co dado har una curva ddinida de demanda de derechos sobre dinero de cur~ l,ga.L Ses R los rccunos roca1e,-s, expresados en trigo, mo hace el profesor Pigou, que el término \"recursos\" empleado en este sentido es idéntico a la renta corriente. \n", - "m) Expresando la cantidad de saldos reales en trigo, d profesor Pigou elude la cuesti de cuál es el tipo de nivel de precios al que prerende llegar nnestra ecuaci funda­meru:al en lugar de resolverla. El objmvo de cualquie.r ecuaci cuantitativa es des­cubrir, no el precio del trigo, sino, en u.no u otrO sentido, el pod.er de compra del dinero. Pero esta ecuaci no contribuye a ello o lo hace su¡xmiendo que los pre­cios relacivos 110 pueden ~-ariar, que rodos los precjos, y por lo canto todos los nive­les de precios, se expresan en trigo, lo cual no puede estar más lejos de la realidad. \n", - "IV) La ecuaci oculta enteramente las perturbaciones que son provocadas por una variaci de la proporci de depitos que se tienen para los diferentes fines que hmios distinguido ames -ahorro, negocios y renca-y que, en la práaica, son uno de los tipos más importantes de perrurbaciones. Además, no permite analizar las perturbaciones del nh·el de precios que se deben a disparidades cruce la rasa de ahorro i: la casa de inversi. \n", - "ill. LA ECUACIÓN CUANTITATIVA DE ªFISHER\" \n", - "Desde la publicaci de The Purchasing Power o{Mo,ury del profesor ming Fisher en 1911, la famosa fmula PT=MV propuesta en ese libro se ha impuesto en iodo el mun­do sobre todas las demás. Esca fmula ha contribuido extraordinariamente a promo­ver el avance de la ceorla monetaria y a los que hemos sido educados en ella no se nos debe considerar desagradecidos con el genial profesor Fisher si obsen•antos que está que­dándose cona para las e..-.cigencias de nuestro análisis'. \n", - "(61 TS.c Purch,,.ing Powe.r o{ ca5 en b Marina de los Esrados un campo • medio baar como Mcmey dtl profesor fisb¡;r esci Unido5 y enJohns Hopkins). Sus es la ecoooo; y 1n hoy me~ dedicado a Simon Newromb, cid Prir.aples o{Political Eamomy, ce un cxam<11. Su ecuaci fun. que proade en tima insuoci2, publicado en 1886, ~un-de damcrual, que U.una \"ecvan a través ckl profesor Kcmmttci; esas obras originales que una de la cira.ilxi .soci:aJ• (op. a:.. la fmula PT=MV. Newaimb maite cienruica jo,·cn, no p,:r­pig. 328) es V-R=K· P, donenicios que cun.bian de manos por dinero. Exclufe de !a \"circu­laci industrial\" f. ¡,,obable­mena, de12 \",docidadde cím,,­1:,ci\", \"rodas las trallSÍereocias como los présumos de dinero o su dq,ito en un bao,;:o, ya que no son compensadas por trans­ferencias inversa.s de uez:a o de servicios~. Tooo csui c.-q,ues'.tO \n", - "con mucha su..tile:za., mis quizá \n", - "qu.e la c¡ue mL'dtra FuMr. \n", - "M Si decidif1105 distinguir i!ttr:re M, que es \"1 volumen de eíeai• \n", - "vo en circu.Jacio, y M',. que es \n", - "el volumen de depito.; banca• rios, y s;endo V y V' sus xes¡,ec­rivas vcloádadcs de circulaci, obtenemos 1a fmula \n", - "CAPfTULO 14:-f OR.MAl A.lTEl.!\"2:\\TJVA.$ OE LA.S ECUACIO~ES FUNO.,MENTALE.S \n", - "La grao ventaja de esta fmula radica en e1-hec.ho de que uno de,sas.miemhros,:.a.· ­saber, M • V, se ajusta mejor que la mayoría a !as estadísticas bancarias de las que se dis­\n", - "~ pone real.mente. Por tanto, en las investigaciones cuantitativas es posible hacer más avan­ces con esta fmula que con cualquier otra. M • V corresponde, más o menos, al volu­men de com,pensaciooes bancaria~8 y Mal volumen de depitos, pues >e dispone de \n", - "-ambas cifras, por lo que es posible deducir el valor de V. Su incon,·enienrc se encuentra, por el contrario, en d otro miembro, a saber, en P, •T, pues ni P2 ni T corresponden a las cantidades que es probable que nos inc:erestn por sí ~is­mas. Pi no es d poder de compra del dinero y T no es el volumen de producci. El pro­fesor Fisher no paspor airo, desde luego, estos incon•-enicnces, pero creo que no les dio la debida importancia. Tampoco merecen confianza las aproximaciones que emplepara eva­luados. Por ejemplo, rrarde llegar a Pi. combinando d patr de precios al por mayor, el parr de salarios y un índice de cuarenta acciones, dando un peso de 30 al prim~o, de 1 al segundo y de 3 al tercero. Éste es, desde Juego, un a-abajo pionero. Hoy podríamos alcular P de una forma más pm:isa, rarea que ha intentado ei Sr. Snyder. Pero cuamolna)\"or\n", - "1 \n", - "sea la precisi con que calculemos P2, más claro resulra que el patr de c:r:ansacciooes en efectivo es un:a mezcolanza y que no es fiable como guía del poder de compra del dinero. \n", - "Otra objeci que puede ponerse a la ecuaci de Fisher, especialmente en su apli­caci a las cifras bancarias británicas, es el hecho de que no renga en cuct1ra explícira­menre ni la distinci entre los depicos de efectivo y los depicos de ahorro ni e.l uso de servicio,s de sobregiro. Las Oucruaciones de esros factores pueden tenerse en cuenta implíciramenre por medio de las variaciones de la \\·elocidad de circulaci. Pero desde el punro de vista del análisis cualitativo, eso no aos permite descubrir qué tipo de cir­cun,rancias alteran la velocidad de circulaci. Debemos adir, sin embargo, que esca objeci quizá reng;a menos validez en el caso de las cifras bancarias de los Estados Uni­dos, pues éscas distinguen entre los depitos a plazo y los depitos a la vista (y son estos cimos los icos que incluye el profesor Fisher en su M), que corresponden apro­ximadarneme a la distinci entre dep.icos de ahorro y depitos de efectivo, mientras que en los Estados Unidos es posible que l-0s servicios de sobregiro se uc.ilicen menos como instrumenro .Para tener menos efectivo. \n", - "[8J El significado de la expre­irnerpreten en e.1 sentido más dos Unidos, donde existen esra­si compm.acioMS b,,,,.,,,.;,,. amplio. Puo en Gran lketaful di.,ias (en los mos •s) del es algo am!,iguo dependiendo de nucstt.s :stadlsas .so se refie­volumen de compensaciones ea que incluya lu compensaciones rta ah.ora al sen.rido más los dos =tidos.i\" ha adopwlo incercias de ua banco o so las estricto, si bien los bancos ingl~ una te.rminologb distinta, utili­compensaciones coue bmcos ses de com~niaci han acor­zándose la. cxpcesi comp,,,sa­que pasan por la cimara de dado publicar d rotal de •u.s cioM> bar.carias icamente en compens.t::i. Pa.e2 los fir.cs de débi,os, así como d total de d sentido más esaiao y la ex¡nc­esa: análisis.. es n=rio que las sus compensaciones:r a parri.r sia dibizos bancarios \"\" el Sén· con:pen.sa.c.ion.es banar se de ene.ro de 1930. En :o, Esta-rulo mis amplio. \n", - ":Z.U> \n", - "En codo ciso,0 tto es difícil rcsotveri:stc.---:,·reb1cfua-\"Y·~ posible que merezca la pena \n", - "• \n", - "hacerlo de la siguiente: manera: \n", - "\n", - "l. \n", - "Sea w =proporci de depitos de eEectivo con respecto a la caoridad roral de depicos, \n", - "\n", - "\n", - "de manera que Mw = volumen de depitos de efectivo y M(l -w) = volumen de depiros de ahorro. \n", - "2. Sea u/ = proporci de servicios de sobregiro sin utilizar con respe~-ro a los depiros de efectivo, \n", - "de manera que Mww' = servicios de sob~egiro sin utilizar y Mw(l +w1 = volumen cofa! de efectivo \n", - "3. Sea V= velocidad de circulaci de los depi1os de cfecri,•o, e,s d,:cir; cociente enrre el volumen cota! de pagos monetarios y el ,•olu­men coca! de depicos de efectivo, \n", - "y V'= vdocldad de circulaci del cfecti,·o, \n", - "de manera que B=Mvw= MV'w (1 +w'), donde B es la rotaci coral de las uansac­ciooes de efectivo. En ese caso, cenemos que \n", - "P2T=B=MVw=MV'w(l +w') \n", - "MV MV' osea, P2 = -:¡:-.w =T.w (1+wl \n", - "Es.ca ecuaci, al igual que la ecuaci de Fisber, no es más que una ampliaci de la afirmaci de que la cancidad rotal de efeaivo multiplicada por su velocidad de cir­culaci es igual a las compensaciones bancarias. \n", - "Cuando no har seC\\·icios de sobregiro y depitos deahorco, es docir, cuando w = 1 y w' =O, la tima ecuaci se reduce a \n", - "que es idéntica a la ecuaci de Fisher. Cuando no bay dcpiros y nada mas que sobreo)ros, es decir, cuando M=O, se redu­ce a la forma \n", - "donde M' es el volumen de sen·icios de: sobcegiro sin urilizac. \n", - "c ..,inn.o 14: rO!I.MAS o\\LHR:-IATtVI.S or LAS ECUACIONES ftlNDA>!Ely se restablece su relaci normal con los prec.ios corriences, \n", - "V. LA RELACIÓN ENTRE LA ECUAClÓN De ~FISHER~ Y LAS ECUAO0NES FlJNl)AMENTALES DEI. CAPITULO 10 \n", - "Dado que _(uriliza.ndo la notaci del capírulo 10) \n", - "y dado que \n", - "sededuce que \n", - "No me parece que esta ecuaci tenga mucbo vafor, peco es inrcresanre porque mues­tra qué variables hay qu~ im:roducir para establ~cer una relaci clara enrre P y Pr \n", - "\n", - "' • \n", - ". ':;r:~~.­\n", - "~~~~~~.~~~ \n", - ": \n", - "~ :.-~--~-.~=.==~•~'.:,t_. \n", - "... > ~ji!¿{¡lfJijJjtJ_Capítulo 15 • \n", - ":!:_;_,~~4.::~: ­\n", - "La circulaci industrial y la circulaci financiera \n", - ". :,. __\n", - "~· \n", - "._·.:·_.•..½~ _-• ,·t-.\"' ~--!-~-v.:.,.--::--=-~:..:-.z, .:;.~ \n", - "J'~ ..; :\";, \": \n", - ". -~·!_:-:f• {~~ \n", - "-< ~ \n", - "·::.: .; • ~-~-~J~:t-i; \n", - "• ~ . \n", - "··­\n", - "L DISTINCfÓN YDEFINIOÓN DE LA INDUSTRIA Y LAS FINA.t'iZAS \n", - "Ahora debemos dedicarnos a analizar los factores que tienden a alrerar el valor del dine­ro y el modo en que actn. \n", - "Para ellp es necesario hacer en alguna medida una distinci más en nuestra divisi de la cantidad total de dinero (realizada. en el capítulo 3) en depitos de renca, depi­ros de negocios y depitos de ahorro, a saber, una distinci entte los depitos que se utilizan con fines industtiales, que llamaremos circulaci industrial, y los que se utili­zan con fines financieros, que llamaremos circulaci financiera. \n", - "Entendemos por indt'5tria la rarea de rna.ncener el proceso normal de producci, disrrib11ci e intercambio 7 de pagar a los factores de producci su renta por las di­versas labores que realizan desde el comienzo mismo de la producci hasta fa satis­facci tima del consumidor. En cambio, entendemos por finanzas la tarea de man­ten.ere intercambiar derechos existentes sobre riquez.a (que deben diferenciarse de los intercambios resultantes de la especializaci de la industria), incluidas las tran­sacciones que se realizan en la bolsa de valores y en el mercado de dinero, la es­peculaci y el proceso de poner en manos de los empresarios el ahorro corriente y los beneficios. , \n", - "Cada una de estas dos ramas utiliza una parte de la cantidad total de dero. En tér­minos generales, la industria requiere el uso de los depitos de renta y de una parte de los depitos de negocios, que llamaremos depitos de negocios de tipo A, mientras que las finanzas requieren el uso de los depitos de ahorro y del resto de los depitos de negocios, que llamaremos depitos de negocios de tipo .B. Por lo canco, la suma de los dos primeros es la circulaci indusuial y la suma de los dos segundos es la \n", - "u8 LA Olt\".\\.)UCA DE-L Nl\\'\"El DE PIE.CI05 \n", - "\"ci:-culác:6n-lifiera. Dado que hemos afirmado que la variabilidad absoluta de.los depitos de negocios B slo representa, por regla general, una peque proporci de la cantidad total de dinero, debido a su elevadísima velocidad, las variaciones de los depiros de efcccivo (es dccu; los depitos de renta más los depiros de neg0c.;os) gene• ralmente son un buen índicadoc de las ,·ariaciones de la circulaci industrial; y lo mis-­mo ocurre con las variaciones de los depiros de ahorco en la cicculaci financiera, lo cual nos devuelve aforrunadamenre a las clases de depitos de cuya magnitud tenemos \n", - "en la práctica unos datos estadísticos moderadamente buenos. \n", - "Il. FACTORES QUE. DETER,.vlJNAN EL VOLUMEN DE CIRCULACIÓN INDUSTRIAL \n", - "Dado que M1V1 =E. la canndad de dinero M1 necesaria para los depitos de renca depen­de en parre de E, que es el volumen de renta, y en parce de V1, que es la veloci­dad de los depsitos de renta; y dado que E= W10, E depende de W11 que es el nivel monetario de remuneraci de eficiencia, y de O, que es el volumen de producci. Las causas que determinan la .-aciabilidad de Y1 se analizarán deralladamenteen el capítu­lo 24 del volwnen 2. \n", - "Por lo que se refiere a los depitos de negocios de cipo A. es evidente, en primer lugar, que el volumen de una parre de ellos tiende a variar de una forma más o menos igual que el de depsitos de renca, puesto que estos .ti.mos esrán convirtiéndose cons­tantemente en depitos de negocios a tra\\'és de las compras de bienes y de nuevo en depitos de renca a rcavés del pago de salarios. La parte de los depitos de negocios que representa los ingresos generados por las ventas a los consumidores y la remunera• cin de los factores de producci debe guardar, pues, la misma relaci con los depsitos de renca que la relaci que guarda la velocidad de estos timos (V1) con la de los primeros (V2), por lo que los dos ilucrn al unísono siempre que oo va el cociente entte sus velocidades. \n", - "En segundo lugar; los precios de los bienes sem.iacabados (es dec del capjtal circu­laote) reflejan en condiciones de equilibrio los precios de los bienes acabados. Además, los costes de producci y, poc lo canco, los precios de los bienes de capical fijo también varían,.en condiciones de equilibrio, con el nivel monetario de remuneraci de eficien­cia de la misma forma que los precios de otros bienes. Adem:ís, la relaci enrre el volu­men de escas transacciones y el volumen de producci es más o menos igual que en el ~ \n", - "caso de los depitos de renta. Por consiguiente, la cantidad de la pacrc de los depsitos \":_¡;:~\n", - "l•--_:­de negocios que es necesaria para el intercambio de bienes serniacabados y de bien.es de _ capital fijo recién acabados entre los empresarios también nde en escas condiciones a variar en la misma proporci que los dej)iros de renca. \n", - "1 CArtTUlO 15: LA Cli.GULACION IS DUfT&l,H Y LA Cl\"RCUL~~CIOS f'ISAN'ClEP.~\"'­\n", - "-erro.o.:cy·algunas razones por las que la cancidad de dcpicos de negocios de-=po A puede vaciar de forma discinca a la cantidad de depicos de renta, a saber: \n", - "iY¡<.. ·· \n", - "a) La importancia relativa de los diferentes artkulos para los depitos de renca y \" para los depitos de negocios, respeaí,:amcmc, vacía considerablemence, es decir. ...~., se \"ponderan~ de forma distinta, por lo que las variacionos de los precia; relati­\n", - "vo. pueden alterar el cocicoce. entre. las dos clases de. depitos. Por la misma fi­raz, el cocienre puede ser alterado por un cambio del tipo de producci. b} El supuesto de que el cociente catre la velocidad de los depitos de renta y la ,,elocidad de los depitos de negocios de cipo A es e.seable no es .fiable. Eso ti­ma no está sometida a ning demento de escabilidad como lo esr-.i la prim,:ra, deb,do a que los sueldos y los salarios suelen pagarse siempre con la misma regu­laridad. ~-Los daros que analizaremos en d capítulo 24 indican que V1, la velocidad de \n", - "1l \n", - "?:\"~­\n", - "los depiros de negocios en conjuoro, es muy variable. Aunque. esta variabilidad \n", - "~ \n", - "a menudo puede deberse en gran parre, no a una variaci de las veloddadcs de it_: los depitos de negocios dt cipo A y de los de cipo B. sino a un cambio de la Jis­\n", - ";}: lribuc.in proporcion.il del.os depitos roca les de negocios e.ocre A y B., no cabe ninguna duda de que la velocidad de los depitos de negocios también puede experimentar fiuc:ruacione.s a corro plazo de una cie.ru magnirud debido a [as varia­cion~ de la cantidad de sacrificio que ímplioi la ce.nencia de saldos, así como a \n", - "1~ ­otras causas. Pues cuando la actividad econica es boyante y e.l coste de los prés­1 ramos e.salto, las empresas oenden a reducir sus depuos Je negocios de cipo A. \n", - "Además, cuando las rencas reales esran disminuyendo como consecuencia de uoa1 disminuci del empleo, el plico puede ttacar durante un riempo de manrener su nivel de vida reduciendo sus depitos de rema, aumenrando así la ,·elocidad V1 en un momemo en el que es probable que V1 esté disminuyendo, si bien, dejan­do a un lado los cambios qi.u, se deben a una falca de con.fianza e.a la moneda, que, como sabemos, puede ser catastrica, me inclino a pensar qu.e las fluauaciones a corto plazo de V1 son insignificantes•. En codo caso, V1 y V1 pueden mostrar tendencias diferentes a largo plaw, debido a que los hábiros de los hombres de negocios o e.l cipo de producci cambian gradualmenre. \n", - "r;} En rercer l1.1g3r, eo los depitos de negocios de cipo A y en el nivel de precios apro­piado paca eUos puede influir la aparici de beneficios o de pérdidas, los cuales, en alguuas circunstancias, pueden afectar a los niveles de precios y a las necesi­dades de la circulaci monetaria en una proporci mucho mayor que la varia­ci del volumen de depitos de renta, si es que varía. \n", - "[, ) u variabilidad de las velo­c.uati il la que volveremos cidades de circu1aci •• u.na detaJladamerJ!'en .,1 <3pÍWlo 2 4. \n", - "L~ Dt:SÁMICii. DEL NIVi:!. DE ?iU.CIOS \n", - ":z.;o \n", - "No obstante, en las necesidades de la circi.ri.-ic: !!l,.,~rr-ari'I\" influye-mucho menos una variaci de los precios producida de esta forma que una variaci igual que se deba a un aumento del nivel de remuneraci de e6ciencia-. Así su.:e­de especialmeme cuando se gen«:'ran beneficios como consecuencia de uoa subi­da del precio del capital circulante que a no se ha reflejado en los bienes de cooswno acabados. Podemos llamarlo especulacin de muca.ncia,, entendiendo por esto las variaciones de los precios de los bienes en proceso de pcoducci que a no se reflejan en el poder de compra del dinero. Pu.:.s las ílucruaciones del precio del capital circulam.e, de las cual.es puede considerarse basc:ame repre­sentativo el índice de precios de las ma1erias primas al por mayor, pueden ser apoyadas por las expeccatiYas ~obre los precios.J¡_uue obtendrán por la reventa de los bienes en una fecha pos1erior bien en la misma forma o en forma más aca­bada. Por lo ca.nro, durante un tiempo, cuya extensi dependerá de fa duraci de los procesos pioducrivos y del coste. de mamener las exis1enci2s, el aumen­to del patr de prcci05 al por mayor puede mamenerse s.in que aumente el parr de consumo. \n", - "Eso quiere decir que es especialmenre improbable que una subida especulati­\n", - "va del parr de precios al por ma~·or que no vaya acompada de una subida del patr de precios de consumo pueda contenerse reduciendo la cantidad de dinero. Además, hay 1rn rerardo temporal más enrre el momenro en el que sabe el precio y el momenro en el que se demanda dinero, en el semido de que los precios anunciados hoy reflejan los precios a los que están íirmiindose hoy los contraeos que se Uevarán a efecro en el fururo, por lo que no se demandarán más depitos de negocios hasta la fecha en que se lleven a efecto los cont.racos. En realidad, si el movimieru:o especula1ivo no -..--a acompado a su debido tiem­po de un aumento del pa1r de consumo, no es probable que sobre,·iva duran­te mucho tiempo, pues en esre caso las expecracivas en que se basno se habrán hecho realidad. No obstante, entre canro puede transcurrir bascance tiempo y, duranre este intervalo, las variaciones del patr de precios al por mayor y de la parre de los depi.10s de negocios relacionada con las tra nsaccion.es de capital circulante serán más o menos distintas no so de las variaciones de l.os depi­tos de renta, sino también del patr de consumo. \n", - "Por estas diversas razones, las variaciones del volumen de circulaci indus1rial en su conjun.ro no corresponderán exacramence a las variaciones del volumen de depitos de renta. No obscanre, gene:ra.lmente el volumen de circulaci indusrrial -aunque tam­bién iniluyen en él en cierra medida los cambios del tipo de producci, de .los hábitos del plico y del mundo de los negocios y-del sacrificio que entra tener recursos en focma de diner.-duidos los dere­chos líquidos sobre e.fecti-lo); y la actividad con que pasan de mano en mano escos ,.ilorcs no depende de ia casa a la que van acumulándose. Por lo tanto, en.una comunidad moder­na en la que haya una bolsa de valores, la roraci del capital fijo producido corriencernen­re represema una proporci bastante pequei'.a de la r=ci t0tal de los valores. \n", - "El prec.io de los valoces ex:istemes campoco depende esttechameme a muy corto pla­zo ni del coste de producci ni del precio del nuevo capital fijo, pues los valores exis­tentes consisten principalmente en propiedades que no pueden reproducirse rápidamente, en reairws na.rurales qae no pueden reprodac:ine ea absoluto y en el valor capi.alizado de la renta que se pre,-é obtener ea el focuro por la posesi de monopolios casi abso­lutos de vencajas de uno u orro cipo. El auge de la inversi en los Estados Unidos en 1929 es un buen ejemplo de una enocme subida de! precio de !os valores eA su conjuA­to que no fue acompaíi.ada de una subida del precio de la producci corriente de nue­vo capital fijo. Además, los valores de las dos clases de riqueza negociada, a saber, el capital en pi:ésramo (por ejemplo, los bonos) y el capiral real (por ejemplo, las acciones), no varían in&ecuemememe en sencido contrario, por lo que se compensan en pacte muruamcnte. \n", - "Sin embargo, el hecho de que la ro.aci financiera varíe dependienrememe de la rotaci industrial n.o tiene en la p('áctica tanra importancia como cabría esperar, pues la velocidad de los depitos de negocios de tipo B es tan alca -debido al gran desarro­llo de insuwncnros para utilizar menos efectim mediante compensaciones bursátiles y \n", - "otros mecanismos si¡nilares-que la cantidad absoluta de variaciones del volumen de dinero así empleado normalmente no puede ser muy grande. La principal variaci de la demanda toral de dinero para fine.s financieros se debe, pues, a algo bastante disrimo, a saber, al ,,o(umen de depicos de ahorco. \n", - "La exisrencia de depitos de ahorro es una indicaci de que hay perwllnre si puede esrirnular la nue'la inveni para que sea mayor que el ahorro \n", - "o viceversa. Por tjemplo, un aumemo del valor dd sucio o una revalorizaci de las acciones de los monopolios, totalmente disociados de cua!qu.ier csrirnulo excesLvo a la nueva inversi, no deben distraer a las autoridades monetarias de! objetivo de mante­ner las condiciones crediticias y la oferca total de dinero en un nivel que deje, una vez satisfecha la circulaci financiera, la cantidad tima p:ara la circulaci indusc.al ( en la medida en que sea compatible con la preservaci del equilibrio exn:mo cuando nues­cro sistema no es un sistema cerrado). Es decir, el principal crircrio para interferir en un mercado financie,ro \"al.cista\" o \"bajistatt debe ser el efecto que es probable que produz.­ca esta siruaci financiera en el futuro equilibrio entre el aho.rro y la nueva inver:si. \n", - ". \n", - "Capítu \n", - "Clasificaci_.de ··-lq$_ de un desequilibrio -• del poder de compra \n", - "\n", - "P \n", - "anamos de un esrado de equilibrio en el que el Dl\\•el de precios corresponde al cos­te de producci, los beneficios son cero, el coste de la inversi es igual al coste del ahorro y (si esramos analizando un miembro de un sisn,ma incemacional) el volumen de préstamos exreriores es igual al saldo exterior. Supongamos también -si nuestra co~unidad avanza-que la aferra de dinero aumenra a la mi_-ma tasa constan­re que la produc.:i general, por ejemplo, un J por ciento al a. ¿Qué puede al.terar\n", - "S!l \n", - "~: esr.e estado de equilibrio? De la ecuaci fundameocal del capítulo 10,\n", - "~ \n", - "fi· \n", - "E 1-S \n", - "Il=-+-­\n", - "lf 0 O ' \n", - "1\n", - "~ f_-se deduce que el nivel de precios de la producci depende en general de tres factores: lfil. l) E, que es el volumen de remuneraci monetaria de los facrores de producci, 11) O,m que es el volumen de producci corriente y m) I-S, que es la relaci entre el volumen ~ de ahorro y el valor de la inveni. Por lo canto, so puede hab« cambios a rravés de\n", - "1 \n", - "alguno o de todo~ esros factores fundameC1taies. • \n", - "!t.'. ~: 6 1,i 1\n", - "una pertur ac1on es ras en eres i!parta os, quepo emos 1.una.e, respecovameC1te, \n", - "~ ~ \n", - "~½ \n", - "~f\n", - "L \n", - "Si se tiene ~o presed_ndit~, 1a mejor forma dde clasificardlas posibles causas que inician \n", - "cambios dehidos a factores monernrios que.influyenen la aferra efecri•·a de dinero con fines de reno, cambios debidos a-facrores relacionados con la inversi y ~bias debi­\n", - "dos a factores industriales que-influyen en el volumen de p.coduccin y en ~a demanda \n", - "de dinero con fines de reara. \n", - "LA Dll<ÁMIC.\\ OEL l'IYEl DE PllECIOS \n", - "I. C:\\...\\.IBIOS DEBIDOS A FACTORES MO!'l\"\"ETARIDS--· \n", - "Puede decirse que un e:..ado de desequilibrio ha sido iniciado por factores monera• rios si cenemos \n", - "J) un cambio de la cantidad toral de dinero que no corresponde a la tendencia secu· lar de la actividad econica general; o \n", - "Il) un cambio de la proporci de la camidad total de dinero necesaria para satis­facer las necesidades financieras {es decir, la circulaci financiera) debido a un cambio del estado de opini o de la aaividad del mundo fmanciero o de los valo­res financieros en relaci con el nivel de precios de la producci; o \n", - "m) un cambio de las necesidades de la circulaci industrial, debido a un cambio de la velocidad de los depitos de reot11 o de los depitos de negocios de tipo A o de la rotaci de la circulaci industrial correspondíenre a un volumen dado de renca, debido a un cambio de los hábitos y de los métodos del plico o del mun­do de los negocios o a un cambio del tipo (por oposici al volumen) de pro· ducci. \n", - "Cualquieca de esros tipos de cambios significa que la oferta de dinero de la que pueden disponer los empresarios ya no está en equilibrio coa la cantidad que necesi­tan para mantener la renta y la producci corrientes de los factores de producci en el ni•·el exisrenre. Tiende, pues, a surgir una serie de cambios y ajustes, de los cua­les, como veremos, es probable que la primera fase sea una perturbacin de la casa de \"inversi. \n", - "IL CA.\"\\IBIOS DEBIDOS A FACTORES REL-\\CIONADOS CON LA INVERSIÓ \n", - "El o de inrer-és de mercado puede divergir del tipo natural debido a \n", - "t) \n", - "un cambio del ripo de mercado, provocado por un cambio de la siruaci del mer­cado de préstamos debido a un cambio de los factores monetari05, no compen­sado por una variaci del tip0 narural¡ \n", - "\n", - "U) \n", - "un cambio del ripo natural, provocado por un cambio del atractivo de la invcr­st o del ahorro, no compensado por una variaci del tipo de mercado; \n", - "\n", - "\n", - "rn) un cambio del tipo de mercado, provocado por la necesidad de mantener el equi­librio enrre la tasa de présra.mos exteriores y el saldo enerior, no compensado por una variaci del o naruraJ. \n", - "CAPITULO 16; CL.UlnCACION DE U.S CAUSAS OE UN OEStQUltllRIO Dll PODU OE COMPR~ \n", - "m. QL'-IBIOS DEBIDOS A FACTORES INDUSTRIA.LES \n", - "La cantidad de dinero demandada por los empresarios para circulaci industrial puede experimentar una variaci debido a un .::ambio -<0n respecto a la rcnnaa secu­lar que ya hemos ten.ido en cuenca en nuestras condiciones de equilibrio hipotéticas--del volumen de producci comente: o a un cambio de su cosre de producci, ~ovocado por un cambio \"icducido~ o por un cambio eespoocineo-(vi.a.ose las págs. 163 y sigs.) del nivel de remuneraci. \n", - "Estos difcrcnces cipos de perrurba.:i pueden existic simulcáoeameme y cender a pro­decirse muruameote, pero son iodcpendicmes, en el sentido de que sus cíceros pueden superponerse y e( efcao de uno puedtl CA DEL }'UVU DE ,11.~c,os \n", - "diciones satisfactorias, Y a la inversa, una retirada de dinero dei sistema monetario, al reducir las cesen-as de los bancos miembros, anima a estos cimos a ofrecer menos recur­sos a los prcstacari.os. \n", - "Ahora bien, puede ocur que una parte de los fondos de los nuevos pramos vaya a parar indirecwnence a los depitOS de ahorro o a los depitos de negocios de tipo B )\" aumente as{ la circulaci financiera. Pero el resto debe ir a parar d.irecca o finalmen­te a manos de los empresarios. Siendo eso así, es probable, en general. que la suaviza­ci de !as condiciones crediticias influya -cualesquiera que sean los demás efectos que pueda producir-en los empresarios de una de las eres formas siguiemes: \n", - "1) La reducci del tipo de inrerés estimula la producci de bienes de capital al subir sus precios. Además, esta rendencia puede refo rzarse a más si e! aumen­to y eJ abararamiemo del dinero para circulaci financiera escá elevando al mis­mo tiempo los precios de los tirulos. \n", - "U) En la medida en que hubiera anees un grupo insatisfecho de empresarios pe esca• rarios que estaban dispuestos a pedir préstamos, si hubieran podido, incluso en las antiguas condiciones ((o cual, como \\·eremos posteriocmente, ocurre a \\·eccs}, y también, por ocra parte, un grupo de factores de producci en p:iro, ahora algunos empresacios podrán ofr=r empleo a una cantidad adicional de factores de producci a los niveles de remuneraci exiscentcs1• \n", - "lll) Ahora algunos empresarios pueden csrar dispuestos a aumentar su producci aunque eso signifique hacer mayores ofertas que ames a los factores de produc­ci, ya que (como consecuencia tima de la entrada de nuevo dinern) prevén obrener beneficios. \n", - "Así pues, en los eres casos aumentará carde o temprano el valor de la nueva inver­si, ya sea en forma de capital fijo o en forma de capital circulame; y, pcobableir.e.nce, también aumentará la producci. Sin embargo, no hay ninguna raz para suponer que el efecto que produce una variaci de la cantidad de dinero en la casa de ahorro es compensar la variaci de la ras:a de inversi. De hecho, se supone en general que el efecto que produce, si acaso, en el ahorio es de senrído contrario al que prod11oe en la inversi, ya que la suavizaci de las condiciones crediticias para los prestatarios sig­nifica unas condiciones crediticias menos satisfactorias para los prestamistas, por lo que lo que estimula el ahorro reracda la inversi. Por lo canro, independientemente. de la subida que cxpe.rim.enten los precios corno consecuencia de una subida del nivel de remu­\n", - "{t] Dado que el nivd de remu­ccmo dd tipo de ínoerés, lo anre.­de los demás factores de pro­neraci del factor c\"pital es ríor es compatible con un <21<· ducci. menor que antes, debido ~I eles-mDft-0 dd ni\\..J dr. remuaeraci \n", - "CAPÍTULO 17: CA>Cl(OS 0~!100} .\"-íACTOlc:5 !t40:,IET.11..S.l0S \n", - "nerac1on, debe producirse orca subida, superpuesta a ésta, cuando la inversi aume·n­ta en relacin con el ahorro. En orcas palabras, independiencemer.re de que la cantldad total de O aumente o no, la parte de O que consiste en la producci de reara disponi­ble no aumenraci canto como la parte de M1V1 que se gaste en la compra de renta. dis­ponible, por l.o que P subirá más que \n", - "en una cuantía que, como hemos vism, se mide por medio de \n", - "I'-S \n", - "R ' \n", - "mientras que n subirá en una cuantía que se mide por medio de \n", - "l-S? \n", - "o \n", - "En el~ más sencillo en el que los niveles de remuneraci de eficiencia no varían de entrada, es decir, ea el que los empresarios no mejoran sus ofenas a los facrores de produccin, toda la subida inicial de los precios se debe al segundo término, es decir, al estímulo de la inversi procedente de la suavizaci de las condiciones crediticias. Pue­de ocurrir incluso que no varíen de enrrada ni los niveles de remuneraci de c.ficiencia ni el volumen de empico, por lo que M1V1 no varía y el efecto que produce inicialmen­te el nuevo dinero en los precios act rora.lmenre a cra,·és del estímulo de la inver­si. En esce caso, es probable que se necr.sire relativamente poco dinero nuevo para aumentar la circulaci industrial, por lo que cualquier exceso tendrá que absorberse temporalrnenre por medio de una reducci de la velocidad o de un aumento de la ci.rc:ulaci financiera. \n", - "Pero la consecuencia de una variaci de los precios que se debe a una desigualdad entre í y Ses, coa¡io vimos en el capítulo 11, un beneficio imprevisto para los empresa­rios. Con d estímulo de estos beneficios comienza la fase s«unda:i,i de la rrans.ici, \n", - "[1] En este capitulo y en los precios de ta producci en ,u CU3ndo ,so .af= a l:a eiCOCÍa dd sigweiUCS, a •=dejar:i de lado conjuru:o y la complicaci adi­análisis., llamaré, por Sllpuesto, la distinci entre el poder d<, cional que se debe a q~fe I' no b atenci sob~ ello. compra del. Jinero y el niv,I de son aeccsamcnte ~les. Pero \n", - "L.\\ DIS,\\MICA DU NIVEL DE PRECIOS \n", - "pues el estímulo de los bcnefiiies-an.ima a los empresacios, a pnjac:.más por los servicios de los factores de produccin, por lo que el ni,-el de remuneraci de eficiencia \n", - "M,V, \n", - "o \n", - "aumenta, independientemente de que eso ya haya ocurrido o no en alguna medida: en la fase primaria. \n", - "Hasta ahora hemos supuesto que la oferta de dinero ha aumentado y que las condi­ciones crediticias se han suavizado. Pero el razonamienro es el mismo mutati.. mu.candis en el caso de una disminuci6n de la oferta de dinero y de un eodurecimienro de las con­diciones crediricias. \n", - "II. LA DIRJSIÓN DE UN CA,\\ilBIO DE L.\\ CA.i'\\iTIDAD TOTAL DE DEPÓSHOS ENTRE SUS DISTINTAS CLASES \n", - "Podemos ver ahora más detalladamente -a. cost:a de hacer una cierca recapitulaci-a través de qué vías se distribuye un aumenro de la cantidad coral de depicos entre los depitos de ahorro, los depims de negocios y los depicos de reoca. \n", - "faidemememe, el primer efecto que produce la concesi6o de uo nuevo prés1amo por parte de un banco es un awnento de los depitos del prestatario en la cuancía del pcés­tam.o. Ahora bien, no es frecuente que un prestatario pida un préstamo, no para reali­zar un negocio o uoa inversi, sino para sufragar sus gastos _personales en consumo; en todo caso, este cipo de préstamos bancarios represen ca una propotti can peque del total que podemos prescindir de dios en general. Tampoco sería normal pedir prés­tamos meramente pan tener más dinero en los depitos de ahorro, ya q_ue el tipo de inrerés que tienen que pagar los presratarios siempre es más airo que el cipo de interés que reciben los: depositantes, por lo que tambtéo podemos prcscindic de esca contin­gencia. Así pues, en términos generales, los fondos de los nuevos préstamos van a parar en primera instancia a los depsitos de negocios. \n", - "Una parte de esre aumento de los depitos de negocios probablemente vaya a parar más o menos direccamence a manos de los empresarios que, anim.idos por la suaviza­cin de l.s c-ondiciones crediias, tos utilizan para hac.er frente a un aumento de la masa salarial M1V1. Como hemos visco ,mees, este aumento de la masa salarial puede ir acom­pado de un aumento de \n", - "Ce?tTUL0 17: CA)OI0S 0ESt00S • F\"CTO!lE.S MOtP o \n", - "C._11.PITULO 17: C ,U,,CllOS OESrDO.S A flt..CTOH.:ES MON.ETAI.IOS. Z.5.1 \n", - "no p.uede haber ninguna posici de equilibrio, pues el aumento de P'en relaci con. P --.-­y el aumento de P, ea la medida en que se debe a un aumento de l'-S, generan benefi­cios y, por lo tamo, animan a los empres.arios a mejorar sus pujas por los servicios de los factores de producci. Este proceso debe continuar hasta que \n", - "se haya asentado en una cifra más alca, que está en equilibrio con la nueva cantidad rotal de dinero y también con los valores de P y P'que son más al ros en relacin con sus valo­res iniciales en una ca.antia que corresponde a aquella en que ha aumentado \n", - "lll. LOS PROBLEMAS DE LA TRANSra \n", - "Hemos v,sco que el nivel de precios habrá respondido al aumento (o a la disminuci) del dinero tan pronto como sea afectado el segundo término de la ecuaci fundamen­tal. Por l.o ~ro, e1 nuevo dine.ro afectará rápidamente a los precios. Pero, como tam­bién hemos visto, no debemos suponer, pues, quese ha establecido un nuevo equilibrjo en esra fase. Úl la medida en que los empresarios es,án obteniendo beneficios ( o pérdi­das) imprevistos, la posici es inescable. Si se trata de beneficios., pujan por los servi­cios d_e los factores de produq:i hasca que estos oo han subido hasta un nivel en \n", - "•el que fos costes de producci y los ingresos generados por las vcnras vudven a ser igua­les. Si se erara de pérdidas, despiden facrores de producci hasta que estOS timos acep­tan un nivel de _remuneraci con el que los costes de producci ya no son mayores qu.e los ingresos generados por las vencas. So cuando el estimulo {o el reuaso) de la inver­si se ha traducido en un aumento (o en una disminuci) de M1V11 la capacidad de los b,,incos paca conceder préstamos vueh•e a estar de nuevo en equilibrio con el ahorro (pues el e.xceso de préstamos es contrarrestado por la obtenci de beneficios al final de cada período de woduc.ci!) y, por coasiguience, esrará de nuevo disponible, directa o indirectamente, para el siguiente periodo de produc.ci) y con la tarea de suministra.e \n", - "u.a:a circulaci industrial adecuada para la masa salarial, que ahora es mayor (o menor). Pero, finalmeare, d segundo término \n", - "l'-S R' \n", - "LA DlNÁMICA DEL ,[IIOOS A fACTOUS MO!SETUIOS \n", - "imposible sin el cst:uilo amficiª1 q11{ dieron a la acumulaci ti.e capital los sucesivos \n", - "períodos de expansi, que con los purira.nos de las finanzas -a veces individualistas extremos, que pueden aplacar quizá de esta forma sus reacciones reprimidas contra los aspectos desagradables del capitalismo-a los que les causan ~na sombría satisfaccin las pérdidas cspccularivas y empresariales, los precios bajos y los salarios rc:i.les alcos, acompaii:ldos, sin embargo, de paro, que suelen caracterizar a la depresi mcdia3• Tam­poco es una justificaci suficien1e de este timo estado de cosas que, siendo la neccsL­dad la madre de los inventos, baya cierras economías y mejoras técnicas que el mundo empresarial so hará estimulado por las dificultades, pues hay ou-as mejoras que so maduran en un clLma de optimismo )' de abwidancia. \n", - "Por timo, cuando nuestro banco central es miembro de un sistema moactacio inter­nacional, a veas tiene que utilizarse la política del cipo bancario, no para impedir que .flucr el créduo ni para cstablcc:cr un nuevo nivel de precios de equilibrio, sin.o delibe­radamente paca provocar una inflaci o lllla deflaci de bendicios con el fin de res• pondcr a una penurbaci similar que se produce en el mwido cxcecior. \n", - "l Véase, :o obsiante, debe hacerse la disonci general de que la primera se debe a cambios en d lado de la oferta y la segunda se debe, en iinos generales, a cam­bios en el lado de la demanda. \n", - "Además, hay occa caracreristica de suma importancia que disringue las pertur­baciones monetarias (es decir, siempre que el cambio mone1ario es de carácter casi permanente) de las perturbaciones de la inversi, a saber, que las primeras repre­senran el paso de un nivel de equilibrio a otro, mientras que las segundas (incluso cuando la variaci de la inversi es de caC'áctec casi permanenre) son una oscila­ci en corno a un nivel de precios que se mantiene más o menos estable. Poc lo tanto, las primeras acaban en una nueva estructura de precios, mientras que las segun­das cienen por objeco pcovocar un efe.eco igua.l ycontrario más carde. Es esta carac­r~ristica la que hace que sea adecuado llamar ciclos del crédito a las perturbaciones de la inversi. \n", - "(1) E.o es c,pccialmence a>Í ttial s< debe a un cambio de w quidebiera cw~como cuaado d cambio oc b ofcn:& de nS precios del ciclo del ccédico habrá hecho su aparici. \n", - "Debe selarse que los precios tendrán que h.aber subido proporcionalmen­te más que los cosces de producci, si éstos han subido. No es necesario supo­ner que la suscicuci de la producci de un tipo de bienes por la producci de ocros se logre sin que aumente el coste de producci (o sea, las re.munera­ciones), es decir, sin u.na inflaci de rencas. De hecho, la susriruci será lleva ­da a cabo a menudo, quizá normalmente en el mundo contemporáneo, poc los empresarios atrayendo factores de producci mediante una oferra ele remune­raci más alca. En ~re caso, al aurnencac las remuneraciones desde el comien­zo proporciot1almente más que la producci, el nivel de precios de cooswno subirá de manera proporcional a la cantidad de ín!laci de renca. Pero inde­pendiencememe de que la canádad de inllaci sea grande o peque, los efec­tos de la .inflaci de mercancías se superpondrán a cUa y consistirán esencial­mente en una subicb. de los precios en relaci con los e.osees y las remwieraciones. Una vez transcurrido el periodo de tiempo necesario, la producci disp-:miblc que entra en el mercado disminuirá y las remu.neraciones reales deberán des­cender, es decir, el nivel de precios de consumo debecá subir más que las remu­neraciones. La inflaci de rencas, independieniemente de Jo alta que sea, dej.a el equilibrio delas remuneraciones, los costes y los precios exactamente ea la posici en la que se encontraba; so la inflaci de mercancías puede pertur­bar este equilibrio. La forma más frecuenre del tipo a) en la práctica es una infla­ci de renca, posiblemente leve, provocada por la insistencia de los nuevos pro­ductores, seguida de una inflaci de mercancías después de un periodo de tlempo. En rodo c:aso, la conciusi caracceástica de la fase primaria de un ciclo del cré­dito consiste en una subida del nivel de precios desproporcionada con respecto al incremento de los costes. \n", - "2, Sin embargo, el cipo b) es el más habitual, a saber, el ripo en el que el aumento de la inversin ,·a acompado de un aumento del volumen coral de produc­\n", - "CAPITl:t.0 18: CAM!I05 DEBIDOS A fACTOlts IEl.., CIOSAD05 COS U ll-a, aunque \n", - "so sea porque no es fácil dedicar en poco ciempo a la producci de los pri­\n", - "meros los facrores de producci dedicados a la producci de los scgvndos. \n", - "Eso supone, desde luego, que los faccores de producci no están plenamente \n", - "empleados en el momento en el que el ciclo comienza su fase ascendence, pero \n", - "eso es lo que sucede por lo general, indepeodientemenre de que se deba a la \n", - "depresi del ciclo anterior o a alguna otra causa. En este caso, las remunera­\n", - "ciones de los factores de producci awne.ni:an desde el comienzo, sin que a:u.mcn­\n", - "te la producci disponible. Así pues, los precios sub.:n inmediatamence en re­\n", - "laci con las remuneraciones y los costes; la difereocia entre esce caso y d caso \n", - "1 es que la fase del ciclo del crédico en la que suben los precios comienu en \n", - "seguida. \n", - "3. E.xaminemos ahora el tipo e), en el que los factores de producci que antes esra­bao en paro se dedican a producir, no bienes de capical fijo como en el cipo b), sino determinadas clases de bienes de consumo. El curso de los aconrecim.iemos es exactamente igual que en el tipo b} durante un periodo de tiempo igual a la duraci del proceso de producci, eras el cual la producci disponible que entra ~n el mercado aumenta en la misma cuantía -5uponiendo que el nivel de salarios de eficiencia no varia-en que aumentaron las remuneraciones rotales en la fecha anterior; por lo que los precios descjendcn basca retornar a su ni,-cl anterior. \n", - "Debe selarse que las expansiones de ripo b) y e) no pueden producirse sin un cambio significativo de la sicuaci mon~taria, ya que implican un aumento de las remunttaciones corales, así como de los beneficios. Por lo canro, eso exige la aquies­cencia de las autoridades bancarias, aunque si los bancos no se han acostumbrado a cenrrar la a~ci exclusivamente en el volumen de depiros corales, el ajuste mone­tario podría producirse sin que se dieran cuenca. Pues el volumen de dinero para cir­culaci industrial puede aumentar como consecuencia de una disminuci de la circulaci 6nancicr-a, es decir, de los depitos de ahorro, ya que es especialmente probable que en las,primcras fa= de una expansin baya un esca.do de ánimo alcista general que provoque una reducci de la posici •bajista\". En su defecto, una le>'e subida del tipo bancario que es insuficiente para contrarrestar la rcndencia hacia la inflaci de mercancías puede scrvic para awnentar lo suficiente la cncid.id de dine­ro para hacer frente al a.umenco de las remuneraciones, aumentando las velocidades de cir.:ulaci como consecuencia del incremento dd coste de tener saldos fy normal­menee será su6cienre un cambio muy peque de las velocidades) o -si se uat.1 de un \n", - ":!.66 LA on..·_,MJCA DEl P-rlVEL oc ,atCIO.S \n", - "país que es miembro de un .sistema i nrernaciona!.=:.arrayendo oco del enranjeco•. Sin embargo, una expansi de tipo a)~ la que el volumen de bienes uidos que entran en d mercado disminuíe debido a que se ha conceorrado más esfucn:o productivo en los bienes de capiral-puede producirse slo con. una leve alteraci de los facmres monetarios y, por lo tamo, requiere una iorervenci más positi,•a por parre de los bancos si qu.iecc evirarsc. \n", - "Selemos de pasada que cuando el precio de los bienes de consumo sube, no por­que disminuya su oferta sino porque aumema el volumen deempleo, y ese aumemo no es coocrarrestado (inmcdiarameore) por un aumeoco de su oferta, geocralmcme el volu­men de empleo aumentará gradualmente y los empresarios que decidan elevar la pro­ducci se sentirán inclinados a hacer pedidos con aorelaci de alguno, de los bienes scmiacabados que ,an a oeL-.::sitaL ·Por consiguieme, el prncio del capital circulante, es decir, el pacr de preci.os al por mayor, tenderá a aumentar antes y más deprisa que el patr de consumo. Sin emb:ugo, esas variaciones ancicipadas de los precios a for­man parte de la fase primaria. \n", - "Hemos analizado el caso de un aumento de la inve.rsi que no es contrarrestado por un aumento del ahorro. Pero estos argumentos también son válidos, mJ.ttatis mJ.ttan• dis, cuando el ciclo del crédito ha sido provocado por una disminuci del ahorro no contrarrestada por una disminuci de la inveni. No es muy probable que ocurra eso \n", - "<:n la práctica en un grado considerable, ya que los factores que dercrmillan el volumen de ahorroson de un tipo que no es ran probable que cambie de repente como los que determinan el volumen de inversi. Sin embargo, si el ahorro disminuye por alguna raz, eso significar;í un incremento del gaseo en los mismos bienes de consumo dispo­nibles que ames, por lo que, al igual que en los demás casos, los pcecios subirán. Tam­poco existe n.inguna raz teica por la que un ciclo del crédito no comience con una fase descendente, debido a una disminuci de la im-ersi mientras el ahorro contin aumentando. Esta disminuci podría deberse a la pérdida de confianza de los empre­sarios en determinados tipos ele proyectos o a una deflaci de capital que no ha afec­tado a la disposici del plico a ahorrar. La maroria de las veces, quizá, la fase ascen­dente es una reacci a una fase descendente anrerior y una fase descendente es una reacci a una fase ascendente anrerior, sucediendo las expansiones a las depresiones y las depresiones a las expansiones, si bien la fecha exacta en la que comicn-za la reacci \n", - "normalmente es determinada por alg cambio independiente del eocomo que se debe a faccores no mottetarios. \n", - "(4] Ea l'?s países •n los que el ccoual (como eo la mayoría de mente a pcoducu ua cierto volumen de dinero depende e.a los p.>cÍY..s del continente euro-­a.ummro del volumen ik dinero pacte del volumen de letras qu-e p«>), un aumenco del volumen en cica.il.a.:1. pueden descontar.se en el banco ds, producci 1ieadc dfr~c,a.• \n", - "CA.1!ruto ti: Cli.M!I.IOi-DEStOO'S A FACTOJlU Jt.EL\\Ct0NAD05-CON LA [NYE.UION \n", - "&.f;!l:f ase.sec.,m,Efq_ru;_· \n", - "Las variaciones de los precios examinadas basta ahora corresponden a la fase primaria del ciclo del crédico. No se deben a un iruento de aP,rovechar la aparici de beneficios sino a que los empresarios ,·en oportunidades vencajosas paraaumenca~ la actividad en derernnadas direa:iones. Sin embargo. la fase .secundaria es de di.srinro caráccer. Hemos hecho hincapié en que la esencia de una inOaci de mercancías consisre en que-los pre­cios suben pcoporcionalmeore más de lo que aumentan. si aumencan. los costes de pro­ducc.i. Por consiguiente, los empresarios que ttenen bienes de consumo líquidos resul­canres del proceso de producci pueden venderlos por más de lo que ha costado o está coscando producirlos y obcenec así un beodic.io exrraordinario. los ele,-ados precios carnbién inducen a los minorista., y a los mayoristas a reducir sus e.x:isceocias -que aho­ra. pueden vender a un precio excepcional menee sacis.faccorio-por debajo de su nivel normal. En la medida en que eso ocurra, sucede de hecho reduciendo la inversi en un decerminado tipo de capital circulante como compensaci parcial del exceso de iover­si eo otras direcciones. Pero el resultado casi inevitable de los beneficios generados _por ta producci corriente y el agoramien10 visible de las exisrencias es que anima a los fabricanres de bieoes de consumo a redoblar sus esfuerzos para incremeotar su. produc­ci. Tenemos, pues, bajo la influencia de los beneficios extraordinarios generados por la subida que expecimencan los precios en la fase primaria del ciclo del crédico, u.n es­tímulo secundario para aumeniar el m lumen de producci que, esca vez, es de carác­ter general y afecta a todos los ripos de bienes de consumo general. \n", - "Esca fase secundaria tiene incluso más probabilidades que la primaria de implicar una cierca ,nflaci de rema, así como una cierra inflaci de mercancías, pues el inren­ro de aumentar a más el volumen de empleo probablemente enducececá la acrirud de los faccores de producci y les permirirá conseguir un nivel más aleo de remuoeraci por unidad de producci. Además, en algunos casos los factores de producci espe­cia liz.ados estarán plenamenre empleados, por lo q_ue la aparici de beoeficios llevará a los empresarios a pujar por la oferta de escos factores, elevando así t.! oivel de remu­neraci en estos casos específicos. Con el a vanee de la inflaci de renca, los n:cursos bancarios exoedcmarios que estimula.ron a los empresarios a aumencar sus acri,·idades desaparecen (debido a las crecientes demandas de la circulaci industrial), pero mien­tras exista alguna inflaci de mercancías, el esárnulo ~ mantendrá. Además, en la medi­da en que se espere una nuen subida de los precios, puede surgir una tendencia a aca­parar bienes líquid, lo cual hace que la inversin sea a mayor que el ahorro y precipite la prop[a subida en cuesci. \n", - "C. El oolapso \n", - "Ahora b¡eo, indepeodienremente de que !a fase primaria encierre o no la semilla de una reacci, la fase secundaria encierra necesa.unente esa semilla. Si la fase primaria es pro­\n", - "2.68 J.., l>l!<.l.>uc~ llEL NIVEL DE PRfCIOS \n", - "~... ooa.cia: p<.>Ím:,áurifemo de la producci de bienes de capital, el nivel de precios conti-;o­nuará subiendo mienrras conrin esra producci de capiral, lo cual, en las condiciones oporrunas. puede dorar mucbo, si bien el incentivo para aumenrar la producci de bie­ne-s de capital debe disminu de la mEsma forma que aumenca el ÍC1cenrivo para pro­ducir bienes deconsumo. Pero si es provocada por un aumento de la producci de bie­nes de consumo, emon.:es, tras un pe-ríodo de tiempo que depende de la duraci del proceso de producci, La oferta de esos bienes que entran en el mercado aumentará toral­menee en proporci al nivel de rern unera.ci. Por lo ramo, el nivel de precios ya no podrá subir, por lo que los precios descenderán bastad nivel en e[ que se e.n.contraban ames. So puede mamenerse un nivel de pre,ios más airo en la medida en que se haya producido WJ.3 inflaci de renca. Ahora bien, como la fase secundaria estimula necesa­ri:nnente la producci de bieC1és de consumo, de esro se infiere que incluso cuando la fase primaria es provocada por un awnento de la producci de bieoes de capi.tal, la fase secundaria encierra la semilla de una reacci, que germinará ran pronto como el awnen­ro de la ofer-.a de bienes de consumo esté lisro para entrar en el mercado. Así pues, tatde \n", - "o rernprano em:rarán en el merca.do bienes de consumo que ya no pueden venderse al pre­cio antes vigeme, por lo que ahora comenzará la fase del ciclo en la que descienden los precios. \n", - "Este movimienro descendente de los precios, aunque destruye en parre o en su cota· lidad los beneficios exuaordinacios que estaban obreniéndose antes, no debe provo­car por sí solo pérdidas reale-s a los empcesari.os; y, de hecho, en la medida ea que con­rimí.e habiendo un cierto e.'CCCSO de itiversi, seguirá habiendo algunos beneficios. Pues, mientras el ahorro no sea mayor que la wversi, los empresarios siempre pueden ven­der bienes de consumo por una cantidad agregada que sea al menos igual a su coste de producci. Por lo tanto, en teoría no es necesario que se produzca una reacci que provoque pérdidas extraordinarias; cuando el exceso de inversi desaparece, .la expan­si se detiene. Examina.remos delalladameme un caso panicular en el capítulo 20. \n", - "No obstante, hay muchas cazones por las que, en realidad, es probable que la fase de descenso de los precios sea e! preludio, no so del fin. de los beneficios excraordina­rios, sino también del comil\"llzo de pérdidas exua.ordinaci:as. \n", - "En primer lugar, entraran en funcionamiento nuevas influencias en el lado de la inver­si. ,'\\.lgunos empresarios, movidos por unas predicciones inexactas, esrarán producien­do en condiciones de eficieC1cia inferiores a las normales, en las que no pueden cubrir sus costes de producci a menos que los precios sean tales que los empresarios en Sll con­junto esrén obteniendo beneficios extrao.rdinarios. El descenso de los precios ílevará, pues, a esros empresarios a deteC1er esa·producci, lo cual, al reducir la inversi en capital cir­culante, reducirá la rasa rotal de inversi. Al ver que están bajando los precios y quizá que cambién escá disminuyendo e! volumen de producci, es po5.ible que cambie el esta-• do de ánimo del mundo ftnan.ciero de dos formas: pueden surgir opiruones ~bajis1as \", lo cual puede aumentar la demanda de dinero en la circulaci financiera y reducir así la \n", - "c~~JTliLO 18: CAMBIOS DEBIDOS>. FACTORES R!:t.ACIO~ADOS CO:< L.~ ¡,,;vnsro:< \n", - ":~of~~de:._dgi~~~,cicculaci industrial, haciendo que los bancos tec,gan que re.J.l,l.Q!: _ la inversi, por lo que la inflaci de capital (en !a que, como he= visto, inftu¡-e más la opini que el volumen de dinero} puede desapattcei:; dando lugar quizá a una defla­ci de capital (es decir, a un descenso de P') y eliminando así uno de los esulos paca que haya un ex:ceso de inversi. \n", - "Al mismo riempo, carnbién cambiará la situaci en el lad.o monetario. i,demis de desaparecer el estado de ánimo alcista general que aumenrcemporalmenre la circula­ci industrial a .::osta de la cicculaciflilanciera, los demás facroces a corro plazo que \n", - "-pecmirieron que aumentara algo la masa salarial estarán casi agotados. De hecho, pue­de que su tendencia se irwie:rta; por ejemplo, las velocidades de circulaci pueden ten­der a volve.r a la normalidad; y si la inflaci de mercancías se ha extendido a otros pai­\n", - ",. ses, o por otras razones, el nivel del tipo bancario puede dejar de atraer oro o puede \n", - "• incluso deja.r de retener el oro e:ciscence. Sin embargo, es más probable que las pocen­cialidades de los factores de expansi se agoten en luga.r de invenirse, al menos en pri­mera instancia, pues, a medida que a..-anza el ciclo de.l ccédiro, los be-neficios extraordi­narios de los empresarios los animarán continuamente a pujar por los servicios de los fac:ores de producci, por lo que la inflaci de beneficios se con\\•ertirá gradualmen­te en una inflaci de renta y, dependiendo dd grado en que ocurra eso, se necesitará cada vez más dinem para apoyar la circulaci industrial. \n", - "Llegara, pues, un momento en el que d iarenco de aumentar o de mantener el volu­men de circulaci industrial llevará al cipo bancario efectivo a uo nivel que disuadirá en codas fu circunstancias de realizar nuevas inversiones en relaci oon el ahorro. En ese momento, se pondrá en marcha la depresi. La reacci rras la expansi no so habrá reducido los precios y los beneficios hasra de-volverlos a su ni,-cl norma!, sino que habrá iniciado una era de pérdidas empresariales y de precios.más bajos de lo normal. \n", - "Todo esco supone, desde lu~o, que el sistema bancario ha esrado comporrándose de acuerdo coa los principios por los que se ha regido hasta ahora y que no tiene ni inren­ci ni capacidad para fijar y mantener el ripo bancario eíecrivo para que el ahorro y la inversi sean siempre más o menos iguales, pues si consiguiera gestionar la camidad ck dinero seg este timo cdcerio, el ciclo del c.rédico no se produciría. \n", - "Hemos descrito en este capítulo la génesis y la evoluci del ciclo del.crédito en los \n", - "términos más generales posibles. Es evidente que los acontecimientos reales pueden seguir innumerables y muy difereores rumbos. Pe.ro creo que un gran nero de casos encajan en el modelo genFal anm:ior. \n", - "\n", - "-. \n", - "~ j \n", - "-.·¡ .._~·.J \n", - ",~ij \n", - "_j] \n", - "Capítulo 19 \n", - "Algun•aspectos especiales del ciclo del crédito \n", - "t],\n", - "·~~:¿r \n", - ":.> :: \n", - "\"~j \n", - "~~ \n", - "~ ~ \n", - "t \n", - "-ti \n", - ").l \n", - "~­\n", - "'~4\n", - "c:. i, \n", - "-,· ~! \n", - "~-,;¡,\n", - "'1~. \n", - "·t~ \n", - "__ ___ _. -,:~~r1J \n", - "l. LA JUSTmCACIÓN DE LA INFLAOÓN DE MERCANCfAS \n", - "Las ex:pecien.:ias del periodo pos-rerior a la guerra nos lle,·aron a muchos a afar que la estabilidad del nivel de precios era el mejor objetivo posible de la política práctica. Eso significa¡ia, entre ou-as cosas, que las autoridades bancarias debcrian intentar eli­minar el ciclo del crédito a toda cosca. Esta defensa ha suscitado críticas, de las cuales el principal auror es el Sr. D. H. RobertSOn (en su B:mking Policy anti the Pria Leve{); en rilas se dice que el ciclo del crédito, aunque es culpable de desastrosos excesos y gra­ves delitos, tiene un papel que desemper en una sociedad en expansi y que el inren­to de frenarlo podría provocar un esrancamiemo, ademis de estabilidad. U~ados a este puruo, tal vez sea, pues, convenienre pregnntane qué hay de cierro en las opiniones del Sr. Robenson. \n", - "Los argumentos del Sr. Robcruon se basan principalmente en que la fose de infla­ci de mercancías de un ciclo del crédim, mientras dura, hace que la riqueza de la comu­nidad aumente más deprisa de lo que aumentaría en caso contrario. Eso es indudable­mente cierro. Una inflaci de mercancías hace que la producci corriente de la comunidad sea superior a su consumo corriente en mayor medida que si no existiera, mientras que, por s,u parre, los salarios reales más altos de los que se disfruta durante una depresi exisren a costa de la acumulaci normal de capital. El Sr. Robcrnon lla­ma u insuficiencia impuesta• al exceso que se debe a una inflaci de mercancías sobre el incremento de la riqueza acumulada procedente del ahorro voluntario y sostiene que hay ocasiones en las que es deseable que ia casa de incremento de la riqueza zcumulada sea mayor de lo que podría ser en un régimen de ahorro voluntario no complemenC11do por una \"insuficiencia unpuesra ~. \n", - "LA OiS A.MEC;.t. DEL Sl\\!EL DE. l!'JlfClO:i \n", - "-Debe,seiialarse que la fase d.e inflaci de mercancfas de un ciclo del c~éciito no pue­de uizlirse para aumentar conrinuamenre la tasa de acumulaci de ciqueza. So es il para producir un corco y sito impulso. Ahora bien, es b:m:ance razonable pensar que pueden surgir ocasiones en las que sea sumamente neresario un impulso de este tipo. La inflaci de mercancías puede= el medio más eficaz para realizar una rápida tran­sici en el caso en que existan buenas razones para rencc prisa. Pero me resulc:a difícil imaginar buenos ejemplos. salvo, por supues10. una guerra, du.ranre la cual el purista financiero pueda sentirse sobrepasado anres de que hayan tenido tiempo de surtir efec­to sus propios recursos más ter.ros. \n", - "Debemos colocar, pues, en el otro lado de la bala.nza las pérdidas de acumulaci de ciqlleza que se deben a la fase de deflaci del ciclo del crédito. Y una vez hecho eso, ¿e-; 5egMLQ bacia qué lado se indinará la balanza? Es muy probable que et enor­me aumenco que· experimentla riqueza mundial durante el siglo XIX se debiera p­cipalmem.e a una inflaci de mercancías, pe.o es posible que ésta se debiera a lacre­ciente abundancia de dinero )', al mismo tiempo, a la creciente eficiencia de los factores de producci que permitique los precios fueran durante mucho tiempo algo más altos que la remunerac:in de eficiencia, por lo que hubo beneficios y ;e acumulrique­za. más que a las bruscas oscilaciones del ciclo del crédito que se superpusieron a esta rendencia general. Pues hay enormes pérdida.s que colOCJr en el otro lado de la balan­za atribuil>l.es a las deflaciones cíclicas. Las pérdidas que se regisrran durante escas timas se deben no so al consumo a expensas del ahorro, sino también a la pérdi­da de producci debida al paro involuntario ¡que es un mal mayor que el beneficio que generan las horas extraordinarias en las expansioaes). Generalmente, no se da un peso suficiente a esta gran pérdida de riqueza que~ produce durante una defla­ci y que es atribuible, en parte, a la pérdida de ahorro y, en parre, a la iaacrividad involuntaria de los iacroces de. prod.ucci. Una política de gesti que generara una mflaci de mercancías de vez en cuando en los momemos en que pareciera que el ahorro volumario es insuficiente, sin permitir nunca qu.e se prod.ujera una deflaci como consecuencia, podría dar realmente buen resultado. Pero no seria una inflaci cícl,ca. Si queremos establecer unas reglas generales sobre los ciclos del crédito, es improbable que resultara provechosa en conjunto una regla general que fuera favo­rable a ellos. \n", - "En segundo lugar, debe darse alg peso a las consideraciones relacionadas con l;i ju.srida social. Ea una inflaci de mercancías, la remuneracin de los factores de producci vale menos de lo que prod.ucen y la diferencia se distribuye arbitra­riamente enrre los miembros de la clase empresarial en forma de un awnenro per­ianeoce de su riqueza, pues normalmente pueden beneficiarse de la inflaci más e!¡: lo qu~ piecden como con.secuencia de la deflaci. Es1a transferencia forzosa y ªfbicraria de la propiedad de los n:sulrados del esfuerzo es en sí misma un mal con­siderable. \n", - "l. \n", - ". \n", - "1 ­\n", - "1 \n", - "CAPfTt.J!.O 1.9: ALGUNOS :\\5PECTOS ESP!Cl&LES-Oll C:CLO O'EL cat:0 1ro \n", - "_ .Hay,._sin embargo, algunos argumenros secundarios en favor de la postura general del Sr. Robeccsoo: \n", - "1) En una sociedad en expansi y, de hecho, en una sociedad que es susceptible de todo tipo de cambios, el instrumento de la inflací remporal a veces puede ser necesario para conseguir que se susticura un tipo de producci por 011:,0 con el grado de rapidez deseable. En un sistema socialista que se dirigiera con absoluto conocimieaco y sabiduría, podrían desviarse recursos produa:ivos por decreto. Peco en un sistema individualista eso es imposible. Los recursos renderán a permanecer donde est,ío. Sera necesario no so que s.e espere que aumenren los b.:ne6cios en alguna otra parre para que se muevan los recursos, sino también el acicire de una disminuci de los beneficios e incluso La amenaza de quiebra si no se mu-evro. Por lo tanto, los nuevos hombres no dispondrán fácilrocote de los recursos necesarios para poder poner sus ideas en práctica can pronro como sean de incerés social, si tienen que espet\"ar a que los empresarios que boy los cé>ntIOlan .se los cedan volun­tariamente. Así, es mejor -eso es lo que se die~ que se dé a veces a los nuevos pres­tatarios la oportunidad de aa:eder a los recursos mediante una inflaci de mer­cancias o se les permita pujar con las empresas establecidas mediance una inflaci de cencas .para que el progreso avance como es debido. Debemos admitir que este \n", - "argumenro tiene peso. En los momencos de dificultad y, en realidad, ea las desgr,a­cias en general, los hombres y los métodos nuevos Uegan anees a la cima qu.e en las épo-:as de plácida prosperidad. Pero se trata evidentemente de sopesar las ve:nt.ajas y el precio que hay qu.e pag¡u:. Además, los altibajos habiruales de las indusccias a menudo pcoporciooan el estímulo necesario sin que sea preciso urdir las perrorha­ciones generales que esramos analizando ahora. Estabilidad monec:aria no s.ignifi­ca inacci,.-idad universal ni un clima de ausencia de cambios. La estabilidad media a la que se aspira es una estabilidad en. la que las pérdidas de los empresarios en un sentido son compensadas más o menos por sus ganant.-ias en otro sentido, por lo que no ruiy una tendencia general a la expansi o a la depresi que se superponga al progreso o al declive de determinadas industrias y de determinados empresarios­No es una estabilidad en la que se ha suspendido la supenivencia de los más a pros por medio del funcioaamienco de I os beneficios y de las pérdidas. \n", - "Il) El Sr. Robernon sostiene que en algunas circunstancias las variaciones del nivel general de ,¡,recios, por cona-aposici a las variaciones de precios corecrecos, permiten a los factores de producci ajustar su grado de esfuen:o a su retribu­ci mejor que en un régimen de escabiltdad. Pero aunque eso pudiera demos­trarse en casos especiales -y tienen que cumplirse muchas condiciones para que eso ocurra-queda la cuesti de qué regkz general es mejor. \n", - "Llego, pues, a la conclusi de que las opiniones del Se. Robercson, aunque merecen que se les preste atenci seriamente, no son suficiences para desechar la \n", - "LA OlliÁMIC.-. OEL NIVEL DE •UCIOS \n", - "suposici pri=i /ocie en favor dctob¡écivo de la estabilidad de! poder gi'c0·rnpra •--_ como regla general y en detriment.o de las oscilaciones del ciclo del crédic.o. Pero el lecror debe obsCf'Var, e insisto en ello, que en esre capírulo estoy re.firiéndome exclusivamente a una inflaci de mercancía, que forma parte de un ciclo del cré­dito, es decir, a una inflaci que se debe a fac1ores relacionados con la i.rwcrsi que no va acompada de ning cambio duradero de los factores monotafios. Una prolongada inflaci de merrancías que se deba a un awnenco gradua.! ele la oferta de-dinero, a diferencia de una prolongada inflaci de mercancías., es una cosa muy di.scinra -ns'eeueocia\"de,íJ'.Ila subida de los precios, es evidenr.: que el prestarario, pa.ra el cual se ha creado el crédito monecarto adicional, tiene más poder de oom,pra con el que puede aumencac su fondo de capiraJ cicculame, f esto es asj aunque los preci.os suban y por mucho que suban. ¿A cosca de quién se ha producido este aumento, O eP. ocras palabras, ¿dct quifoes es la renta real que ha disminuido par:i poner más renta real en manos del presc..rario? La respuesta evidence -pero errnea-es que la transferen­cia se ha producido a costa dd depositante. Es cietto que el prescarario, que llega al mer­cado como un comprador más sin que disminuya el poder de compra de !os demás com­pradores al nivel de precios existente, el.e,a los precios. También es cieno que la subida de los precios reduce el valor de los depirns del depositante, es decir, el poder de compra al qur tiene acceso. Peco a menos q~e supongamos que los deposicames en su conjunto estáa a punto de reducir sus saldo. reales. la subida del nivel de precios, aunque re.doce el valor de los depitos de dinero, no por esa raz reduce nocesariamenre el coosurno de los de¡xr­sicames. To la medida en que los depos.icames en su conjunto no estén recurriendo a sus depitos ameciores para consumic, no es con los depitos que tienen con los que están pagando su consumo, sino con su renta corriente. Esto nos Ueva a la respuesta correcta. Lo que reduce las:ubida de los precios es el valor de codas las rencas corrientes que.se paga11 en e:fcaivo. Es decir, el fluio de poder de compra en manos del resco de la comunidad dis­minuye en una cuan igual al nuevo poder de compra que obtiene el prestatario antes citado. Además, como hemos vísco, los empresarios que pueden vender su prqduccin corrieme al precio más aleo obtienen en forma de beneficios una gananci1! exactameme igual a esca pérdida de valor de la rema corriente. Por lo tanto, el incremento del capital adquirido por los nuevos presrat:irios por medio de los prestamos que les han concedido ha sido a cosca de los perceprores de rema corriente; pero esre incremento de la riqueza o, más bien, el pcesrarno que lo hace posible, no peLtenece a aquellos a cuya costa se ha acu­mulado sino, directa o indireaamenre, a los empresatios que hanobrenido bencfi.cios exrra • ordinarios al poder deshacerse de su producci a un precio más alto. \n", - "¿A quiénes ha ido a parar; en cambio, el incremento de la .queza correspondiente a la pérdida de riqueza de los depositantes? Evidentemente a los antiguos prescmuios, c.~ decir, a los prestararios que han pedido dinero prestado al amerior nivel de precios má,s bajo, pero que podrán devolverlo al nuevo nivel de precios más aleo. Pero esca transfe­rencia, aunque es una transferencia de riqueza -no so enrJ:e los que tienen depitos bancarios y los que piden préstamos bancarios, sino entre codas las clases de prestamis­1a,; y prestatarios eil término$ monetarios-no es una transferencia que conrribuye en modo algU(lo a aumentar et stock de capital, pues aunque los prestatarios pu.edea devol­ver los prestamos a su vencimiento desprenruéndose de menos poder de compra del que esperaban desprenderse y, por lo canro, consecYan poder de compra adicional que pue­den o no utilizar para repo~r capital circulante, la cantidad de crédiro de que disponen los bancos, como consecuencia de estas devoluciones de viejos préstamos, coa el que hacer nuevos préstamos a empresas vale correspondientemente menos. \n", - "CAPITULO 19-: ALCUSOS AS,ECTOS E.SPECJAL!.S DEL CICLO DEL Clllt'>!TO \n", - ".-lil: Tu\\·SENDA NORMAL DE UN CRÉDITO \n", - "Una vez que hemos puesto suflcience énfasis en la infinica variedad de sendas que pue­\"dc seguir un ciclo del crédico, podemos permitirnos, para simplificar el análisis, clegi.r _:una senda que nos parece lo suficientemenre free.u.ente como para que quizá merezca lla­\n", - "marse senda habiruaJ o normal. \n", - "Ocu.rn algo -de carácrer no monetario-que aumenta el atractivo de la inversi. Puede ser un nuevo invenco, el desarroUo de un nuevo país, una guerra o el retomo de la \"confianza empresarial~ como consecuencia de muchos peques facrores que tien­den a influir de la misma forma. O puede ser -lo cual es más probable si es una causa monetaria la que está desempendo el papel principal-: una subida de la bolsa devalo­·res que comienza con una especulaci en recursos naturales o con monopoJ¡os de fac­to, pero que acaba afectando por contagio al precio de los nuevos bienes de capital. \n", - "La subida del tipo de imerés natural correspondiente a un aumento del atracri,·o de la fovcrsi no está respaldada por un aumemo del ahorro; y el aumento del volumen ~ de inversi no es frenado por una subida su.f:iemc del tipo de interés de mercado. \n", - "Esca aquiescencia del sistema bancario en el aumento del volumen de inYersi puede -significar que tenga que pe.rmirir un cierro aumento de la cantidad total de -dinero; pero no es probable que claummro necesario sea graade al principio y puede proceder, de u.na .:, forma casi desapercibida, de la holgura general del sistema o de una disminuci de las \n", - "-necesidad~ de la circulacil financiera sin que varíe el volumen total de dinero. \n", - "En esta fase, la producci y el precio de los bienes de capital comienzan a aumen­tar. El empleo mejora y el [ndíce de pcecios al por mayor sube. El incremenco del gasro de las perso[l3.S que acaban de enconuar trabajo eleva el precio de los bie[les de consu­mo y permire a los productores de esos bienes obtener unos beoeficios exrraordinarios. Para entonces habrá subido el precio de casi codas las categorías de bienes y rodas las clases de empresarios estarán obteniendo beneficios. \n", - "Al principio, el volumen de empleo de los facrorcs de producci aumentará sin que varíe mucho su nivel de remuaeraci. Pe.ro una vez que una elevada proporci de los ,,. factof'Cs parados tenga empleo, los empresarios que pujan encce si esrirnulados por \n", - "los elevad.os beneficios comenzarán a oÚ'ecer unos niveles de remuneraci más altos. \n", - "Así pues, encre canto, las necesidades de La circulaci industrial habrán aumenta­do, primero para hacer frente al aumento del volumen de empleo y después para hacer frente, además, al aumenro de los niveles de remuneraci. Por lo tanto, llegará un mo.mcnco en el que el sistema bancario ya no podrá ofrecer el volumen necesario de dine­ro coherente con sus principios y tradiciones. \n", - "Es asombroso, sin embargo, lo grande que puede ser el cambio de los niveles de remu­neraci al que puede: hacer frente et sisrema bancario ,on los cambios de lo. circula­ci financiera, de las velocidades de circulaci y de las proporciones de reservas del banco central-sin ir en contra de sus principios y ccadiciones. \n", - ":L80 LA tHt<ÁMICA DEL NIVE.L DE PRECiOS \n", - ".--.,.~_;?'\";~,.,.­\n", - "_:,--:e-':::Es '\"píble, pues, que el cambio de sentido se deba, no a la renuencia;o--a -la ,ncapa­cidad del sisrema bancario para financiar el ai:rnent0 de la masa salarial, sino a una o varias de las tres causas sigu,entes. El cambio de sentido puede deberse a un des.ánimo del mundo .financiero debido a que algunos financieros, por presciencia o por la expe­riencia adquirida en crisis an1eriores, vean algo más allá que el mundo de lo,; negocios \n", - "o el bancario. Ea ese caso, el escado de ánimo \"bajista~ aumeacaci, como hemos visto, las necesidades de la circulaci financiera. Es posible, pues, que la cendeocia de la circulaci financiera a aumentar, unida al incremento de la circulaci industrial, des­cruya el sistema bancario y lo obligue a imponer finalmente un cipo de imerés que no sea tOtalmence igual al cipo natural sino, coo coda probabilidad en las nuevas circuns­tancias, muy superior a él. . \n", - "O puede que los acraccivos de la nueva inversi desaparezcan con el tiempo o con el aumento de la oferta de ciertos os de bienes de capital. \n", - "O, por timo --si el cambio de sentido no se debe a ninguna de las causas anrerio­res-, es probable que se produzca una reacci por contagio que dure no mucho más de un período de producci una ,·ez que se ha instalado la fase secundaria de 1a expan­si {el aumento de la actividad en la producci de bienes de consumo), debido a la ine.itable caída de los precios de los bienes de consumo por debajo de su ni,·el más aleo. \n", - "Así pues, el colapso llegará finalmente como consecuencia de la acumulacin de varias causas importances: la evaporaci de los acractivos de la nueva in,·ersi, el desá­nimo del mundo financiero, la reacci del nj-vel de precios de consumo y la creciente incapacidad del sistema bancario para hacer freme a las crecienres necesidades, prime­ro de la circulaci indusrrial y después también de la circulaci financiera. \n", - "El orden de los acontecim,entos es, pues, el sigui.ente. Primero, una inflaci de capi­tal que provoca un aumento de la inversi, el cual provoca una inflaci de mercan­cías; segundo, una inflaci de capi ral y u.na inflac, de mercancia.s a ma}·ores apro­ximadamente durante un período de producci de bienes de consumo; tercero, una reacci de los niveles de inflaci de meccanctas y de capicat al final de esre periodo; cuarto, una caída de la inflaci de cap,ral; y finalmente, una disminuci de la inver­si por debajo del nivel normal, lo cual provoca una deflaci de mercans. \n", - "-\n", - "...___ \n", - "Capítulo 20 \n", - "Un ejercicio de teoría pura del ciclo del crédito \n", - "< •• \n", - "\n", - "E\n", - "n esre capitulo, propongo tomar una clase especifica decido del crédito y anali­zarla detalladamente. El ejemplo que romo es algo artificial debido a los supues­tos simplificadores que hay que incroduár para excluir las diversas complejidades \n", - ".-que suelen estar presemes en la vida ccal. Como, además, no ade nada al análisis ame­rior, sino que $Ólo lo ilusua, es posible que algunos lectores prefieran omitirlo. Sin embar­go, el método y las ideas de los ca pírulos anteriores se ilusuan mtjor de esta forma que si tratara más aspectos del tema con menor profundidad. La clase de ciclo que tomo es un ciclo en cuyos inicios algunos de los factores de pro­ducci están parados. Se supone que los bancos adopran una política crediticia que per­mite que awncotc la producci de bienes de consumo y que genere un incremento del stodc de capital circulante sin que el ahorro aumente lo bastante como paca compen­sarlo, un incremento que resulta suficiente para que todos los factores de producci parados puedan retornar gradualmente al eraba jo. El capítulo es, pues, un ensayo sobre la mecánica interna de la estructura precios-salarios-empleo durancc el curso de un ciclo que representa una recuperaci del volumen de empico con respecto a la depresi anterior que na alcanzado un equilibrio entre los precios y tos costes de pcoducci, pero que sigue caracterizándose por la pccsencia de paro. \n", - "L EL CASO CONVENCIONAL \n", - "Comencemos simplilicando el problema con el fin de exponer el mecanismo esencial (que, como veremos, es considerablemente parecido en los casos más genera tes) de una manera exenta de complicaciones acx:csorias. Nuestros supuestos iniciales, que elimina­remos más adelante, son los siguíenres: \n", - "!.~ DJ)<ÁMlCA Otl Ní:Sec:,'Upo que-el ahio corriente, c.'Cduidos los aumentos de !os depsitos de renca, es igual a la cantidad denueva inversi neta, distinta del aumen­to del capital circulaare necesario para generar el volumen adicional de empleo, por lo que el capital circulante adicional corresponde exactamente a la cantidad \n", - "de beneficios de los empresarios más el aumento que puedan experiroenrar los depitos de renca'. \n", - "Supuesto beta. Se supone que los bancos crean suficiente dinero adicional para la circulaci indusuia!, un.a vez tenidas en cuenta las fluctuaáooes que pueda CX\"pc!'­rimencar la cantidad de circulaci financiera, para perrniár la. absorci de los factores de produ.cci parados en el empleo a un ritmo constanre, de manera que los timos factores parados ya estén trabajando justamente cuando haya transcurtido un período de producci.. Eso significa que los bancos proveen a los empresarios de todo lo que necesiten, aparee de sus beneficios, pa~a pagar unos salarios cada vez más alms, como se supone, y para aumenrac sus depi­tos ele negocios de cipo A. \n", - "Supuuio gamma. Se supone que todo el 2umenco de.l empleo se destina a la pro­ducci de bienes de consumo y que los stocks de capital líquido, si los har, se mantienen conscames. \n", - "Supuesto delta. Se supone que no hay inflaci de renca, poc lo que los salarios de eficiencia de los facroces de produoci no varian, es decir, que los costes mooe­rarios de producci se mantienen coostanres. \n", - "Supuesto épsilon. Se supone que el prooeso productivo de rodas los bienes tiene la !lllSma duraci y que es un proceso con.ticuo. \n", - "SSLpuesrc, wa. Se supone que [os salarios se pagan al final de intervalos regulares, que llamaremos ~semanas~, en funci del erabajo realizado durante cada semana; que los perceptores de los salarios pagados no pueden gastados basca la semana s,guien­te; y que el gaseo realizado durante cualquier semana se realiza a un riuno conscan­te, es decir, que el gasto rt-aliz.ado en cualquier semana depende de la renta de la semana anccrior y que la renta percibida en funci del trabajo realizado en una semana no se recibe con el riempo suficienre para que arecte al gaseo efecruado duran­te esa semana. Se supone, además, que al final de la semana los consumidores tie­nen en sus depitos de renca una caoridad igual a la rema que acaban de recibir esa semana más una proporci constante de la renta percibida la sem.ana anterioi: \n", - "Cuando las renras mo.necarias no varían o van a una tasa consta nre, lo ante­rior significa que los depitos de renta q11e ácnen los consum,dores. al final de cada semana representan una proporci constanre de la renca de la semana y que la Yelocidad de circu.lad de los depitos de reoca es constante. Peco cuan­\n", - "! r) Eso su¡,one impl.icii:ameote iempresas JJOescin Íiece do ccmpo.ral, pues .en esce caso, so gradualrnen~ por lo que la de una S,tmana a orra es· mayor cuando las renu.s están aumcn.­vdocidad de circulaci de to~ quela muack unasemana,noe:s tando, e:s probable que Pa mm '!U\" depitos de rtma l TEOklA '1lkA D[L CICLO DtL Clro·-·-,:_'?-;-~-­ducidos en el exrranjero y ceduc.ido los precios de los bienes producidos en el inte­rior, miemras que la wbida dd tipo de interés habrá ceducido f1. Así pues, en el nue­vo pumo de I Cf. su Ir.u,-,-..atiomJ! Trade (19271, p:íssim. \n", - "CAPITU LO 2.1 : CAMBIOS Dt31DOS A Utl\" OESEQUJLUJUO l:,IT.EitNACIONAL \n", - "Llamemos tipo internacional-al valor del tip(l decimerés de mercado de un país que haría innecesarios los movimientos de oro (es decir, que es cal que G-=0) (los tipos inter­nacionales de los diferences miembros del mismo sistema monetario no son, por supues­to, independientes). \n", - "Comencemos por el caso en el que so hay dos países, A y B, por lo que evitamos ~ así las complicaciones del comercio indirecto. Supongamos que panimos de una posici de equilibrio en la que G:O e I=Sen ambos países. Eso significa que en cada _país: \n", - "Su tipo de mercado = su ripo internacional = su tipo nan.uaL \n", - "(El Lector debe recordar que eso no significa. a menos que la movilidad de los prés­ramos inremacionales sea: coral, que el cipo de inrerés sea el mismo en los dos países. Pero si el tipo de mercado y el tipo inremacional son iguales en uno de los países, entonces \"\"'\"7l.ando so hay dos países-el cipo de mercado y el cipo incemacional también tienen que ser necesariamente iguales en el orro país.) \n", - "Supongamos ahora qu.e aumen.ta el atractivo de la inversi. en el país A, pero n.o en el 11. Eso plantea dos cuestiones que debemos analizar: las caracterisricas de la nue­va posici de equilibrio cuando ésra se ha alcanzado y la naruraleza de la transici de la posici inicial de equilibrio a la nueva (simplificaremos la exposici sin alrerar La esen­cia del razonamienco si suponemos que la subida del tipo de interés de mercado no alte­ta sign.ificati~-amente la casa de ahorro en ninguno de los dos países). \n", - "l. Primero, los c.aroctuísticas de la nueva pruid. de equilibrio. En cada país, el tipo de mercado, el tipo inremacional yel tipo narural habrán vuelco a ser iguales, pero en un nivel algo más airo que antes, correspondiente al aumento del atractivo mar­ginal de la inversi en los dos países en su conjunto y, además, e.n un nivel q_u.e es más alto en By m.is bajo en A que si no hubiera movilidad de los préstamos Ínter· nacionales; y B y L serán de nuevo iguales., pero con unos valores más altos que antes. En arras palabras, se producirá un desplazamienco de l.a inversi, que antes se realiz.aba en B, en favor de un aumento de la inversi eo el país A. ¿Co afec­tará este despbazamiemo a los niveles de remuneraci monetaria de los dos países? \n", - "Los faaorcs de producci que anees proáucían nue~-as inve.rsiones en el país B rendrán que producir alguna orra cosa que facilite la nueva inversi en el país A. Podría lograrse si los factores de B produieran bienes que antes se impor­taban de A, liberando así faaores en A para producir con viseas a invertir en A, \n", - "o si los factores de B produjeran bienes para exportar a A que ames se produ­cían en A, liberando así factores en A para producir con vistas a invertir en A, o si los factores de B produjeran bienes para exportar a A, que podrían utilizarse direetameoce para la nueva inversi adicional que está rca.indose ahora en A. \n", - "LA D!NAMIC• DEL S IVU. OE PltECI05 \n", - "e: • . --,.:,-~, Si'~~=bio del cipo de producci puMe realiza= sin pérdida alguna d-er;-:. • eficicncía, por ejemplo, si el país Bpuede pcoducic bienes que anees se producían -~ en A para vender en B o en A, depe\"ndiendo del caso, al mismo precio que ames, sin una reducci de la remuneraci monetaria de los factores de producci en comparaci con la que estaban obteniendo en su empleo amerior o sin ninguna pérdida para los empresarios, no hay raz alguna para que en la nueva posici de equilibrio los niveles de remuneraci monemrla de los dos países sean difere(l­ces a los de la posici inicial. En Ea medida en que d pais B sea especialmente efi­cienre en la producci dire...--r:a de mate.rialcs para los nuevos b,encs de inversi necesarios paca utilizarlos en A, puede muy bien no so no haber ninguna pécdi­da de eficiencia en comparac; con la producci de esos b-ieoes en A sino, de hecho, un aumenco de [a ·eficiencia; y en escc caso, lejos de disminuir la remunera• ci monetaria en B en relaci con Ja de A, podría, en circunscanci:as imaginables., aumentar de hecho como consecuencia del ao.menro del arracrivo de los cipos de inversi en A que so puMen ser suministrados eficientemente por factores de producci de B. En cambio, si Jos nuevos bienes de inversi de A ,ienen que su producidos por facrores de producci ele A, facrores que se obcienen liberán­dolos de la producci de btenes que hasta ahora se exportaban a B o que de aquí en adelante se imponarán de B, ocurre lo coouacio, pues es improbable Rue Ahubie­ra exportado antes los bienes en cuesti.a B o que se hubiera abstenido de impo,­ta.rlos a menos que obruviera alg beneficio con eUo. Por lo canto, en rérminos generales, los niveles monetarios de remuneraci de B cendran que bajar en rela­ci con los de A en la nueva posici de equilibrio en comparaci con la iniciaP. \n", - "Esto se expresa normalmeme diciendo que cambiará la \"relaci de ime.r­cambio~ entre los países e-n decrimenro del país B. La variaci de la relaci d.: intercambio se miele por medio de la variaci proporcional del precio de fos bie­nes exportados por B en relaci con la variaci proporcional del pceeio de los bienes importados. Esce cociente no será igual al cociente enttt Ja variaci pro­porcional de los niveles medio.s de. remuneraci real de ]l. y la de A, salvo en la medida en que baya movilidad imema de los factores de producci dentro del \n", - "hJ El profesos Ta.ussfg ha reu• ta, los s:alas bajan ~e el pri­tan a los demiÍs facro,es de la nido en su Jnur11atiM,al Tnufe me, país r· subi,o en el segundo; situaci en lugar de ocurrir, ten abundantes daros que d~mues• utiU ,ando su terminología, las pane, al ccYés. Ptto su an:álisi$ de uan gm los bechos coofirman relacio.acs bruta y Mta de inrec· la influ=ia de la iavusi iam-· esca ce.orla. Es decir, ruando la cambio aden a vuiaren d miss nacional en los ni.Yefcs de precios inversi exterior escá a.umca· rno sentido. Creoqwe d profesor ele los difet'entes países es mucho ,anclo, la rdxi de intcteambio Taussig está demasiado dispu~­má:; .,,-anz:>Ht \n", - "s:, pa~,:c~d Qétau10, sus niveles de remuneuci en las industrias que c:omerc::4n~­en los.merc:ados inceriorcs-S<:an igudles que los niveles de remuneraci en las indusrrias que come-rcian en los mercados incernac:ionales. Ta.l vez debamos a­dir qtte las vari11ciones de las remuneraciones reales no sccin, desde luego, ran grandes c:omo las variaciones de las remuneraciones monetarias y que cu:rnro menos importante sea el comercio excerior en la economía de un pa1.s, m~oor será la variaci de las remuneraciones reales. Ahora bien, la magniiud de la alcer;icin de la relaci de inrercambio entre A y B provocada por el aumento del atractivo de la inversi en A es ir.de­pendieo.e del tipo de rransici y de los medios con los que se ha provocado. Depende de factores oo monetarios: de hechos y capacidades físicos y de las elas­ticidades que tiene en cada uno de los dos países la demanda de tos bienes que el ocro puede producir con eftcie11cia EísiC:1. Esca alteraci de la relaci de inrercambio a veces puede ser mur peque, como, por ejemplo, cuando Gran Breta concedipréstamos para la consuuc­ci de ferrocarriles en el extranjero durante el siglo XIX y era el ico produaoc eficiem:c de una grao parre de los macerialcs necesarios para reali.z.ar csms nuevas inversiones. Eso tampoco quiere decir que la nueva situaci sea nccesariamen­re desfavorable para el país Ben conjunto, pues, en compemaci por el em­peoramiento de la relaci de incercambio, B tiene tres fuentes posibles de ganan­cia, a saber, la Sl!bida del cipo de incerés de su ahorro, la inversi p<>$terior de la ~ri;ci de la relaci de intercambio cuando reciba los intereses de los nue,-os préstamos o cuando le devuelvan finalmente los nuevos préstamos y un posible fururo abaratamienro -como consecuencia de la nueva inversi-del coSte de los bienes que acosrumbc:i a comprar a A. Pero en algunas circunstancias !a variaci de la relaci de imercambio en detrimento ck B puede ser significativa, y eso es especialmence probable si A impo­ne un elevado arancel sobre los bienes de By si B no puede suroioisuar direcca­mentc los maieriales necesarios para la cueva in,·ersi e11 A. También es probable que la variaci de la r,elaci de intercambio sea gran­de a corro plazo, a.iando el arracrivo relacivo de prestar en elinterior y en el extran­jero varía repentinamente, ya que los facrorcs de producci necesitan tiempo para cambiar de actividad sin una grave pérdida de eficiencia. Es por CSC3 raz por la que la U11mada \"huida~ de una moneda puede ser tan desastrosa, es decir; la siruaci. que se plantea cuando por alguna raz los ciudadanos de un país tienen un mori,•o aplasranre para prestar sus recursos al extranjero. En el pe::ío­do posrerior a la guerra, hubo alg,.J.Jlos ejemplos nocables del efecro extraordina­rio que produjo en la relaci de inrercambio a corto plazo una pérdid;i re~nri­na. de confianza que provocun cambio repentino de! arracri.-o relativo de prestar en el interior y en el eiccranjero. \n", - "LA o rNAMICA. DEL :JtV(L Dí PRECIOS­\n", - ";ro \n", - "El hecho de que ao se tenga en·cuenra d efecw Jt-!al' variacíoné's de~c¿f:¡¡;...,.-~ ci de imcccambio quizá sea la caraccerisuca más in.satisfactoria de, P\"rchasing Powl!T Parity Theory ofthe f.oreig,, Exchonges del profesor Ca,sd, pue. eso no so !)One en duda la validez de sus conclusiones a la ego plazo sino que hace que sean incluso más engasas a corto plazo, siempre que el corro plazo se caracte­riza por un brusco ::ambio del arraaivo de los présramos exteriores. \n", - "2. Seg-.uulo, las características de la transiat. Hemos visco que el Cipo imer.i.acio­nal no puede volver a ser igual al cipo natural en ambo, pai= hasta que hayan vari:idu los oi,·el~s relativos de remw1eraci monetaria en los dos países. Pero este cambio relativo podáa producic-se si uno de tos países soportara rnda la car­ga del cambio modificando su tipo absoluto o si los do, se reparrieran esa carga. \n", - "Si cada uno de los pafses esci decidido a mantener una cantidad de reservas de oro que guarde una relaci constante con su nivel de renta monetaria, la proporci del cambio que soporta cada uno esr.i predeterminada, y la ma­)'Or parte es soportada por el menor de los dos países. Pero si los países están dispuestos a permitir que ,·arie algo esta propotci6 n (y los cambios que se pro­ducen realmeote como consecuencia del aumento de la invasi exterior gene­.ralrocnte so implican una peq11e variaci de la proporci de res:erYas de oro con respecto a la cenra total, aunque no salga oro de un pais a otro), e1 repano proporcional entre los dos países de la carga del cambio de los niveles absolutos de remuneraci es-indeterminado y depende de la e,·oluci de los acomecimiencos y de la política que sigan los dos bancos centrales du.ranre el periodo de transici. \n", - "Tomemos los casos extremos para ilustrarlo. Supongamos que el país A no se opone a recibir más oro y fiia un tipo de mercado igual a su tipo Mcural inde­pendientemente de la política del país B, pero que el país Bes reaciq a P.Crder oro y mantiene un cipo de mercado igual a su npo incernational (esre timo dépen­de, por supuesro, prirtcipalmence del tipo de mercado fijado !!Oí él país A}. En este ca.so, el país A no sufre ning período de desigualdad entre su cipo de mer­cado, su tipo natural y su tipo inremacional y r:guna alteraci de su cantidad de oro, por lo que no es necesario que varie su ni,-c.1 de remuneraci. Poc lo rao­to, todo el peso del cambio recae en el nivel de remuneraci del país B, que para conservar su oro, será obligado a manrener un tipo de mercado superior a su tipo natural hasta que el proceso de deflaci así provocado b.a)'a reducido lo nece­sario su nivel de remuneraci. \n", - "S~ por el contrario, el.país B está dispuesro a perder cualquier cantidad de oro co lugar de subir su tipo de mercado por encima de su cipo natural, es el país A el que tiene que soportar la carga del cambio sufriendo una inflaci hasta que su ni,·el de remuneraci monetaria haya awnentado lo necesario en relaci con el nivel del país B, que se habrá manrenido constante duranre toda la transici. \n", - "CA., IT\\JLO 2 l; CA>il!OS DEIIOOS A UH Dll!QUlLlllUO tNTE.-.SACIONAl \n", - "fl flujo de oro crure los dos países; si-lo-hay, no es en aerro scnrido.muy..m:¡por-J .... rame paca el proceso, pues pueden obtenerse los mismos resultados indcpen­dienrementc de que pueda haber un flujo de oro o de que lo haya realmente. La magnirud de la variaci absoluta de los nivele; de remuneraci de A y B depen­de de la política de los bancos cemrales de los dos países sobre las relaciones que manrienea respecrivamence enrre su tipo natural y su cipo de mercadq. El país cuya polícica dependa más de la poica dd otro r mantenga su cipo de meccado más cerca de su tipo narural durante coda la cransici, será el país en el que menor será la variaci absoluta de su n.ivel de remuneraci. \n", - "Ahora bien, dado que generalmente habrá mucha menos renuencia a perder oro que a recibirlo, eso significa que el país presramisra a menudo tendrá que soportar la carga del cambio. So podrá traspasarla al país prestatario, si puede y quiere asumir una actirud independiente hacia el riesgo de perder oro. \n", - "Sin embargo, cuando se reara de un viejo país que presra a uno nuevo, pue­den darse las condiciones necesarias paca qu.e las dificultades de la nansici sean menores para el país prestamista, pues el préstamo exterior puede ser la conse­cuencia (y el sintoma) de una tendencia del cipo de interés natural del país pres­tatario a subir en relaci con el de mercado, que depende de la situacin del mundo exterior; y, en este caso, el préstamo puede ir pro...---edido y acompado de una subida del ruvel de remuneraci en el país prestatario, lo cua~ en ausencia de 1111 préstamo, desencadenaría un estado de desequilibrio con el resto del mun­do. En suma, el préstamo exterior permite que aumente la inversi en el interior en relaci con el ahorro incerior en el país prestatario sin que este proceso sea conado de raíz, como ocucciría en caso.contrario, por u.na. subida de los precios, una pfrd.ida de oro y la consigutence subida del ripo de mercado, que provoca­ría una reacci del volumen de in versi i ncerioc. Pero el lector debe observar que 1000 esro so ocurriría si por alguna otra caz el cipo de interés na rural del país prestatario ya tiende a subir en relaci con el cipo extranjero. Por lo tamo, es importante que el préstamo sea necesario para preservar el ~uilibrio existen­te ante una oleada espontánea de nueva inversi inn:r o que implique una transicin inducida a un nuevo equilibrio. \n", - "Si el préstamo se debe, por el contrario, a una subida del tipo de interés de mercado del país prestatario, sin que el cipo natural rienda a subir, es de esperar que~ procjuzca un efecto deflacionista en el país prestamista, a menos que pt1e­da permitir un movim.ienco considerable de oro como consecuenáa. Esre tipo de situaci puede deberse a una política deliberada de las autoridades bancarias del país prestatario, porque deseen awnencar sus reservas de oro. O éscas pueden haber­se visto obligadas a adoptarla por una u otra raz debido a su cipo de sistema bancario, por ejemplo, eJ pcéswno puede deberse a una subida dd cipo de imecés de mercado en el país prestatario provocada, no por una subida del tipo narural, \n", - "LA DISÁMICA DEL tilVEL DE UECIOS\n", - "}Il \n", - "~ -para hacer frente a:1.i?'cieciéii:ffs. tf~fd~e lacirculaci financiera. Por ejemplo, la variaci que experimencel valor de L entre los Estados Unid05 y el resto del mundo en 1928-1929 probablemenre se debimás a factores financie­ros en los Escados Unidos que escaban aumentando las necesidades de la circula­ci fi.nam:ierJ, que a factores relacionados con !a i.nvecsin; mientras que si el dinero caro en los Estados Unidos se hubiera debido a una subida del tipo de inie­rés namral en ese país en relaci con mros países, la política de dinero caro no teruiria. por qué haber ocasionado ninguna mo!esria seria al resro del mundo o reducido los precios mundiales de las mercancías, ya que habría rendido a ir acom­pada de un saldo exterior cada ve:z. menos favorable para los Esrados Unidos. \n", - "Por consiguiente, en e! caso en el que la responsabilidad es de [os facrnres• financieros del país prestarario más que de los facrores relacionados con la inver­si, los movimientos de oro tenderán a conrinua.r o -para evicarlo--habrá que subir el tipo de interés de me=do en el resto del mundo hasra un aivel superior al ripo narural, por lo que la tasa de inversi disminuirá por debajo de !a tasa de ahorro en todo el mundo, esta bl.eciendo así un régimen -de deflaci de bene­ficios. Es:re ejemplo sirve para mosrrar que las deflaciones de beneficios (y cam­bié.a las inflaciones) tienden a extenderse por contagio de un miembro del siste­ma inc,ernacional a otro, y eso puede ocurrir sin que haya un movimiento considerable de oro, si los demás miembros no pueden o no quieren permitir que ,;us reservas de oro disrainuyan mucho, por lo que el inrenco de conservar su oro implica necesariamente una della.ci por contagio. También ocurrirá, aunque haya considerables movimienros de oro, si el país que inicia el movimiento pue­de absorber grandes cantidades de oro sin verse obligado a bajar su tipo de mer­cado hasta equilibrarse con su cipo narural•. \n", - "He dicho lo suficiente para indicar la naturaleza del proceso y del razonamiento. Es evidence que podr,an ponerse muchos ejemplos. Por ejemplo, un país prestamista que no está dispuesto a perder mucho oro y cuyo nivel de remuneraci no es sensible a fas fuer­zas de.flacionistas puede sufrir una larga y dolorosa transici de una posici de equili­b a otra. Peco eso me llevaría a entrar demasiado en las complejidades de la 1eoria del comercio imernacional, que llenaría un libro por sisola, si profundizara más enlamare­ria. Debo dejar al lector que siga por su cuenta esa línea de pensamiento si le interesa. \n", - "f-4j Corno ,·eremos c,n d apíru­que se aj usuran las relaciones un• deflacin mundial con su fo 30 del ,olwra:o 2. en ~ déca· econicas incemacionates. A. =ucnáa a. presersi en el interior es aJr.a y la elasticidad de la demanda de exportaciones y de importacioneses baja, sería de esperar que fuera negativa. La doccrin.a or:rodoxa seg la cual el volumen de im·ersi exrerior ea el libre juego de las fuenas siempre se encuenrra en un nivel timo para el país in.vel'SOr probablemente se base en el supuesro de que un descenso muy peque de los precios de las exportaciones provocará una subida adecuada de B. \n", - "Por una parre, lo anterior no tiene en cuenta que la inversi eicterior a!cera la rela­ClÓn de imei-cambio en semido conerario cuando JJega el momenw de pagar los inrereses ni las ventajas indicecras que obtiene el país prestamista a cravés del desarcollo de los recunos mundiales, ventajas que obtendría, sin embaxgo, igualmente si [3 in,·e,rsi exte­rior fuera realizada por alg otro pafs. Por otra parre, tampoco tiene en cuenta l.as pér­didas inevitables que causa cualquier rransici. Generalmente, las rentas monetarias no disminuirán inmediatmnente f.o necesario, por lo que habrá un período incenm:dio en el que el cipo de inrerés de mercado será más alto que el tipo natura!, por lo que la inver­sin total sera menor que d abo.rro, las empresas experimentarán pérdidas y habrá paro. \n", - "Si se aplica e( análisis anrerior al \"problema de las transferencias\" de Alemania en el pago de reparaciones, no hay ninguna compensaci c.-orrespondiente a la subida del tipo de interés obtenido o a la mejora posrerior de la relaci de intercambio, por lo que la pérdida que experimenta Alemania como consecuencia de las dificult:ades para es1a­blecer e! nue,•o equilibrio se mide por medio de E1{P1-p.J-F2(q 1-q1), jumo con los problemas y las dificultades de la transici, además de la cuanria de las propias repa­raciones efecttvas. \n", - "IV. L.\\S DIF1CULTADES PROVOCADAS POR LOS CA.-,.,.u¡¡os DEBIDOS A FACTORES INTER...\"IACTONALES \n", - "La importancia del análisis anterior es la siguiente. Un mero cambio de la cueva de demanda de los prestatarios extranjeros puede desequilibrar el nivel existente de reo-' tas monetarias en el imerior sin que cambie la situaci moneraria propiamente dicha. Si los prestatarios extranjeros pueden y quieren ofrecer mejores condiciones que ames y i.a curva de demanda de los presraracios interiores no varía, eso significa que los \n", - "CJ.PITULO.? l : CAM&lO.S D~&lDOS A UiN DE5EQUCLDAIO rsrE&r-&3.CtON'\"AL \n", - "préstamos exreriores aumencan. Por consiguiente, fluye oro lrasi:;a -q_as r~.,... \n", - "carias han disminuido lo suficieme, en relaci con las rencas similaces exccaojei:as \n", - "(que pueden estar aumentando algo como consecuencia del movim¡ento de oro), para \n", - "que el saldo exterior rambiéo awneme. El grado de clisminuci de las rentas reales \n", - "en el inrerior depende en parce de la eiasci.cidad de la demanda de présramos por par­\n", - "ce de los prestatarios imeriores y, en parte, de la elasri.:idad de la deman&1 mundial \n", - "de exportaciones de nuestro país y de la demanda de sus importaciones por parte de \n", - "nuescro país. Si la demanda de inversi interior es elástica y la posici del comer­\n", - "cio exterior es inelástica, los problemas y las incomodidades de la ccansici pueden \n", - "ser muy grandes. \n", - "Actualmente, la opini plica e.icl reda principalmence -al menos en Gran Bre­\n", - "ta-por los recue.rdos de la e.,cperiencia del siglo XLX, cuando es probable que la inver· \n", - "si enerior produ¡era por diversas razones un efecto negacivo mínimo en el nivel de \n", - "renras monetarias. La importancia de lo anterior en las circunstancias acruales, en rela­\n", - "ci con los beneficios nacionales de un elevado grado de mo~ilidad de los p ré:.camos \n", - "intemacionales, apenas se ha valorado hásra ahora. \n", - "En un país viejo, especialmerue enuno en el que la poblaci h,iya dejado de aumen­\n", - "taI cápidamence, el cipo de incerés al que los que ¡,idea présramos para invenir cu el inte­\n", - "rior pueden absorber el ahorro interior debe bajar necesariamente.. Encre tanto, en los \n", - "países nuevos el tipo Se mamendrá, y cuando escos pa.i= superen sus dificultades ini­\n", - "ciales, los;riesgos est:imados para prestarles disminuirán, siempn: que cuiden su repu­\n", - "taci como prestatarios. Por con.siguienre, el país viejo tenderá a prestar al exuanjero \n", - "una propora cada vez mayor de su ahorro toral. Este ahorro proceded en parre de \n", - "los iacereses generados por sus préstamos exteriores anteriores. Pero para conseguir el \n", - "resco, sus cosces de producci deberán djsminujr con el fin de estimular sus exporta­\n", - "ciones y aumentar el sa.ldo favorable de su balanza comercial. Si hay resistencia a esca \n", - "• disminuci, fluirá oro, el ripo bancario subirá y el paro se volverá crico. Es espe­cialmente probable que ocurra eso si la existencia de aranceles sobre los bienes manu­facrurados (y la disposici a aumencarlos cuando las impon:aciones de esos bienes están aumentando) hac.e que la demanda extranjera de exportaciones del país viejo sea iae­lásrica, mientras que a l mismo tiempo los sindicatos del país viejo ponen grandes obs· táculos a una reducci de los salarios mone1arios. \n", - "Dejo al lector qu.e analice detalladameme d lío en el que podría mererse un país si \n", - "un cipo de inrer~ exrranjero rmís airo que el que puede ob1eners.e en el incerior Ueva a \n", - "prestar la mayo, pane de su a horro ea el extranjero, mienaas que 3.[ mismo tiempo hay \n", - "aranceles en el extranjero sobre la mayoría de sus expormciones y una tendencia a subir \n", - "estos aranceles de vez en cuando para contrarrestar la subida g,-adual del ni~·el de cos­\n", - "ces en los paí= protegidos provocada por la salida de oro del país presr.amisr.3. \n", - "Tome el leaor, poc ejemplo, como caso hiporécico, Gran .Breta, donde ni el gobier­no ni los individuos están dispuestos a invertir en el iacerior a un cipo de inrerés supe­\n", - "LA Dl~ÁMICA DIL NIVEL O[ PI.ECIOS \n", - "-r a un 5 por cieoto,;y-una Australia soaalizada en la que el gobierno está dispuesto a invenir a un 6 por cicnco, canco en un patr oro como con movilidad total de los prés~os encre los dos; imagine, además, que esta Australia hipotética tiene un aran­cel ,·ariable sobre la mayoría de los bienes británicos basado en la dtfercncia entre los costes de producci de los dos países y que en esca Gran Brecaiia nipocécica los sala­rios están casi fijos en términos monetarios; y complete su cuadro hipotécico suponien­do que en Gran. Brecaiia se lanza una campa de ahorro que aumenta éste hasta una proporci inusual d.e la rema nacional o que áene un gobjcmo que se rige por la vir­tud financieca restablece eb•ados impuestos con el fin de aumenrar mucho d fondo de amortizaci para amortizar la deuda nacional'. \n", - "O rome el caso en el q_ue las autoridades moner::a.rias de los países en los que entra oro gestionan sus sistemas monetarios de-manera que no se perm que la entrada de oro afecte a sus cipos bancarios o a su volumen de dinero. \n", - "Debemos repetir que todo esto se basa en el supuesro de que los présca.mos internacio­nales muestran un elevado grado de movilidad. Cuando no es a.;í, los Jesequtlibrios pro­vocados por \\-anaciones del .nivel de precios extranjero puen =más repentinos y desa­gradables que cu.ando es así (pues las variaciones del tipo de cambio no sirven para irenar el efecto); pero, en cambio, !os desequilibrios provocados por variaciones de los opos de interés extranjeros tendrán una importancia secundaria. Además, incluso cuantlo los prés­camos muestran un grado bastan.re alto de mo,;lidad -a largo plazo, nuestro pai.s no n=· sira que los préstamos imcmacíonales tengan un de,'lldo grado de movilidad a corro pla­zo, a meaos que haya ocras ventajas compensatorias. Si no hay movilidad a corro plazo, bs variaciones a cono plazo de los tipos de interés exrranjeros no tLencn por qué ocasionar gra,·es inconvenientes. Los métodos para reducir una movilidad excesiva a corro plazo de los préstamos internacionales se analizarán en el capítulo 36 dd Libro VII del volun1en 2. \n", - "La gravedad de los cambios provocados por un desequilibrio imernacional se halla en parte en su carácter inevitable. Si escamos analizando un si.scema cerrado, por lo que so har que saásfaccr la condici de equilibrio interno, una polía bancaria adecua­da siempre puede impedir que el statu quo sufra graves perturbaciones. Si la ta5a de creaci de crédito está regulada par.a. evitar una inflaci de beneficios, no habrá caz \n", - "{61 El leaor se dzrá cuenta in· importante del d-...sequilibrio siruacioo =Ise debia una tal• \n", - "~ratameotc que he escmo lo t>es ~-que-en el banco central B influya lo uno como lo ocro a la hor11 de decidir-su pa!íric;a monetaria. Pero debemos detenernos aquí un momento para selar que un aumcnco de los saldos de los bancos centrales extranjeros en manos del banco central B equivale, basándose en el supuesco ancerior, a una pérdida de oro del banco cenera! S. Por lo tanro, para que el banco centrar _B erare los movimientos de tos saldos de los bancos centrales cxtranjccos exaaamence como si fueran mo\\imiencos de oro, tendrá {par ejem­plo) que sKbir su tipo bancario cua.,do esos saldos que posee esr.;n aumencando y tendrá que pecsisnr en esca policica hasta que b.aya atraído una cantidad de oro igual al incre­mento de los saldos de los bancos central~ exr.caojeros o, atrayendo los rcru.-sos de los ciudadanos de !os bancos ccnrralcs eXtranieros, hasta que haya obligado a escos ban­cos centrales a dcspre1tdecsc de sus propios saldos, y en cualquiera de los dos casos no habrá ninguna economía de oro para los bancos centrales del mundo en su conjunro. Parece, pues, a primera vista que no podemos tener las dos cosas a la va. O bien 1a queja de lo.s críticos sobre la ausencia deuna acci rttíproca esrá jusrificada, o bien no hay mnguna economía real de oro. Pero eso no es necesariamente tan malo por la raz siguiente. Supongamos que los recursos extranjeros líquidos del banco central A en el banco central B aumentan o disminuyen a cosca de la disminuci o del aumenro de los recur­sos del banco centra! A' en el banco cerural B; en ese caso, aunque no hay ninguna acci reciproca en lo que se refiere a B, hoy una acci ceciproca poc parte de A.' de un ti¡_,o gue 3)'Uda a e. a reajustarse_ .'\\demás, si el banco cenera! B es utilizado como cimara de compensacin por los bancos .:cntralcs del resto del mundo, por lo que: un:i variaci de los saldos de uno de los bancos ceoualcs en B norrnalmence es compensada por una variaci igual y opuesta de los saldos de alg ocro banco centra!, enconoes será razo­nable que el banco central Bno teng.. una proporci significaciva de oro para hacer frente al rotal normal de saldos de bancos centrales extranjeros que ha)' en él, si bien debe considerar que cualquier desviaci de esre rotal normal es un sintoma que requie­re más o menos el mismo craramienco que un movimiento de oro. En este caso, conse­guiríamos paca el mundo, hasta el volumen correspondiente a ese coral normal, un ~·er­dadero ahorro de oro, y para los distimos bancos centra.les, aJ vaciar sus cantidades de saldos en el extranjero, la rrusma acci recíproca de ouos bancos ccnrrales que si .;seos esruvieran alrecando sus reservas de oro. Sin embargo, en la practica 1.a siro.aci no es desgraciadamente tan buena como en este caso ideal, pues ticaso ideal exige que se cumplan dos condiciones: en primer lugar, que los bancos cencra!cs rengan una policica estable sobre el rotal normal de reservas de oro; y, en segundo lugar, que estas reservas estén todas ellas conccnrcadas en un ico centro o, si están repartidas entre varios ceneros, que el coral normal de cda centro sea escable, con eJ fin de que no exista eJ riesgo de que se produzcan movimientos {debido, por ejemplo, a diferencias de tipos de inte,es) de un centro a ouo. S1 estaS condiciones no se cumplen, debe sacrificarse algo la acci rttiproca o la economía de oro. \n", - "LA 01:,,iÁW:IC., ¡)Et S'IVE_L DE P'kEClOS \n", - "En todo caso, un sistema en ~1 q~el grado didepe!c?.d:. :!,tbs cz...,¡~os-ccncrales del mundo en su conjunto de las reservas convertibles en oro en comparaci con d oro real es muy variable y en el que esas reservas puedea mo,·erse en grandes canridades de un centro a ocro, por ejemplo, entre Nueva York y Londres, influidas por las vaciacio­ncs del tipo de interés que pueden ser deremadas por consideraciones l=les y no por consideraciones internacionales, csrá condenado a funcionar de una maneca precaria e insafaaoria. De hecho, creo gue el análisis aorerior nos lleva en general a la conclu­si de que el sistema de patr oro so funcionaría satisfacroriameore bajo la égida de un banco interna.cional que fuera el ico deposirario de las reservas convertibles en oro de los ba neos centra les y cuyos saldos a fa,·oc de los bancos centrales estuvieran deccrmioados por consideraciones de política inreroaciooal y no se retiraran normal­menee en oro, sino que se tcansfirieran meram.enre de un banco cenrral a otro. En ese sisrema, la propor.ci de reservas que readrian los bancos cenera les ea el ba neo inter­nacional serían realmente un susriruto del oro, mientras que se mantendrían coralmen • re las ventajas de la acci reciproca entre un país y otro. Debemos posponer, sin embar­go, al capítulo 38 dd Libro VII del ,·olumen 2 el ex.amen más detenido del proycao de un banco inrernacional. \n", - "Pasando a las consideraciones prácricas actuales, rambién observamos la existencia de algunos otros obsr.áculos para que un patc oro dirigido funcione de un modo eme­rame.nte satisfactorio. En primer lugar, no siempre se conoce de una manera precisa y actualizada la c:ar.tidad de recursos líquidos que t iene un sistema bancario como resec­vas en el territorio de otro sistema bancario. Por consi_guíenre, los cambios de esca can­tidad no son tan manifiestos y palpables como los movimientos de oro real. De hecho, este mayor secreto, que peanire que las reservas de un banco central flucten sin q ue se sepa en general, a veces lleva a los bancos a preferir tener en sus cajas iuc.nes recu.rsos líquidos extranjeros en lugar de oro. \n", - "En la medida en que el hecho de que no sepamos a ciencia cierta co varían los sal­dos en el exrranjero se deba al gusto poc el secreto, los bancos ceacrales 500 los icos que timen la culpa. Pero también podría deberse a u.na cierta confusi sobre lo que debe con­siderarse en el preseme conte.>Cto reservas de los bancos extranjeros. Un tipo de acrivo se confunde con otro: los saldos del banco central se convierren en saldos de los bancos miem­bros, en letras bancarias, en !erras del Tesoro, en orros ulos a corro p.lazo, en rírulos que tienen en general un libre mercado intecnacional. Tampoco está claro que debamos cen­trar la atenci icamente en los aaivos de los bancos centrales en los casos en los que los bancos miembros también esrán acostumbrados a tener un volumen significativo de recursos líquidos extranjeros, pues la verdadera distincin csr.i entre los recursos que se tienen en el extranjero con el fin de rener reservas para hacer frente a las contingencias que surgen en el conjunto del sistema bancario de un país y los recursos que se tienen en el excranjero por el attacri,•o que ofrecen como inversiones. La ica forma de resoh'Cr esta dilicultad es que los bancos centrales tengan la mayor camidad posible de informa­\n", - "CAPITULO 11: C.'\\).CIIOS O~liOOS .\\ U:,l OESEQUllU'llO ISTER....\"lACJOt\\Al. \n", - "ci sobre codas las cuesuom:s anees mencionadas y q·ue·den la·,mpQf(aneia:::que-crcan a los cambios de una o varias de ellas. Un banco central deberia estar, desde luego, total­menre informado tamo de la cantidad absoluta como de las fluctuaciones de 105 recursos bancarios e,ruanjeros de rodo tipo que se encuentran en su territorio. \n", - "Otro obstáculo práctico es el hecho de que, aunque los mérodos de gesti de las resecvas convertibles en oro se han alabado pocque pennitcn econo1I11zar oro y se han utilizado bastante, los bancos =erales siguen escando acosrumbrados por la fuerza del hábiro a presur una acenci desproporcionada a los movimientos del oro en compa­racin con la atenci que prestan a ocros faccores imporointes. \n", - "Dicho esto, hay que admitic, además, que en la moo1da en que los sisrcmas naciona­les desarrollen mecanismos y manreogan grandes-reservas líquidas con d objetivo exp= so de reaer capacidad para mancener el eqwlibrio inremo a corco plazo, sin tener dema­siado en cuenra los aconcecimieruos eXIemos, las acciones rc..\"Íprocas serán necesariamcnce menos fiables, salvo en caso de grandes movimientos y a largo plazo, pues las accio.nes recíprocas sensibles, como las que se suponía que proporcionaba d patt oro anterior a la guerra, implicaban que el equilibrio inrerno estaba subordinado a los cambios eXIer­nos por nimios o cransirorios que fueran; y cuanto mayor sea el margen de seguridad de las reservas corales de los banc05 cemrales, menos dispuesto estará cada uno a respon­der recíprocamenre a los caprichos de los demás. \n", - "Vl. LOS MISMOS FENÓMENOS EN AUSENOA DE UN PATRÓN .INTE&'\\JAOO, AL \n", - "Hasta ahora hemos supuesto que e.mee un verdadero parr internacional. Para con­cluir, debemos examinar el caso en el que no ex:isre un patr de ese ripo, como ocurría, por ejemplo, en muchos países del mundo en los as inmediacameore posteriores a la guerra, antes del reromo general al pacr oro en 192 4-1929. \n", - "Cuando una disparidad entre B, el saldo exterior, y L, el volumen de-préstamos exte­riores, no puede resolverse permiciendo el movimiento de oro, las presiones sobre los mcccados de divisas deben alterar evidemerncnte los cipos de cambio entre nuesrro pro­pio pais y el resto del mundo basca donde sea necesario para que desapacezc.i la dispa­ridad. En suma, la maquinaria opcrariva para la preservaci de-1 equilibrio externo ya \n", - "n.o es principalmc;nce un cambio del o bancario, sino una variaci de los cipos de cambio. El cipo bancario es un inscrumenco secundario para el equilibcio externo y un inscrumento primario para el equilibrio inceroo. Pero la clase de cransiciones que se deben a perru.rbaciones externas es muy diferente a la que hemos descrito anees suponi.endo que bahía un parr intem.icio11al. \n", - "Pues el efecto de una variaci de los ripos de cambio, aunque es similar en cieno sentido al de-un cambio del cipo bancario, es -como veremar de sentido contrario. Tam­\n", - "LA 0 í N.\\MICA DE.l Nr lEl Ot. P'l.~CIOS \n", - "bifo-·poire en marcha·ir.mei:liáiamime.i::ienas:;fi.-erz.as tota!mencc ausentes, en primera UIStancia al menos, cuando~ emplea un cambio del tipo bancario para cesrablecer el equilibrio. Las principales diferencias enm: el método de los tipos de cambio y d del tipo banca cío pueden clasificacsc de la forma siguiente. \n", - "l. llamemos a los bienes coa que se puede comerciar ea los mercados internaciona­les dentro del intervalo considerado de variaciones de los tipos de cambio, ya sean importaciones o exportaciones. bienes de comercio exterior, incluyendo ea esta categoriJ. los bienes que no se comercian realmente en los mercados inrcmaciona­les sino que se utilizan enel interior, si son del mismo tipo que los bienes de comer­cio eiaerioc en d sentido anterior del término. Ahora bien, un aumento de B es lo mismo que un aumento del excedente de producci interior de bienes de comer~ cio exccrior., en1endiendo por excedente de producci interior el exceso de pro­ducci imerior de esos bienes sobre la u.ci.tizaci interior de esos bienes, ya sea para inversi interior o para consumo interior. Por fo ramo. un país aumenta su im·ecsi exterior incrementando su excedente de producci de bienes de comer­cio exterior. Asimismo. podemos llamar bienes de comercio interior a todos los demás bienes que se producen en el incerioL Ahora bien, cuando se altera el tipo de C::tmbio, los precios de rodos los bienes de comerl:io exterior varían inmediata· mena, expresados en la moneda loca~ mientras que no habrá ocurrido nada en pri­me-ca instancia que altere los precios de los bienes de comercio interior. Suponga­mos que B es menor que L y que prercndemos resolver este desequilibrio y comparemos la utilizaci en eSle caso de una polilica de tipos de cambio para res­rablecer el equilibrio con la de una política consistente ea alrerar el tipo bancario. \n", - "Si se altera el tipo de cambio para depreciax lo necesario la moneda local, el equilibrio se restablece subiendo el precio de los bienes de comercio exterior y no alrecando el de los bienes de comercio interior, induciendo así a los empresarios a incrementar la producci de los primeros, lo cual awneaca d excrIAL \n", - ". , .... ~_blema-la linea d~ m1=nQ!\"~~cia0~.emplear el método de los tipos de cam­bio en el primer caso-y el método del tipo bancario en el segundo (con el resul­tado, sin embargo, de que si siempre siguiéramos la línea de menor resistencia en cada circullS(ancia, los precios siempre renden a subir a largo plazo). Pero ésra no es la .ica difereacia entre los dos métodos. El métod.o de los tipos de cambio tiene la caracreástica de que act dirutamenie (al alza o a la baja) sobre los niveles de precios relativos, mientras que el método del tipo bao· cario so aa i:ttdiredameflte y, por lo tanto, con un retardo temporal. Por oaa parte, el método del 1ipo bancario tiene la característica de que act directa­mente sobre L. ¿Caál de estaS caracrerísricas tiene más ventajas? Depende de que el desequilibrio enrre By L se deba a una variaci de los tipos de interés del res­to del mundo o a una variaci de los nivel-es de precios del resto del mundo. En el primer caso, no es posible akat1zar la nueva posici deequilibrio mecamen­re mediante una política de cipos de cambio, sino que también debe ir acompa­da carde o temprano de una modificaci del cipo bancario. De hecho, supo­niendo que los niveles medios de rentas monetarias del interior y del extranjero no varían finalmeme, el nuevo cipo de cambio de equilibrio so se diferenciará del anrerior en una cuantia igual a la vari.aci de la relaci de i.orercarnbio, la cual dependerá, corno ames, de los hechos físicos de la producci y de la inver­si en los dos países. Pero en el segundo caso el méi:odo del tipo bancario_pro­voca una variaci de la zasa de inversi que es innecesaria y perjudicial en sí m.ísaia y so se aplica para producir un efecro a largo plazo en el coste monera­rio de producci, eras [o cual rendrá que invertine de nuevo. Para alca02.ar una nueYa posicin de,equilibrio con e[ mismo nivel de rencas monetarias interiores qu.e antes no es necesario nada más que una modificaci apropiada de los tipos de cambio. Podemos resumir, pues, la cuesti de la elecci del método de la forma siguiente. S, el desequilibrio se debe a una variaci de los precios en el enran­jero, el rnfaodo de los cipos de cambio tiene ventajas, ya que presena el equili­brio externo sin perrucbar el equilibrio incemo; peco si se debe a una variac:i de los cipos de iarerés en el extranjero, a largo plazo será esencial el m.écodo del tipo bancario y s.lo es posible utilizar también el método de los tipos de cambio (suponiendo que nuestro objetivo sea la estabilidad de las rentas monetarias en el Ulterior) ~i la variaci de los ripos de inrerés relativos implica una import:an­re variaci de la relaci de inteccambio. En segundo lu_gar, si el desequilibrio es puramente cemporal y no nece-sira un reajuste duradero, el uso temporal d.el método de los tipos de cambio tiene la venraja de que acnía de una forrn:a cipi­da y directa sobre los prec,os, mientras que el método dd tipo banca1io puede producir los efectos de..:ados cuando ya sea demasiado rarde para que resul­te il, pues en este caso una variaci de. los niveles de precios re!acivos de lo, \n", - ",,, ,rntjM·a tenido ciempo de afecca.r a los tipos de cambio, a poner en marcha fuerzas correcroras, pues la perspecciva de obtener beneficios o pérdidas cuando se de.'Uelva el préstamo ex:tranjero siempre cenderá a a(c~r L en el sen­tido deseado desde el punco de vista de la preservaci del equilibrio e:xterno7• Pero si se cree que ta variaci de los tipos de cambio es un anticipo de una varia­ci progresiva y acumulativa en el mismo senrido, el desequilibrio se agravará r L variará en sentido contrario al deseado. \n", - "\n", - "\n", - "Dejemos de lado en el análisis siguieme el caso de una moneda local fiducia­ria que no ciene un patr objetivo y que está a me.rced de una gesti impocen­ceo errea y supongamos que la gesti de la moneda [ocal se basa a largo pla­zo en alg cipo de crirerío sobre la estabilidad inre.ma de los \\':llores monetarios. \n", - "Basándonos en este supuesro, las principales diferencias encre la conducta de. un sistema moa.etario de ese cipo y la dé un sis1ema basado en un patr imer­nacional son, en primer lugai; una sensibilidad más inmediata de 8 a los cambios exremos; en segWldo lugar, una sensibfad más lenca de L a las variaciones de \n", - "f7J E..umin.aré más detallad•-mcmiela téc:oica en d capitulo 36 de: Ubro VII dd volumen 2. \n", - "CAPITllLO l 1, CAlOIOS DF.IIOOS A U,_ DEStQUlllU(O l\"\"\"IU./<.\\ CIOl los tipos de mterés relativos imercs y extranjeros; en cecee.e lugar, la imcoduca_.,.___~ ci de un nue\"o medio para influir en L discinco de las ,•ariaciones de los cipos • • • de inrerés relativos (a saber, las nriaciones de los cipos de cambio}; y en cuarto lugar, es posible que \"arte la tasa de inversi exterior sin que va.ríe el nivel medio de rentas monetarias. \n", - "Aunque en este capítulo no voy a comparar finalmente las ventajas practicas de un parr inremacional con las de un ;ncc loca.! -rema que corresponde más al volu­men 2, en el que propondré, de hecho, una soluci inrcrmedia-me parece: que la dife­rencia más s·ignificariva emre los dos -independiencemenre de cuá.l de ellos acabe sieo­do mejor-es la siguiente. \n", - "En el caso de un patr local. el dilema al que se enfrenca un banco cenrral, a saber; que puede ser imposible preservar simultánearnenre canco el equilibrio irircmo como el cqui.librio externo, se plantea mucho menos. Si el banco cc:n1ral puede alterar tanto el tipo de cambio como su cipo de interés de mercado aplicando las dosis oportunas de: cada uno en el momento oporruno, hay muchos menos riesgos de que se pierda nqucza )' producci debido a la existencia de un elevado nivel de paro, pues las variaciones directas del precio de los bienes de comercio e.'Cte.ior pueden su..s ele­; meatos monetarios del primer miembro de esta ecuaci, que son distintos,de lo que \n", - "• hemos llamado elementos de la im-ersi; y escas eleraeacos puramente monetarios son iguales o parecidos a los que tiene en cuenta la ecuaci cuamic:ati,·a uadicional. \n", - "\n", - "\"'• Capítulo 23 \n", - "La proporci de depitos de ahorro en relaci con los depitos de efectivo \n", - "\n", - "E\n", - "l signifado de depiros de ahorro y de depLtOS d.e efecrivo se definien el capítulo 3 y su relaci con la circulaci financiera y con la circulaci indus­.crial en el capitulo 15. Como los dos constituyen conjuntamenre la cantidad total de depiros, quiere decir que una fluctuaci de la proporci de depitos de ahorro en relaci con la cantidad rotal de depitos puede afectar al volumen de depitos de efectivo y especialmente al volumen de depitos de renca, a menos que sea contrarrestada deliberadameme por una flucruaci del volumen de depL­tos torales. En es1e capítulo, examinaremos la eviden.cia estadística para ver en qué medida la proporci de depitos de ahorro fluct en la vida real, con el fin de poder examinar la magnirud de la influencia de estas fluctuaciones en la situaci monetaria gen.eral. \n", - "Vimos en d capítulo 3 que las cuencas de ahouo de Inglaterra y los depitos a pla­zo de los E.o.dos Unidos equivalen aproximadamente a los depitos de ahorro, m,en­tras que las cuentas corrientes de Inglaterra y los depitos a la vista de los Estados Uni­dos equivalen aproximadamente a los depicos de efectivo. En los Estados Unidos, la ley exige que tas canades de depitos a plazo y de depitos a la vista se publiqu.en por separado, poc lo que no es difícil obtener claros esc:ad,sticos, siempre que: podamos considerar que las fluctuaciones de los depiros a plazo son más o menos representati­vas de los dep:iros de anocro. Pero en Inglaterra hasu ahora ha s,do imposible obre­nec indicadores fiables, salvo por gentileza de los propios banc~. \n", - "l. Inglaterra. Gracias, sin embargo, a indagaciones que, aunque no son exhausti­vas, representan una buena muestra, he obtenido indicadores que son real¡nen­ce interesa.mes y que servirán para ilustrar ]Ji i.rnportanc,a tamo práctica corno \n", - "LOS FACTOritES iMOS'E.TA~IOS Y SUS flUCTUAC!O!'-iES \n", - "teica que tienen en el sistema bancario británico ac'tuil'las transferencias,h°a6· a crás y hacia dd.anre entre las cuencas de depito y las cuencas corriemes. Debe­mos recordar a.l mismo tiempo, lo cual se selen el capítulo 3, que en Ingla­cer.ra la línea divisoria entre las cuentas de ahorco y las cuencas corrientes es muy difusa. La mayor parre de los depit0s pued.en recuperarse avisando con muy poca antelaci ~ntte siete y catorce días antes-y, en la prácrica, a menudo pue­den re...7.lperarse inmediatameme, deduciéndose los intereses de unos aianros días por no b.aber a~isado. Se dice que los depitos ciertamente fijos a lacgo plazo no representan más de un cuarro o un tercio de la cantidad total de cuencas de ahorro. \n", - "Antes de la guerra, gen_eralmenre se suponía que en Inglaterca el porcenta­je normal de depitos fijos con respecto a los depitos rotales se acercaba al 50 ¡:,oc cienco1. Durante la guerra, las cuencas de ahorro disminuyeron mucho {en relaci con el aumento de los depitos en general) y en 1919 parecía que no coas-c.iruían mucho más de un tercio de los depitos corales en lugar-de la mirad. Basándome en la informaci que he podido obtener de los banqueros?, los porcentajes anuates de cuentas de ahorro y de cuentas corrientes con res­pecco a los depitos corales parece que han evolucionado como se muestra en la primera tabla de la pág. 345. \n", - "Así pues, entre I 919 y 1929 la proporci de cuencas de ahorro retomcasi inimerrumpidameme al nivel en el que se e,ncontraba anees de la guerra. \n", - "Dado que acrualmenre el Midland Bank y el Uoyds Bank publican mensual­mente sus cifras porcentuales -cuyo ejemplo espero que sigan los demás bancos­será il citar (segunda tabla de [a pág. 345) escas cifras jun.co con la estimaci más general de la tabla anterior. \n", - "Estas cifras muestran que las ~-ariaciones de las pro¡:,on:iones relativas de cuen­tas de abocro y de cuencas cornt:es han sido lo snficienremente grandes corno pa.ra que las variaciones de los depitos rotales sean un indic.ador muy enga­so de les variaciones de las cuentas corrienres, como muestra claramente la tabla de la pág. 346. \n", - "[1] El Llo¡·ds !lanlc ba facilita­do medias anua.les que se remon­tan basta 1902. Los po=nta.jes d.,e depiros a plaw con ttSpCC­to • los depi,os corales eua 41,8 en J ~2, a.lrcdodor de 44 entre 1903 y1905, 46,4 en 1906 y alrededor de 48,5 entre 1907 y 1914. Esroo porcentajes son muy parecidos a los posrcr:iores \n", - "• la gu=:a. Parece que lru dcpsiro5 • pJ.aro disminuyeron como con.s«uencia de la guerra de los brs, que después se recupera­\n", - "ron mintemrmpidameare basca reprcsenca.r el 50 por cien.to y \n", - "que .a esca recup,:..raci conai­\n", - "l!urexrrao,diuuizmalled hu11• \n", - "dim,,m, de los ==dos ·aJcis­C2S~ <:D 1906· 1907. \n", - "[o:I Las cifras mostradas so.n la media de los datos que me han faci.liI2do eres t:k los \"cion ,espeao \n", - "a los depiro; tolllles en lr.glacerra \n", - "Cuentas d.e ahorro Cuencz co\"ientes \n", - "(Porcentaic) (Porcenta¡e) \n", - "1913 48 52 \n", - "1-919 34 66 \n", - "1920 38 62 \n", - "1921 44 56 \n", - "1922 44 56 \n", - "1923 43 S7 \n", - "1924 ~ 56 \n", - "1925 45 55 \n", - "1926 46 54 \n", - "1927 46 54 \n", - "1928 47 53 \n", - "1929 48 52 \n", - "\n", - "Porcentaje de cuentas de dep<;;ito con respecto a los depitos totalts \n", - "Midland 8:mk. Uoyds &nk \n", - "(Poranraje) {Porcentaje) \n", - "1919 28,6 39,.3 1920 33,8 43.3 1921 39.7 49,3 1922 40,0 50,3 1923 40,2 48,5 1924 41.5 49,0 1925 42,7 50,4 1926 43,7 51,~ 1927 44,3 52,6 1928 44,7 H,6 1929 46,8 54,8 1930 (6 meses, 48,3 55,5 \n", - "Así pues, si estas esaciones son correc1as3, mientras que es posible que los depitos totales no fueran mayores en 1920 que en 1926, las cuentas corrientes lo eran un 16 por cien10. La continua transferencia de las cuen­\n", - "[3] Si ao lo son, confío ,n que 103 b,mqoc,o; que están c:n con-dicioncs de sa!>eclo las-wrrijui, \n", - "3-18 Los fACTO&U ~ONETAJ.IOS Y sus fLUC\"r..,ACIOl.tS \n", - "cas de dep;f';;. ~~esus cuencas coménces por:ipái,ufo, mnro retrospectivamenre como de ahora en adelante. \n", - "Hay, además, una reforma de la prácrica bancaria, así como de la publicidad bancaria, que se considc.ra deseable. Acrualmemc, los bancos británicos mantie­nen la misma proporci de cescrvas frente a sus cuencas de aho.ro que frente a sus cuentas corriemes. En cambio, en los Estados Unidos no es así. Los bancos miembros del Sistema de la Reserva Federal están obligados por l.ey a mantener unas resecvas de so un 3 por cienco f:renre a sus depitos a plazo y de entre el 7 al 13 por cienro frente a sus depitos a la vista. Eso reduce extraordinaria­mente la influencia iníl¡¡cionista o deflacionista que tienen en la circulaci indus­trial las flucruaciones de la parte de la circulaci financiera que csc:i c-epresen­cada por los depitos de ahorro. El funcionarnienco del sistema bancario británico afecca menos a la indusrria si los bancos procuraran rencr un porcentaje muy bajo de reservas frenrc a las cuencas de ahorro en lugar de tener el mismo por­cemaje que freme a las cuencas corriemc:s<. \n", - "Si pudiéramos estar realmeme seguros de que las cuencas de ahorro equiva­len exacramente a los dep1cos de ahorro, esca justificado desde algunos pun­tos de vista no mantener ninguna ceserva frence a ellas, lo cual garantizaría que \n", - "las ,-ariaciones del volumc[l de dcpicos de ahorro no tienen que implicar una variaci de la cantidad coral de depicos de efectivo. El argumento práccico en conrra de esta medida e incluso en conrra de permitir que el coef:ienrc de reser­vas de las cuentas de ahorro sea menor que el de las cuencas corrientes es el ries­go de que eso anime a los bancos a Ucgar a acuerdos privados CQ[l sus clientes y a hacerles concesiones para hacer pasar por dcpicos d~ ahorro lo que son, en realidad, depiros de efectivo)' evitar así la necesidad de tener reservas. Se dice (véase la nota 6, pág. 351) que esta evasil se ha producido de hecho en alguna medida en los Escados Unidos. Si se considera que esta objeci es buena por razones prácticas, se podría lograr casi el mismo resultado si el banco central cuviera en cuenca la proporci de depiros que tienen los bancos miembros en cuencas de ahorro y en cuentas corrientes para decidir el total de resecvas que podría permitir rener a los bancos miembros. Acrualmence, en Gran Breca es probable que d Banco de lnglarerra no conozca ni siquiera la proporcil y mucho más probable que no se dé cuenta de su importancia. \n", - "Admitiendo que a menudo es deseable que d banco central preste atenci al rnlumen de circulaci financiera con d fin de evitar las inflaciones o las defla­\n", - "{. I La Royal Comroission on tral prop,:esro para la India. Los ta y el 3 porcienro ck sus dep\n", - "lndian Currcocy (1926) ha reco­ba.ncos indios deberán mante• s.iros a pla--zo. Adc:m.ás., c!St:c sis-­\n", - "n>a>dado tS 161) d sis!tma ;ame. ncrtae! banco c,ntr.J el 10 poc = está en .;go, en Sudáfrica \n", - "riano para el nuevo ba.ooo =i-• ci=o de sus depi,os a la vu-d=lel9:?.3. \n", - "CA1ITUlO 2): LA t•O?O(t.CJON DE DEftTOS DE AHOAJ.0 ES ll'EL~\\CIÓS CON LOS Dt;'tOirTOS DE fFECTlVO \n", - "H9 \n", - "c,ones de capi.tal.-que pueden af~r ta:de 0.1_~¡,p.~o_aJ volumen de inversi. no obscamc es deseable cualquier cambio que ~rm con mayor facilidad al ban­co cenera( considerar y abordar por separado la circulaci industrial y la circu­laci financiera. \n", - "2. Los E.srados Unidos. Eso nos lleva a estudiar el mismo feneno en los Esc:i­dos Unidos, si bien, por la raz que hemos dado antes, en los Estad~s Unidos no puede ser un factor can perturbador como Cll Gran Breca. No obstante, es impoccante selar que fue el crecimiento que experimenta.ron los depiros a plazo del Si,mma de la R=rva federal entre 1925 y 1929 lo que hizo posible el gran aumento de los préscamos y de las im·ersiones de lo, bancos miembros sin que aumentaran las reserva, exigidas y, al mismo tiempo, sin que subieran \n", - "fos precios de los bienes. --­Las estadísticas del Sisrem.a de la Re:;en•a Federal exigen un estudio propio \n", - "para el que no estoy capacir.ado. La cabla adjunta de los depito~ a la visea y de los depitos a plazo servirá, sin embargo, para ilustrar la importancia de las fluc­tuaciones en los Escados Unidos, al igual que en Gran Bc.:ta, del cociente entre los depitos de ahorro y los depiros de efectivo: \n", - "Poruntai• co,: ,esp~ao a los rkpilos totak.r \n", - "Depitos Depircs \n", - "a plazo a la vista \n", - "1918 23 77 \n", - "1919 24 76 \n", - "1920 18 72 \n", - "1921 31 68 \n", - "1922 32 68 \n", - "1923 35 65 \n", - "1924 36 64 \n", - "1925 37 63 \n", - "1926 38 62 \n", - "1927 40 60 \n", - "1928 42 SS \n", - "\n", - "lsl Estas cifru se basan~ la A\"\"ual Repo,t o{ th~ Fedffol tales. L,,s cifras no •~dan muy media de Lu canridades en los R_,,,. Bom-d(l9.?, pág. 14.1. discinus si se romuan los \"pmome:m:os de \"·encimitnco (d~ Los depitos a plazo comprm­siros netOS a la viso\" en lugu de 3 ~ S al a)¡ ,·éase Tbiru.enlh d,n los depitoS de ahouo pos-los • de¡,íros a la vi=•. \n", - "LO'S .FACTOA.:E:S\" M.ON'ETA.RIOS 'I' SUS fltlCTll A.ClO?-IU\n", - ";;o \n", - "-~-7.s,·p~~:'ií~~e-emre los depiros a plazo y los depitos a la vista ba tendido a aumentar más o menos igual ,en los Estados Unidos que en Gran Bre­ta to cuanro a sentido r a magnitud. Debido a que el porcemaje de reservas exigido para bacec frenre a los depicos a plazo es mucbo menor, esca ceo­dencia ba permiádo que el crecimiento del crédico bancario dis.ponible, dada una base de reservas, fuera considerablemeore mayor de lo que podría haber sido. Además, si los depiros a plaz.o no hubieran crecido tantQ, et crédiro ban­cario no podría haber aumentado taaco sin que subieran los precios. Ha sido una evoluci saludable. Pero si se hubieran seguido las mismas prácticas en relaci con las cesen-as que en Gran Breta, este crecimienco de !os depi­tos a plaz.o habría eiercidq una grave io.flueocia deflacionisca. Aun así (con un coeficiente de reservas del 3 por ciento), ha contribuido a que, dada una base de reservas, los niveles de precios fueran más bajos que los que b.abrían sus­tentado esas reservas. \n", - "La diferencia entre los eÍ!:cros de fas pcáeticas bancarias británicas y Jas ame-­rica nas en lo que se refiere al -porcentaje de reservas con respecto a los depitos a plazo puede ilustrarse mediante el siguieore cálatlo. Tomando !as reservas medias de los Estados Unidos del 11 por ciento para hacer Jreme a los dep;ros a la vis­ta y del 3 por ciento paca bacec frente a los Jepitos a plazo y las reservas de Gc-d n Breta del 11 por ciento para hacer freme a los depitos totales, si se cransfiere e.l 10 por cienro de los depitos mra!es de los depitos a la vista a los depitos a plazo, de manera que és005 aumentan de un 30 a un 4-0 por ciento de los depitos totales, en los Estados Unidos !a transferencia provoca, dejando a un lado ocros factores, una tendencia de los niveles de precios a descender un 4 poc cienco, mientras que en Gran Breca una transferencia similar provocaría una rendencia de los niveles de precios a descender un 14 por ciento. \n", - "De becho, eJ enornte crecimiento que expecimencaron !os depitos a la vis­ta en tos Estado.; Unidos, que se duplicaron entre 1920 y 1929, permitique durante esos as la circulaci financiera aumentara canto que, de haber uti­lizado las prácticas bricinicas en materia de reservas, los preci.os habrían e,q>e­rimentado un grave descenso como consecuencia de la contracci de la circu­laci industrial o las reservas habrían e,q>erime.ncado un aumenro proporcional. El sistema británico, en su afán de impedir que los bancos como proveedo­res de dinero para fines industriales rea !icen actividades inflacion LS-tas,.no !es permite tener ninguna flexibilidad en el desempe de su otra funci, a saber, sarisfacer las necesidades mucho más flucruantes de la circnlacl financiera. En cambio, el sistema americano so limita levemente la expansin de la \n", - "•circulaci financiera. \n", - "Para preservar la estabilidad industrial el sistema americano funciona con mayor sabiduría y eficacia. Se podría objeta.e, por otra parte, que poc esta misma \n", - "C.!.PfTtJLO 23: LA PiOP·ORClOS D'E-OE.PO.StTOS O.E AHOl..&O EN RELA.C(OrN\" ·CON\" LOS OEsPÓ5fT0'5 DE EfECTIVO \n", - "jjT \n", - "raioo-esre ·~ist:e\"m¡i:.p~de permitir que la inflaci de c;ipie al a vanee basta lfoces que serian imposibles en el sistema británico. Pero si nuestro principal objetivo debe ser-como creo que debe serlo en confunco--el mantenimiento de la estabi­lidad indu.,.rial y el nivel timo deproducci, el •sistema americano es, no obs­canre, preferible. \n", - "Adiré que las escadíscicas americanas deben ince.rprecarse, cuantiraciva­menre hablando, con cautela. Seg d Reporto{the Federal Reserve Board(1926), pág. 8, el aumento de lo~ depicos a plazo \"represenca en alguna medida una mera transferencia de los depitos a la vista a !os depicos a plazo provo­cada por el hecho de que see,cige un porcencaie menor de reservas para hacer frenre a los depi1o.s a pl.iw y por los mayores esfuerzos realizados por los ban­cos miembros para fomentar las cuencas de ahorro\"'· Es.o es compensado, sin embargo, por la rigurosa disposici que considera como depitos a la ,'Ísta rodos los fondos que pue.1X el segundo g;interreno hasta convertirse hoy en algo femenre establecido, especialmente en la bibliografía ameri­cana conremporánea, gracias a los escritos del profesor Irvmg Fishec. No obstante, a \n", - "(.¡] . Véase mm-bien su\n", - "Op. cit.. pássim De~'\"\"' he: G,td. \n", - "LOS f.s por efeaivo y la cantidad coral de dinero; y en su = scmido, es el valor monetario de la cantidad de todru los ripos de cosas cambiados por efeaivo y la cantidad coral de dinero. En mi cerminologia, el rerccr sentido es la vdoci­dad { V) de los depitos de efectivo o, si el profesor Pigou incluye los dcpicos de ahorro en el \"dinero~, es la eiencia IE) del dinero bancario. Pero el primC(I) de ellos es igual a \n", - "seg mi notaci, y es, pues, el producco de dos cosas muy distincas. Es como si divi­diera las milbs recorridas en una hora por los pasajeros de los temes por el ne.ro toca! de pasajeros de los tranvías y los crenes y llamara ~velocidad\" al resultado. Creo que el profeso e Schum~cer rarnbién ha empleado el cécmino casi en el mismo sentido;. \n", - "Ill. LA VELOCIDAD DE LOS DEPÓSITOS DE RENTA \n", - "Dado que acrualmence no cenemos ni siquiera uoa estimaci de la cantidad de depi­tos de renta y de la cantidad de depitos de negocios de ning país por separado, es imposible calcular dircaammre su velocidad comparando su cancidad con la rcnra nacio­\n", - "[51 NQ csroy muy sc,gu\"ro de ple,an tos Sr~. Fosc,r y Car­o que la de los profesores Pigou que 13 cxprcsi •velocidad chlngs (en Profits>prcccncb te­y Sdiwnptttt circuiro del din,ro\" que cm-ner d mwnORntido que la mfa \n", - "nal. Sin embargo, es posible hacer alguna esrimac_iQ.n _de los límites ap1:9ximagqJ~o~\"_-: -.:­los que es probable q~e se encuentre esta velocidad mediante consideraciones generales basadas en loque sabemos sob~los hábitos de la comunidad. \n", - "La ~·elocidad de los del)Ósitos de renca depende de !os hábiros de la comunidad en lo que se refiere a los intervalos encre los pagos de sueldos y salarios, es decir, si son sema­nales, mensuales o crimescrales ete., a si gasta su renta regular o irregularmente enrce. las fechas ea que la percibe y a qué proporci de su rema le queda de una fecha a otra. Más c-oncreramence, \n", - "Sea R = la renta anua[ en c.uest:i, \n", - "x = el nero anual deveces que se pagan las rentas (por ejemplo, x =52 si las \n", - "remas se p;igan semanalmente). \n", - "Supongamos que las rearas se.gasean regularmente entre la fecha en que se perciben y la siguiente y que lo que varia es en la cantidad que queda al fina! de cada periodo, es decir, en la cantidad de depitos de reara de la que se dispone justo anres de una feclm en la que se percibe renca (esre supuesto no es en realidad más que una cuesri de como­didad arirmética); y supongamos que la cantidad media que queda de una .f«±ia a otr.1 es \n", - "R \n", - "y \n", - "De este-supuesto se deduce que el nivel medio de depitos de renra es­\n", - ")', por lo ramo, que su velocidad es \n", - "[6) Sir WiUiam Pucy se dio eu­\n", - "gul en ,gtr.erar se te:Jtizao C::0 un C:ccul.o mtxro enrre wia: semana. y u«e, si se ;¡dc l O milktoes \n", - "a: 40J.S2 y se c:ikub b. mía J7 s~ Ueg.-a .a ; 1h.,., !o~~implica que si ccr~emos J c11 millones~ renecnos su.ficiein:. \n", - ",6o LOS FACTO t:E.S MONETAP.10$ Y SUS FLUCTUACl ONU Es fáci!'cifOJ.l'ar el valor nu.'nerico•ne'yt-:Cii-aistioras-!ripesis. Si las rentas se pagan s.:manalmence, es decir, x=51, y R y es la recua de eres semanas, V1 =15 a proximadameme, mienrras que si .1 \":'\",~~... ~ <:. ~ -~¡ 1if-.;;::... \n", - "R. \n", - "y \n", - "e$ la renca de una semana, V1 =35. Si las rentas se pagan mensualmente, es decir, x =12 y \n", - "R \n", - "y \n", - "es la reara de una quincena, V1 =11. Si las rentas~ pagan crimestralrneore, es decir, x=4 y \n", - "R \n", - "y \n", - "es la renta de un mes, V1=5 aproximadamente. El lec:cor puede posmlar cualquíer orra hipesis que le parezca verosímil. Es evidente que cuanto más cortos sean los inter­valos en los que se pagan rentas, mayor será la cantidad que quedará para el síguien­ce período, en promedio. eo proporci a la cantidad de cada pago de rema, ya que, dadas las rentas, más nwnerosos ~n los desembolsos que se .realizarán en imerva­los más largos que lo, pagos de renca, por ejemplo, los gastos realizados en las vaca­ciones. No sería difícil averiguar por medio de una encue-sra por mues,reo qui propor­x:i de ~us rencas anua.les tienen, en promedio, en efeco o en l.a cuenta corrien te los miembros representativos de clases representativas. A falca de es.1 informaci, me atrevo a estimar, induyendo en la definici de depiros de renca tanco los bille­tes como los saldos banc:arios, que en Inglaterra accualmenre el valor de V1 podría estar en torno a 1 2 al aiio y que qui,á sea de 17 en el caso de los asalariados que cobran semanalmente y de alrededor de 10 en el de los que cobran mensual y tri­mestralrneocc, ere. Eso s.ignifica que uo asalariado que cobre semanalmeme tendría, en promedio, una cantidad de efectivo igual a la renta de WJas 3 semanas, mientras que el resto de la comunidad tendria una cantidad de efectivo y de saldos bancarios \n", - "\n", - "CAPITULO 24: LA.i YElOCJDADC:S DE c re.cut .o\\.CION \n", - "corriemes iguales a la rea.a de-unas.5 sejna~, y la.media de la comunidad en su con­junto seria igual a la renca de casi un mes7. Estas cifras se refieren a los saldos que cendrían en el promedio del a y son compatibles con unos saldos trimesua1es, ecc., -significari va.mente mayores. \n", - "A falra de datos esradísricos, estas cifras no son, por supucsro, más que estimacio­nes que pierenden indicu el orden probable de magnirud de las cantidades e11-cuesri y ana.c a que se realicen mejores estadísticas en el focuro. No obscance, las ciEras indi­cadas concordarían razonablemente bien con los hechos conocidos, pues si suponernos que las rencas de los asalariados que cobran semanalmente y no tienen cueat:is banca­rias son de 1.700 mil!ones de libras al a y las de los demás son de 3.000 millones de libras al a8, esto quiere decir que la cantidad media de billeces en efectivo que tiene la · primera el.ase sería de 100 millones de libras y la cantidad media de billetes y de dep­síros de renra que tiene la segunda seria de 300 millones, de lo; cuales, por ejemplo, 275 serían depfoos bancarios y 25 millones serían billeres. Dado que la circulaci activa de billetes (es decir, los billetes en circulaci que no escin en manos de los bancos) pro­bablememe sea de alrededor de 250 millones de libras, seg el supuesto anterior habría \n", - "-:. \n", - "125 millones de libras de billetes en otros instrumentos, de los cuales (por ejemplo) 100 millones de libras podrían ser efectivo para negocios y 25 millones de efecci,·o p.aca ahorro (es decir, dinuo an:sora.do por los que no tienen cu.eneas bancarias); y dado que la cantidad de saldos bancarios en cuenca corrlente probablemente sea de alrededor de \n", - "1.075 millones de libras (en el promedio del a), quedarían 800 millones de libras para cubrir los depitos de negocios y los depitos de ahorro disfrazados. Todas escas cifras parecen bas.tante vero:.'uniles, pues si aumenramos a 15 la velocidad en el caso de Lls cla­ses asalari.adas, los depitos de renta bancarios se reducician a 175 millones de libras (cifra que parece demasiado baja) y los depltos de negocios, ere. aumentarían a 900 millones. En cambio, una reducci de la velocidad ea el caso de !os asalariados que cobran s;emanalmenre, parece difícilmente compatible con 1.os hechos que se conocen sobre el ,·olumen de emisi de billeces, miemras que cualquier reaucci significativa de la velocidad en el caso de las clases ;¡salariadas devaría los depiros de rema ban­carios a una cifra que parecería inverosímilmente alta en re!aci con los depitos de negocios. Si es necesario hacer alguna correcci, probablemenre coa.sisca en aumencar la velocidad estimada en el caso de los asalariados. Eso cambiaría la disrcibuci media de los billetes en circulaci activa entre los asalaáados y las empresas, pero no afecta­ría a las conclusiones generales anteriores sobre el dinero bancario. \n", - "l7l Tal vez sea un.a cifra dema­cancie =,,,. (aores d~ la deduccin de lo, lariados que cobran sernanat­perior a rrestimaci. iot~eses de la deuda nacionol , mence y demasiado baj• en el í3J La suma de escas dos ciíras ecc.) la qu<: es relevante para el aso cloidas b5 oom~p,ov,ncul,s. \n", - "negocios. Pero anees de que podamos estimar el valor absoluto de esca velocidad, es preciso hacer algunas correcciones. En primer lugar, como rase ha explicado, las com­pensaciones totales no comprenden las transacciones recales realizadas mediante che­ques, ya que no incluyen las compensaciones internas cmre los propios clienteS de un banco o las compensaciones locales entre bancos cuando no hay ninguna cámara ofi­cial de compensaci. Ahora que la mayor parte de las o~raciones son realiz.adas icamente por cinco bancos, esca carencia debe implicar un serio error. Para calcu­lar la cantidad rocal de transacciones realizadas mediante cheque, probablemente len· dríamos que aumentar las compensaciones rotales a! menos un 35 por ciento10, lo que hace un toral en Inglaterra y Gales de 58.725 millones de libras en el promedio de lo, as 1926-1928. En segundo lugar, los depitos rotales publicados el 31 de diciem­bre de cada a sobrestiman ciercamcnce la cifra media del a, probablemente fus­ta un 6 por cienro y quizá basca un 10 por ciento. Por lo tamo, si ele,-amos la colum­\n", - "[10] Inclusoen !os Estados Uni­qun.n, \n", - "C.'-PlrnLO 24, LAS YUOClOAOE.s DE Cl~CULAc.!Ox \n", - "na (1) del cuadro anterior un 35 por ciento y reducimos las columnaJJ ?b·...(ª1-u~,é-.a:. por ciento, la velocidad aproximada de la columna (4) aumentará LID 43 pox ·ciento. Por l.o tanto, nuestra mejor estimaci de la velocidad media de los depitos de efec­tivo entre l924 y 1929 se eleva a akededor de 60 al a. \n", - "Esras esrim.aciones sobre el siscerna bancario inglés en su coojunro pueden compa­rarse con algunas cifras más exactas que nos ha facilitado el &rdays Bank. };$te banco recoge cifras anuales de los débitos totales que pasan por sus libros, es decir, del \\'Olu­men rocaJ de transacciones mediance cheques y no slo de los que pasan por las cáma­ras de compensaci, y estos totales puerlen dividirse por las cantidades efecrivas medias que se encuentran en cuentas corrientes. Los resultados son los siguientes: \n", - "Vtloodad de las cuetUas rorri.tnus en Inglaterra \n", - "Los bancos\n", - "Bardays B,mk \n", - "en .su coniut:t-0•\n", - "(cifras reales} (estmuzci) \n", - "1924 49 57 1925 51 60 1926 55 59 1927 58 60 1928 58 63 \n", - "• fs:::t ~\"IJ es !a vdcx:dad •a¡:iroJQffl.lcb\"', uf c:ocno b ~alc:ulado an.ces.. ~ea a.o. ·.U pM01:1'1':0. Cando o:up.iginas mmban en impcen.a. se ha a.mm,. \n", - "ci•do qu,: los bucosni se coorui:ro UTI decidido publi­car cifns de tos dibitos reales. \n", - "Es evidenre que en la velocidad de un banco cualquiera influye el grado en que ésre tenga por costumbre obligar a sus dientes a mantener un saldo mínimo en la cuenca corriente como forma de remunerar al banco, en dctrimenro de otros métodos de remu­neraci, así como, en gran medida, el grado en que participe en operaciones de eleva­da vdocidad, como operaciones bursátiles y ocras ccansacciones financieras. \n", - "Basándonos en lo amecior y en nuescras esrimaciones anteriores de los depitos de renca, podemos estimar la velocidad de los depsitos de negocios. Nuestros argumentos aacerioces indican que las cifras aproximadas redondeadas son en el caso de Gran Bre­ta (1926-1928)1l: \n", - "(nl Lisc.s de compcnsacio­acabamos de dar y que se rdit· inc:rcmen,arsc uo 10 por ciento n,s y de dq,66i.tos de ef:eai·,-o que rcn a lngl:uern y a Gales deben pan tenu en cuenta Escoci.a. \n", - "LOS FACTO~ES MON'ITARIOS Y SUS Fl lJCTtlACtO,!'{ES\n", - ";66 \n", - "Canci\"d!idiotal de uansao:ionl:'S='medianre-~1tcs,;_\"'\"\"\"-.• 64.500 millones de libras Cantidad to(al de cuencas corrientes 1.075 millones de libr3S Velocidad de los d.~pi,O\\S de efu:tivo banc.ari05 60 Depitos de renta bancarios 2 7 5 millones de libras Velocidad d~ !os depámos de rent.t bancari.os \\(12 Traruaa:io=mediante cheques conm, depiros de renca 3.000 millones de libras Depitos de negocios 800 millooes de libras TcilRSaocioncs mediante cheques contra depitos de negocios 61SOO millones de libr:is Velocidad de !os depitos de negocios 77 \n", - "Recapitulando, las mejores esrimaciones que podemos hacer a partir de las estadís­ticas eicistences son que en Ingla cerra los .-olenes de depitos de renca, depitos de n~gocios y depitos de ahorro banca.ríos se encuentran en una relaci de 1 a emre J y 4 (M3=4M,. M2=3M1), mienuas que sus velocidades son (V1) 11, (VJ 70-80 y cero 13. Pero escas estimaciones de las proporciones normales de depitos de las diferemes cla­ses no debefían Ue,.u al lector a olvidar u.na parte esencial de nu=o analisis, a saber, que esras proporciones son dentro de ciertos límites variables, por Jo que las variacio­aei; de \n", - "o de \n", - "pueden deberse no so a variaciones de V1 y de V2 sino a variaciones de !os cociemes entre M1, Mz y Mi-De hecho, me inclino a pensar que la ,,etocidad de los depÓ.S.ltOS ban­carios que se tienen para un fin dado no experimema fácilmente grandes variaciones, \n", - "fa l Esta c:iin es cohcrerue con c:duimoo loscambios de un tipo q ue se basa, • sa:ber, que las ttan­nuestn estimaci anterior dt do dinero por otro. saa:iooes individuales 5011 megW1do caso y qu,: las renca de 10, si incluimos en nUCcivo pa:a n,gocios bal>lcmco,e no ua ,·:ilido ni si­cheque• que se emplean para \"ª-'!\"'la.dtl cl.. r.e,tlrar d.ine,.co eo efectivo., peco centa . .Pero el argumento en el \n", - "CAPÍrt!t.O !.: LAS. VELOC.lDADE.i DE CIRCULAC!O.N \n", - "salvo aiacgo_-pla-w, y que la.s:gi-an~flugua.cio,r~es_ge. la eficiencia {E) del efectivo o de la velocidad (V) de los depiros de eiec;-co~fdecados en su coofunco que se.obser­van a cono plazo a menudo podr debecse principalmente a variaciones de las pro­porciones de depiros que se tienen para diferentes fines. Volveremos a esta cuesci en d apartado V de este capítulo. \n", - "Debemos recordar al lecror que antes nos hemos referido a la velocidad de Jas \"cuen­tas corriences~ en el sentido con que utilizan normalmente esre término los bancos bcicinicos y que la velocidad de los \"$C.Cvicios de efectivo\" {véase el capítulo 3) seria, pues, diierence de ésta, pues hemos tenido que incluir en las \"cuentas corrientes\" los rencia de grandes diferencias entre las di,.incas zonas del paí;.: lba desde 74 en Nuern York y 46 en Chicago hasta 20 enBalo y Rochester y 1 O en Sirao.1sa. \n", - "Más reciemememe, el Sr. Snyder ha hecho nuevas investigaciones, que amplían en rccs as el período analizado por el Dr. Burgess )\" abarcan los aos 1919-1926. Las cifras del Sr. Snyder; de las que dice que norie:nen más de un 5 por c;:iemo de erro.r; con­\n", - "[14J Las estimaciones del pro­base mucho mejor que las que [rs] \"V fl\\JCTC!ACt O:r-.i.S \n", - "~ --·f¡~,ai,~C~ céfminos generales las del Dr.. Burgess. Pero ponen a más claramente de manifiesto las grandes di,;ergencids que había emre las medias de la3 diferentes zonas del país, como 111ucstra la tabla siguicnte1&: \n", - "Depito; de efeair,o ~ los F.stadiu U,udo5 \n", - "Todo ei pal; \n", - "Ciudad de N=Yor(: \n", - "1919 75,2 1920 74,1 1921 68,3 1922 75,S 1923 79.1 1924 79,6 1925 87,7 1926 Media \n", - "1919• 1925 TT,J \n", - "Velocidad \n", - "14l ciudades incluida Nu.,w York \n", - "42,3 \n", - "41.9 \n", - "38_,5 \n", - "4-0,5 41,4 4-0,.9 44,2 \n", - "41.4 \n", - "Todo ti pais \n", - "28,8 27,9 24,7 26,l 25.S 25,.5 25,l 17,2 \n", - "26,3 \n", - "Volumen \n", - "de pagos media11u cheques. \n", - "M:le5 \n", - "demil!o..e; dt dol.ares \n", - "54/í,8 587,7 484,0 \n", - "533,.9 \n", - "570,3 600,L 6H,I 695,3 \n", - "Volumen tk depito$ de efecti~-o. Miles-de mi/k,11cs de dares \n", - "18,99 21,08 19,63 20,47 22,11 \n", - "23.53 \n", - "25,98 \n", - "25,57 \n", - "Debe sieiialarse que la cifra media correspondiente a Nueva York, en la qt1e predo­minan los depitos de negocios, a saber, 77,1, es mut parccid:i a la mía, a saber, 7711, para la velocidad de los depitos de negocios e[I Gran Breta. Los cheques librados \n", - "[161 Las cifras de Nue--:a Yotk y de l2s 14J ciudades prooeden de 8usincss Cydu and Bu.;in= :\\iu.11'rm,mts de Snyd«, pág. 294; las de todo el país pcoc~ de Bwsint\" Cycles d,e Wesley Mit::bcll, pág. 126. Entiendo que l•s primer.u ~ han ca!cula.­do ?•ra cacb a porscpaí2.do, :ni<:>tras qu.c l;,s ~gundas se basan prindpatmfflte en Wl Úni• co dlculo reatiu.do en J9:!.Z para 240 ciudades que riencn mis d,e cuatro quinms ele los dcpiros rotales. Poscenormen• ce (RnrirA ofEccnomic S!4:tis· tics, febrero ck 1928), el S.. Sny· der ha estimado en 766.000 millones las tr.insacdones rcoll­zaaas en 1927 mcdiancc ch.ra \n", - "c,-uar que me influyera. \n", - "CAflTULO ?•, LAS vtLOC1DADE5 0€ ClllCUUCIÓS \n", - ";;,.s-' •• • --=los bancos de la ciudad de 1 ucva York repr=ntan, además, enttt el 4Q..):,_~ $0 por cienw de rodos los cheques librados en los Esrados Unidos11. Por poner un ejemplo de la varia bilid.ad de la velocidad seg-j_n la clase de depico en cuesti, el DL Burgess muesua que en el caso de los saldos del departamento del tesoro, la velocidad gira en como a 300 al a19. Hagamos ahora un incmro muy burdo (con la esperanza de anunac a q_accr algo mejor) de estimar por separado los depitos de renca y los depitos de negocios que había en los Esrados Unidos en 1923. Las monedas y los billetes en circulaci acciva ascendían a alrededor de 3.700 millones de dares, de los cuales quicl podríamos supo­nec que 2.000 millones estaban, en pwmedio, en forma de e!ccrivo de rema (es decir, en manos dd plico en forma de efcccivo coráente apacre del dinero atesorado}. Si la velo­cidad fuera aproximadamenn:i,rmisma que hemos supuesto en el ca.so de lnglarerra, a saber, 15. la renta coral gastada de esta forma seda de 30.000 miUones?G. La renra neta era de 70.000 millones, por lo que teniendo en cuenca un aumento de la renta bruta y diversas dupliociones de los pagos, quedarían (por ejemplo) 55.000 millones de tran­saccione; de renca realizadas por medio de chcques21 . Si supusiéramos que la velocidad es la misma que en lnglarerra, a sabcc, 10, eso daría un coul de 5.500 millones de depsiros de renta del coca( de 22, que es casi la misma proporci que en Inglaterra. Nos quedarían, además, 16.500 millones de depiros de negocio;)\" 515.000 millones de cheques librados concca ellos, lo que da una velocidad de 3122, mucho menor que la. cifra inglesa de 77. Es evidence, sin embargo, eras un examen general de las cifras y sio pos­\n", - "[t8] So7der,Rmewo/&:o1t0-wt2 pcoporci muy altt. para l\"'I\" de raun mons de a,egoc,os a 4-0. caso, 30.000 millones parece ¿.¡ volwoec roa! do pagos y d \n", - "• \n", - "LO'S FACTOlt.ES MO~ ETA!lOS Y SUS fLUCTUAClONiS \n", - "rnlar hipesis detalladas, que la veloci&~ media de los\"i1epir'dé.négocios'd~be-­ser mucho mayor en Inglaterra que en los Estados Unidos. Cabe la pos,bilidad de que se deba en par:re a que en Inglaterra se utiliza más e[ sobregiro, pero es más proba ble que se-deba a que en los Estados Unidos las distancias son mayores, lo cual significa una pér­dida mucho mayor de eficiencia monetaria debido a los recrasos de los chtt¡ues en el cotreo?3• En este caso, el uso del correo aéreo podría revolucionar el volumen medio de saldos necesario para realizar un volumen dado de transacciones. \n", - "Si cetttráramos cxclusivamence la atenci en las 141 ciudades, entonces supon.iendo que una cuana parre de los depitos de efectivo son depitos de renta que tienen una velocidad de 10, la vel.ocidad de los depi(OS de negocios es de 55, cifra macho-más cer­cana a la inglesa. \n", - "Es interesante selar que nuestras estimaciones de los depitos corales de renca (efecri,·o más saldos bancarios) de Gran Breta ascienden a 400 millones de libras con• tra una renta neta de 4 .000 millones, o sea, un 1 O por ciento, mientras que en el caso de los Estados Unidos e! total es de 7.500 millones de dares conrea una renta neta de \n", - "70.000 millones, o sea, un 11 porciemo. La coincidencia razonable de escas cifras con­firma en alguna medida que el ordende magnitud de es.as estimaciones podría ser bas­tante exacro, que es lo ico que pretendo. \n", - "V. L\\ VARIABILIDAD DEL'\\ VELOCIDAD DE LOS DEPÓSITOS DE 1'.'EGOCIOS \n", - "Antc5 he intentado estimar e! orden de magnitud de la Yelocidad {V1) de los depitos de negocios.. Pero no tenemos ninguna prueba directa de su variabilidad, salvo una infe­rencia realizada a partir de la variabilidad observada de los depitos de efecrivo consi­derados en su conjunto. \n", - "Deb.!mos comenzar, pues, exammando la variabilidad de la velocidad de !os depsiros de efectivo que muestran las esradiscícas inglesas. Lo mejor que podemos hacer con las esrad[scicas existentes es romac un índ.ice de fas compensaciones bancarias tocales y dividirlo po, un índice del volumen de cuencas corr,eotes2 (basado eo la propord esc,­\n", - "c \n", - "mada de cuentas corrientes con respecto a las cuencas totales indicada en la pág. 364) o tornar uo índice de las compensaciones de las zonas rurales y de las provincias y -.:\\DE~ DE CltlCULA'::lÓ~ \n", - "cifras poc las transacciones financiec3.; q_ela,.yty, no será.u!}Jitd.i~ s~~~~Lo !!_eJi . velocidad de los depitos de negocios industriales o de los dcpiros de negocios de tipo A, como los ~mos llamado anreriocmemc (vol. 1, pág. 2311, miemras que el segundQ grupo, que escá ~osado más paca indicac la velocidad de los depitos de negocios de cipo A, esura viciado por el supuesco de que las cuenras corrientes provinciales h:m vari:1­\n", - "áo en la misma medida que Ja c;incidad toral de cuencas corrientes. El result~do, en lo que ·.·ale, se muestra en la rabia siguienre. \n", - "Las velocidades de esca rabia, basadas en las coin~nsaciones de las zonas rur:iles y de las provincias, probablernenre sean la mejor estimaci que podemos realiz.ar de b variabilidad de la velocidad de la circulaci induscrial, miencra:-que las que se basan en las compc:asaciones rocales indican el efecto de las diversas proporciones de transac­ciones relacionadas con la circula..:i financiera y aquellas relacionadas con la circu­lacin indusmal que las componen. \n", - "fog/atCTa y Gales (1924 =100) \n", - "Velocidad de los ckpiios de efe~livo bas,:J.., en \n", - "Compensaao,ies N~I\n", - "Total To aai,id•d. \n", - "\n", - "\n", - "Esto es confirmado, con una matizaci, por el Se. HoUand·Manin, s=ctario de ta cámara de compensaci, que en su informe del a 1928 dice: \n", - "Me gustaría advertirles de que las cifras cfurias delas ciutbdes son más airas a causa del crtciente habito, para facilitar la con1abilidad. de uciJjzar cheques p.ara cada mm• sacci y no para los saldos de cransacc1oncS, por lo qm: apenas siC\"\\·tn de guia ' otro factor a corro plazo que influye menos !enramen re, a saber, que cuando el mercado está muy acu­vo, el mundo de los negocios puede realizar un .-olumen mayor de transaccionc:s por medio de la misma cantidad de saldos de efecri,·o sin pfolida alguna decomodidad. \n", - "No obstante, !a correlacin observada entre el aumento del dinamismo econico y el aumento de la velocidad, en la medida en que se deba a un aumenm de las \"verda­deras\" velocidades, probablemenre rambién se deba a que cuando hay mucha acrividad \n", - ",; econica, es un sacn¡icio mayor inmovilizar en forma de efectivo un poder sobre recur­sos reales que podri'.an convenirse en capical circulante. Debemos pasar, pues, a ana!izac las posibles causas de La variabilidad del grado de sacrificio que entra la tenencia de saldos en comparaci con el u.so de esre poder sobre recursos de alguna 01ra forma. En concreto, cenemos que examinar la influencia de a) las ,-ariaciones de la demanda de ca piral circulanre y dd tipo de descuento y b} bs expectati~.is sobre la futura evoluci de los precios. En el punto a), hay un componente de sacrificio, ya que la tenencia de saldos inmo• viliz.a, en lo que se refiere al deposiranre individual, un poder sobre recursos que po­drian utiliza~ de otra forma: en un depito a plazo, en una inversi o en la expan­si de una empresa. Cuando hay poc:i acri,;dad econica y resuka poco atraccivo invcrcir, eI coste de 1enec depitos de eiectivo son meramente los intereses que dejan de percibirse por rener esos depiros en lugar de depitos de abo ero o leuas u otras in vu­siones líquidas a cono plazo. Si, al mismo tiempo, el tipo de descuento y el cipo de inte­rés de los depitos son bajos, puede pennicic:se que inRuyan las consideraciones de como­didad en la decisi sobre la cantidad de saldos en proporci a los negocios realizados . .En cambio, cuando la accividad econica es boyante, por lo que la empresa o el indi­viduo necesican todos sus .recursos como capital citculance activo, cuando su capacidad de endeudamieaco ya está llegando al límite y cuando los intereses pagaderos y obtcai­bl.es por lospréstamos son altos. existen pod.eroso.s motivos para r.:ner los m.:nores sal­dos posibles, aunque eso implique correr algunos riesgos en la provisi realizada para hacer frenre a las contingencias. Por lo tanto, se realizan más cransacciones qu.: antes con los mismos saldos reales o se realizan rransaccíones de mayor cuancia que antes con los mismos saldos monerarios, es d~c, con menos uldos monerarios en propocci al volumen monerario de operaciones. \n", - "Cuando la demanda de capital cicculanre es alca y está tendiendo a sobrepasar a la oferta, las presiones de esros motivos para ~ener los menores saldos posibles puede ejer­\n", - "l O.S fACTOil.[S MON:ETA.IUOS Y SUS fLTACIONtS \n", - "cer una gran influencia en los precios;,Evidéntememe, este-es--..,wrn:l,.~uédé'ircacom-~ panado de un aumenro simultáneo del volumen de c.ransacciones; pero no rien.e por qué haber ninguna cone.xi. Ésta es, ea parte, la ra2 por la que los que 1ratac1 de encon­cra.r una relaci exacta entre la variabilidad de V y la de T, que es el volumen de rrau­sacciones, pueden descubrir una verificaci escadiscí,;a de lo que esperan ruando inves­tigan algunos pedos y, sin embargo, no cuando investigan 01ros. Por ejemplo, en la expansi de 1920 en los.Estados Unidos d aumenta del vo!umen de rransacáones fue acompado de una disminuci de (a oferta de capital circulante, por lo que V y T pare• da que variaban al unísono. Sin embargo, en la recuperaci que siguia ta depresi de 1921-1922 el volumen de transa.:ciones reroma su el.evado nivel anterior, pero en esta ocasi sjn una disminuci concomitante de la ofecta de fondos presta bles, por lo que la rupuesta coaelaci entre V1• T, que en el período anrerior parecía ;:onfumarse, ya no existía en éste. En orras palabras, es la exiscencia de rigurosas condiciones credi­ticias lo que tiende a awnentar !a velocidad. \n", - "Por lo tanro, seg el pumo a) la cantidad de sacrificio depende del grado de compe­tencia procedente de orras posibilidades de emplear los recursos. Sin embargo, seg el punto b), la cantidad de sa..::rificio depende de que se espere o se rema que se deprede eJ valor real de los saldos, es decir; de la posibilidad de que suban los niveles de precios. \n", - "la disminuci de los saldos .reales provocada por esta causa lleg desde luego, al extremo en Europa nas la guerra debido a la pérdida de con.fianza en la moneda causa­da por la llamada \"huida -de la moneda. Pero esre mismo feneno también está pce­senre cuando los depositanres genera!meme tienden a hacer unas compras supecfores a sus necesidades inmediatas o no.renales, potque temen que s: las posponen hasta el momen­to en el que las hacen habirualme:nre, el precio evolucione eotre tanto en su contra. E.sre feneno 5C confunde en cierra medida con el aumento de la demanda de capital circu­lante del punto a) anterior; pero las dos influencias pueden distinguirse depeniliendo de que la demanda adicional de bienes se deba a un aumea.o del dinamismo econico que hace necesario un mcremento de la oferta o a la creencia de que subirán los precios, lo cual lieva a comprar más bienes de los realmeme necesarios en ese momento. Evi­dentemente, los dos fenenos a menudo tienden a coexistir. \n", - "No tengo claro que sea importanre la in!luencia directa de esta causa en los precios a través de un aumento (o.de una disminuci) de la velocidad, sah-o en los casos extre­mos en los que existe un serio temor a una depreciaci de la moneda. So a.ct cuan· do la genre recibe más bienes de los que necesita en ese momenro para sus actividades normal.es y arcsora los bienes, por así decirl.o, in !i(lecie. Eso raras veces ocurre en gran escala, pues no debe confundirse con la especulaci o con la compra\"ema de bienes en los mercados a íururo en previsi de Jo que pueda ocurrir:. \n", - "Sin embargo, en los casos excremo:s en los que la creencia de que el nivel de ¡>recios sub.irá es genera~ por lo que los particulares comienzan a com·e.rrir sus saldos de efecri­\\'o en bienes o en tírulos ran promo como los reciben por temor a que pierdan valor eo \n", - "c ....r,CLo H : LAS VE.LOCIO~DLS DE CIRCUL\\CIOS 377 \n", - "sus manos, la comrib!.lci de esta influencia a !a reducci de'jp.s.;;s;ii~05,~ª!es-(y al aumenro Je IJ vdocidadl y, por lo canco, a la subida tencia del exceso de reser,·as en d siscema bancario en su conjunto rcndcá una cesonaocia que .acabará provocando un a umemo d~ la caucídad coral de depsitos en la misma proporci en que han aumentado las reservas rorales (una vez dedu­cido del incremenco inicial de esras timas cualquier traspaso de efectivo de las reser­;-as a Ja circulaci activa res.ulraate del awnenro del nivel de depitos), pues hasta que se. llegue a es.ca situaci, alg,,n banco se encontrad con un coeficiente d~ reservas mayor de lo normal. Por lo tamo, las resecvas aáicionales y el aumento de los prestamos y de los depims !>e repar-c,rán al final en las debidas proporcion.es entre rodos los bancos del sistema y no tendrá conS&Uencia-alguna el hecho de que fuera WlO u otro banco el que iniciara el proceso. Algunos banqueros se indinan a cuestionar estas proposiciones. Pero sus objeciones normalmente equivalen a decir que cualquier banco que se encuen­rre con un exceso de reservas no puede provocar un aumento de sus propios préstamos \n", - "igual a diez veces (o igual al mciplo que corresponda al coeficiente normal de reservas) la cantidad de esre exceso, lo cual es, por supuesto, cierro. \n", - "El ef=o cuamicacivo exacto de la inyecci de más reservas en un siscema bancario depende en parte de qué incremento del efectivo en circulaci activa corresponda a un incremento dado del ,•olumen de dinero bancario, así como dd cocieme entre la; reservas y el volwnen de din.ero bancario. Por ejemplo -por utilizar la ilusrraci numéáca más sencilla posible-si el efectivo ea circulaci a u menea en un 1 O por ciento del incremento del volumen de dinero bancario y sí las reservas bancarias cepccsentan normalmente un 10 por ciento del dinero bancario, una inyecci de recursos adicionales provocará a la larga un aumento de los depitos igual a 5 veces esa cantidad, ya que la mitad de estos recursos adicionales acab~rá en el eÍectÍ\\'O en cir:cufaci y la mirad en las reservas, y es-ta tima mirad provocará un aumento de los depiros igual a 10 veces esa cantidad. \n", - "En los Estados Un.idos, se ba intentado estimar los cocientes escadíscicos efectivos relevantes para esce cálculo. El gobernador Strong, en su com¡,w:eancia ante el Comité sobre estabilizaci del Congreso de Estados Unidos, estimque el incremento del efec­tivo en circulaci representa, en los Estados Unidos, alrededor de un 20 po.r ciento de.l incremento de los depiros a la visea y las reservas un 10 por ciemo de los mismos_ Si es1as cífras son correcras, una inyecci de recursos (en efectivo o e.et dinero del banco centtal) provocará a la larga un aumento de los depitos a la vi,-ra igual a 3,3 veces la camidad de reservas adiciona.les 1 _ \n", - "(11 El profesor J-$_ l.a\"\"'ed m~qt.-<: oo he sido cap:nde \n", - "CArlTULO 25..: EL COCIEt-:'Tf E.l'fTR.i: !l DIN\"ElO IAKC.\\klO Y LAS Rt:SE.ilY.\\'5: \n", - "Pero miearras que seria de esperai; que la cantidad de cfectiv9_d~rea~pi ci{culaci guardan u.na relaci bastante estable con la cantidad de depitos de reata, no cabe esperar en m.odo alguno que la cantidad total de efectivo en circulaci guarde wta rela­cin estable con la cantidad total de depitos de efectivo, por lo menos a corto plazo o sin un retardo 1emporal significativo. Tampoco es la tendencia del cambio ni:cesaria­mente la misma. Por ejemplo, en los Estados Unidos la cantidad de efectivo en circula­ci se mamuvo casi estacionaria enrre 1921 )' 1929, mientras que durante ese mismo !)C!iodo los depitos de efecri.-o aumentaron más de un 40 por ciento. De hecho, a ve­ces uno de !os motivos de desequilibrio en cualquier per[odo de cambio es el hecho de que, cuande incrementan las reservas, el dinero bancario puede aumentar más de lo que puede mancen~rse 3 largo plazo después de que hayan tenido tiempo de aumentar las rencas monetarias y la parte de los depitos de un.a formada por efectivo. Es una ca­rdctcrística molesta -y, de hecho, pdigros.!:-de los sistemas exisrenccs el que para hacer frente a los depicos de renta en forma de efectivo haya que mantener unas cantidades de re:servas difere[l(es de las que ha)' que manrenec para hacer frcnre a los depanco que lo rerira. De esta for1T1.1, una parre de las reservas publicadas de los \"cinco grar.des\" es una cantidad ficti­cia que parece cuatro veces mayor. Cuando ha pasado el día sagrado del banco A. éste presí:1. al merc:ido de dinero la parce de su saldo Cf1 el Baoc:o de Inglaterra que ya no necesita para la publicaci de sus cifras, para que el merc.ado de dinero la pase lo anees posible al banco B curo día sagrado ha Uegado, por lo que uo saldo eo el Banco de Inglaterra que perrenecia a las reservas del banco A al amao<1cer se ha publicado antes del atardecer como parte del banco B; y así un dia eras otro. Eo suma, como dijo con toda franqueza el De Lcaf cuando era presidente del West• minsrer Bank, las reservas publicadas son \"en alguna medida ficticias»J. De esta forma, la \" fuco.a\" tradicional de los bancos comerciales británicos se preserva y se craasmice sin riesgo alguno para admiraci de la posreridad. \n", - "Ea segundo lugar, los bancos no reatan de renec todos ellos una cifra idénri­ci de su proporci de ccser,as. Estas desemejanuis entre sus prácticas podrían dcberse a la existencia de diferencias entre las-clases de transacciones g ue reali­zan o entre las cantidades que tienen en el slgllicmc acrivo más líquido. Pero tam· bién podrían ser meros ,-estigios del pasado que ya no tienen ning significado obvto o pod.ríao representar diíecentes escimac.iones del \\'alor publicítario o de prestigio que da rener una proporci ma)·or que la media'. A pesar de esras dife­rencias, cada banco -como muestran las cifras--se maru.i~e fiel a su propia cifra, por lo que la proporci de la media de los bancos en su conjunto -salvo los aumentos semesuales-también se mantiene notablemente estable. \n", - "Excluidas las proporciones más elevadas de los balances semesualcs, espe• cialmeoce de diciembre, escas cifras presentan en el período comprendido entre 1911 y 1926 una esrabilidad casi tan absoluta como cabría esperar. Durante escos djficiles y cambiantes as, las cifras no muescran ninguna correlaci con la situaci econica ni con el upo bancario ni con las flucruances proporciones de anticipos (mostradas más adelante, pág. 395) ni con ninguna influencia de ese tipo; y durante la media de cada uno de los as del período comprendido entre 1921 r 1926 las reservas guacdaron una relaci estable con los depicos, con \n", - "l•I Creo que salvo en el CIJO dd Midland Bank. E. e.e.-icial, por supuesto, par:, el funcionamieo menorcs::aben jwio. Sin=batgo, • panir ele 1!!27 wcifas iuana pensar qoe .... pri.,,:ic.a e5; Uords Baok y Williams Dc:acon's Bank publican reservas del 11 u 11,5 por cien­\n", - "1;1 El Nuional Bank, que ac­g:,nmizar la conuidad de los bancos, aparn, del \"rnaquiUai•• tualmcru:c se in..··bre en las cifras daros. coucabl-e.•, 110 .sean muy supe· de la cima.ra de compensa-dn, [6] Es posible que las verdade­nares a un 9 por cic:.oto­se hA cxduicio de esta ta.bla para ras mcar ciento, cifra que segufa siendo la cifra ea 1914 anees del escaUido de la guern1-Sin embargo, las cifras anteriores a la guerra incluían en las reservas los \"saldos en otros bancos del Reino Unido y los cheques pendien­tes de cobro en esos baocosn, así como el efeaivo en caja y los depitos en el Ban­co de lnglarerra. Si se inclureran hoy, elevarían la proporci entre el 3 )' el 3,3 poc ciemo, situando la media postcrior a la guerra, anees cid cambio del coeficienre del Midland Bank, en alrededor de un 15 por ciento, c¡ue es casi la misma cifra que había anees de la guerra. Esa djfercncia: de más en la cifra anterior a la guerra pod deberse a que acrualmente las cifras representan medias de un ico dfa de etda semana (que es difereme en cada banco), mientras que es posible que las cifras anteriores a la guerra, al referirse solameme a un día de cada mes (que era dife­r<::me en cada banco), fueran como consecuencia del ~maquillaje\" incluso más alcas que las verdaderas cifras ~dias de lo que lo son hoy. \n", - "Por lo que se refiere a la divisi de las reserva; de los bancos entre efe,c:rivo y depireotnC3ban cxigid:i. Por coosiguicn~, su ro Je baocos miea:bros era de alrededor de u.n 60 por cieriro cu.anti~ se h,i reducido al míni­\n", - "9.260. También había no menos dd toral. mo nex:~rto romo cfecayo ca de 17.824 bancos que no eran [to] El efectivo en o,¡. nos., ti.,. caja. El .31 de diciemlm de 1928 rni~mbros.. Pero los activos de los ne.en c u.enra. ~o l:t propocci el porocnC3)e cfancari<>-de ces-,rva pendiente ron­rcspeao a los prurarno, )' w in•;,rsiones de los ooncos :niembros s.lo repre­s.::ma uoa fracci de !o que era en 1920. el cociemc enrrc los saldo, de reser­va que ciernen los bancos miembros ea 1(1'; baocos de res.ervas y los pasivos de depit0~ de los banco:s miembros se: h:a mantenido casi comcanre en un tO por cienro aproximadameme11, que es, eaproma!io, d m[nimo q~ exige L. ley. \n", - "El incemivo lico de reducir fos activos que no rinden intereses explica que los bancos miembros deseen cener un coeficiente de reservas lo más cercano posi­ble a los mínimos legales. La existencia de algunos insrrumemos especiales expli­ca que puedan hacerlo. En primer lugat; la ley pemiire que en un dcremaclo d[a \n", - "b.s reserva.; de los bancos sean inferiores a la. cifra prescrita siempre que la me­d1a semanal sea suficiente. Cualquier escase:i de reservas puede subsanarse rá­pidamente descontando en el Banco de la Reserva Federal. Cualquier exceso pue­de prestarse inmed\"iarameme en el mercado de pres.amos a la ,·isra y utilizarse en su momenro para saldar las letras. No es, pues, sorprendente que cas.i todos !os banoos (especialmente en Nueva York, donde el mercado de préstamos a la vis­ta esci casi a inano) reouz.can .sus reservas hasra el mínimo legafl?. \n", - "Los hechos muestran, ¡x:es, que, en el sisrema bancario que e.mre a<:rualmenre en lnglaterra y en los Estados Unie.os, la cantidad total de depitos bancarios (representada por M en nuestra ecuaci monetaria) es un mriplo, [o más cons­rante posible, de las \"reservas\" de los bancos miembros 13. \n", - "3. Ocro.s paises. El Dr. Burgess {op. cit., pág. 36) ha_publicado cifras que indican que en a!gunos otros países el porcentaje de reservas (incluido el efectivo) con res­pcc:10 a los depiros no es muy difere¡uc del de Inglaterra y los Esrados Unidos. Sus estimaciones basadas en los arios 1925 y 1926 son las siguientes, \n", - "Reservas repceso:ncarivas Bancos miembros de los Estados Unidos 9,.5 Diez bancos de co01p,msaci de Londres 11,5 Cuauo sociedades financieras francesas 11.S Bancos privados suiz.os 8,0 Bancos auro.rizados de Canadá 11,0 \n", - "[u ) Creo que esta cifca d.ei)e gr.,cias a! profesor B. H. B«:k­opor:runa modificaci aritmé­sig·nift..car rcse.rvas para hacer han por su il informaci. El tica cuando se maonen dife­&cncc a los dep:ros a la vist:z Ot-Burg,ss (The R«m-\"e & .,,J.s rentes coe:ficieo.ccs de ccscrvas nerus. and die Money Markct, pags. frente a lo; d,-pitos a plazo y fnl Por lo que se refi= a las 152-155) también da alguna; los d.epiro.-. la vista, resptcri­pricr'Lcas actuales ca Estados­jnrcrcsanres ciira.s en el m.i;mo v,imcnte; y la propo.rci en ta Uoidos en Jos aspectos antes sentido que las ancieriores.. que se divid,n los d.epiros coa­\n", - "m.e .cionados rengo ~ue dar las [1;1 Sujeto, por ~upuesro, a la les ,:na,, los ~sesti cambiando. \n", - "CAt!TULO 25, EL COCltl'TE E!'o'TaE u O!>·a.s•. \n", - "Los f\"ACTOA.'ES MONETAl.tOS 'Y su-s FLUCTUACIONE:S \n", - "Il. LA INTERCA1',IBL\"'IB-!LIDAD DE L0S\"ACITVC>S-BANC::-MUOS QUE NO FORMAt\"\\l: PARTE DE LAS R.ESLllVAS \n", - "La gente a menudo ru.b[a como si la cantidad total de inversiones, descuentos y antici­pos, etc. de I<><> bancos miembros fue(a des:idida por ellos, demro de tt.llos Hmices bas· rame amps, medianre un cálculo inteligente. Se supone que para tomar esta decisi los bancos se fijan en las demandas de la actividad comercial, en la solidez. de la situa­c.i econica subyacence, en la situaci gen.eral de las cuencas de los clientes, en el nivel existente de especuL!ci.n, ecc. \n", - "Las cifras anrcriormente mencionadas demuestran, sin cmba.rgo, que se trata de un \"error vulgacK. Apanc de las raras ocasiones en las que se cambia deliberadamente elcoe­ficiente convencional, corno hizo ei Midland Bank en 1927, y de la posibilidad de que !.os bancos miembros puedan influir en la canad de reservas que tienen (análisis que pos­ponemos al Libro VII), lo que los banqueros deciden nocrnal,menre no es cuánto van a pces­raren total ~acantidad les viene impuesca por el estado de·sus reservas-sino de qué for­mn van a prestar, es decir, en qué proporciones dividirán sus recursos entre los di~rences cipos de im\"ecsi que pueden realiz.ar. E.a términos generales, hay eres clases para eleo.,,ir: \n", - "T) letras de cambio y préstamos a la visea colocados en el mercado de dinero, llI inversio­nes y m) anticipos a los clientes. Por regla general, los anticipos a los cliences .son más ren­tables que las invcniones y éstas son más rentables que las !erras de cambio y los pcé:..a­mos a ta vista, peco este orden no es invariable. En cambio, las lenas de cambio y los préstamos a !a vista son más • uidos\" que las inversiones, es decir, más realizables a cor­to p!aro sin pérdida alguna y las inversiooes son más ª líquidas\" que los anticipos. Por !o tamo, los banqueros siempre tienen que comparar un:; cosa con otra; las proporciones en las que ciden =recursos entre estas tres categorías experimentan grandes íluccuaciones; y en la decisi sobre el fin al que van a. destinarse influyen las discintas consideraciones anres mencionadas. Por e¡etr1plo, cuando piensan que un movimiento especulativo o una expansi del comercio pueden estar acercándose a una fase peligrosa, examinan de una manera más critica la seguridad de sus activos menos líquidos y tratan de trasladarse en la medida de lo posible a una posici más líquida. Cuando,_por el contrario, aumen• can las demandas de anricipo5 de los clientes cocnercianres y los bancos consid.ecan que son demandas legítimas y deseables, hacen codo lo posible para .sarisfacerlas reduciendo sus ím·ecsiones y, quizá, sus leiras de cambio, mientras que si la demanda de anticipos está dis• minuyendo, emplean los recursos asi liberados para aumentar de nuevo sus inversiones. \n", - "Bastará a modo de ilustraci dar las cifras de la proporci de \"anticipos\" de !os \n", - "principales bancos ingleses, es decir, de préstamos a sus clientes con respecto a sus \n", - "depitos. \n", - "Es evidente que la proporci de depitos que destinan los bancos a dar anricipos a sus dientes pued, que te.,ia preparado un plan de reforma monecaria que pensaba presenrar en d Parlamento, ~debido --como dijo en ese momenro el Econo­mist-al anragonismo de los banquer y a la actitud obstruccionista del panido giadsto­\n", - "f15] A saber. el Bank of U,·er· WiUiams D,,aron's. E! N,oal rulo, ya que no s~ dispone de pool, B2cclays, Coutts', Gfyn Bank, que acru:Jlmenc~ publica cifras d~ codo el ¡>«iodo. Milis, Lloyds, ll.iidl,,nd., Natío-cifras mensual~ . S<: !uexcluido \n", - "nal Provincial. Wesrm.i.11.$r~r ~~ de: mdas las uhl:as de!: sa: a pí­\n", - "LOi f ActOiUS M.ONETAIUOS \"( SOS FLU.CTUACIOSE.S C.t.PJTUlO ?.S : EL COCIU\\TE E!\\\"TI.E. EL 01S\"E\"I.O aA1'CARl0 Y L&.S 1.Ui:1.VAS \n", - ".;__ .··~--­-?,,~.a ·-.­-..._ niano\". El plan no sirvipara áa;~rolos bancos ceforzaron algo sus reservas rcomen· .. J \n", - "-zaron a publicar balances mensuales. Como esros balances mensuales eran principalmen· \n", - "re para consumo plico y como no había que sacisíacer ning requísico legal, se adopt \n", - "desgraciadamenre la práctica de ~maquiUarlos\", practica que se ha mantenido hasra hoy. \n", - "A medida que pasaba el tiempo, la di,minuci del uso deeíl:<:tivo !)'3c:J. las operaciones \n", - "diarias y el avance de las fusiones de baucos\" {que puede decirse que comenzaroo en gran \n", - "escila con la fonnaci del Barda)\"S Bank en 1896} contribuyeron a reducir la cantidad \n", - "de reservas que necesitaban realmente los bancos para hacer frenre a bs congencia;, \n", - "mientras que la cifra convencional aumentalgo debido a que los bancos, por razono de \n", - "publicidad)' de prestigio, rendían a aspirar a tener el coeficic:ore que al principio so man· \n", - "cenian los más fuertes.. En 192~, la siru.aci era cal que el Dr. Leai escribiendo en cafalad \n", - "de presidente del Wcsaninster Bank, calificd coeficienre de ~purarneoce arbicrao\"17• \n", - "En los Estados Unidos, la siruaci es, como hemos vi.;co, base.anee dísra. El coe­ \n", - "ficiente, que varia algo de unos cipos de bancos a QtrOS, .se fija por ley. Ademis, es mucho \n", - "más bajo para los depitos a plazo que para los depiros a la visea.. Por otra parre, el \n", - "efecri.-o en caja no se considera parte de las reservas legale~, por lo que en los Esrados \n", - "Unidos se ha renunciado a la prerensi de que la cantidad de reservas se rija por las \n", - "necesidades reales de los bancos para hacer frente a las comingmc1as repentina,. \n", - "Debemos preguntarnos, pues, por qué la ley o la cosrumbre debe imponer a lm ban• \n", - "cos el mantenimiento de unas reservas mayores que las que nea:sican rcalmenre. No cabe \n", - "duda de que esra práctica es en parce -;::orno muchas de las prácticas de nuestros siste• \n", - "mas monetario )º crcdiio-un mero vestigio del pasado y una consecuencia de ouescra \n", - "precensi de gestionar un sistema de dinero represenracivo como si fuera una especie \n", - "\" comodidad, hay mucho que decir en iavor de la práctica británica tradicional de dejar que !os bancos decidan poc sí mismos la cifra adecuada, sobre codo cuando se ha alcanzado una fase, como ocurre acrualmente en Gran Breta, en la que han dejado de aparecer bancos pordoqwec. Pero tao promo como se consideran cdevanres oteas con­sideraciones --<0nsidcraciones, como !as anreriores, que afectan a la segurid.1d y la efi­ciencia del sistema bancario en su conjunto más que a los intereses de los distintos ban­cos--no esrá en modo alguno tan claro que este plan sea d mejor. Los a,;aaces reali:zados después de la guerra en la técnica de gesti de los bancos centrales -avances tanto ine­vitables como deseables que explicaremos coa mayor profundidad en el Libro VIl-nos han llevado a una fase de transici entre los dos criterios sobre las proporciones de cesen-as. Los métodos modernos de control de los bancos centrales.. -e:specialmeoce el uso de \"operaciones de mercado abierto~, exigen que el banco central se encuentre en con­diciones de disponer de un decerminado volumen de r:·or pacte de los recursos n&esarios para la seguridad del ecomico y eficiente sis­cerna cuya existencia permite a los ba.acos miembros ser can codos y rentables. Aho­ra bien, es probable que el nivel normal de depitos de los banqueros necesarios para que el .Banco de Inglarerra sea fuerce sin ning atisbo de duda y capaz en todas las cic­cunscmcias de imponer su voluntad al mercado sin forzar e.xcesivame~ su propia capa­cidad de ingresos, sea mayor de lo que necesitan esrriaamenre los bancos miembros para \n", - "[181 Desde que escribirr.os csro, ID$ bancos mi=bros al &neo mdas sus tC5et\"Va.5 convenciona• la nuc~a Bank. ~ oce Act (19281 de lnglarerra. Dado que la emi­les, e$CC sistema no es ran l,co de Gran Breraiia ha a.signado si 6ducia.ria no es igual que la como parece. No obscantc, las todos los beneficios d~ la ,mi­circulaci S>Criva en manos dd cifras no están ea la práctica sí fiduciaria al Tesoro y to­pl.ico, mieouas que tos c!epmuy al•jad.a.s del sis«ema anees dos los benencios de lo< depi­sitos ck los bancos miembcos en sugerido. [OS que no dc-vfflg;ln incercses de el .Banco de lngla[Cna oo son \n", - "1.05 fACTOU.S MONHUIOI Y SUS FLUCTU~CIONEI \n", - "la seguridad y la realizaci holgada de sus propias operaciones. De--ser eso-cieno, enron--• • \n", - "i\n", - "ces ramo lo que observamos como lo que esperamos llevan a pregu.ncarse si es com-e­nieme seguir dejando la cuesti encerarneme al criterio de los bancos miembros. Si nos cecrotrajéramos a ciricueota as atrás, probablemente obse.vacíamos que las resen•as de los baocos miembros no enn en aqudla época mayores de lo necesario para \n", - "s:u propia seguridad y comodidad, s:alvo quizá en las fechas de publicaci de los balan­\n", - "lc:es..Em:re estas fechas, no había en realidad suficientes motivos paca inmovilizar recur­sos innecesariamente. E.I crecimiento de las fusiones, la dismioucí del uso de efectivo por parte dd plico y la mejora general de la velocidad y !a eficiencia de la maqumaria bancaria en general registradas en el periodo inrermodio, hao rendido a reducir la pro• porci de resen•as cstricrameme necesaria. Sin embargo, nuestros bancos, debido a su conservadurismo y a que ninguno·ck eUos está díspuesro a que parezca que es el prime­ro en reducir s:u cocficienre de reservas por debajo del de sus vecinos, no hao aprove­chado esras tendencias, por lo que hemos llegado a la siwaci aaual bastante artificial en ia que los bancos mantienen voluntariamente, por razones que probablemenr,: no icn• gan muy claras, unas reservas algo ma)•ores que las que necesícan realmente. No obs­tante, el deseo lico de obtener cantos beneficios como sean compatibles con la segw:i­dad y con las .aparieocias los ha Uevado a emplear una e.m-aragema muy desaconseíable, como las operací.ones de \"maquillaje\" anees descritas, por lo que sus proporciones rea­les son significacivameoce menores que sus proporciollcs aparences. Tampoco bay, en reaJidad, nada significativo que !es impida reducir sus co.:fienres cam-encior1ales median­te una continua acci concertada o por conragio durame un período. \n", - "En 1927-1929, oauriun ioicresanre episodio que ilusrra las posibilidades dela sirua­ci. Como hemos selado anees, el Midland Bank mancuvo durante unos as una pro­porci de resen·as muy superior a la de sus competidores. No es evidente que esa prác­cica mereciera reaJmenre la pena desde su propio punto de visea, poc lo que a parcir de 1a segunda mitad de 1926 se observuna disminuci gradual de la proporci del Mid­land Bank de alrededor de un 14,5 por cienro en 1926 a alrededor de un 11,5 por cien• co en 1929. Como los depitos del Midland Bank ascendían en esre período a 370 millo· nes de libras oomo mínimo, esa reducci equivalia la liberaci de más de 11 millones de libras en efcaivo y, de hecho, permitia los bancos en su conjuruo aumentar sus depsitos b'sus anticipos) en unos 100 miJlones de libras sin íncrernenrar sus reservas torales. Así pues, el resultado de toda la operaci es d consentimiento por parce del .8.anco de Inglaterra de un awncnco significativo del volumen de dinero bancario sin un aumento dd volumen de reservas o una disminuci de los recursos del Banco de lnglarcrra de 11 millones de libras: el Midiand Bank obt'J\\\"Oy el Banco de Inglaterra perdilos intereses generados por esta cantidad. \n", - "Ahora bien, esa suaviz.aá del crédito, en las circwm:ancias en las que se produjo, fue favorable al intef'és plico, pues era necesario un aumeoro de la cantidad mcal de depicos de los bancos miembros para compéIISar un aumento de sus depitos a pla­\n", - "-; C.<.elTlf[O H , ti.-COCl!:.NH E~TRt EL 01,-E&O USCHIO Y LAS USEa'IH 19\" \n", - "•_ zo, un aumemo que el Banco de lnglarura, si de él hubiera dé~djdo; -probablem~n~ .:.=-°\" ~.,..,.,.,.;,s,~'-~ _ no habcia permitido. Así pues, el M.idland Sank no wlo actu de h.:cho. en b.!neficío propio en unos térmmos que nadie podr.a criric.-.r (pues su coeficienre de ecstí'--:1S segui:t siendo más aleo que la media de los demás bancos), sino que también contribuyconsidernblemence a mejorar b situaci general . o obstanre, ese aumemo de los rllCUr· sos de los bancos miembros no debería depender en ning sistema modemo ,sidn de la actuaci de un banco miembro, incluso au;;que siga siendo competencia del banco <2mra1 comrarrestar su efecto aprando ias medidas oporrunas, pues deberíamos poder suponer que el banco e.entra! es al JtktJOS tan inrcligeme como un banco miembro y con· fiar más en que acruará en aras del imerés general. \n", - "Concluyo. pues, que el sisrema americano de regular por ley la cantidad de reserv-.u \n", - "de los bancos miembros es preferible al sistema inglés de d.:pender de una con,·enci \n", - "mal definida y algo precaria. \n", - "Además, la posibilidad de que los \"cinco grandes\" o algunos de ellos reduzcan sus proporciones no es la ica raz para regularizar el sistema acrua! con el fin de que el control del Banco de fagl.a recra sea índiscarible. Aaualrnente, las reservas de los bancos miembros están formadas, como hemos selado anreriormenre, no so por sus depsitos en el Banco de Inglaterra, sino rambién por lo qut: llaman su ~efccti\\·o\" r pueden modificar libremente las proporciones en las que di,;den sus resecvas rorales entre las dos categorías. Norma.lmenre, el Gefecrivoª está formado por billeres dd Banco (o anri• guamcoce ~el Tesoro), pero cambien podría es.ar formado por oro o, posiblemenre, aun• que a no se ha llevado nunca, que 1·o sepa, a la práctica en el caso de los bancos ingle­ses, por d~cos en un banco cenrral excr:mjero. Ahora bien. cada una de esias opciones puede causar las siguientes sorpresas e inconvenientes al Banco de Inglarccra: \n", - "1. Mienuas el Banco de Jnglarerra calcule su •proporci~ de c=tvas mediante su fmula accua!, es posible influir artificialmente en la siruaci dentro de amplios márgenes si los bancos miembros convierren su \"efectivo\" en depitos en el Ban­\n", - "..: co de Inglaterra o vice\\'C.Sa. De hecho, de la poliricJ de los bancos miembros a escc respecto depende en gran medida que la influencia de la emisin fiduciaria existente en las reservas d¡sponibles dd Banco sea o no suficie nte. \n", - "2. Si los bancos miembros ruvieran una par1e de sus ceservas en o ro, eso podría reducir los beneficios o el oro libre del Banco de Inglaterra por debajo dd nivel de seguridad. De hecbo, en la Currency and Bank Nores Act de 1928 se inno­dnjo sabiamente una cláusub para prever ,o;ca comingenC'ia, por la que se oror­ga al Banco de Ing!arerra la poresrad de comprar oblig:itoriameme el oro que exista en reservas dentro de este país. Esta cláusula no impide, sin embargo, a un banco miembro considerar como parre de sus resc:rvas el oro que tiene ea el excranjero o en tránsito; y se ccee que rec,ememente ita habido casos en los que un banco ha aprovechado esra libertad. \n", - "Los F.!.CTO~ES M:ONETAJUO-S y sus flUCTU.-.C(Op,;\"E:S, \n", - "3. No hay nada-que impjda·a uo banconémbro ¡nglés1ener pane-de sus reservas ;comprometidas\" en el Banco de la Reserva Federal de N ueva York. Desde el punto de vista de la seguridad e incluso de la comodidad, esos depicos serfan casi ;tan buenos como el oro~. Pero es ob,·io qae esta práctica reducirfa ex­craordinamente el pode.r del Banco de Inglaterra pata conuolar el volumen de dinero bancario qu.e hay en Inglaterra al privade del volumen necesario de recursos y de heneficios. No tengo conocimienro de que esra opci se ha)<>r ejem plo, en Suiza, por lo que )'O sé-­esta prácrica llega a mermar gravemenre la aucoridad dd banco central. En Alt=___ ~ maní.a, actualmente la elevada proporci de recursos llquidos que tienen los __ principales bancos en oentros extranjeros puede interferir seriamente en la hege­monía del Reichsbank. \n", - "Además, hay mucb,simos bancos, entre los cuales figuran sucursales londinenses de bancos eiruanjero.s, además de los diez bancos de compensaci, que no publican cifras mensuales o medias y que aprovechan los servicios del mercado de diuero de Londres sin contribuir proporcionalmence a los recursos dd Banco de Inglaterra. \n", - "Por lrimo, hay algunas importantes ventajas técnicas que son inviables ~in una pro­pocc, legal de reservas, cuya verdadera imporcancia se verá en páginas po>te.iores, a saber, una diferenciaci eocre las reservas obligatorias para hacer frenre a los depi­tos a la visea y a plazo, respectivamente, y-el poder del Banco de Inglaterra para modi­ficar tas proporciones legales de vez en cuando dencro de los límites prescricos. \n", - "La cuesti del principio de escablecer unas proporciones legales de reservas para todos los bancos es disti.O:ca de la cuestin de cuáles deben ser escas regufa.ciooes. Sugie­ro, sin embargo, algunas como las siguientes: \n", - "I) Las proporciones prescriras deben cubrir codos los depitos bancarios19 paga­deros en libras esterlinas en Gran Breta. \n", - "Il) lo.; depicos pagaderos a treinca (o quizá catorce) días o más deben coasiderarse depicos a plazo. \n", - "m) \n", - "las proporciones prescricas deben referirse a las medias diarias de periodos men­suales. \n", - "\n", - "N) \n", - "Las reservas de efectivo deben estar formadas por billetes del Banco de lnglac~ rea o por saldos de depicos en e! Banco de 1nglacerra, pero escos cimos no deben representar menos del 40 por ciemo del toral. \n", - "\n", - "\n", - "[19) La definici jurícl,.:a de ficuha.dcs -no insuptra bles-más que -t.eonico. \n", - "•banco,. pcescnr.i afg.unu di-que son de a.ráctcr jurídico \n", - "V) Las proporciones rrcrrma!es prescrica~:t!e-C6c-rvas de-eia:tivo:\"'orr-respecto a los depitos deben ser las siguíemes, depitos a la visea, 15 por ciemo; depiros a plazo, 3 por cienw. \n", - "Vl)EJ Banco de laglarerra deb,: tener poder para modificar, avisando con tteiar.a días di: antelacin, las proporcion,-s prescciras a una cifra comprendida entre el 10 y e! 20 por ciento en el caso de los dep1cos a la visea y a una entre el Or el 6 por cienco en el caso de los depito, a plazo. \n", - "Estas regulaciones reforzarían e.xtraordinariamenre el poder de coorrol del Banco de Inglaterra -poniendo, de hecno, en sus m:mo; el comrnl casi absoluto del volumen rotal de dinero bancario-sin ob:;caculizar tn modo alguno las operaciones legírimas de los bancos comerciales. La importancia del punro VI} para este fin se roosrrará mejor en el capirulo 32 del Libro VI. \n", - "As[ pues, en los países en los que el porcentaje de rcsen-a.s con respecto a los depsitos es por·ley o por costumbre algo rígido, la dere,rmim.ci final de M, que es el volu­men de dineco bancario, depende de los faccores que de1erminaC1 la canridad de estas reservas. ¿Has,a qué punro son determinadas por el baC1.co central, y los bancos miem­bros le siguen de una forma más o menos pas,va? ¿Yen qué medida influyen, si es qu.e iruluren, los propios bancos miembros en la candad de resena.s actuando por iniciati­va propia?.So en la medida en que iníluran, tenernos que modificar la afumaci de que los bancos miembros no derenninan más que la forma en que prestan y no cuánto presmn en conjunto. \n", - "Tenemos que pospoC1er las respuestas a esras preguntas hasra el Libro VII. \n", - "---------.,.. .....\n", - "·-­\n", - "Capítulo 26 \n", - "La actividad econica \n", - "'[.. ·\"' ->-< ~ _: \n", - "~ !.-~ \n", - "> '\" ~· (\n", - "~ /\\. ' \n", - "l. LA INFLUENCLI\\ DE LA ACTIVIDAD ECO!-:ÓMICA EN LA VELOCIDAD DE LOS DEPÓSITOS DE NEGOCIOS \n", - "Se dio: desde ha.::e tiempo que cuando la economía está boyante, defectivo rou más depri­sa. De h«ho, en esas circunstancias la velocidad puede aumencar proporcionalmente más que las transacciones, por lo que un aumento de las cransacciones. en lugar de ir acom­pado de un desceoso del nivel de precios como ocurriría si \"roao lo demás se manru­viera conscanre\", en realidad va acompado normalmenre en l:i menre de los hombres de negocios de una 5ubida del nivel de precios. En el capítulo 24 vimos que son obvias las razones por !as que esta conclusi debería ser verosímil. Cll.3ndo la economía está boyan­te, se acelera todo el proceso de inrercambios )' esta aceleraci reduce la cantidad media de tiempo para la que es necesario o codo cener efectivo corre las cransaccioncs: los ingresos y los desembolsos se pisan más los calones unos a otros. Además, aiando los mr-r­cados van bien, es posible prever con mafor seguridad que las ventas serán satisfactorias, por Jo que, al menos en la creencia del mundo de los negocios, es menos necesario hacer previsiones para hacer frente a la pos.ibilidad de cnconrrarse con exisrencias sin vender o con deudas que no pueden cobrarse. Orra raz es que cuando la actividad econica está boyante, los comerciantes pueden necesitar más los recursos para crear ca piral cir­culante, por lo que reducen codo lo posib!e sus rencncias de efectivo. No obstante, es pos.i­ble que el raionamienro se base demasiado en el mero hecho de que en la vida real el aumento de la 3crividad en el mercado generalmente ,-a acompado de una subida, no de una b3jada, del ni,·d de pnecios, pues esté! hecho podría aa-ibuirsc mejor a que el exce­so de inversi hace que au.mentc el segundo término de la ecuaci fundame.ncal que a facrorcs que afectan dtr«ramenre a las verdaderas velocid3des. \n", - "Los FACTO,E.S MONET~-\\~iOS y .iUS JUK.TU.\\ CIONES \n", - "La cooclusí de que un aufuenro del voiurnen real de aailSaroones tiende a ir acom­pado de un aumento de la ve.locidad proporcionalmente mayor es una resi; que sue­k defe.ndecse a menudo. Peco hay aut0res que sostienen que las variaciones de los dos factores tienden a ser iguales, es decir, que sus variaciones son casi estrictamente pro­poccion-:i les. Sc-g el profesor Angell, Wieser es uno de los primeros defensores de esta doctrina y el bar Charles Mouroe es un reciente partidario de ella en Francia1• La exposici más conocida de esta doctrina para los estudiosos conremporáneos2 es, sin embargo, fa del Sr. Carl Snyder del Banco de la Reserva Federal de Nueva York3• \n", - "Las coru:lusíoncs del Sr. Sn)·dcr son empíricas y se basan en un cálculo de la varia.­bilidau del cociente enrre los débitos bancarios (es decir, las compensaciones bancarias) americano, y los depitos a la visr.a en los timos as o, en mi terminología, de la ,•elocidad de los depiros de efectivo. La compara, no con el volumen de ~transaccio­nes ·, sino con el volumen de \"actividad\". Como las tablas del Sr. Snyderconstituyeo la invescigad más completa que se ha hecho hasta ahora de !a variabilidad de la veloci­dad de los depims ere efecrivo, seá il reproducirlas, indepcndientemerue ere que accp­re.mos o no la generalizaci que hace a partir de ellas\" \n", - "La tabla. siguirncc muestra la variabilidad porcentual anual media con respecto a la ,·elocidad normal (que es el cociente encre las compensaciones, o débitos, y los dcpi­ros :i la visr:a) en 141 ciudades, induida la ciudad de Nueva York, en comparaci con el volumen de ~actividad•. \n", - "Velocidad de ára,:i Voíwnen de. aawidad\n", - "Media anual (l00=media 1919-19lS} deEE UU \n", - "1919 102 104 1920 102 101 1921 94 92 1922 98 102 1923 99 108 1924 99 105 1925 105 111 \n", - "[ T] T1:eTheory o{11fÚ!r>'..ationaJ 1923) es el pámer anroc amen­,he General Pcice Levcl Írom Prius, ¡>;ágs. 327 y 279. Es,e cano reciem:c que ha e5airo s:o­1875\" Uowrnal o/1kAme,iu,t lib::o es una vali.osisima fuenrc bre esce tema. Suzti,ti,:aJ A.srociatfon, 1924) )' para la ruscoria de !as doctrinas !,] Véan5e sus articulo; •New su libro Bu,ine« Cycle.s and \n", - "Mcasurcs in thc Equation of Busi,u::ss },¡(,eas-Wre.mentsJ cuyo M Scg, ­valick~ en su fihro cr~een los a,­ter/y Jo.1trna{ of E.cor:<;111ics, c;iation, 1n~), • A New !nd.e.'< of ticulos que lo prt,ctdieron. \n", - "C.,\\PITULO 2 6: LA ACn,nDAD c.co~0~\\ol!CA \n", - "Aunque nos creamos esta-tabla, no parcoe que exista la eo(nsa­ciones de los banqueros no rendr:í casi ning valor como indice del volumen de tran­sacciones resulcanres de la producci y el consumo corrientes, a menos que cxduya­mos las rransacciones bursááles. Las cifras de las compensaciones torales confirman esta conclusi. Las com¡>(aciooes baacarias torales (B) corregidas para ccner en cuema el precio por medio del índice de precios al por ma)·oc dd Board ofTrade (D), dan d siguien­te resulrado: \n", - "A B D BID \n", - "19l3 45 63 71 \n", - "1920 110 194 57 \n", - "1911 95 125 77 \n", - "1':122 101 100 I0 l \n", - "1923 100 100 100 \n", - "1914 108 104 104 \n", - "1925 110 100 llO \n", - "1926 109 93 117 \n", - ")927 113 89 127 \n", - "1928 120 SS 1}6 \n", - "\n", - "Los f~CTO~E5 MO! C[CO que sería il un indice focmado prin­cipalmence por los pr,ecios a1 por ma~or de tres meses antes y de los salarios del perío­do corriente, 5'i bien el Board ofTrade podría idear algo rm1cho mejor con codo eJ apa­cato de estadísticas oficiales con que cuenta, Sin embargo, para los pces-ences fines podríamos tomar el índice de precios de consumo, cuyo méwdo de compilacin se ha explicado ameriormence {volumen r, pág. 67 ), y obtener un ~índice de compensacio­nesn del volumen de produccidi,·idiendo las compensaciones de fas zonas rurales y provinciales (recogidas como se indica en la pág. 371) por e-.;re índice de precios de consumo. \n", - "Si comparam.oo ahora la media anual dd índice de compen53ciones obtenido de esca forma con d índice de producci del Se. Rowe, recogldo para el London and Cambridge Economic Service, que se basa principalmente en el consumo de materias primas, y con el índice del volumen de empleo del Sr. Rokdiags, el resultado es el que muestra la rabia de la pág. 411. \n", - "En ré.cminos generales, es nocable la coincidencia enrre las fluctuaciones de estos cákulos toraJmeore independiemes: no tienen ni ua solo componenre dice-ero igual. Creo que podría obteoerse el índice de producci más completo de Gran Breta remando una media de estos tres fodic:e~, como muestra la rima columna de la tabla adjunra, pues el hecho de que la ta,sa de crecimiento recieme del índice de compensaciones haya \n", - ".. [;) Esre indice focm• p.am, de 1920 101 1925 99 un ínwcede produco de Gran 1921 75 1926 90 \n", - "Breraa rompilado por el Sr; Ro-1921 88 1927 105 \n", - "keling (F..ronomm, 6 d., ocrubre 1923 93 \n", - "de 1928), 192'1 100 \n", - "j \n", - "CAPITULO ? LA ACTIVIDAD [CO:S0>41C., \n", - "4H \n", - ".,,_..,__sldo rimamence algo mis baja que la de los otros dos índices, m.ás-puramen~indus,-\"'-. ~,-,:;-;-\"-\"-:::, uiales, podría ser un factor de correcci necesario cuando nos referimos a las activi­dades econicas del país en su coojunco, mientras que la cendcncia reciente del índice de maccrias primas a ser superior al índice de emp:eo podría dcbecse a un aumenco de la eficiencia. \n", - "fndia [n,J;a de [,cdia co,r.p,.,.r.;ro com¡,vuaaoms tÚ empleo• de =terzas de producci\n", - "prm-.as\n", - "(Kt}-n~ (Roke/i,,g) (Rowe) (media de los tres) \n", - "(192-1=100) \n", - "1920 101,5 103 104,5 103 1921 78 89,5 75,S 81 1922 91,5 93,5 89,5 91,5 1923 97 97 91 95 1924 100 100 100 100 1925 101 101 101 101 1926 95 95,5 90 93,5 1.927 101,5 104,5 110 105 L918 102,5 104,5 108,5 l05 1919 104 106 116,2 108,7 \n", - "• Esosclas me !un ..lo fxilmdu v:nb!,mearc poc el S< Roulu,s,\"\"'algodmin:u el, lu<¡1>e publicen~R..-.,,-::mi A-8 -C-D-E,doadcAsmlceto~t­agicol:,,. B•mlmcm~,n_l,¡péo.-..-odotde 164-411\\o<, Cs~dctnl>ii• · \n", - "dores panCOS ucpndas., D=n.t!az:o &: a-a.ba._.qf!oca uqar.1&. aasmt:S poc mi~ \n", - "dad.~ac.. .!:•O'IÍmCs~ del Sr. Snydec, y en su índi~e del ,·olumen rotal de comercio compilado inde­pendiencememe. \n", - "DéJs bancarios, sm la cisa1ad \n", - "de Nueva York, corregidos Volumen \n", - "para =rni cwerrta el precio deaait.;dad \n", - "1919 105 104 \n", - "1920 102 101 \n", - "1921 92 92 \n", - "1922 101 102 \n", - "192.3 105 108 \n", - "1924 102 105 \n", - "1925 110 111 \n", - "\n", - "m. RESUMEN ESTAD[STICO \n", - "L3 tabla siguiente resume las estimaciones de los capítulos anteriores. Aunque d lector no debe pasar por airo las numerosas conjeturas, aproximaciones y errores probables que com:ieae, dada la deplorable situaci en la que se encuemran acrualmence nuestras estadísticas bancarias y de otros tipos, creo que riene alg valor como indicador gene­ral de la variabilidad de los diferentes factores que intervienen en ella. \n", - "No cengo ninguna duda de que dentro de unos as e,as conjecuras parecerán absolurameme falcas de proiesional.idad e imprecisas y serán susrimidas por esrima­ciones ciemíficas. Pero ind;cando qué cifras sería inreresance conocer y haciendo dudo­\n", - "f7J Ac1ualmenre, el Ha~rd los débitos de ocras sieue ciuda­como=o-os mipcesarialcs, para F.corwAD a:cosO.MIC.\\ \n", - "que ésu, fue UJl_-Q,de eq!,lili~ensel que no hubo ni una inflaci de beneficios ni una deflaci de precios significativas. \n", - "Las iuent.:s pcsibles de error acumuladas hasra a.~ora son tantas que a¡,mas rengo derecho-a conceder alg valor serio a la .:ima columna de la mbla anterioi: Pero al menos no comraclice la; condusiones del argumento fundamenral del Libro III, pues el g,rado de inflaci o de deflaci de beneficios aquí mostrado está en gran medida en conson.ancia con nuestras expecrativas razonables. Aparecen perfec(amenre la expan· sion de 1920, que persistihasra la primera mitad de 1921, pero que fue anulada por la depresi de la segunda mirad del a, la continua depresi de 1922-1923, las gra­ves dificulmdes de 1926 y la largadeElaci de beneficios de 1927-1929. \n", - "\n", - "\n", - "Capítulo 27 \n", - "Fluctuaciones de la tasa de inversi. \n", - "l . El capital fijo \n", - "\n", - "----. \n", - "e \n", - "uando hay un desequilibrio entre el ahorro y la inveni, éste se debe mucho más a menudo a las fluauaciones de la tasa de inversi que a cambios repentinos de la tasa de ahorro, que en circunstancias normales se mantiene bastante esrable. Para comprender, pues, la génesis y la gravedad de los desequilibrios que analizamos en el volumen 1, es necesario principalmente ver cuáles son las causas de las fluctuaciones de la casa de in,·ersi y estimar el orden de magnitud de esas flucruaciones. En este capi­rulo y en los dos siguientes, analizaremos por separado las causas )' (3 magnicud de las fluctuaciones de la inversi en capital fijo, en capital circulante y en capital líquido. Escos capículos tienen el caráccer de digresi y, aunque tienen dudosa cabida en un tra­tado sobre el dinero, deben incluirse porque las flucruaciooes de la casa de inversi no se bao analizado lo suficieme en ninguna otra parte para lo que me propongo. \n", - "En el caso del capital fijo, es fácil comprender por qué flucr la tasa de inversi. Los empresarios se embarcan en la producci de capital fijo dependiendo de que espe­ren o no obtener beneficios. Aparte de las numerosas raZ-Ones de poca importancia por las que sus exp«cacivas fluctn en un mundo en cambio, puede aceprarse sin reser­vas la explicaci del profesor Schumpeter a de invers, en viviendas, que se fiaancian t:.n gran medida íl-tra,•és de otras vfas disrinras del mercado de nuevas emisiones; sin embargo, la construc­ci de viv,endas probablemente sea mayor que cualqu,er otm tipo¿., inversi. l'or orca pane, much1.< de las llamadas nuevas emis,ones represen.can mernmenre !a transferencia de activos eKtstentes de un agente a otro, mientras que en el caso de las sociedades de carrera, las .sociedades financieras y las sociedades de iA,·ersi puede haber un gran componente de duplicaci. Además, incluso en el caso de las clases de inve[';i q ue se financian pri,1cipalmenrt mediante la emisi de bonos, hay una falca de sincronizaci entte la fecha en la que llegan los bonos al merca­do y la fod1a en la que se ceala la invers1 correspondieme. Poc consiguienrc, las emi,;iones de bonos no son UCI buen índice de las flucruaciones a wrto plazo de los ripos de inversiones que financian . Las flucruaciones de la tas.i de inversi pueden ~er, pues, mayores o menores que las de la casa de emisi. No obscance, las fluc­tuaciones del volumen de nuevas emisiones son uno de los indicador-es parciales que debemos tener en cuenta. La mat·or parte -probablemente DO menos de ues cuartos-del e.apical fijo del mun­do moderno se compone de tierra, edificios, carreteras y ferrocarriles. Por lo tanto -pa­sando del lado financicw al lado físico-será de ayuda cualquier estadística que renga que ,·er directamente con el esfuerzo pcoduco en estos seaores. En el caso de tos Esta­dos Unidos, hay una serie de estadísticas de este cipo que son muy imponames para m~es­cros fines, a saber, los valores mensuales de lo; pecmisos de consuuccin. Coro o el cér­mino ~consmicci\" incluye en este seno la construcci6n y las obras plicas (incluidas, creo, las carrereras, el alcantarillado, ere.), escas cifras nos proporcionan en~:ran medi­da lo que queremos. En Gran Breta, no cenemos ciiras equipa(ables, pe.ro el ,,o!umen de empleo en los secrores de laconstrucci y de las obras plicas y las declaraciones rrimesrral'es incompleras de la CODsrrucci publicados en la Labour GazetU dan una idea del volumen de inversi de estos sectores. Como actualmente hay relativamente pocos tipos de inversi en capital lijo que no empleen una cierta cantidad de hierro y acero, algunos aurores2 han afirmado que el consumo de estos materiates -) Fs_pecialmenu Hull y Srier-boff_ \n", - "LA TASA Dé l Z,..Vé.~S[OS Y 50:5 FlDCT0\"11C1ONC:S \n", - "párese, por ejemp1~-;-·ta consullcci. de YÍv,ec:¿a; ~o·1::-~::ftrucci.n na,,;il), es mejor no exagerar el valor de este indicador y conformarse con induido como uno mi; de los varios que bay. \n", - "Desgraciadamente, los. resulrados de las investigaciones esradíi.as realizadas malian­re esros diversos enfoques (véase Business C)'c/e$ de Wesley Mirchell, p.issim, para un resumen de los resultados) no pueden reducirse a una rnbla que nos permita hacer una estimaci numérica sarisfucmtia de! orden de magnnud de las ífo.:ruactQnes de la 1asa de inversin en capital fíio de un a a otro. Sin err.hargo, son lo ,uficienrememe claros como para poner rle manifiesto que las flucruaciones son signiii.:ativa5 y que su grado de correlacin con las fas.es dd ciclo del crédito es tan alto como nos llevaría a esperar nuestra teoría. \n", - "11 TEORfAS DEL CICLO DEL CRÉDITO BASADAS EN LAS FLUCTUAOONES DE LA INVERSIÓN EN CAPITAL FIJO \n", - "Las fluctuaciones dd volumeu de inversi fiia y su correlacin con el ciclo del crédi­to son, de hecho, algo con.ocido desde hace tiempo y ha sido para numerosos autores la base de la soluci del probkma del ciclo del crédito. Aunque -si mi reoria es corree.• ra-estas soluciones son incompletas, sobre todo porque r10 denen en cuenra las fluc· ruaciones del capiral circulante, !a mayoría de ellas, incluso cuando parece que han lle­gado a conclusiones opm:stas, me parece que tienen algo Je cierro. AJgunas nan atribuido el ciclo a un ahorro ,nsuficienre y 01ras a un exceso de invers,. Tomemos, por ejem­plo, la comparacit que hace el profesor Wes!ey Mitrhell (op. df., pág. 151): \"El pro­fesor Tugan-Baranovskt sosciene que las crisis se producen porque la gente no ahorra suficiente dinero para hacer frenre a la enorme cantidad de capiral que exige la pros­peridad. El profesor Spied1offsostiene qae las crisis se producen porque la gente colo­ca sus ahorros en demasi2do equipo induscrial y no en suficiemes bienes de consumo\". Si interpretamos que la primera afumaci significa que el ahorro es menor que la inver­si y que la segunda significa que la inversin es mayor que el ahorro, ,•emos que las dos auroridades quieren decir esencialmenre lo mismo, y cambiérl l.o mismo que quiero decir yo. \n", - "Estoy, pues, bastante-de acuerdo con la escuela de autores3-Tugan-Bara.novski, Hull, Spiechofí y Schumpeter-, de los cuales Tugan-Baranm-ski iue el primero• y el :nás origi­na!, v especialmente con la forma que adop1a la teoría en las obras del propio Tugan­Baranovs.·i y de dos economisrns aficionados americanos (algunos dir,an que excérnri­\n", - "[; 1 Para '\"' excelente y breve e,\"\"Cocla., vé.a.sc \\Ves.ley M[rch~UJ 1~ l Su reo ria se publicorigi­resumen de las ideas de esca Bwi=s. Cycle;, págs. 10-31. nalm.e•re en ruso c:n 1894. \n", - "C APITULO Z7, T. EL CAPITAl HJO \n", - "cos), Rony; y Johonnsen'. El error de \"Iugan_-Bara~vski se.encuentra en su afirmaci o, en todo caso, en ;u implicaci, de que eJ ahorro puede acumularse de alguna forrn:i duram.e las depresiones sin que s.e invierta )' que esco; fondos acumulados se urila.an gradualmente c!urame las expansiones. así como eri su sugerencia de que el hecho de que el :ihorro no Se mattrialice en inver,ion;:s a una casa conscancc se debe a que la distri· buci de b. riqueza es desigual y no a que el sistema bancario no responda a l¡¡.s \"inno­,,acioaes\" de S..:humpeca en coajuocii con u.na incapacidad del siscema bancario para responder con el fin de mantener el grado deseable de estabilidad. Pero ninguno de estos aucores pcccibe daramente el efecto directo que producen en los precios los descquil.i­brios cmre el ahorro y la inversi y el papel que desempe el sisrema bancario. El estu· dio pior.ero a esce cespeao se debe al Sr. D. H. Robertson (Banking Policy anti the Pri­a Le-Je/). Además, al carecer de una versi de la reoria cuanaciva del dinero aplicable al problema de los cidos del crédito, no han llegado a la raíz del problema o no han per­cibido que los ciclos que se deben al crecim.ienro del capital cicculance son al menos can ªcuacterísiicos' como los que se deben priacipa!meare al crecimienco del capital fijo. \n", - "[JJ La ieocfa ria en A Nz• \n", - "g(eard Poir.t in Conneaion· wiih Crius, 1908, y la desarroUrn folletos en 1923, 1926 y 1928. Su docrrina del \"2horro impro­duaivo\", es decir, del ahoa:o que \n", - "no se p.su: en consumo, pero \n", - "tampoco e.n capiral, por (o que 11.en a los empresarios que han produddo bienes de c:oruumo a vcndmoscon pérdidas, me pare· ~ que r1tnc mu::ho de cierto. Pm> d St. Jobam,sm paisaba que d hecho de q,,t elaiiorrocomen­te no se gastara en capital era a(gp más o menos permanente tn \n", - "el mundo modano .ar los distintos fa.:tores cuantitatit.rammte. Por ejemplo, ¿cuán­to capical circulame ~ necesita para hacer fwicionar el sistema industrial de Gran Brcra­ a coda máquina? ¿Cuanro Bua emre las épocas buenas y las épocas malas? ¿Qué rela­ci ciene esca fluctuaci con las existencias de bienes Uqtos, con et flujo de ahorro corriente y de inve1\"5i coral y con la variabilidad de la i.ovei:si en capital fijo? \n", - "l. LOS INDíCADORES ESTADÍSTICOS \n", - "Paca saber cuál es el orden de magnitud aproximado del capical culanre de Gran Bre­ta ( es decir, del valor de los bienes en proceso de producci) en circunstancias nor­ma les, cenemos que examinar principalmence el valor de la producci y la duraci media del proceso productivo. Por ejemplo, si el proceso productivo dura seis meses, en promedio, y si el valor del producto crece a una ras.a consranre de manera que su ,..,_lor medio durance los seis meses es la mitad de su valor final, quiere decir que el capital circulante necesario es igual a la producci de eres meses. \n", - "Es evidente que la cantidad de capital culante necesario por unidad de produccin varía cnormc.-menre de unos produaos a orcos, dc.-pendiendo de las v.triaciooes de la dura­ci del proceso: desde casi nada en el caso de los serv1c1os personales hasta el equiva­leme a fa produo:::i de un a o más en algunos casos. \n", - "Cuando calculamos el capiral circulante que neccsica un país, también tenemos que ver en qué fase del proceso de comercio y producci cicne que pagar un país sus por­raciones y en qué fase es pagado por sus exportaciones, pues la primera es la fecha en la que en ese país comienza la demanda de capital circulanre en lo que se refiere a las importaciones y la segunda es la fecha en la que re:rmina la demanda en lo que se refie­re a las exportaciones. En el caso de Gran Breta, la fecha de comienzo generalmen­te es anterior a la de importaci y la fecha de rerminaci es por lo com posrecior a la de exportaci. El u proceso\" de producci de la camisa de un cbino comienza con la preparaci de los algodonales para la siembra y termina cuando el chino va a comprar. El capital circulanre para la primera fase es suministrado por América¡ desde d momeoro en que se compra el algod en rama o poco despucs, es suministrado por Lancasnire; cuando se ha llevado a cabo la subasta en Sbanghai o un poco anees, es suministrado por Cnina. El proceso completo puede durar, en promedio, entre un a y medio y dos, de los cuales Lancashire puede ser responsable de entre seis y nueve meses, mientras que el producro ya habrá adquirido un valor considerable antes de que Lancashire se haga cargo de él Pero la dis«ibuci enrce las tres parres de la carga de \n", - "(1} C.Omo sostitne elSL Ha..·-trey; v~ Trad~ a1td Credit, p:igs. U6 y 156. \n", - "C.V!TUlO !&, JL EL C.\\P!TAL CIRC!:tASTE \n", - "encontrar el ca pita! circulante puede variar stes de iraosporu, y ck distribuci 1.000 lmporucioocs l.280 E.xpon:acioncs 795 Masa sal:arial (por ejemplo) 2.000 Anticipos y descuentos bancarios (9 baocos) t.030 Renta nacional 4.000 \n", - "Creo que estas cirras sugieren que en 1924 el capital circulante de Gran Breta osci­laba probablememe encre 1.500 y 2.000 millones de libras. La producci nera de la industria y de !a agriculrura ,...ás las importaciones ascendían a 3300 millones de libras. Para financiarla duranre seis mesc:s se necesitarían 1.650 millones, sin tener en cuenca los cosres de cranspom: y de distribuci. Los límites anreriores rambiéo coiods quedamos., pues, con la conclusi de que el valor del capital circulan¡e proba­blememe n:presenre entre el 40 r el 50 por cienro de la rema anual de un país. \n", - "Debemos examinar a continuaci d grado en que disminuye el capital ci.rculanre en el fondo de una depresin en comparaci con el nivel en el que se e-ncu.encra en la cima de una expansi. Los índices del Sr. Rowel deJ volumen de producci de Gran Breta­ y del Sr. Snyd~ dd volumen de producci de los Estados Unidos so11 los ~iguiemes: \n", - "1907 1908 1909 1910 1911 1912 1913 1914 1915 1.916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 \n", - "191.. \n", - "1925 1926 ,.. 1927 \n", - "[sJ Pubados por d Loodan :md Cambrid5\" f.rooomicSemc:. P\\1ra pres.:rvar la continuicbd de los daros, mu~tro las cifras del S,:. Ro\"\" cal romo se publicaron ori· \n", - "Gr,an Breta (Ro,.,,·e) 1907-1913 =100 \n", - "100,1 93,2 96,8 97,1 1-01,4 103,5 107,5 \n", - "97,2 73.,7 88.7 92,3 97,5 .96,4 79.S 99,9 \n", - "EE UU (Snydu) 1911)-1914=100 \n", - "n ,4s 81.,75 90,94 96,.28 94,66 101_.93 105,28 102.20 109,84 124,53 131,39 125,49 Ul,67 128,97 110,91 U8,66 144,10 141,22 149,69 \n", - "gin.uiamen:te. Dew. emona:s h:i (6) Sn¡·der, B-usir.i pant :eiw NoajuSl.ado .en a.im.t:: 1899: 100 1~ t~1rd~r.d3 \n", - "101 100 97 106 97 115 98 123 100 135 94 136 105 162 105 170 109 186 87 154 101 1S9 102. 208 95 207 102 221 1\\)2 237 95 225 99 239 108 269 1 12 288 110 289 95 257 105 293 82 233 87 254 116 349 106 324 106 333 113 361 \n", - "!Jlli,,stria tr.!Ilf:,{, a.-uiapo es de algo romos~ do, pág. 338) indian que la dun-as y ta dtu2cii ~u. d~ \n", - "LA TAS:~\" o~ l SVEl.SIO~ y sus FLUCTUAC[O~n \n", - "la gtier¡;; c!~;n'te 1919 y en parte de 1920, y disminu:,,'Ó no menos deprisa en 1.9:!J, lar cifras adqui.aen un asp.:cto dis1inro. El cákulo siguiente no se basa en dat0s escadísti­cos sino que es una estimaci no inverosímil de lo qae pudo ocurrir y pretende iluscra.r mi razonamiento más que exponer un hecho histico: \n", - ",h,mento ,u:lo del cnpira! fi¡o, Capila! lr..uu~in mcl,a la circul.lnte total ,ieta \n", - "ir.uersi extcior \n", - "(Nivel de precios de !923) \n", - "Mmoncs de libras 1919 2S0 +120 400 1920 370 +t:!O 490 1n1 275 -250 25 \n", - "1922 330 +75 405 19~3 370 +50 420 1.924 390 +100 490 \n", - "Dado que la expansi alcanzla runa a mediados de 1.920 y la depresin tocfon­do a mediados de 1921, nuestra inversi neca durame la primera mitad de 1.921 pudo muy bien ;er inapreciable. A finales de 19.24, es posible que a fuera necesario un capi­ral circul.mre adiciona! de 3l menos 50 millones de libras para permi el pleno empleo de los factores de producci exisccrucs en ese momeru:o. La reposici del stock de capi­tal cir,ulaocecn los f.stados Unidos después de 1921 fue mucho más rápida por diver­sas razones. \n", - "Conrrasrcmos esta;; cifras con La esrimaci aproximada de la renra nacional neca publicada por el Economisl (4 de ocrubre de 1924), de nuevo icamente con fines ilus­trativos: \n", - "R.orcd r,;et11 lnuersn ,reza (a>,no Consumo seglÍn nmnist en la tabla IJ7'terior) \n", - "(,¼!Iones de libr-.1s-prec,os de 1923) 1920 3.480 490 2..900 1911 2.816 !5 2.791 1922 3.140 4-05 2.735 1923 3.470 HO .3.050 \n", - "C., rtTULO 28, 11 . E.l CAPIUL CIRCUt.A~\"'TE \n", - ".. _: 1:'.stas_pff!1,S $-On-sus::epcibJes de muchas críriais -creo que codas las cifras del-Ec~­\n", - "nomistson demasiado bajas en~érminos absolutos, peco gue la cifra de la rent.\"l de 1921 \n", - "es demasiado alca en réuninos relativos-pero son iles par.a mosrrar el posible orden \n", - "de magnirud de las llucruaciom:s entre un a y otro. \n", - "Ahora bien, el mensaje de escas cifras ilasrrativas es el siguiente. Fue imposible que el \n", - "volumen de producci y de empleo recuperara a principios de 1922 el nivd de)a prima­\n", - "vera de 1920, a menos que el fondo ro• el ,osle def cJpical \n", - "1:91 &, Gran Bccr.¡, la mayo< sa.lari<,s m,l,s se pospuso, ro r=­pace< de la d asm,nuci de los (irlatl, hase, mecfoc!os de J 922. \n", - "LA TASA D E. (S\\.'Ut.SIÓN' V SUS FLUCTIJAC:IOSES \n", - "cicculance es el roste de la canad rotafac 6ies) en procese ·de ~\"rci,-f-..-bricic:, rraruporre y verua al por menor, incluidas las ~srencias mínimas de maccrias primas o de producros acabados, que son necesarias para evicac el riesgo de que se inrecrumpa el proceso o para sorceac las im~gularidades esracionales [por ejemplo, los intervalos entre las cosechas o las flucruacioncs de las cosechas en corno a La mediai. No incluye las exis­m1cias sobranres, que consciruren capital líquido. Pero sí incluye sm distinci alguna los bienes en proceso de producci como los alimenros y !os cexriles. que aparecccin en for­ma de renra líquida y se consumirán en un cono periodo de tiempo, y los b.ienes en pro­ceso de producci como las ,·iviendas 'i los fei:rocarriJes, que apaucerán en forma de capical fijo, cuyo consumo deberá repartirse a lo largo de un período, y que no están dis­ponibles inmediatamente. \n", - "La caoridad de capital circulante definido de esta forma depende de \n", - "l. La rasa de entrada (es decir, la casa a la que se han introducido bienes en la maqui­naria del proceso productivo) en un período de cierr.po pasado es de la misma duraci que el proceso. \n", - "2. \n", - "La inrensidad con la que se uriliz.an y se han urilizado los fac.ores de producci en una unidad del producto en cada fase del proceso. \n", - "\n", - "3. \n", - "La duraci del proceso en el que se emplean los facrores de producci. \n", - "\n", - "4. \n", - "El coste de producci por unidad de tiempo, e5 decir, el oi,·d de! remuneraci de los factores de producci por unidad de trabajo eficiente aplicada al pco­ducco, que podemos llamar, para abreviar, nivel de salarios 1°. \n", - "\n", - "5. \n", - "El valor de las existencias que deben tenec:se para sortear las irregularidades de las estaciones. \n", - "\n", - "\n", - "No es difícil calcular a pactir de esta fmula el ,•olumen coral de ca piral circulame11 en el caso más gen.eral. Si definimos eJ ~nivel de empleo\" exisrente en cualquier momen­to como la suma del nero de unidades de producci en cada fase del proceso mul­tiplicada cada una por la intensidad de empleo en esa fase u, se obtiene ime¡;rando (con respccco al tiempo) el nivel de empleo multiplicado por el nivel de salarios., hasta el comienzo de todos los procesos que a no han acabado. Tal ve-z sea, sin embargo, más esclarecedor utilizar a modo de ilustraci el caso más sencillo, a saber, aquel en el que la i:asa de enrrada del producto y la rasa de intensidad de empleo de los Ea~rores de pro­ducci se ban mantenido constantes. En este ca.50, el volumen de ca piral circulanre nece­sario es igual al nivel de emple~ multiplicado por la mitad de la duraci del proceso \n", - "( ,:oJ Los \"sabrios\" incluym aquí (u] En los pirrafossigutmtes, (r 1.J • Emptw• significa aqui d la mnu=ode todos los fac­dejo de lado el capital circuL,n­rn1plleo x-'f-i-< mitad del at.adrado de la duraci de.! proceso. Se coma la mitad en las expresiones anceriores porque si la rasa de proceso se manciene conscame en todas las fases del proceso, la cantidad total de producto en proceso de producci en cualquier momenco escá, en promedio, smiiac.a­bada. Pero esta cifra concrera so ttene. fines ilusrcati,·os. Si se aplica el empleo más inrensivamenre en unas fases del proceso que en ocras (como es probable que ocurra) o si la casa de entrada no ha sido conS-tante, seria adecuada alguna otra cifra. \n", - "Analicemos cada uno de estos factores porsepa~do. \n", - "1. Cuando los produ_ccos se han introducido en el proceso a una casa constante y no ba ,arjado la intensidad del empleo o la durací del proceso, de mane:-a que las rasas de entrada y d nivel de producci son cons·rances, se deduce que el nivel de empleo corresponde a! nivel de producci r la c:ancidad de empleo mulripl,­cada por el nivel de sala.ríos es igual al cosre de produccin de la produccin corrienre, por lo que la remuneracin es igual al coste de producci. Sin embar­go, si la tasa de entrada no es coOStame y el empleo fluct~ la siruaci no es tan sencilla y la expresin ªvolumen de producci• se nidve ambigua. A ,·eces no está claro si con esa expresi nos referimos al volumen de emplclO o al volumen de produa:i. A ªlargo pl.az.o\", el volumen modio de producci debe depender e,-idenremente del volumen medio de empleo. ?ern durante las flucruadone,, se d,mncian temporalmente, pues duranre las depresiones el volumen de empleo dis­minuye mucho más deprisa y antes que el volumen de producci y durame las expansiones se re..--upera mucho in.is deprisa. As.imismo, la demanda agregada de capital circulante disminuye durante las depresiones y se cecu~ra durante fas expansiones más deprisa que la producci. peco menos q!Je el empleo. Las esca­d[sricas de producci indican cuál ha sido el nivel de empleo; las escadísricas de empleo indican cuál será el nivel de produa:i, notras que la demanda de cap,­1al cculanre depende de cifras pasadas del empko que a no son tan discantes como para habecse reflejado en la produ.:ci.. Lo mejor será, pues, utilizar la expresi ~volumen de producci~ para ceferirse, no al volumen corriente de. producci, sino al volumen de empleo de los facrores de producci. Por lo tan­\n", - "LA T..li.iJi. DI l~\\o\"E.i-SU5N Y' SUS Ft.UCiUACIO?oo:ES \n", - "to~uponicodo con -fines,ilusm.rivo-s:~e. el.proceso dura seis meses-el nivel de empleo al comienw de un período de seis meses podría deducirse de las escadis,­ricas de producci diaria media del período d~ seis mses, m¡encras que para hallar el volumen de capir:il circulante al comienzo de los seis meses, debemos COIIDlI 1.i producci diarra media de los ,;eis m=, pondz-rando cada daro dia­rio eo funci del tiempo 1ranscurrido enrre ese dia y el final de los seis meses13• \n", - "A menudo comeren errores u nto los que pre1enden expl¡car hechos pasados como los que precenden predecir hechos futuros debido a que no prescan la debi­da atenci al rerardo temporal encre las eres maniiesr.aciones: 1a producciI, la demanda de capital drculame y el empleo. He aquí un ejemplo. Las imporracio­nes británicas de materias pcimas pueden consid«ra.rse un indicador aproximado de la casa de ene.radar fos exportaciones de bienes manufacturados pueden con­siderarse un indicador aproximado del nivel de prod ucci. Por consiguiente, en las pdmeras fases de una depresi, en las que la tasa de entrada esca descen­diendo, pero la producci a no f-ia disminuido, es de esperar que las exporu­cioncs sean mayores que las importaciones. En cambio, en las primeras fases de la expansi, en las que la [asa de entrada e..tá awnenrando, pero la produ.cci a no ha aumencado, es de esperar que las importaciones sean m3yores que las exportaciones. \n", - "2. Cuando la situaci ocoaic.a es boya me, sobre rodo cu:iedo comienza a recu­perarse de un ~ríodo de atonía, es posible aumencar la intensidad del empleo, es decir, la cantidad de factores de producci aplicada por unidad de tiempo a una unidad de producto en proceso de producci, por lo que se acelera el r-itmo del proceso y se acorca su duracin. Si ta reactivaci de la demanda es una reacri­vad de la demanda de ~enrrega rápida w, por lo que puede obtenerse una pri­ma por la rapid~ adicional, el mundo empresarial tiene muchos incemivos para acelerac el ritmo del proceso a umentando la intensidad de empleo. Eso quiere decir que una demamla adicional de capital circulante correspondienre a un awm:n· to del volumen de empleo puede compensarse en parce acelerando el rirmo del proceso. Si la duraci del proceso se reduce a la mitad duplica.oda fa intensidad de empleo, la demandad~ capiral-circulance se reduce (fin.almenre), mantenién­dose todo lo demás constante, a la m.icad. \n", - "En cambio, cuando el 1•olum.m de bienes en proceso de producci está acec­cá ndose al máximo que puede alcanzarse con los instrumentos del proceso de los que se dispone, es posible que disminuya el cierno, debido a que, al no estar perfectamente equilibrada la oferta relativa de los diferentes instrumentos del proceso, el riano es limit:ido por la capacidad del insmunemo cuyaconttibu­\n", - "1r;¡ Aunque ya no s1 fLUCTUACJO:,tES \n", - "ri~'éfel \"remanen~~ de una cosc:cba a mra, en la medida en que ese remanente es .necesario debido a las Aucruaciones inevitables de cada cosecha en como a la cosecha media. En cambio, un excedente neto previsto a lo largo de -.arias esta­ciones, debtdo a un error que conJJeva un exceso relativo de producci, forma parte del cap,ral liquido. \n", - "Sin embargo, como una buen.-i cosecha de un producro ciende a reducir su pre­ciu 'f una nula cosecha tiende a elevarlo, el valor agregado del capital circulante necesario para manrener la cosecha puede o no variar en el mismo sentido que el volumen de la cosecha. Para ilustrarlo, supongamos que la cosecha normal de tri­go es 100 y que el remanente normal es 20, qu.e la cantidad consumida de trigo tie­ne que mantene~ seis meses en promedio ,. que el remanente ricne que man­tenerse doce meses. Con un remanente normal y una cosecha normal de 100, sea el precio p; con una cosecha de 110, p1; y con una cosecha de 90, Pr Supongamos que d consumo se mantiene constante m 100 en todos estos casos. Ea ese caso, la cantidad de meses-! de capital circulance necesaria es: \n", - "Cosecha normal 6xl00xp+12'X20Xp:840 p Buena cosecha nsumi• mtlloocs son e.xcepcionalmcn:duye por cie.nro af presitn~ másdr: un 10 pm-cien--tJ.6. \n", - "'~capital circularorio-· fr:-'?eroº'¡.;t¡'-!if¡);rfogadaramenre mi teCC\"era clase de capital, a saber, los wbienes en proceso de producci\" o capital cir~ulame, que no es idéntico a su •capiral cin:ulacorio\". Se dieron cuenca de la m,ce,;idad de con car con 11n fondo p:ira mantener al crabajo durante el pecíodo de producci, pero pasaron por aho el carácter ,o,itin.uo de la producci >. confundieron el capital circula.me, que se obtie­ne rcinrroduciendo coruinuamente el flujo de renta disponible en la máquina del pro­ceso, con el capital liquido o los bienes en exisrencias al com,en,c:, de cualqaier peáo­do ciel proceso de producci. No se dieron cuenca claramente de que el capital necesario para mantener al rrabajo empleado no se encuentra en las existencias de bienes ya dis­ponibles ni s,e obtiene absteniéndose de consumir la rema disponible. sino comando da:ision~ que a) determinan qué. proporciones de los bienes que surgen de La máqui­na del proceso de producci se encuencran en forma fiia r en forma líquida, respec­nvamenre, y b) aplican el flujo de renca disponible de una forma en lugar de otra, a saber, rnanreniendo a los consumidores productivos y no a los consumidores impro­ductivos. \n", - "Seg su doctrina del • fondo de salarios\", tal como se denomina generalmeme1!, era imposible poner a b mano de obra a rrabajar con los ~ bienes en proceso de _pro­ducci\" o pag¡¡r a lama.no de obra por ese trabajo unos salarios superiores al ~capital circularorio ~ o fondo de bienes preparados que había sido ahorrado previamente y, por lo tanto, csraba disponible para mantener al trabajo duranre el intervalo de tiempo que debe rranscurrir hasta que los bienes en proceso de producci pueden surgir en forma de renra, listos para su uso1'. \n", - "La afirmacin de Mili de que los salarios dependen principalmenre de la relaci enrre \"el nero de trabajadores que trabajan con un contrato~ y \"la cantidad total de lo que podría denominarse fondo de salarios que cor-..siste en la parre del capital circu­latorio que se gasra en la comr:icaci dteecra de trabajo» era incorrecta, debido princi­palmence a que en palabcas de MarshaU10 , \"sugería la existencia ­c¡ue dan p<>r sepirado Adzm uidas~, tal!lbién conliene un rinros factores de producci Sruith, Ricardo y J. S. M,11 a eso: error de menor importancia, en pociría ser cf!Sáno. Oc hecho. f \n", - "tetmino, .-éa05C los Prir.ap!es of el sentido de que confonde el la etílica de es« error, más que &:orwmics de ,\\farshaU, p:ig. 75. fondo disponible para mancene-c su error más fuadJ1mtnt2J, la (cSI Par:nma des..-ripci aír reuibuic a todos los factores que tk,·6 fioal=ntc a J. S: Mili C3 de la hist.oria de es,a dt1e1ri­de producci con el fondo dis­• abandonare! fondo de salarios. na, ,6,.nse los l'rir.aple:s o{&o-ponible pari pagar los saluios {20] Prindples ofE,;or.o,,:ic,, 11omics de ;\\b.r-$hall, apérulia: J. en ¡,=icular, pasando por airo pág, 545. [t9I Esta docnina, además del d bed,o de que aunque el fondo crroc de confundir el ~capir~l pcccnaneciera constante, su&:..-¡... \n", - "C.HITIJLO 28, 11. EL C.HIT.\\L CIICIJl.A!'TI \n", - "--lici de esca docni.na sfn~cuirla por ocra ha resulrado perjudicial para la elabora­ci de ideas dacas. Pues si el \"capital circulatorio~ no se identifica meramente con el capical l.íquido, o sea, con los \"bienes en existenciasff sino con las existencias liquidas más el flujo de ren­ta disponible obtenida durame el periodo del proceso de producci, la doariaa del fon­do de salarios encierra una importante verdad, sin la cual no puede comprenderse la naturaleza del proceso productivo a cravés del tiempo y su relaci con el capital y el ahorro. Es d flujo de renta, disponible para consumo por parre de los facrores de pro­ducci, lo que constituye el verdadero /onoo de salarios )' es la distribu<:16n d~ este fon­do enrre el consumo relarivamenre producvo y el consumo relativameme improdum­vo la que determina el volumen de empleo y de produccin. \n", - "\n", - "Capítulo 29 \n", - "Fluctuaciones de la tasa de inversi. \n", - "III. El capital líquido \n", - "\n", - "S\n", - "i la disminuci que experimenta el capital circulante durante las depresiones fue­ra compensada por un aumento equivaleme de los o pos adecuados de capical líqui­do, el capital circulante podría reponerse durante las expansiones recurriendo a las elendas existencias de capiw líquido. Las empresas nunca carecerían de los medios para trabajar a roda máquina y el problema de la recuperaci se resolveria dando rnerarncnre a las empresas los incentivos necesarios para trabajar a toda máquina. Pero se observa­rá que en este caso las investig,icioncs nos llevan a una conclusi conuaria a la que hemos llegado en el ca.so del capital circulante. Observaremos que las fluctuaciones de la canad de capital líquido, en lugar de ser mayores de lo que cabcfa espera¡; son peque­s y que hay razon~ convincenres para no esperar de esta fuente mucha ayuda para compensar las flucruacioncs de la inversi en e.apical fijo. \n", - "La cucsn del ,·erdadero orden de magnitud de las fluauaciones de bsexistencias de bienes líquidos tiene una importancia considerable, ya que no es ob,;o a priori que ésm no puedan ser un facror equilfador capaz de compensar los aumenros y las disminuciones a cono plazo de la casa de inversi en capi.tal fijo y en capital circulante sin que sea neoesa­rio que ••aáe la tasa de inversi tol2!. De hecho, la teoría del ciclo del crédito del Sr. Haw­uey se basa en gran parte en esta suposici. Tal ,·ez sea il como iotroduo:i a la valo­raci de la importancia de este ca pirulo hacer una b=·e criuca a este punto de ,a. \n", - "l. LA TEORÍA DE LAS EXISTENCL'\\S LÍQlflDAS DEL SR. HAWfREY \n", - "El Sr. Hawtrey ha ido mucho más lejos de lo que yo escoy dispuesio a ir al afirmar que el ciclo dd crédito es ªun feneno purameme monetario\". Cuando dice que \"todas la.s \n", - "l.., ,~s., Oi 1.!no­dos en abcil ele l92.3, jumo de 1927 y agosto c!e 192.9. rr.i~ S.nlia aculado \"Srocks of 1.924, 1ulio do 1925, febrero de \n", - "l-' TAS .\\ DE INVE!:l:SlO·N Y S.03 H ltC-TOACIONES . .\n", - "1\n", - "ca cio mensual Survey o/Current B,,siness. Cuando e: lccror obsef\\'e escas cifras, · \n", - "debe recordac que no codas las ext.Scencias de marerias primas que hay en cual­quier momento dado entran dentro de mi defin.icí de capical liqutdo. Una pro­porci considerable forma parre de! capical circulan re, pues !as exisre.ncias que escin transporcánd= o que 5e tienen de una estaci a ocra o que son neeesa­rias ¡:>ara compensar las flucruaciones de las COS en el que bay que mantener las e>..\"istcncias sea mayor y el prc:cio final sea más bajo de lo esperado. \n", - "Es difícil calcular los beneficios previstos necesarios para inducir al especulador a tener grandes ex:Í$cencias de bienes durance un largo período. Pero csroy seguro de que son muy altos. Las existencias de seis meses en el caso de un bien importance representan uaa enorme cantidad de dínero; la cantidad de capital disponible para operaciones especulativas de este cipo es limitada; cuando se bao acumulado exis­tencias como consecuencia de un error de cálculo de la oferta y de la demanda y se avecina u.na depresi, los especuladores ajenos a la industria están desanimados y temerosos y los profesionales que venden el bien están empobrecidos. Además, los gasros de correraje y otros gastos de gesti son considerables. No creo, pues, que ni siquiera en los mercados más grandes y más csrab]es puedan oonsegui.rse en gran esca­la los sen·icios del especulador dispuesto a cener existencias en las épocas malas por menos de un 10 por ciento al a, y, en el caso de algunos bienes, es necesaria una remuneraci mucho mayor1. Si sumamos este 10 por ciento (como mínimo) a nues­\n", - "18] Dado qllc el precio subirá ser supenoc a un 25 por cifflto. chos bienes muestr.m el enorme gradualmente y qll.-presado en proporci del precio nor­mal, y es la -proporci de existencias sobrantes con respecto al consumo de un a, pes el descenso proporcional de los precios pordebajo del precio normal en su máxi­\n", - "{u] Un tt acres, las c.'nces y el •~mpo existencias estío ccducitt.dose • (t;l El hbro del Sr. f. C. Milis, IIICICCSa.no para que d p,ccio-...el­la rasa 2q (una q como co=· Tite Behavior o(Prias, contie­va a su oivd normal, d,ebc ~l,cr cucncia de la disminuci de ne una espléndida recopilaci suficientes ber.efK1os para un l., producci y orca q como de dairos pua un estudio empí­especulador que compra al co• ~oosecucncia del ;a:umenco del oco ck los ÍC>llCÍmMOS que hemos micnzo de esa pecdo ck ri.em­consumo) r el p. la valoraci del es,a del gobierno de los E.srad Mala)'OS Federados lleva­d.is a -cabo debido a los problemas exiscenres después de la guerra y a la depresi de 1920-1921 estaban roulmenre justificadas por las mismas caz.ones. Asimismo, aun.­que pm diferentes motivos, la resuicci de la producci de cobre en los Estados Uni­dos y la restriccin de la producci de caucho en los Straits Sertlemems y en Ceilán s,e impusieron para hacer frente al mtsmo problema de una forma dt,rima ta saber, en estt: caso, preci:ndían llevar a cabo una reducci de la producci lo suficiemcmence dráscica como paraconsrHL UQUIOO .¡6s \n", - "te, cuando hay capital líquido soi>rance, c!ebi!!<.-:?1-cO!to plazo de ricm¡,o co d que debe absorberse el capital líquido. \n", - "Se introduce, pues, un imporcame facror de incsubilidad co nuestra vida econi­ca. u industria es cxuaocdinariamcnce sensible¡¡ cualquier exceso o escast2, aunque sea peque, del ílujo de producci disponible li5U para entrar en el prcx:cso produc­tivo. Si hay escasez, el pleno empico es imposible con eJ nivel existente de salarios; si hay un exceso, también es imposible el pleno empico, aunque por una raz.n muy distinta, con el nivel existente de .salarios reales. En el caso de una escasa., no existen los medios para alcanzar el pleno empico; en el c:1>0 de u.a exceso, no cxisrcn los incentivos. \n", - "L.. relaci de lo anterior con nuestra reo del c,clo del crédito es evidente. Cuan­do la rasa de ahorro es más alta que la tasa ~ rsi, se producen bienes a un rirmo más rápido que el ritmo a.l que pueden comprarse a precios que correspondan a sus cos­tes de producci. Ahora bien, podría ser que un descenso muy moderado de los pre• cios restableciera el ·equilibrio en esos casos induciendo a aumcnr:ir la in,:ersi en capi­tal líquido, lo que reriraria bienes sobranres del mercado y rcscblcce al mismo riempo el equilibrio corre el ahorro y la inversin. Pero el argum<.oto anterior clemuesrra que el desocnso de los pr«ios tiene que ser considerable y debe continuar hasta que es acom­pado de una disminuci de la producci. Sin embargo, debido a la duraci del período de produc:cio, la dismiouci de la tasa de entrada comeozuá a agravar la cuesti, pues hará que los niveles de empleo y de remuner:icin disminuyan ante, de que disminuya el nivel de producci. Por lo tanro, el stoc.k de ca piral circu.lance dismi­nuirá y la d[fercncia entre el ahorro y la inversi se agravará a más, a menos que la depresi haga que el ahorro disminuya más deprisa que el ni~cl de remuneraci, palia­tivo al que no debe re.:urrirsc. Tenemos, pues, una expacin rcca adecuada de la violencia y la rapida de las depresiones una vez que han comenzado. \n", - "1 \n", - "i \n", - "j\n", - ".. \n", - "1 \n", - "' \n", - "'1 \n", - "1 \n", - "Capítulo 30 \n", - "Ejemplos histicos \n", - "\n", - "I\n", - "lustraremos mejor las ideas de este rracado si, en lugar de aplicarlas a casos hipoté­CKOS, examinamos muy brevemenre a la luz de esas ideas algunos conocidos epi.so­dios Je la historia de los precios. Siempre se ha pensado que la riqueza mundial acumulada es el doloroso resultado de la decisi voluntaria de los indi~iduos de absteoe~ de disirur:ar inmediata menee del con­sumo y realizar lo que llamamos ahorro. Pero debería scc evidenre que la mera abstinen­cia no es suficiente para construir ciudades o drenar terrenos pantanosos. la abstinencia de los individuos no oe por qué awnenrar la riqueza acumulada; puede servir, por el con­trario, para awnentar el consumo corriente de otros imfduos. Por lo raoto, el ahorro de un hombre puede provocar un aumenro de la riqueza de capiral o permitir a los consumi­do«:s obtener un valor ma)·or por su dinero. No podemos decir cuál de las dos cosas ocu­rrirá hasta que no hayamos examinado otro faaor econico, a saber, la empresa. \n", - "Es la empresa la que consuuye y mejora la riqueza mundial. Ahora bien, del mismo modo que los frutos del ahorro pueden aumenrar la acumulaci de capiral o incre­mentar el valor de la reoca monetaria para el consumidor, así los gastos de la empresa pueden realizarse a cosca del ahorro o a cosca del consumo del consumidor medio. Y to que es peor a, no so puede haber ahorro sin empresa, sino que, ran pronro como el ahorro predomina sobre la empresa. reduce decididamente los incenrivos para la reac­tivaci de la empresa f pone en marcha un círculo vicioso al afectar negacivamence a los beneficios. Si la empresa está en marcha, la riqueza se acumula independientemente de lo que ocurra con el ahorro; y si la empresa está dormida, la riqueza disminuye inde­pendientemente de lo que esté haciendo eJ ahorro. \n", - "Así pues, el ahorro puede ser el siervo y el niro de la empresa, pero también pue­de no serlo. Y quizá incluso no lo sea normalmenre. Pues la relaci cnac la empres:i y \n", - "li\\ TASA OE l~VElkSION Y SUS flVCTVAC(O:O,,U· \n", - "el ahorro no es directa, sino indin!ct,r.y-;, m:eaudo in~isrence, ya que el motor que mue­ve la empresa no es el ahorco, sino el beneficio. \n", - "Ahora bien, para q,Je la empresa se:i acriva, deben satisfacerse dos condiciones. Debe existir una e...xpectativa de beneficios y los empresarios deben poder disponer dce sufi­cienres recllJ\"SOS para poner en práctica sus proyectos. Sus expec-..atiYas dependen en par­te de factores no monetarios: de la paz y la guerra, los invcruos, las !eyes, la raza, la edu­caci, la poblaci, etc. Pero el análisis de nuestro primer volumen ha ,-crudo a demostrar que su poder para poner en marcha sus proyecros en condiciones que comidcren arrac­rivas de.pende casi entera.menee de la conducta del siscema bancario y monetario. \n", - "Por lo tamo, la casa a la que se ha acu.mul.-ido la riqueza mundial ha sido mucho más variable que los hábitos de ahorro. De hecho, no es S..\"gllro que el inciividuo medio ruvie­ra mucha 11\".ás disposici a ahorrar en los siglos XV! y XVII, en los que se sentaron los cimienros dd mundo moderno, que en la Edad Me· que un 5 por ciento es, por el contrario, una proporci baja. Ahora bien, si consideramos q11e la cifra media de ahorro de una comunidad moderna es de un 10 por ciento, el incremento corriente de la riqueza de cap1cai es el triple de grande si la inflaci de mercanis redu.:e un 5 por ciento el valor rc::il de las rentas corrientes q11c si la deflaci de mercancías aumenta un 5 por ciento su valot. Además, si el empleo es un 1 O por ciento mayor con el estímulo de los benefi­cios que con el lastre de las pérdidas, las rencas agregad:is son tan grandes en el primee caso como en el segundo: el incremcnco de la riqueza procede totalmente del aumento de la actividad y no de una disminuci, por no hablar del aumento que experirneora la renta real en los as sucesivos debido a este inc.rcmemo del capital. ¿Se construyeron !as siete maravillas del mundo gracias al ahorro? Lo dudo. \n", - "Se.ría una tarea fascinante recscri bir a la luz de estas ideas la historia econica des­de sus cemocos comienzos, prcgunt.use si lo que impulslas civilizaciones de Sumeria y Egipto fue el oro de Arabia yel cobre de Áfricat, que, al ser mecales monetarios, deja­ron eras desí un reguero de beneficios co el curso de su disuibuci por las rierras situa­das entre el Mediterráneo y el Golfo Pérsico y probablemente mucho más all:i; en qué medida la graod<:z.a de Arenas dependide las minas de placa ele Lauri, no porque los \n", - "[x] EJ cobr~ tta asombrou­u~ mena de gran pureu. Qui­meno, 1 Los grondes sunis2las y mnsa-J;cton .-a.lores bursátil.e${coa 137 tiru­en d sunm.a econico roma• sobre ellas su famosa civiliu­los cotizados¡ si.mil.ar a J,s que. co, desf\"és de que se arrebata• ci. A parar de caron=, ¡:>!!do existtn actualmente y l.a reforma ra Sierra M 0<,m a AnibaL Poli­mantenerse el staw quo coa la de L. mor~ por parte de loe­biu cuenta que en iUS rie:np o¡:,al car• ,-ocada por la guerra cid rey Gui­de Augu;to. Se ba estimado U•­gado de resoros que se creía que llermo c:orun Fr:incia y creun cob, Produaior. ami Ccmnanp­se había bundiclo uno.s cincuen­dima de o;ptcmismo y prosperi­:ion o{!he Prcci<,:,s Meta!s)-no ra aiios 3.Dtes delante de las d.a.d que debisec inestimable sé coa qtJé gudo de fu.biliddd-­cosen de i..i E;paia. es W\\O de ¡,ara la e.,ubilidad del nue•o qu,o m d a 300 d. C. las roer· los episodios más exrraordca.t· régimen. Esre auge de la i:iver­vas sc bab-ian ttducido a una nos de é...ito irn¡:,robab~. VoMsi ric.ae especial in­l publicada ~nr=¡:,oc Andall.lSWl Prias, 1503-l 664r, nom7. agosto, 19!9. Escas el profesor Earl J. Hamilton Jowmal ofEcor.rm-J,: amiB=-i­in,'CSllgaciones 5-00 de suma ÜO· en diversas revistas espc:ciali-ness History, noviembcc de poruncia hasroria. Utilizaré so 2-ad3.S-El mejor resumen s,e 19!8; \"lmporcs of Amcr-ican marcrial sin recon~rio esp.,­encu.cnrc-a en su articulo publi­Gold and Silvec inco Soain, ci:itmeo~ en cada caso. ca.do ec Eamomia:, noviembre 1503-1600\", Quarur/y jo~rr.al \n", - "CAPtlvtO ; o: i.J EJ4 JSSl-162} ji \n", - "(81 El clevadÍ!imo r..iOL los ffatory GO m,enciooeestos fucro. se de iniciativas empres3 ria les. hisr~iaáores e.o un.1 ci~ c-om­cmenr,: ca fnp;,tccr.a con 1.500.000. Et profeoor W. R. belino y que hk:iaor. pmiblc w \n", - "d retomo ck la primera c.q,cdi-Scour se inclina firmemente a gandcn.. \n", - "L.A T~>.-. DE I.NVEA.SlÓS Y SliS fLC!CTUACTONES. \n", - "-. ·---. ,., .... \n", - "bocín de Drake invertidas por 1; ·reina ls\"abd éri 1530 se habri3n acurnu!3do y en 1:930 ascenderían apcoximadamence a la cancicbd coral efecriva de nuesrra in,-ersi ext.erior acrual, a saber, 4.200 millones de libras, cifra 100.000 veces superior a la mvem Hll­\n", - "cial. Podemos comprobar, de hecho, la exactitud de esca casa supuesta de acumulaci alcededor de 120as más rarde.. Pues a finales del siglo xvu las eres mayores cornpais comerciales -la Compaa de las [ndJas OriClltales, la Royal African y la Hudson·s Say­que consuí:m el grueso de la inversi e:,:terior del país, tenían un capical de 2.150.000 libras aproximadamente; y s, suponemos que en es:i fech.1 nues.-r-a inversi exrerior !Ocal asc,:ndia a 2.500.000 libras, ése es e1 orden de magnirud d., la cifra cesultanre del cc~i­mienco de 42.000 libras al 3 1/• por ciento durante 120 as15• \n", - "Volviendo al timo cuarto del siglo XVI en Inglaterra, el lector debe recordar que lo importante no era el valoe absoluto de los meu!es preciosos que entraron en el país ~uc quizá no superlos 2 o 3 millones de libras entte el prin,·,pio y el fina!-, sino el efecro indire,to que produjeron en los beneficios y en la a<..\"tividaci c,mpresacial y que d incre­mento de la riqueza del país en edificios y mejoras probablemente fue varias veces supe­cior a esas cifras. Tampoco debemos pasar por airo la occa cara de la moneda. a saber, las dificultades de la poblaci agrícola, que se convirtieron en un grave problema en los timos as de la reina [sabe!, debido a que los precios estaban subiendo más que los sala('ios, pues la acumulaci de capital procedfa en parte de esta reducci de! nh·el de vida, asi como del aumento de la acti,,idad econica (empado periica­mente por as de crisis y paro). \n", - "Pues en Francia e !nglacerra tos salarios -resto es esencial en esca hisroria-no esta­ban subiendo en comparaci con los precios, como en Espa. De hecho, si nos fiamos de las cias citadas por Wiebc, la fuerza y la duraci de las milaciones de benefi­cios de Francia e foglacerra fuecon can grandes que en 1600 los salarios reales .so eran la mitad que en 1500. El profesor Hamilton acepta escas cifras, pero son diHcilmence creíbles si lo que prerendeo decir es que el nivel de vida del trabajador medio había des­cendido durante un siglo de progreso sin preced.enres a la mirad de !o que era cien as ames1'. Lo ico que podemos ercer -y esro es suficienre para ilustrar nuestro razona­miento-es la afumaci de que la mayor parte de los frutos cid progreso econico y de la acumulaci de capital de la era isabelina y jacobea fue a parar a los logreros)' no \n", - "[ 1 s] Nínguno de los cálculos XVI, muy superioc,,s al nivel de vanacioacs et, los salarios reales anrcnories es cxaao, peco tstán JUbsistcm:ia, por lo que había ingleses podrían rcprcscnur:se ,odO' L1 caída de la grandeza de una aaci6o11. \n", - "Si tomamos las cifras de Wiebe sobre los precios y los salarios de lnglacerra y Fran­cia, adaptadas por el profesor Hamilton, y las readaptamos suponiendo que [os llama­dos salarios monetarios (que prob.ible.mcnte no cenían ni siquiera ea cuenta coda la recri­buci econica efectiva del crabajador) so representaban la mitad de los costes de producci y que la otra mitad evolucionaba al unísono con los precios, tenemos las tablas siguientes del cocience entre los precios y los cosres de lnglaterr2 y Francia.. \n", - "Inglaterra 1se supone que los precios y los costes están, en promedio, en equilibtio en el período 1500-1550). \n", - "As Relaci preciola,stes As Ri:!ad prec:ol=s \n", - "1500-lSJ0 100 1650-1660 122 } 1650-1680 \n", - "1550-1560 1660-1670 125 124 \n", - "1560-1570 116)112 1550-1690 •1670-1680 124 \n", - "1570-1580 116 . 116 1680-1690 115} 1680-1700 \n", - "1580-1590 120 1690-1700 114 114,..i \n", - "1590-1600 \n", - "1600-1610 139 \n", - "1610-1620 135 1590-1650 \n", - "1620-1630 141 136,5 \n", - "1630-1640 1,4 \n", - "1640-1650 133 \n", - "137¡ \n", - "[ t 7) Se recoJ\"d=i que tn Wtalth o¡Natio>rs Adam Smirh sela , que 1570 C$ la fcclu -~ pe-ciaks., qµ~ )\"a h.erril')$ \n", - ",480, LA TAB, 'DE 1.NVE.Z.SION Y SU5 FLUCTUAClOl'tES \n", - "mulaci es con casi toda seguridad muy-superior al i0-15p0r .-,,.Jlm, del Sr. Ramscy y nos acercaría más, si consideráramos a nuestros sucesores, a [o que debería Sl!L \n", - "No obstante, teniendo codo en cuenta, sigo prefiriendo una política que, al tiempo que evica la deflaci a toda cosca, aspire a la. estabilidad del poder de compra como objetivo ideal. Quizá la soluci tima sea que la t::isa de crecuniento del capiral se con­vierta en ffia)'Or medida en un asumo de Esca.do, decidida por la sabiduria colectiva y una visi a largo plazo. Si alg día la tarea de la acumulaci empiaa a depender algo menos del capricho de. los individuos y deja de esrar a merced de cálculos basados rn parte en la esperanza de vida de los hombc-es mortales que viven hoy, dejará de plan­tearse el dilema de si es el ahorro o son los beneficios el mejor medio par.i conseguir la tasa más deseable de crecimiemo de la riqueza coral de la comunidad. \n", - "II. LA DEPRES[ÓN DE .LA DÉCADA DE 1890 \n", - "Ahora debemos dar un gran salr.o adelance. La relevancia de la teoría anterior; seg la cual un exceso de inversi sobre el ahorro genera una expansi, para los ciclos del crédim relacionados con la inve.rs.i1 ace.sivameme rápida en ferrocarriles a m~~iados del siglo XIX es evidenre. Dejemos a un lado canco esta cuesti como la ilustraci,·a defla­ci que se registrtras las guerras de Napole)' cenrremos la atencí. en !a famosa y curiosa depresi dela década de 1890. \n", - "CAPITUlO 30: EJEMPLOS HIHÓUCOS \n", - "Siempre ha parecido que la anticuada EeOria cuancmmva del dinerC? n&eX2JiC!_ba los aconrecimiencos que ocurrieron en Gran Brera entre 1890 y 1896. Es, de hecb.o, algo sorpcendence que los aconcecimieocos de este periodo no arrojaran más dudas de lo que parece sobre la adecuacin de las teorías monetarias que estaban enconces en boga y so fueran puestas de hecho en cuesci ea esa época por los excénccicos más desprestigia­dos. En lugar de eso, se ha construido uo.i e..xplicaci algo mítica de lo que ocv.rrireal­mente durante ese período. \n", - "Seg la explicaci en la que hemos sido educados, el descenso de los precios que culminen 1896 se debia una escasez. de oro pco,,ocada por el hecho de que la extracci de oro (anees de que se explotara.o las minas sudafricanas) no aumen­tal mísmo ricmo que la demanda resultante de la adopci del parr oro por par• re de algunos países. Ahora bien, esta explicaci probablemente sea exacta en el caso de l:i década que terminalrededor de 1S86. El nivel de precios experimentuna cierta recuperacin en1re 1886 y 1890. a ea que comenza descender de nue­\"° bas~a al1..,mzar su punro más bajo ea 1896. Son los diez as comprendidos entre 1886 y 1896 los que me interesan y principalmence los as de descenso de los pre­cios que van de 1S90 a 1896. &me 1890 y 1896, el índice d.: precios al por mayor de Sauerbcck cayalred.:dor de un 18 por ciento y el del Economist en como a un 14 por cienro. \n", - "Por lo caoco, el descenso de los precios fue considerable. Sin embargo, si exami­namos las. cifras, pac-ece algo absurdo atribuir este descenso a una escasez de oro, al menos en Jo que se refiere a Gran Breta. Enrre 1890 y 1896, la cantidad toral de oro del Banco de Inglaterra se duplic, las reservas del banco casi se triplicaron y sus depsiros casi se duplicaron. Ourance dos as y medio (desde febrero de 1894 haSta sep­tiembre de 1896), el tipo bancario se mancuvo en un 2 por ciento. Al mismo tiempo, los depicos de los demás bancos aumentaron un 20 por ciento. En suma, el periodo estuvo marcado por una enorme abundancia de oro y grandes facilidades crediticias. Al mismo tiempo, el comercio estaba estancado, el nivel de empleo era bajo y los pre­cios estaban descendiendo. \n", - "Es e,'idenre, pues, que los precios tuvieron que expe.rimencar un enorme descenso en rdaci con el dinero, Los saldos bancarios aumenraron casi un 50 por ciento en relaci con el Indice de precios al por mayor (utilizaría uno mejor si lo ruviera). Pero no e.'Ciste ninguna prueba de que hubiera una deflaci de rencas, sino codo lo contra­. Los salarios monerarios estaban subiendo levemente y Otras rentas monerarias ram­bién esraban aumentando, aparte d.:: la leve disminuci que experimentaron en 1892­1993 debido al clcvadisimo paro que hubo esos as, como muestra la siguiente tabla del Dr. Bowlcy21: \n", - "[u} E.a,,wmi&}ovnuil. l904, pág. 459. \n", - "LI\\, TASA DE I.S\\'EI.SIOS 'f .SUS FLUCTUACfOY.:f.S \n", - "~=---.:.3: :\":....;;.. ;:, .:\"'....:..._~\":-·.,. • ~':.# ~,a(' .. -.... \n", - "R.e,r,.a por ,,.dma\n", - "lruiic:~ Masa \n", - "d~l limitede salarios saJcrial \n", - "dee:r.ená\n", - "monetarios lota[ \n", - "de los impuestos \n", - "millones de libras millones de libras 1889 82 530 640 1890 84 550 640 1sn 86 555 635 1S92 87 545 625 1893 87 545 630 ¡g9,; 88 560 645 \\895 87 580 660 1896 88 595 6S0 \n", - "Por consiguienre, seg la tco de los capírulos anteriores, durante esos as ruvo que haber una gravisima deflaci de mercancías. Es decir, la casa de ahorro era muy superior al coste de la inversi. Si observamos las tablas de nueva inversi del Eco­nomistll, veremos que Jo corrobo.ran asombrosa.menee: \n", - "fut:ponacion,s de productos \n", - "nacionales (variaci~u,vas porcer.trazl anual\n", - "emis.ior..e.s \n", - "171 rompar,:ci \n", - "am ,1 aiioanterior) \n", - "millones de libcas 1880-1889 102 \n", - "(media anual) 1889 168 •3.71 1890 Hl --0,51 1891 76 -5,30 \n", - "1892 59 -3,43 1893 42 -2,10 1894 74 ..3.,5 1895 84 .. s,57 1896 84 \n", - "[u] u.scif= de la abla se re­cap,ul, por lo que e,'ersi a m.vés del mercado de nuevas emisiones fuera compen­sada por un aummco de otras inversiones. Todo lo .:oorr.ario; se C!Stima que en 1894 los Esrados Unidos recompraro11 alrededor de 60 miltoncs de dares de valores america­nos en el me·rcado londinense. \n", - "Esto por lo que se refiere a la tasa de inversi. Cuando pa~amos a la tasa de ahorro, no hay raz atguna para suponer que disminuy El De. . Bowley escima que en 1891-1896 las remas monerarias agregadas fueron enrre un 15 y un 20 por ciento más alcas que en la dé<:ada de 1880 y que la mejora de las rentas rea le_~ fue, por supuesto, a mayor. Si el ahor_ro nacional total en términos rnoneta.rios fue de alrededor de 150 millones de libras en 1880, probablemence se aproxima los 200 miUones en 1896. Orros indica.dores muestran que en Inglaterra los primeros a.os de la década de 1890 fuecon un_período de elevado ahorro. A pesac de que d valor del dinero aumenrocon­sid~blememe, los depitos de las cajas postales de ahorco se duplicaron en términos monetarios entre 1888 y 1897 y los depitos en tos bancos ordinarios aurnenraron un 30 por ciemo!•. Adern,ís, el fondo de amortizaci se urilizaccivacnenre para devolver la deuda nacional. \n", - "Las causas del descenso de fa casa de inversi y del hecho de que no se recupera­ra a pesar de que los tipos de i.nre.cés nunca había.o sido ni serían tan bajos., son corn• plejas y diversas. Pe.ro .su carácrer general es bascante obvio para cualquiera que lea la historia financiera del período. El auge de la inversi de 1888-1890 concluyen la crisis del Baring de[ timo a. Ésta provocuna grave pérdtda de confianza de los inversores no so en los valores ,udamericanos, sino rarnbién en las acciones de las sociedades de cartera que habfan sido muy activas en los as anreres y se habían \n", - "suscrita en d c:uranjcro. He mu riridan.:ru:e en SU$ oompras. ('4l Si pudiéramos disring.uir los pue,rco al lado !a ,-ariaci dd {:,.3J 4sroed.SIS anu.,J,es de las 'ª que éSCC lumo induyc muchos -ac-­.-ulos poco ~nsibles que los pnmcros excluyen. Si Gran Brecai hubiera sido un siste­ma cerrado, el exceso de ahorro sobre la inversi podri:i haber s,do suficicnce por si solo par.,1 explicar el descenso, en la fase pri=ria, dd índice OQ, roicnmis que la rirlgc, British Food Co>r!, ¡,oig,. imf,edir que subtcno los precios opini gmer.J era que los ¡,re­\n", - "9) pconunciado por el presiden­c.-a suhit: los salarios, demuestra cios. debn ma.nc:encrK bajos~ ~ cid Board ofTradc (Sr. Run­h.uu q~ pw,ro las aumndad,s pero sin con1IOlar el ron.sumo. ciew1) a pt,oci.pios de l~U, en no se c!ab.rn cuenta de es.o ea \n", - "CUCTULO 30: EJ•~llLOS 1nsrC>a1cos 4$7 \n", - "~. \n", - "~-l \n", - "J \n", - ";i \n", - "1J \n", - "personas relati9amente pobres, ya que m3c sobre codo .su co)l5um~,;9._ad~~u.m¡l;S,!Jil.!:l't _ a~~da, lo que había que.reducir deuna u otra forma. Es decir, haoría significado esta­blecer un impuesto (por ejemplo) de 5 chelines sobre cada libra de salarios y quizá más. \n", - "No cabe esperar que ning gobierno en guerra adiera a sus demás dificultades los problemas políticos de un impuesco como ése. \n", - "Había que eiegir, pues, entre las demás alcernarivas: bajar los salarios monetarios o dejar que subieran los precios. Ahora bien, el princi¡>al efucco inicial de amba's medidas sería el mismo: los recu5os liberados no irían a parar en primera insrancia al Estado \n", - "(salvo eo la medida en que se llevacan a cabo aumentando meramente la enlém de morteda) sino a los empresarios en forma de beneficios excepcionales. Eso ncu.rciria en coalqu1!ra de los dos casos, ya que d marge.n entre los ingcesos monetarios de la pro­ducd y-sus costes monetarios aumencada. Por lo r.anco, suponiendo que se adopr:ira cualquiera de estas alternativas, los empresarios se conven:irian en agentes rec2udado­\n", - "res, por así decirlo, de los recursos procedences de los perceptores de renca. Al caer el botín en manos de los empresarios, el Estado tendría la posibilidad de hacerse con él por medio de préstamos o de impues-..os. Debe selarse que una vez transferido el botín de los perceprnres de reocas a los empresarios, los impuesros podrían ser el instrumenro ad«uado, aunque recayeran principalmente ert los ricos en ÍOIJlla de un impuesto sobre !a rema, un impuesco extraordinario y un impuesto sobre el exceso de beneficios. \n", - "Emre la política de bajar los salarios monetarios y la Je dejar que suban los precios, se:ría lico -y sensato-preferir la segunda. En primer lugar, la poHcica de reducci de. los salacios monetarios se enconccaría con una resisrencía política y psicolica can grande como la poHtica de gravarlos. Además, muchos tipos de remuneraci, espe­cialmente dd cap1ca.l, están prrn:~os por con.traros que no pueden aJrera= salvo. denun­ciándolos, por lo que sería difícil o imposible Ue,ar a cabo una reducci general de rodas las remuneraciones monetarias. Pero por eacima de los argumentos políricos y de equidad, babia otra raz prá.ccica para subir los precios que deberia imporr.arle mucho a un gobierno en guerra. En uo momenco como ése, es necesario reasignar en grao esca­la y de la manera más rápida posible recursos productivos de todo cipo y darles nuevos fines. Sería casi imposible lograrlo salvo con la ayuda de! mecani.smo de los precios, es decir, poniendo el crédito a disposici de los nuerns fines -rpermitié-ndotes pujar por !os recw:s,os producrivos freore a los anriguos fines, permicieodo así una cierta inflacin de renta, Cualquier gobierno que, en aras del \"purismo\" financiero\", no urilizaca esre recurso, -perdería la guerra\"23. \n", - "Llegamos, pues, a la conclusi de que dejar que suban los precios permitiendo una infucit de beneficios es, en riernpos de guerra, una medida canco foevii:ab[e como sabia. \n", - "l:::.8] \"Casi todas las manif=­ba!,ía.n conseguido al 6nal u11s can lo que nea,siramos'l\" (véa­ciom:s de dcsa,rm:ru.o de los ,ra­-subida de los sab·dos rqu~ ~ se Winstt1<1 Churcbilf, Th, A/ter· bajo.dore.s de Las municion~ salgan con la su\"ª y pcodu,-math, p:ig-. 33). \n", - "-488 LA TASA DE lt,,.\"V!.kSION' Y SUS flUCTUAC10f'\\ES \n", - "P~a debemos rCCOféiu q¡icet ohjeo ~ dejar que los precios <11ban más que las remu­nerac,ones; es decir, deseamos principalmcnce una inflaci de beneficios, no una inlla­ci de remilS. Debe pcrmise una cima inflaci de renras piira ayudar a redisrribuir los recursos pcod uctivos en ere los diferent.CS fines, como hemos sugerido anees_ Pero nues­tro principal objetivo, a saber, la uansferencia de renra real de los consumidores al Esra­do, es i11akanz.able sí nuestra inffacin de beneficios s;: convierte. en una inflaci de ren­ca. Ahora esrá clara la conclusi de esta parre de nuestro raw=micnto. Nu~-cro objetivo es que los precios suban más que las remas. Por lo ranco, debemos intentar por todos los medios controlar las remuneraciones más que los precios. \n", - "Una ,;-e.z excluidas, pues, las medidas q ue no son viables o sabias en tiempos de guen:a, nos queda la altemaa real entre el ~vicio\" y la \",;rtud\" en la financiaci de la misma. Es convenience utilizar a los empresarios como agentes recaudadores. Pero que sean los agcmes y no los actores principales. U02 vez adoptad3 por raz.onc:s bastante pod.:ros:as una ¡,<')lítica que pone en sus manos el bocio, ,asegurémonos de que la rraos­fieren en forma de impuestos y de que no pueden obcener un c!erttbo sobre la futura renta de ta comunidad permiciéndolcs ªprestar~ al Estado lo que les ha llegado así a ellos. Dejar que suban los precios en relaci con las remuneraciones y gravar después lo más posible a los empresarios es el procedimiento correcto paca una financiaci ª vir­ruosa~ de la g:uer.ra, pues unos eJe.,ados impucsros sobre los beneficios y sobre las reo­ras que superen el límite de exenci no son un susáruto sino un compk:mento de la inflaci de beneficios. \n", - "Auoque no ccogo cooocimiemo de que la rcoría sobre la cuestin se expresara algu­na vez de csra fortna, =esistema es muy parecido al que desarrollen realidad el Teso­ro británico al fina! de la guerra ucilizando el método de( ensayo y error.. Se a.xrccan­to como cabría esperar aJ procedimiento ideal So se le debe criticar por no utilizar el procedimiento lo suficienremence pronto y por no establecer, además de los OtrOS impues­tos, ua gra,•amcn sobre el capital en 1919. Como consecuencia, los empresario.; pudie­ron seguir estableciendo derechos sobre la futura renca de la comunidad en un grado iojuscificablc, aunque no intolerable, COf! el resulrado de que an cargamos con ellos. De hecho, en lugar de acabar con esos derechos mcdiame un impuesto sobre el capital en 1919, nos dedicamos hasta 1925 a aumentar a más la carga que suponían elevan­do el valor de la moneda en la que se habían conrrarada. \n", - "Eo otros pajses europeos,\\¡¡ financiaci de la guerra fue mucho menos ª virtuosa\" seg el criterio ancer de virtud, no tanto porque la inflaci de bt:ueficios fuera mucho ma)·or como porque se pcrmiria los empresarios retener (en ceoría y en la prác­rica) una proporci mucho maror de su botín. Pero tal es la duplicidad del destino que estos métodos \"viciosos~ dieron al final mejor resultado que la moderacin brirá­nica, pues el resulrado fue una carga can intolerable que wvo que eliminarse por la fuer­za de los aconcecim1en1os totalmente o ea gran parte por medio de una depreciaci de la moneda eo la que se ~bía contratado. ¡No hay nada peor que un mal moderado! Si las avispas y las ratas fueran-avisgpnt:s.-y tigres, ios habríamos extermmado antes. Pues lo mismo puede decirse de las obligaciones de Gran Brera consus renti;ras resultan· res de la guerra. \n", - "El pecíoJo de la guerra cambién esruvo marcado por una exec.5iva preocupaci de los financieros ~sidosfl por el volumen coral de dinero b:mcarío. He.'l!os .sefado ames que entonces se creía en general que la inflaci se evicaría si se pudiera inducir a las vie­jas damas que tenían desde hacía as dinero en depitos a plazo en sus bancos a cedé~­selo por motivos pauiticos al Tesoro a cambio de pcési:amos de guerra, ¡pues de esa forma se cvicacia que aumentara el volumen rocal de djnero bancario! Esas burdas y faJ. sas creencias pueden evitarse tan pronto como se piensa co los depitos de renca y en el flujo de rentas y de gasto de consumo que se producen a través de estos depicos. ¡Orros parriocas cr-,u:aron de eoconrrac la forma de conseguir d mismo •:olwnen de 1ora­ci del dinero por medio de un volumen menor de billetes bancarios! \n", - "lV. LA EXPANSIÓN POSTERIOR A LA GUERRA., 1919-1920 \n", - "Al final de la guerra, el capital cicculanrc para los proce,os productivos normales en tiempos de paz babia disminuido en un gc:ido probablemente sin precedeores en rodo el mundo. Una parte de los bienes scrniacab:1dos dejde ser il de repenre para los fines para los que. estaban prnsados y el volumen de exisrenci.is de bienes de consumo se había reducido en codas partes a un nivd mucho menor de lo normal. Se preveía, pl!CS, una ele,·ada demanda de bienes., dado el poder adquisitivo, y rambién habia una elevada ofcr­\n", - "t:1 de trabajo como cons«:uencia de b desmovilizaci de los e¡érciws. Por lo ranro, si se empleaba este u abajo al salario rnonerario vigenre eliminando bs diversas restriccio­nes exisrcnces en tiempos de guerra, en, inevitable que subieran los precios. Además, había codo cipo de necesidades pospuestas de inversi en bienes instrumentales y en occos bienes de capital fijo como ,-iviendas. \n", - "Por consiguienre. había enormes incentivos pan invenir a una r:asa superior a la ra~a de ahocro. Al mismo riempo, la presin de los que a nees rcabajaban al sen-icio de la guerra o en la fabricaci de munici para encontrar rr-aba¡o a un salario monerario sarisfaccorio no era, por raz.ones obvias, menos fuerte. Así, era inevitable un.a in8aci de beneficios, a menos que se maocuvieran y se reforzaran las restricciones exisrenres en tiempos de guerra y a mc::nos (!Ue se alargara mucho d proceso de absorci de los hom­bres desmovilizados. En aquellas ciccururanctas, cscaba fuera de coda duda que las auto­ridades bancarias dcb[an tomar l:is medidas oportunas pac:1 impedir que se produ¡era una inflaci de beneficios. ¿Y quién diría que aunque eso hubieca sido viable, habría sido deseable en conjunro? En la.s fases posreciores, las at,tocidades bancadas fueron cul­pables -a mi juicio y a posteriori-de que la inflaci de beneficios se convirtiera en una inflacin de renra tan vaolenca, de no tomar medidas ames para conaolar la fase secun­\n", - "L, TASA DE fNVEitsrOs r sus flUCrtSACJONU \n", - "-clari¡¡-'if¿fcicto f de seguir manteniendo las rned,das que si coma.ron duranre-mucho tiem­po después de que causaran das. \n", - "A.<[ pues, reuospec-Jvamence parece ine,itable que la guecra no so fuera acompa· iiada de urui inflaci de beneficios, sino que t.imbién fuera ;eguida de otra. La ex­pansi, aunque complicada por diver5os facror.:s, se debiprincipaimenre a que la inver­si er3 mayor que el ahorco a causa de fa urgence necesidad de reponer el capital circulance a un rápido ritmo. Aunque en la fas.: =undaria hubo una e!evada inflaci de rencas, el grado en que los pcc:eios subieron más que los salarios desde 13 prima,,era de l 919 hasta mediados de l 920 y en que los salanos subieron más que los precios desde mediados de 1920 haica finales de 1921 indica perfeciamence el ni,·el de infla­ci de beneficios y el nivel posterior de deflaci de beneficios. \n", - "Desgraciadamenrc, las escadisricas de las que se dispone no permícen mosmu de una manera precisa la evoluci. En 1919, los indices del coste de la vida segu[an estando af.:-ccados por los controles de precio:;.)' no había un \"erdadero índice de pres de con­sumo que indicara correcramenre la subida que ex:perimemaron los precios de los bie­ne; de consumo acabados duranre el Oto de 1919 y la primavera de 1920. Además, en esta ocasi el feneno fue predominancemente de carácter mundial, aunque, debi­do al elevadísimo prec.io de los bLenes acabados, los países indusrriales como Gran Brc­ra pudieron beneficiarse a cosca de[ cesto del mundo, por (o que !a subida de los pre­cios en relaci con los s:tlarios probablemence fue menor en esos países que en el mundo en su conjunro. Si eso es cierto, las esradísticas briránicas subestiman el nivel de infla­ci de beneficios del mundo en general. Teniendo en cuenca codas escas constc!cracio­nes, creo que las variaciones del indi.ce de precios al por mayor del Board of Trade en relaci con el índice de salarios br·iránicos del profesor Bowley nos darán, al menos, una interesante visi de la situaci. Escas variaciones se muescrdn en la rabia de la página siguiente: \n", - ".'\\hora bien, el fndicc de salarios de Bowley es un indtce de los saLuios efectivos pagados, no de los salarios de eficiencia. Sugiero que para corregirlos de forma apro­ximada supongamos que en 1919 el nh·el de eficiencia era el mismo que antes de la guerra y que aumenta una rasa de un l por ciento al a a parcir de enronces. Basán­donos en csre supuesto, el rndicc de precios al por mayor subiun 18 por ciento como consecuencia de la inflaci de beneficios de la guerra (tomando la media de los eres primeros uime:mes de 1919) en rtlaci con los salarios de eficiencia bricánicos. La inflaci de bendicios de la expansi posterior a la gucua aumentesta disparidad a un 33 por ciento en el primer semestre de l920 (tomando la media de los dos prime­ros crimestres de 1920)29. A pa.rtir de mediados de 1920, comenzuna deflaci de \n", - "[~9] Es decir, en esta fecha. h.­(con r~pccto al periodo anre­bcncfic..'os de un 33 por cicruo. \n", - "bís. una ,nflaci de cent> de rior a La guerra ), a la que hay \n", - ";,!rededor dd 150 por ciento que sumar una inflaci de \n", - "., \n", - "t. \n", - ". \n", - "~ \n", - "Trimestre \n", - "19l9 \n", - "1 .• 2.º J.\" \n", - "4.~ \n", - "1920 l.º 2.· 3.º \n", - "4.º \n", - "19ll l.\" 2.· J .\" \n", - "4.º \n", - ":,.\n", - ":t!.· 19!2 \n", - "~~ \n", - "--1.• !.º\n", - "~~ \n", - ".-,;\n", - "~­\n", - "·-~­\n", - "4_• \n", - "1923 1.· \n", - "z.· \n", - "3.º \n", - "4.º \n", - "1924 1.· \n", - "z.· \n", - "3_• \n", - "4.º \n", - "(l ) \n", - "Índice ch precios al por mayor \n", - "cid.Board \n", - "o{Trade \n", - "149 242 255 288 \n", - "\n", - "309 \n", - "32-4 \n", - "314 \n", - "2.84 \n", - "227 \n", - "202 \n", - ")90 \n", - "174 \n", - "162 \n", - "160 \n", - "157 \n", - "156 \n", - "158 \n", - "160 157 161 \n", - "166 16~ 165 170 (2} \n", - "india \n", - "tk salarios \n", - "cu Bo:,;/ey \n", - "207 209 217 221 \n", - "231 250 267 273 \n", - "276 268 244 \n", - "228 \n", - "215 202 \n", - "189 \n", - "l79 \n", - "177 \n", - "174 \n", - "174 173 \n", - "174 177 179 179 (3) \n", - "Relaa1 \n", - "er.Jre (1) '1 (2) \n", - "no 116 \n", - "118 \n", - "130 \n", - "134 130 118 104 \n", - "82 \n", - "75 78 76 \n", - "75 79 \n", - "83 87 \n", - "S9 92 90 \n", - "93 \n", - "95 93 92 95 \n", - "CAPITULO JO: EJEMtlOS HIHO•cco, \n", - "49r \n", - ":_~;.·_ ..•7... ~ =-.. \n", - "(4) \n", - "Re/ad \n", - "mtrc (1} y (1) \n", - "corrtgith para \n", - "tenerencumta \n", - "elcuune,uo de b eficienci.J dLI trabajo \n", - "120 116 118 130 \n", - "t35 131 119 106 \n", - "64 \n", - "77 \n", - "80 \n", - "78 \n", - "78 82 86 90 \n", - "93 \n", - "96 \n", - "94 \n", - "97 \n", - "100 \n", - "98 \n", - "97 100 \n", - "LA TA.S..?. DE f~\\'E'i.SION Y SUS fLUCTUAClOSES \n", - "beneficios que eliminen unos·pocos meses-la infíé:1 :!..'li~ cr 30: [JE>:idádes menos rentables, i:educieodo así la pro­ducci y el ten, el re-:orno al oro con la paridad anrerior a la guerra afectnegacivamenre al sal­do exrecior, )-:1 que aumentlos cosres de producci en oro aquí en relacin con los cosres en oro de otros países. Pero. además, ha habido otra tendencia, a saber, ha aumen• tado el atractivo que rieoe para el in•·eHor la inversi exterior en comparaci con la inrerior, lo que ha supuesto que para akaozar el equilibrio ha)'llmos necesitado no so un saldo e.,urior ran grande como am~ de 1925, sino uno mayor: Por lo tant.o, ha habi­do cios fuerzas independientes que han hecho que la car.ridad de préstamos exteriores L sea superior al saldo ek\"terior B (al no producir un efecto disuasorio un cipo de interés amfici:il superioc al cipo natural), pues L (si no se conuolaba) ha esrado intentando aumeata.r: mientras que B ha venido disminuyendo al mismo cicmpo. \n", - "Si en esas circuns,ancias es invrable aumentar 8 lo suficiente, no hay más remedio que reducir L subiendo el cipo de interés de mercado por encima del tipo natural. El resultado inevitable es que la cantidad de inversi interior)\" de inversi rora[ dismi­nuyen por debajo del nj,-el de equilibrio. \n", - "Por consiguicmc, son dos las razones por las que se insralaron la deflaci de bene· ficios y el paro. Además, la segunda creun circulo vicioso, pues las pérdidas empresa­riales provocadas por la deflaci de beneficios contribu~-eron a aumentar a más el arra .. .ivo relaci,-o de la inversi exterior, haciendo que fuera todavía más necesario man­tener un tipo de interés-arrificialmenre alto y aumentando a más la carga que supo­nía para nosotros la deflaci de beneficios, debido 2. que la inversi cota! era menor que el ahorro, >. aumemando el paro que la deflaci de beneficios provoca. \n", - "Cuando se cejen el intemo de reducir significativamente los sa.luios monetarios, quedaban cuatro vías posibles para salir del punto muerto: \n", - "1} El primer m¿todo y el más acractivo era aumentar B, d saldo exrerior, reducien­\n", - "do los costes monetarios de producci como consecuencia, no de una reducci de los salaáos monctas, sino de un aumcnro de la efic:iencia. Eso se llam\"raáo­nalizaci\". Evidentemente, ni que decir riene que CU3nta más \"racionalizaci· \n", - "CA.i'lTut.O 30, EJEMPLOS Hl!TÓRICOS \n", - "en este sentido, mejor. Pero las mejoras de este tipo son lemas-en-el mejor de l=~-­casos; para ayudar al comercio exrecior, el aumento de la eficiencia en relaci con los salarios monetarios debe ser más rápido enel ime..-rer en un sistema de laissez {aire, sería imposible mantener una posici de equilibrio sin un aum~mo bas1anrc grande de nuestras exportaciones en relaci con nuestras importa· cioncs. Es posible que la existencia de una depresi incemacional en el momento en que escribo escas líneas me lleve a exagecar esta dificultad. Pero dadas las barreras acanoe­la.rias a las que nos enfrentamos, la desaparici gradual, en un mundo de producci en serie y de adopci universal de técnicas modernas, de las ventajas especiales de la producci manufacrurea, que solían ser nuesrras, r los elevados salarios reales (inclui­do d valor de los servicios sociales) a los que están acosrumbrados nuestros trabajado­res en comparaci con nuestros compec:idores europeos, uno no puede sino dudar de que sea posible alcanzar realmente d equilibrio aumencaodo d supecivit comercial. Es posible que la mejor soluci sea alcanzar el equilibrio basándonos en nuesrros prin· cipios tradicionales, si es que ello es posible. Pero si las fuerzas social~ y poicas nos lo impiden, será mejor alcanzarlo mediante.un mttanismo como el establecimicnco de unos \n", - "CAPttl/LO JO: EJUOLOS l!LSTOllCOS \n", - "cipos de imcrés diferentes par.1 la inversi incecior y pllt2 la i~ersin.cxterior e incluso quizá un dcSCcnso de los ~os de lw bienes producidos en d interior en relaci con los pcccios de los bía,es producidos en el e.xtrao¡ero, anres que sutnr indefinidamente las pér­dicbs empresariales y el ¡y.uo que d d=.¡uilibrio significa. De los dos tipos de mecanismos anres mencionados. prefiero con mucho el csrablromicmo de unos tipos de interés dife­rentes pan los pcéscmos inceres y los prést.1mos exuanjeros al establecimiento de unos precios dik~mcs para los bienes interiores y los bienes ClCl:ralljeros, pues creo que este mcc:i.­oismo tiene mucho más alcance, sin. correr el riesgo de que produzca efectos _perjudicial.es en otros sentidos, y que en :il~unos casos tiene de hecho vem.ajas social.es po;ias. Pero CS(Oy a.::e¡>tando la idea de que también existe margen para utilizar alg método para esra­b!ccec precios difereoccs para los bienes inreriores y para l.os b1cnes cxuanjeros. \n", - "VII. LOS ESTADOS UNlDOS, l925-19JO \n", - "Este periodo es imcres:inte porque CO!b-ciruye (hasra la primavera de 192S) un raro ejem­plo en la historia moaerana, a saber, un ejemplo en d que las tasas de actividad pro­ductiva y de inversin fueron airas sin que la rasa de: ahorco se quedara rezagada. Sin embargo, exisreo pruebas de: que a mediados de 1.928 había comenzado una inflaci de beneficio;, que culminen una expansi en la prima~-era de 1929 y terminrápi­dama a conuacorrierne, ya que ese a los precios esc:aban bajando algo en el resto del mundo. Además. es pmbat..le que el cosre de produc.ci de los aruculos m.mufacrurados csruviera disminu)·endo debido a que la eficiencia estaba aumentando más deprisa que los salarios, ¡><>r lo que es posible que inclmo un nivd de precios estable ~epccsenrara t.1113 ciernt inflaci de merc:mcías. Al mis­mo tiempo, las estadísticas bancarias eran engasas debido a las necesidades sin ¡irece.­demes de la circulaci financiera, mientras que los depicos a la vista apenas estaban evolucionando al mismo cicmo que el ~-ator de: la producci. Para rener dacos conduyenres en necesario, pues, examinar los dacos dirccms sobre la ras.a de in,·ersi neta. Para ello muestro a coruinuaci algunos indicadores de la rasa anual de inversi neca en a) capi­tal fijo cu el interior y en b) capital circulante. Deio de lado la in,.-ersi exterior. ya que sus 6.uctuaciones eran cic:.rounencc muy peques en comparaci con las lluctuacioues de estas otras dos, a.si como la inversi en capital líquido, debido en pa.rte a que no exis­ten estadísticas y, en parte, a que es probable que estas fluc.-ruaciones también fueran rela­ti,-amente peques. Además, no he hecho ning ajusre para tener en cuer1ra las varia­ciones de los pcecios,, que no fueron, sin embargo, lo suficieatemenre grandes durante el periodo examinado como para influir mucho en un cálculo tan aproximado corno el que estoy haciendo. C.onfio en que los e.'l:perros estadísticos de los Estados Unidos elaboren un índice de la in,-ersi neta más correcto que el que muestro a continuaci. \n", - "Los dacos sigwemes son las cifras de la Dodge Corporation sobre el valor de los con­traeos de consrrucci adjudicados (1928=100): \n", - "1919 1920 \n", - "1921 l92.2 1923 l924 \n", - "44 \n", - "47 \n", - "43 61 \n", - "67 \n", - "74 \n", - "1925 \n", - "1926 1927 \n", - "192S \n", - "1929 193011 \n", - "94 \n", - "98 96 100 88 74 \n", - "(:;;] Gír~ de 37c=doscorres­ses de l 930 m comparaci con S primeros m~ses de J928. poadicaies a los 8 p«o• me-las cifns corre;pondicnteS a los \n", - "C•PITULO JO; [JE-\"'PLOS HISTOlllC.05 \n", - "j 01 \n", - "Se e,·tima qu,.-csras cifr.is, que nQ incluyen los proyectos de menos de 5.000 dares, comprenden al menos el 60 por ciento del volumen coral de inversi en capital fijo representad.a por la construccin plica y privad.a, las obras plicas y ocros tipos de construcci. A cominuaci, mosrramos la relaci entre las cifras de la Dodge y las mejores cifras corales que pueden elabo~, \n", - "Totd/ estmiado. ConstrwGdon plica y prada en EE UU \n", - "Cifras de Dodg•\n", - "Aiio (l mi//6n de dares} (1928:100)\n", - "(millones de dJres) \n", - "1923 4.768 6.368 64 1924 5.237 7.305 74 1925 6.623 8.911 9-0 1926 6.901 9.350 94 1927 6.787 9.542 96 1928 7.065 9.936 100 \n", - "Tenemos en este prodigioso volumen deproducci de t925-192SJJ una explicaci sufiaeocc, sey. la teoría de este tracado, de la inmensa prosperidad de que gozaron los Esca­dos Unidos hasta 1928-1929. No obsranre, la de-vada taSa de consrrucci de capiml de 19'..5-1927 no parece que provocara una n<>table inflaci de beneficios durante esos as, lo que debe atribuirse, en parce, a que la casa de a.'1orro fue más aira que en as anrcáores. Pero creo que cambien se debia que durante esos as fue peque el aumenco neto nece­sario del fondo rotarocio dd capital circulante. Suponiendo que nuestro índicr de capital o tiene un retardo temporal de seis ro=, para poder comparar periodos anuales (julio-junio) necesitamos el incremento del capital circulante del seroesttc enero-junio con respecto al capi­tal cicculame del semestre enero-junio anterior. El índice de producci industrial de Stan­dard Sacistics cocrespondienrc al primer scmescre de cada a civil es el siguiente: \n", - "1923 116 1927 120 1924 107 1928 118 1925 116 1929 132 1926 120 1930 113 \n", - "[Hl El mamial compilado =ril par.a r.ilorar d valor ele rHl Lucifr:is arui:s cita.das pro­\n", - "reciencemcnrc en un volumen b.scsadisa.sde Dodg,c. La c:sti­bablemente sean uno<~ meses rirulado pt:,,,,.;,,g amiControl maci más romp~ anees cita.· anreriorts 21 momco10 de la ofPr,blic Wo,i:s por d N¿riona( d. ¡,roude de la pági,u 126 de coasrrucci real. Jlurc.,u of&onomlc Rcsárcb os este trabajo. \n", - "LA TASA O( l !'IVUS;ON Y SUi FLUCTUACIONES \n", - "J\n", - "Por lo tanto, el aumeoro de las necesidades de capital circulanre fue peque des36 en 1929-1930 (lo que supone un valor de 4.500 millones de da.res). Las cifras preliminares del primer trimestre del a.'io 1930-1931 indican una nue,•a disminu­ci: el índice de inversi fija es de alrededor de 75 y el de producci industtial cay13 puntos más, situándose en alrededor de 100. Así pu~ la expansi de 1928-1929 y \n", - "b. depresi de 1929-1930 de los Esrados Unidos corresponden a un exceso ya una fal­1a de invmi. respccrivamenre, por lo que parece que concuerdan razooab!ememe bien con lo que la teoría de esce.cracado no& llevarla a esperar. \n", - "lJ6] Es posible que esca ci[ni un aum.enro de 'ª invtt:siim ~ fuera corun=da m pmepoc ca piral lfquido, es decir, ¡,oc Un \n", - "C\"elTULO 30: EJE..\\lfLOS K!H OUCOS \n", - "jOJ \n", - "I:.a explicaci del mantenimiento del equilibrio entre la inversi y el ahorro desde-~-=-=..:~-,.• \n", - "1925 ha= 1928, período .en -el.que la primera fue muy elevada, aunque se decía nor­malmente que el pfico tenía una acritud despilfau;1dora más que ah.orradora, se hall:i en parre en el gran aumenco que experimemel ahorro de la; empresas, es decir, el ahorro de las sociedades animas como cons.:cuencia de su práctica de repanir enue tos accionistas una cantidad muy inferior a sus beneficios rotales. Se estima <.¡ue tamo en Gran Breta como en los Estados Unidos alrroedor de dos quinms dd ahorro rotal se realizaron de esca forma. E.o el caso de los Estados Unidos, estos recursos intanos de las sociedades animas se han ido acumubnJo en un momenco en el que, debido a los cambios de los métodos de gesti empresarial, la cantidad de capic.:il circulante mece· s:aria ha venido disminuyendo rn lugar de 2umencar, nuencras que la planea fija ha aumen­tado a un riano moderado. Así pues, la industria renia grandes reservas liquidas que \n", - "L., ­\n", - "¡__ \n", - "podían uiz.ar,e para otras actividades, por ejemplo, para la construcci y la compra \n", - "L \n", - "a plazos directamente o a tra.-és del sistema bancario. La s1ruaci también tenía orr:1 peculiaridad. Cabría haber esperado ttue los elevadísimos tipos de iruerés a corro plazo impuestos por los bancos de la Resenra Federal hubieran producido un eiecto más rápi­do a la hora de recrasar la inversi y poner fin al período de prosperidad empresarial. El hecho de que no fuera así puede aa:ibuirse en parte a que los ele~-ados tipos de inte­rés a cor,o plazo afectaron menos de lo habirual al cipo de los bonos, pero princípal­menre a que los elevadEsimos precios de las acciones ordinaria.,, en relaci con sus divi­dendos, permi1ian a las empres:as financiarse de una manera el(cepcionalmeme barara. Asi pues, aunque los os de interés a corro plazo =n muy altos r los tipos de los bonos eran algo alcos, era más barato que anres financiar la nueYa inversi emitiendo a~-cio­nes ordinaria.s. En la prima\\·era de J 929, este c:staba convirtiéndose en el mécodo pre­dominante de financiacin. Así pues, babia relativas Íacilidadc:s para re:ilii.ac ciertos tipo;; de inversi, a pesar de que parecía_ que el dinero a cocto plazo era r.tU}' caro. \n", - "Con el hundimiento de WaU Screer duranteel oro de 1929, concluyuno de los ma)\"ores movimientos ~alcisras~ de la hi:storid de la bolsa de val.ores. Pero podemos se­lar que vino precedido de la ap.uici de ~dos opiniones\" en gran escala. 1\\1:ientras que unos seguían 1eniendo mucho interés en comprar acciones con dinero prestado, incluso a ele.-adisimos cipos de interés, orros tenían una opini ª bajis.ra\" (en el sen1ido en que he utilizado esce término} r preferian rener dinao a tener acciones. 5¡ tornamos el volu­men de préstamos de los corredores en la bolsa de valores de Nueva York como medi­da de la posici qalcisca-baíista \", es decir, del grado en que se hab:ían desarcolhido \"dos opiniones\", observamos que a finales de septiembre de 1929, que fue el punto culmi­nanre, la cantidad toca! de escos préstamos había aumencado a 8.549 millones de da­res. Tres meses más rarde, la caída de los precios de las acciones había ace.rcado las ª dos opiniones\" a un ni,·el de valores en d que las dos podían coincidir más. y la cantidad toral de pcéscamos de los corredores caya menos de la mitad de la cifra amerioi; a sabei; \n", - "Le' TA~A DE 1.S\\'E_RStON Y 5U5 FLUCTVACIOSES \n", - "3.990 millones de daÑ:s37 . Nunca anees habi::.¡;os -~en:Jo utl.i ¡>r:Jei>a estadísáca tan perfecta de la forma en qce fum:ion:; la m:iquinaria de las '-dos opiniones ~ cuando los precios de las acciones han traspasado un determinado nivel. Pero et hecho de que la téc­nica del mercado de Nueva York permita que se presce direaamente una importante pro­porci de la posici \"bajista\" a los ~alcistas '' sin la imerposicin del sisterna banca­\n", - "rio, junto con las baias reservas que tienen que cener los banc()S mtembros para respaldar los depitos a plazo, facilitlas inmensas f\\uctuaciono de la rnagnirud de esta posici sin la perturbaci que habáa sufrido casi inevirablcmencce la circulaci industrial en las condiciones que ciraccecizan al sistema británico . . o obscame, el elev.i.do cipo de imeres de mercado que el Sistema de la Reser va Federal unpuso en los E.srados Unidos anees del hundimiento, ea sl:lliffeo de coocrolac el eniwiasmo de fa muchedumbre es­peculativa -}· comagiado por las medidas aucoproceccio rnscas adorcad:is en el resto del mundo-desempe un papel esencial en el rápido hundimiento, pues no se pudo impe­dir que estt tipo de interés punitivo repercutiera en la rasa de nueva inversin ni en los Estados Unidos m en el resto del mundo, por lo que fue inevicablemence el pre[udio de una era de descenso de los precios y de pérdidas empresariales en rodas partes. \n", - "De esta forma atribuyo la depresi de 1930, en primer término, a lo, efectos desa­lentadores sobre las inversiones del largo período de dinero caro anterior al colapso del meocado de acciones r so, en segundo lugar, al colapso en sí mismo. Pero una vez que ésre se produjo, la situaci se agravespecialmente en los Estados Unidos, al ocasio­nar UI\\a desinversi en el capital circulante. Al mismo tiempo, cambien se promoviuna deflaci de beneficios por las dos vías de la reducci de la inversi )' del aumen­to del ahorro. El pesirn.ismo y la atmfera de desánimo que produjo el cola¡>50 del mer­c:iclo afeccaron negarivameme a las empresas y redujeron la rasa de interés natural; en canro que la pobrna \"psicolica~ originada por la bajada de las cotizaciones proba­blemenrc inc.rcmencel ahorco. \n", - "Esrc timo pumo es irnponanre, por lo que podemos de,cnemos un momenro a ana­¡¡zarlo. Puede s~erir una generalizaci que tiene ur. valor permanente. Un país no es más cico cuando, desde d puma de visea del intercambio lucrativo previsto Je ulos de uno de sus ciudadanos con ocro, la gente decide -atribuir a lo que espera ganar un valor igual a veinte as de renta anual que u.o valor igual a diez.as; pero los ciudadanos se sienten sin duda más ricos. ¿Quién puede duda.e de que es más probable que un hombre compre un automil nuevo si sus inversiones se han duplicado en términos rnone,arios el a pasado que si se han rt:ducido a la micad? Siente mucha menos necesidad u obli­gaci6n de ahorrar una parn: de su rema normal, por lo que su nivel total de gasto :1Umen­\n", - "IJ7J Las gnndes cantidades d1reaa.meme de los b,incos fue• 1929; de 12.170 el 30 de junio rocileo .(k présa.mos para fiaan­ron (e:o millones ck dues) de de 19.30 (H. V. Roelu, Revi,w ciar lz compra de átul0$ ramo 15.055 d 29 de ¡unto d~ l 919; o/ EconoftÚc Sratfarl.:s, agos,o a través de corredorc-s c:omo de !6.660 el 4 de octubre de de 1930). \n", - ". \n", - ". \n", - "CAPLHfLO }O, .E¡E.MfLOS HISTOUCOS \n", - "ra. Pues !a mayoría de los hombres no tienen {como quizá_deberian cepe,J en dos com­pa~nros totalmente sepa.rados de su cabeza sus beneficios previstos y el ahorro pro­cedeme de su rema oorrienre. \n", - "En el ejemp!o n::i l que cenemos ante nosotros, el ,,aJor de mercado de tos átulos que cotizan en la bolsa de valores de Nueva York aumentde 70.000 miltones de dares en abril de l929 a 90.000 millones en sepdembre de 1929 y había caído a 64.009 millones en diciembre de. J929», No cabe esperar que si el plico ve que su riqueza nomina! aumen­ta en 20.000 millones de dare, en seis meses y que después disminuye en 26.000 millo­nes en tres m=s, manceng::i exaccamenre el mismo nivel de ,;da durante el segundo perio­do que durante el primew. Concluyo que es más probable que \"ahorre\" (en el seorido en que utilizo la pal:ibra} cuando está u perdiendo~ que cua.ndo está \"ganando\" cienros de millones de dares en una semana, que es más probable que se ab~tenga de seguir despil­farrando y que devuelva los créJicos que obtuvo paca realizar sus compras anteriores. \n", - "vm. Lá \"PARADOJA DE GIBSOW \n", - "El Se. A. H. Gibson ha pu bficado duraore unos as una serie de artículos, principalmen• te en el B.:mkers· Magazine3'. en los que pone énfasis en la corrdaci e,crraordioariameme estrecha que se ha observado durante más de cien as erure el tipo de inreres, medido por d rendimiento de. los comols, y d nivel de precios, medido por el índice de precios al por roaroe Hace ti.empo que me interesan las cifras del Sr. Gibson y a menudo he inten­tado formular alguna hipesis teica que las explicara. Durante un tiempo, mi fracaso me lleva creer que los sorprendenres resulrados del Sr. Gibson no debían acribuirse a nada más que a la tendencia períecr.ameme demostrada y fácil de explicar de los precios y de los ripos de inrerés a subir al unísono en la fase ascendente del ciclo del ccédito y a bajar al unísono en la fase de;cendence, todo ello unido a una buena dosis de mera coin· cídencia. Pero nunca fue fácil defender esca idea, pues lo extraordinario es que la \"para­doja de Gibson\" -como podríamos llamarla con raz-es uno de los.hechos empíricos mejor dcmost:tado, eu r,;do el campo-de la economía cuancirativa, si bien IQS economistas teicos lu_han pasado en gran medida por alto. Es muy improbable que pueda ser for­roiro, por lo que dehecía scc susceptible de una explicaci general4º. El análisis de los cap[­wlos anrexiores nos sumi11is1rará, sin embatg0, una e..--q,licici hipotética que merece la pena mencioru.r. Los h~'Chos se .muestran en la rabia de la página siguiente. \n", - "IJ&l El nero de aa:iones cori• ws' Magazine, enero de 1923 mente d margen di.ponib~ para t:adas era mayoc en diciemb~ y 11orittnbre de 1926. .i:n-.•en,;á,n \"-debe r«.b:r:urse sin que en septiombce 'f ma yor en ¡40¡ Me e€ent,m1fo-Ün:i \"3riaci a lacgo plazo, la inversi muestra, pues, una prolongada rendcnc:i3 a ser menor que el ahocro cuando esrc tipo es1á disminuyendo debido a qae el tipo de mercado no baja igual de deprisa 'fa ir por dela me del ahorro cuando esrá aumencando debi· do a que el cipo de mercado no escá aumenrando igual de deprisa. Como el cipo Je mercado va por derrás del tipo naru.ral, está dándose un esulo o un desin­cenci\\·o a la tasa de inversi menor del que se debería. \n", - "\n", - "4. \n", - "Admitido eso, se deduce de nuescra ecuaci fundamental que cuando el tipo natural está bajando, el nivel de precios ciendc a bajar a largo piazo y a la inver• sa. E.sce feneno no es predominante ni es el aspecto más descacado de un ciclo del crédito. Es una leve y prolongada tendencia en uno u otro semido. Cada dosis de deflaci (o de inflaci) de beneficios se traduce gradualmente en una dosis de deflaci (o de inflaci) de reata y va seguida de una nueva dosis de deOaci (o de inflaci) de beneficios, pues mienrras la inversi vaya reza­gada (o adelantada) con respecro al ahorco en una determinada cuantía (no es ncccs:u-io que haya una crecie.nte disparidad entre los dos), los ¡>re<:ios conti­nuarán bajado (o subiendo) ilimitadamente (cf. capítulo 13 del volumen 1). \n", - "\n", - "5. \n", - "Una objeci evidente a esra e.'l cipo de mm:és de mercado no baje tan deprisa como el cipo nacuraJ ha sido más importa me que 1a escasez de sumini:stroS de oro. N ue,-u-a cabla muescra que durance las guerras napo­lenicas, durante la guerra de los boéi:s y duranre la gran expansi que experimencla inversi exterior a conrinuaci (1901-1914), durante la Gran Gueri:a, el tipo de inte­rés no subilo suficientemente deprisa para mantener eq uilibrado el nivel de ahorro y ef nivel de inversi. Emre 1820 y 1900, en cambio. el cipo de interés no bajlo sufi­ciencememe deprisa para mamencr equilibrado el nivel de in.-ersí y el ahorro, salvo durante el gran auge de la irwersi de mediados del sigio XIX, 1855-1875. Y lo mismo ha ocurrido desde 1920. \n", - "Además, el mal es acumulativo, pues eJ exceso de a ho rro sobre la inversi se des­pilfarra y no se materialiu en un aurnenco neto de la riqueza mundial. Por lo tamo, la deflaci de beneficios no so mantiene el cipo de iruerés d.: mercado_por en.cima .dcl cipo natural sino que, al recrasac el crecimienco de la riqueza, mantiene el propio tipo na cural en un nivel más aleo que el nivel en el que se encontraría en caso coorcario. \n", - "Estos párrafos inviran a hacer una observaci más sobre la sirnaci acrua!. Repi· \n", - "to que el gran mal del momento y el mayor peligro para el ¡,rogreso econico en un futuro cercano es la negativa delos bancos centrales de rodo el mundo a permicir que el tipo de interés de mercado baje lo suficientemente deprisa. Han mmscurrido diez as \n", - "LA \"T4.U>t OE rNVt.,;t.SIOS Y SUS Ft.UCTVi\\CIONU \n", - "desd: ~~-~er~ ~-guiir;: El ahono ha alcanzado W'.I nivel sin precedeotes. Pero una parte de él se ha desperdiciado, Se: ba ruado, debido a la negativa de los baoc-0s centra­les a permiriI que el opo de inrecés de mercado bajara hasta un nivel en el que d ahorro pudiera sc.r absorbido roralmente por las necesidades de la inversin. En Europa, el retor­no al pacr oro ha ido acompado de una poica consistenrc en mancener el cipo de interés en un nivel actificia!mence aleo pa.ra faciar la deflacin. L:i. luch:i. de 1929 encre la Juma de la Reserva Federal y Wall Streer fue, en pane, un torpe inrenro de la primera de impedir que el tipo de interés enconreara su nivel na.tura!. \n", - "En Gran Bretafu·espcci2lmeme, ha habido una escuela de pensamiento que crcia que la forma de reducir el tipo de interés a largo plazo {en aras de la conversi de la deu­da de guerra) era fomentar el ahorro mediante una campa de fomenro de la fruga­lidad y obstaculi.z.a:r simultáneamente la im·ersi por medio de una campa de fomen­10 de la ~economíaw, olvid:índose de que el ahorro que no se in Vierte se desperdicia y no aumenra la riqueza nacional. Es La inversi, es decir, el aumento de ta producci de riqueza material en forma de bienes de capit2l, la que aumenca por si sola la riqueza nacional y puede por si sola redu;:ir a largo plazo el tipo de interés rultural. \n", - "Mirando, sín embargo, hacia el futuro y en genera!, pa.rece que el tipo de interés natural mosuará en los primos veinte as una fuerte rendencia a caer, con et riesgo de que la política de lo, bancos centrales de imp3U:Sa para analizar un cipo de error que es, a mi juicio, característico de casi todos los reformistas monetarios herejes, que se dan cucara realmenre lo suficiente de cuáles son los deftcros del sistema actual, pero que pasan por alto algunos principios funda• mentales cuando proponen sus soluciones.. Sugiero que este error se debe esencialmente a que no se dan cuenta del ca ráctec profundo y rranscendenral de la relaci del sistema monetario con e! cipo de inrcrés y con la casa de inversi de ca piral. \n", - "Il. LA DOBLE FUNCTÓN DE LOS Bfu\"fTU.lO 31: ft tROSLEI-U DE L., GEiTtON DE L Dl>IERO j.í \n", - "do cipo préstamo, r~biendo del plico depitos que emplea paca comprar títulos \n", - "o paca conceder préstamos a la industria y al comercio ptincipalmeme para satisfacer las demanda; de capital circulante. Es.a doble funci es la cla,·e de numerosas dificultades de ta reo moderna dd dinero y del crédito y I a fuente de algunas serias confusiones. \n", - "Miencras preJomlnÓ el dinero-mc,rcancía, no hubo una conexi ran estn..'ita enrre la oferra de unidades de dinero y un decerminado tipo de préstamo. Pero tan pronto como se impuso el dinero represen~acivo, se planteel problema, por muchos :ncos que se hicieran de oblig.1.C al dinero representativo a imitac la conducta del dinero-mer­cancía., p=la fabricaci del dln«o representativo no gasta cecurws reales, por lo que cuando el plico áene más unidades de dinero represemacivo, los que emiten el dinero poseen un.t cantidad de dinero disponible para prestar que dene el mismo valor que los r~ursos =les a cuyo disfrute o uso el plico está dispuesro a renunciar a cambio de Ja comodidad de tener una c:mtiJad mayor de eieaivo. \n", - "Se llega la fase sigulente cuando los que emitían dinero representativo ( en forma de dinero banC3rio! sumaron a.esta funci la de actuac de intermediarios para la trans­ferencia de capiral en _présmnw y, además, aunaron los recun;o:; obtenidos en calidad de inrermediarios con los que obce-nian como proveedores de dinero represenrarivo y pasa­ron a prestar como un ico fondo los ingresos conjuntos obtenidos por.escas dos ope­raciones díst1m:as. \n", - ".En los primeros tiempos, puede que fuera más fácil que hoy distinguir entre los deps.iros de ahorro y los dep&itos de efa.\"t\"ivo, pues al principio los-depiros bancarios eran predominantemenre depitos de ahorro, mientras que los billeres .bancarios d=mpe­iiaban en su mayor parte el pape( actual de las cuentas de efecrivo. En algunos países-, esca distinci todavía tiene considerable validez. Pero en Gran Breta la Ban..l:: Act de 1844 sofocel billere bancario y difuminla distinci entre las dos cosas hasta el pun­to de ser irreconocible. Por timo, en b época moderna los bancos llegaron a concro­lac cal cantid.id de ~ecucsos y consrruyeron una organizaci de tanto alcance que eran con mucho los mayores presramisras profesionales a corco plazo. NaturaJmerue, han lle­gado, pues, a pensar que una de sus obligaciones., no menos imporranre que ta de surni• nisttar dinero, era la de sacisfucer las demandas flucruaoccs de este tipo de présca.mo por parte de !a comunidad. \n", - "El dilema de la banca moderna es conjugar satisfaccorfamenre escas dos fun::iones. Como proveedor de dioero representacivo, es obli_gaL; del sistema bancario preser­>-a.r el patr objetivo presccito de ese dinero. Como pcov~edor de, préstamos en un daerminado ripo de términos y condiciones, es obligaci del sistema ajustar lo mejor posible su ofena de este tipo de préstamos a su demanda al Eipo de imeris de equili­brio, es decir, al ripo narural. Además, como hemos visto, la preservaci del patr objetivo ,-a ligada de una manera peculiar; cuyo carácter exacto gener.ilmenre ba pasa­do do:::,--apercibido, al tipo al que el sistema bancario en su calidad de presea mista está \n", - "LA CUTCÚS OtL lJISEJO\n", - "po \n", - "faci!it1ndo ta inversin en nuevo capital. Dado que, por este motivo, el cum¡,limie!'!m absolum de uoa de sus oblig¡¡ciooes a ,·cccs es in~omp-.u.iblc con d cumplin:i~nw .tbio­luco de la otra, los cesponsabtcs del control del sim:ma oonca.rio tienen que de.:idir qué obj,ci,·o debe prevalece.e o, si no debe prevalecer ninguno de los dos, lograr una solu­ci inu:.rmedia. \n", - "Ahora bien, la selecci parcial de algunas de escas verdades y la n~ariva a r'Cf Olras han generado los dos punros de ,,is,a opucsros que son c-.irdcr.:ríscicos de la m.iyor p.ir­te de la bibliouc1affa mor.eraria no académica. Pn, una parte, cscin los b:lnqueros, que mantienen al menos una cierra conducta sensau, al seguir de cecea una, cudiruenra­rias reglas p::ícticas que han aprendido por experiencia. Por orca pane, están las perso­nas más desimeresadas del mundo, el ejército de herejes y excfot.ricos, cuyo mJmero y encusiasmo son extraordinarios. Escribiendo Trad orz Mo,utary R4orm y oponiéndo­se al rerorno al oro, el autor de este libro se ha ganado enrce ellos más fama de la que merece por simpatizar con ellos. Desde tod,IS la. parres cid mundo y en codas las len­guas, no hay apen.1s una s:emana en l.i que no reciba un liliro. uo opusculo, un articulo, una carr.i, rodos eo la mi.sma linea y utilizando en gran m<:dida los mismos a'l,'llmentos1• Para cualquier estudioso Je la teoría monetaria es un problema decidir qué haa.r con ese avala:i.cha, cuánto respeto y conesia mostrar, eu:inco ciempo dedicarle, sobre codo si piensa que el enorme descomenro de esroo herejes es preferible a la compl. cencia de los banqueros. En todo caso, no podemos no l:iaoenes ning caso, pues cuando, como en e;te caso, los heceies !l~\\·an floreciendo sin parar desde hace dosciencos as --de hecho, desde que existe el dinero represencarivo--podem<>s estar seguros de que los acgumen­ros ortodoxos no pueden ser absolutamente satisfactorios. El hereje es un mrelec:rual honrado que cieneel valor de aferrarse a sus conclusiones, incluso cuando son sorpren· dcnres. mientras la línea de pensamicnco por uque llega a elb.s no ha)·a sido en su opi­ni refucada. Cuando, como en este caso, sas sorprendentes conclusiones tarnbifo son de un cipo que, si Eueran cierras, resol,·erian muchos de los males econtllcns de !a dolim­te humanidad, un entusiasmo moral exaica y refuerza su obsaci. Sigue adelante, como $&.,ates, con la cabaa bien alta a dondequiera que k lleve el razon.imienro. ~kre­ce cespero, y debe ser obligacin de rodo el que e-scriba sobre este tema intentar aclarar la cu.:sri y conciliar las ideas de los herejes y los banqueros. Veamos, pues, si nuestro análisis uos permite hacer un razonamiento que reconcilie a las parres. \n", - "Las reorias de casi codos los herejes moaccarios !ien:n un denominador com. Sus recrías del dinero y del crédito se parecen en que suponen que los bancos p.ueden sumi­nistrar de alguna forma ~ocios los recursos reales que pueden necesitar razonablemente la indusa:i:. manufacturera y el comercio sin ning coste real para nadie y, si matiz:m \n", - "IEl l>l!-a la producci de bienes de inversi por la producci de bienes de consumo (o vice.,ersa), debido al períod.o que dura el proceso de producci, no se deja sentic en el me_rcado hasta que ha transcurrido un considerable período de tiempo. Por lo canto, como hemos visto, es poii• ble que los precios continn impulsando un cambio alg tiempo después de que se hayan tomado las medidas necesarias. E.l resultado a menudo es que nos pasamo, coa \n", - "c.,rtTULO 31: EL PllOltElrlo\\ DE LA CE5T(O:r,. Dtl DlSEllO \n", - "la 'd, i~. E; cc:no ;i la tamilia contin dándole a un ni sucesivas dosis de aceite de ricino cada diez minutos h:isca que haga efecco la primera dosis. O -por hacer un pdralelismo mejor-es como si cada uno de los miembros de la familia le diera sucesivas dosis al ni sin saber cada uno de ellos las dosis que están dándoles los demás. El ni se pondrá muy enfermo. En ese caso, se le adminiscratá bismuto siguieAdo el mismo prin­etpio. Los ~ienctficos anunciarán que los nis pueden sufrir un ciclo de diarrea y cstrc­micnco debido, adirán, a las condiciones mereorolicas o, si no, a la alternancia del optimi,mo y el pesimismo de los miembros de la familia. Si d riempo que carda en h3ccr efecco la primera dosis es constante, descubrirán que el ciclo es un cido verdade­ro que dura ;iempre lo mismo. Ta! vez sugieran que el remedio es darle al ni bismu­tO cuando cscé estredo y aceite UE,l3'.0S \n", - "53 t \n", - "pues cJ-s~::ema brití:'l.'co ha logrado algo que no ha logrado ning otro, a saber, que d ~-olumen de \"anrícipos\" del Banco de Inglaterra (ral como se ban definido anres} nor­malmcntesea cero (con las sah'edades que hacemos más adel.tme) y so se realicen tem­poralmente y durante breves períodos para hacer frente a emergencias estacionales y de otros tipo.s, por ejemplo, cuando se publica el balance al final de cada semestre o cuan­do el mucado de d¡nero ha sido cogido por sorpresa o para hacer frente 11 circuns­raocias muy temporales o cuando se prevé que suba el tipo bancario ea un futuro cer­cano. Las principales salvedades son, en primer lugar, que el Banco es el banquero del Estado, al que presea en el \"Ways and Means\" y, en segundo lugar, que tiene ~n una escala relativamente peque-algunos dienres financieros r comerciales discínros de los b,rncos comerciales a los que hace amíci_pos en respuesra a sus periciooes, exactameore igual que cualquier otro banco. \n", - "Este estado de cosas es arcíbuíble a dos peculiaridades de! sistema londinense que no existen en otros países_ El tipo bancario normalmenee se fija en un nivel reLicionadc con el cipo de descuento en el mercado abierto de las letras a rres meses., por lo que no es ren­table para los cenedore-s de esas Jerras redesconraclas en el Banco de. Inglaterra; 'f, en segundo lugar, se ha escablecido rácitamenre una cosrumbre o convenn algo curios,3 por la que los bancos comerciales no pueden vender sus letras directamente al Banco de Ingb.terra_ Si un banco comercial inglés desea reponer sus reservas, so puede haceilo de tres formas: l. Vendiend.o accivos a los clientes de ouos bancos r haciéndose así con una pa= de los saldos de alg otro ban;:o, lo cual no alivia nada a los bancos en su conjunto; 2-Dej\"ando que las le.rras del Tesoco venzan y obligando así al Tesoro a ~dtr prestado al Banco de lnglareua en el Ways and Meaos; J_ Agorando tos recursos de los corredores de !erras, bien retirándoles fondos que les habían prestado ameáormence a la visra, bien dejando de comprar letras y obligando así a lo;; corredores de lecras a pedir P'restado al Banco de Inglaterra desconcando o de otra forma. Sin embargo, el corredor de lecras no pedirá prestado al Banco de lnglarerra mientras el cipo oficial dd Banco sea mas alto que el de .me,rcado, .sah·o duranre breves períodos paia arreglárselas ea derer­míoadas .fechas o para tener tiempo para reorganiza. su posici; pe.ro u-arará, por el conte.ario, de reponersus recursos bajando su precio de compra de lenas_ Asimismo, el Tesoro normalmente aceptará electas más bajas por las lecras de.l Tesoro con el fin de no endeudarse coa el Banco de Inglacerra, salvo durante breves períodos_ Por lo cam:o, mienrras el Banco de Inglaterra mantenga el oomacro con la siruaci del mercado subien­do el tipo bancario siempre que el cipo de mercado amenace con .aproximarse a él o con sobrepasarlo, el poder de los ba11cos comercjales para aumenta.e sus reservas total~s en el Banco de Inglace~ra es casi nulo. El inrenco de cualquiera de los bancos de aumen­tarlas resultará que se hace a costa de los demás; y el intemo general de aumentarlas no mejorará 1a siruaci de ninguno de ellos. \n", - "Pero.había una sjmplificaci más en el funcionamiento del s-iscema británico anees de la guerra. No so era cas_i imposible que los bancos miembros aumentaran sus reser­\n", - "LA GESTlOtl DU DINUO \n", - "vas descontando en el Banco de Inglaterra sino que, además, la wpv:';;:ic. de mer::.-ido abierto\" en el sentido moderno era casi desconocida. El B~nco de Inglareríol comple­mentaba de vez en cuando su política de cipo bancario vendiendo co,isols a cambio de \"efectivo\" y rccomprando al mismo riempo a cuenta (basca Wl mes más carde), que era una forma indirecta de liberar al mercado de dinero de la canridad equivalente de recur­sos durante el periodo no vencido de la cuenta bwsáril. Se acudía a este recurso cuando los tipos de mercado estaban qutdándose demasia.do rezagados con respecro al tipo han• cario, lo cual podia afectar negarivamenre a los mercados de divisas y aJ flujo de oro. Pero la prácrica no era muy frecuenre r no representaba una adidura muy importan• te a las armas dd Banco para controlar el mercado. Por lo ramo, a pacte de algunas varia• ciones estacionales pedcctam=ce comprendidas, como los préstamos temporales al mer­cado de dinero al final de cada scmescre y los anticipos al Tesoro en el Ways and Means en determinados periodos del a financiero, las i,v, ersiones del Banco de Inglaterra eran casi constantes. Durante muchos as, aumenca..ron lenramcme con el creci.mienco gene­ral de las operaciones del Banco. Por ejemplo, durante la mayor parre del período com­prendido entre la guerra de los brs y la Prim«a Guerra Mundial, oscilaron, aparte de unas variaciones muy bre,·es, entre los 40 y los 4 5 millones de libras. \n", - "Eso quería decir, pues, que -al ser los anticipos norm3!mence nulos y las im•ersio­nes casi consrantes-las flucruaciones de las reservas de los bancos miembros bricáni­cos dependían principalmemede las flucruaciones de la cantidad de oro que cenia el Banco de Inglaterra, determinada por el flujo de entcada y salida de la circulaci y de entrada y salida del país. Ésra era la encantadora sencillez del antiguo sistema ~au­cornácico\" que la gente anticuada rememora ba con canco pesar y cut-o carácter la geme más moderna casi ha olvidado. El problema de la banca \"sida\" no era-ames de la guerra-estabilizar los niveles de precios o evitar las inflaciones y las deflaciones de beneficios; era un problema técnico absoluramenre preciso: prever en la medida de lo posible el funcionanuento de un sistema casi mecánico y adaptarse a los caprichos esta• cionales y similares. \n", - "Rerrospecrivamente, es notable observar que no se hacía nada mediante la \" polfrica de mercado ab1erro\" para reducir los efectos de la entrada r la salida estacional peri­dica y perieccamente reconocida de oro. A rras a, el Banco de Inglaterra ganaba oro por ,·alor de unos 10 millones de libras en primavera y perdb una cantidad más o menos parecida en oto; rca austncia de una política d!: mercado abierto, sus depi­tos también aumentaban y disminuían en un porcentaje considerable, que a veces llega· ba a serdel 20 por ciento. la mitad de las veces la sangria anual de oro reducía fas reservas del Banco deInglaterra entre un 25 y un 30 por ciento sin que a nadie le preo· cu¡nra seriamente. Sin embargo, los efecros de esi:as flucruaciones efan compensados en parte por las consecuencias del hecbo de que el endeudamiento a corco plazo del Teso­ro normalmente se encontraba en su nivel m[nimo en primavera debido a la recauda­ci del impuesto sobre la renta. Algunas influencias temporales y confusas podían oscu­\n", - "C.APITtilO 32: L Et COZ..\"'TAOL DE LOS '\"~cos '-HE.M)RO.S \n", - "HJ \n", - "recer levemente esros procesos en alg a concrero, pero es.o-era lo q::e ~:.rrrfa~l\\ cérrninos generales. \n", - "Por lo cauto, en Gran Brecis la rasa de creaci de crédim era el resulrado de uo sencillo mecanismo que reilejaba fidmente los movimientos de entrada y salíJade.oro. Además, como el valor fac¡a( de la ofen:a de leuas era sensible a las ,,uiaciones dd mvel de precios al por mayor, un de.sce.nso de los pn~oos al por mayor ter.ia urunendencia directa e inmediata a abararar ef dinero y viceversa . .El sisrema es:caba, pue.s, perfecra­mc:nte ad.apeado, en caz de la supremacia de la posici de Londres en el comerc.io y las finanzas íncernacionales, canto para mantener la paridad de la libra escerlina con el oro de una forma compatible con unas reser,·as de oro cda1ivamente peques como, dencco de cierros [[mires, para fomentar la estllbilidad de los precios al por maroi; \n", - "El n.uevo elemento de ia \"gesri\" del período poscerior a la guerraconsisce en el empleo habicual de una potírica de ~mercado abie.cto~ mediance la cual el Banco de Ing!arerra compra y veode inversiones c-on la idea de mancenec !as reser.as de los ban· cos miembros en el nivel que de.--esraban directamenrc arenci las autoridades conuoladoras. \n", - "Es evide~re que ¡y.u-a expli~ la conducta de un sisrema de este cipo seria necesario un análisis algo discinco del anterior, adapcaci que no secía dificil rea.tizar, pero que mis insufences conocimiemos de los hechos (yla falca de espacio) me disuaden de hacer. Preveo, sin embargo, que con el crecimiento del sistema de cheques y con b tendencia de los sisrernas bailcarios europeos a parecerse más al sisrema británico y al americano, es posible que sea necesario innoducir importantes cambios pata refonar lo suficiente la posici de los ba,ncos cemrales. El Reichsbank, en particular -que t'º sepa, es un sis­tema que está evolucionando rápidamente, pero de una manera informal-no controla lo suficieme a sos baacos mirn1bros y sería muy vulnerable a cualquier fuerte presi inflacionista del mundo empresarial ensu coniumo. El Reichsbank tiene que depen&r demasiado de su tipo bancario, no so para atraer fondos exuaajecos, sino paca disua­dir de pedir préstamos en e! iruerrm; por lo que un tipo que es lo basranre a.loo para sc.r un elememo disuasorio en el inrerior, puede ser indebidamenre atractivo para los fon­dos presca bles procedentes del extranjero. \n", - "m. EL SISTEMA DE LA RESERVA FEDERAL DE LOS ESTADOS UNIDOS \n", - "Cuando se planeel Sistema de la Reserva Federal ¡:,oc.o ames de la guerra, no se enten­dilo imponanre que iba a ser para el corurol del banco cenECa! la récnica londinense que garantizaba que los \"anridposff dei banco central a los bancos miembros normal­mente debían sec cero. Se convirti pues, en una especie de mezcla del método briráni­co y el método conrinentaL la importancia fundamental del dinero bancario y los i­dos coeficientes de resecvas de los bancos miembros se parecían a las características correspondiemes del sistema británico. Pero la absoluta libertad que se.permitía a los bancos miembros para redescont3 r, la suposici inherente a muchas de sus disposicio­nes deque los bancos miembros normalmente aprovecharían esca posibilidad y el man­tenimiento de cipos de compra para las aceptaciones bancarias a tres meses al cipo de mercado o a uno más bajo erancaracterísticas basadas en el modelo continemal y abso­luramenre diferenres del bácámco, pues los tipos oficiales a los que los bancos dela Reser­va Federal descontarán !erras a sus bancos miembros o comprarán aceptaciones de los banqueros normalmente guardan relaci con los cipos de mercado, por lo que gene· ralmente es rema ble llevar algunas letras a cualquier tipo a los bancos de !a Reserva Federal y la ica cuesti es en qué medida se hará en cua!quier momenro dado. E.xis­re una diferencia abisma! entre un s,Lsrema en d que, po,r ucif.r el lenguaje londinense, el mercado está habitualmente ~en\" d Sanco, en alguna medida como en Am&ica, y un sistema en el que so escá ~eon el Banco temporalmente o como cimo cecun;o cuan­do ha sido cogido por socpces~, como \"'1.Londres. \n", - "En los inicios del Sistema de la Rese,va Federal, la cuesti se debati por supues­to, pero sin apreciar plenamente su iroporcancia fundamental. Se plantede la forma siguiente: •¿Iban los bancos de la Reserva federal a funcionar concinuameme, bien redes­contando letras a los bancos miembros., bien c.:alizando operaciones de mercado abier­to, o iban a limiiarse sus acrivid:ides exclusivamente a hacer frente a las emergencias? ... Se llega la conclusi de que los bancos no estaban pensados par:i funaonar ica­mente .:n las emergencias sino que la Ler hab,a creado una organiz.aci permaneme y costosa que debía velar continuamente por los in.tereses del bien com, adaptándose 'a las necesidades de la industria, el comercio y la agricultura, con codas sus flu.ctuaciones y contingencias escacionates•1. Por lo que se refiere a las operaciones de mercado abier­10, muy bien. Sin embargo, creo que los fundadores del Sistema de la Reserva Federal no alcanzaron a comprender clarameme la imporcancia de la Yerdadcra cuesti, a saber, si en lo que se refería a los servicios de redescuento de los bancos miembros a iniciaciva de estos timos, los bancos de la Reserva Federal iban a ser insriruciones de emergen­cia (como d Banco de Inglaterra) o si debían ser una fuente normal y !ubicua] de ofer­ta de fondos, por lo que este sistema, cal como se desarrollen la práctica, estaba abo­cado a evolucionar finalmente siguiendo un rumbo considerablememe diferente del rumbo del sistema londinense. \n", - "En roclo caso, se tomla decisi de considerar el redescuento como un :ser\"icio al que debían poder acceder habicualmeme los bancos miembros. De hecho, ranco es así que la ley p~veía que el respaldo de la parte fiduciaria de la emisi de billetes del Sis· tema de la Reserva, es decir, la parte que no esiaba cu!Jicna por oro, debía esr:u formada exclusrvarnenre por leua.s; de manera que si los bancos de la Rc:sef\\'a ~uían la prácti.:a del Banco d.e lnglarerra, no siempre rendrían d tipo correcto de activos con los qudis las Jc,,pc,,ooncsdo q<><. ~porai,:ng de ben­d~n de disrinc.:,s pasai~s ck !u .i,,em,-=-ca. Ecrton--­dres, esca escala es asceadenre, por lo que normalmeace compen53 rener letras de pri­mera clase con dinero a la vista y raras veces compensa pasar esias letras al Sanco de lngfacena. En cambio, en Nueva York puede ser una ese.a.la descendente. En el momento en que estoy escribiendo escas lineas (finales de julio de 1926), los tipos \n", - "son los siguientes: \n", - "Londres NuC'.i York \n", - "Dinero a la visea 3 ,,. -! \n", - "utras ban--an:as 4 ,¡, 3 ,¡, \n", - "Tipo de compra d!I banco uncral para las lecras a 90 días 5 J ,,. \n", - "Tipo de redescuento del canco-~ncral 5 3 'h \n", - "\n", - "No cabe duda de que la competencia de la bolsa de valor-es de Nueva York por el dinero a la visea, que sjgnifica que no habría ning beneficio en el correr.ije de Ieee.as a menos que el Banco de la Reserva diera faci.lidades a lo.s agentes d~ letras, forma ¡,a= de la explicaci. Pero cualquiera que sea la causa, el resultado está cla­ro: los bancos de la Resen'3 Federal no 1ienen el mismo conte-01 de la canridad de reservas de sus bancos miembros que el Banco de Inglaterra. La historia del Sistema de la Reserva federal desde la guerra ha sido, CA primer lugar, la b.iscoria de un enor­me uso abusivo de la libertad concedida a los bancos miembros paca aumentar los \"anticipos\" de loo bancos de la Reserva y, posreriomeme, de una serie de esfuerzos de las autoridades de la Reserva para in,•emar dispositivos y convenciones que les dieran un poder más parecido al que tiene el Banco de Inglaterra sin una alteraci manifiesta de la le)'. \n", - "La primera fase, antes de que se descubriera el fallo del siscerna mencionado, se vio claramente en la gran inflaci de 1920, pues en 1920 los responsables de la gesti del Sistema de la Reserva federal a no se habían dado cuenca de las enormes posibda­des latentes de que hubiera una inflaci por no imica.r al sistema del Sanco de logla­1erra en un decaUeesencial, y no parece que nadie se diera cuenca de que la máquina carecía del principal ml!Canismo decontrol en el que se basa el Banco de Inglaterra. Las tenencias de letras de-.comadas del Sisccma de la Reserva Federa~ que a finales de ene­ro de 1920 ya habían alcanzado la enorme cifra de2.1743:57.000 dlares, haoíanaumen­cado ouo 30 por cienco en ocrubce de 1920, situándose en 2.801.297.000 dares {560 millones de libras). ¡lmaginemos una siruaci en la que el mercado de dinero escu,•ie­ra pidiendo prestada aunque so fuera una décima ¡rn-ce de esta cantidad al Banco de Inglaterra! En agosco de 1922,. con la grao detlaci, la cifra había disminuido un 85 por ciento hasta situarse en 397.448.000 dares. \n", - "Muchos críricos de ese período han atribuido los resultados al uecho de que los han~ oos de la Reserva Federal no subí.eran sus cipos de descuento basándose en cl acredica­\n", - "CAPITULO 31: l. El COISHOL DE LOS IA~COS lotl!l4UOS \n", - "do modelo londinense. Este hecho agrav, desde luego, la situaci. Pero.,ludo di:_..que_ en el sisrcma americano una modilicaci razonable o viable del tipo de descuento pu­diera haber detenido realmente la avalancha; los tipos de mercado habn subido sim­ptemenrc en d grado correspondiente y miemras los precios subieran, a nadie le impor­tarÍ.'.l pagarlos..No veo co se pllCde esperar que el tipo de descuerno renga sin ninguna ayuda las mismas consecuencias en el sis~ema americano que en el británico. • \n", - "Desde enronces, la Junta de la Reserva Federal ha estado desarrollando, sobre todo empíricamcnce, sus propios métodos de control, no romados prestados de Londres. En primer lugar, está. presionando a los bancos miembros para que limiceo su uso de los ir..s­rrumenros de cedescuenro en los bancos de la Reserva Federal criticándolos, haciendo pceguocas incodas y creando un estado de opini eo el sentido de que no es respe· table que un banco miembro esté uciliz:aodo los recursos del Banco de 1a Reserva Fede­ral más que sus vecinos ni es bueno para su buen nombre, Al mismo tiempo, la oferta de aceptaciones bancarias fija un límite máximo a la cantidad de intlaci del créditn que puede producir su venta a los bancos de la Reserva•. \n", - "El siguiente pasaje del Annual Reporto/ tbe Felkral Res.ave Board far 1925 (pág. \n", - "15) expresa perfecrameate la prácrica acrual. así como la penumbra en la que a babi­raba la Juma en ese momento sobre d modo en que funciona su sistema. \n", - "Our:intc la ta parte de 1925, !os tipos de los présamos a b vista fueron con­sidaab!etDH1re más altos que e! tipo de d=uenro del Ban.co de la R.eserva de Nueva -Yock.. La experiencia r«:icntc ha demostrado que geoer3lmente no es necesario man­tener un tipo de dcscuemo S11,pecior al nivel •·igeme de los ripos de los pcéstamas a la visa para impedir que los ba.ncos miembros pid,.o prescado a l<>s bancos de_ la Reser­,-a Federal oon el fin de aumenur sus préstamos o ulos. Los bancos cruembros gene• ralmente reconocen que d motivo oorrecco para pedir prestado al Banco de la R=r• va es para satisfacer necesid1des temporales )º estacionales de sus die:otcs si no disponco de suficientes recursos propios para satisfacerlas; pedir prestado al Banco de la Reser­va para amplia: sus propias oper-aciones no se considera un uso correcro del crédito del banco de la Reserva por parte de los bancos miembros o de los respor.sabtes de los baooos de la Reserva Federal. En general, no es posibfo saber qu~ destino da un banco miembro al crédito obtenido e:n el Banco de la Res«>lumen de pcéscamos pedidos, sobre codo e-n las zonas rurales wen las que la mayor pane de los fonJos de los bancos miembros se utilizan para conceder présramos a dien­res nabiwales a cipos que so responden feruamence a los cambios de la siruad gene­ral dd cráliro•. Admite también qL>e las \"reglas sobre los valores miesconrables\", dado el gran •'O!umen que siempre hay, Qaunque influyan en algunos casos en el volumen de pr¿sramos pedidos por un banco miembro, no son un imporra.nte faccor que limice la capacidad de los bancos miembros en su conjunro par.a pedir préstamos~. El infocme ,1.1elve, pues, a la necesidad de emplear m~rodos de presi personal individual y de per­suasi pacífica: \"Los bancos de la Reserva Federal de lo; distritos siruados fu.:ra de los cenuos iinancieros, cuando ex.~minan las soli.cirudes de préstamos de los bancos miem­bros, consideran, pues, no so la admisibilidad legal y la solidez desde el punto de vis­¡a del crédito de los valores presentados pa.ra el redescuento o como garantía para un antici¡><>, sino también la siruaci general del banco que solic el préstamo, el volu­men y el cara.cree de sus préstamos e inversiones sin amon:izar y, en alguna medida, el de su gesti\". \n", - "En suma, los bancos de la Reserva Federal, aprovechando el hecho de que ning banco miembro tiene un derecho absoluto a pedir prestado (rodas las regl:is relaciona­das con los descuentos ycon los anácipos de los bancos de la Reserva a los bancos miem­br05 soo porescati,'aS de los bancos del.a: Reserva Federal y no obligatorias), hacen tooo lo posible para evitar que los bancos urilicen abusivamente el siscema. \n", - "Esta cuesti la destaca perfea:amence Goldenweiser (Ftderal Reserve Sys-tem in Ope­ratwn, págs, 8-91 cuando disgue entte la \"admisibilidad., de los '\"31ores presentados en un ban.:o de la Reserva Federal para el descuento y su -aceptabilidad\": \"Admisibili­d.:ui es una cuesri6n legal y reglamentaria. Para que los valores= admisibles, deben cumplir unas oocmas claras sobre las transacciones que les dieron origen y sobre el vencimienco, mientras que la aceptabilidad es cora!mente independiente de escas cues­tiones y se basa en la solvencia crediticia de los firmanres, en la disponibilidad de fon­dos. en si el banco miembro en cuestin ha agotado su cuota legal de crédito, en si la experiencia ha demostrado que el banco esc:á. utilizando el préstamo del Banco de la Reserv:i Federal para usos indebidos o poco deseables y en algunas orras considera­cione-s que no están claramente formuladas sino que dependen emecar:neme del cricerio de cada comité de préstamos y de cada consejo de adminim-aci, sujeto a la ica limi­taci legal de que el Banco de la ReserYa Federal debe conc.edcr préstamos a cada ban­co miembro 'teniendo debidamente en cuenca los derechos de otros bancos miembros' -y con la idea de 'facilitar la acri\\·idad econica'\". Como explica Goldenweiser en una \n", - "CAPfTULO J2: I. El. CONT!l:OL D.E LOS )ANCOi l41Ulla05 \n", - "página posrerior (pág. 163),Jos bancos.de la Reserva Uevan un regiscro de la cantidad de criro a la que consideran que tiene derecho cada banco miembro; y aunque esta cantidad reca se sobrepasa constan1emenre, las demandas de un banco miembro pue­den ser objeto de críticas más duras cuando pretende sobrepasarla;_ \n", - "Desde 1925, la convenci de que los bancos miembros no deben cedcsido en pane a que sus c:r y renieado eo cuenta las dcu­incobrables y los bcnefo:ios ne­ \n", - "gasge una proporci, y qwzá so una peque proporci, de los bene­ficios. El efecro es una disminucin y a veces, pero no necesaríamcore, la des.aparici de los incentivos de un banco para aumentar su escala w­o{A.,., Ac. Poi. Se., enero de duce qu~ unos tipos de redes­rence sosrime, po, el contrario, 1922, págs. 195-199) sosriéficiencc de contracci (por inventar un término que seria lo contrario de[ u coeficiente de expai\" del profesor Lawrence) es lo más bajo posible (es decir, lo más cercano posible a la unidad), aumentando así los saldos de reservas a partir de los cuales puede aumemar los de sus acri,·os Ipor ejemplo, présta­mos a sus propios dientes y al vecindario) cuyo coeficiente de expansi es alto, a recks­concar en el banco central a un tipo superior al de: mercadoH. Naruralmeme, si todos los bancos miembros ha.ceo es.o, ninguno estará, en conjunto, mejoi; \n", - "Concluimos, pues, que cuando hay mulrirud de bancos miembros, no es probable que se pida prest2do al banco cenera! a un tipo significaovameme superior al tipo que se pide en el mercado por préstamos parecidos, es decir; no es probable a menos gue los b:incos miembros en su coajunro acuerden deliberadamente actuar de una manera con­certada contraria a los deseos del banco cearral, y una insurrecci concertada de los bancos miembros contra [J poHtica deliberada del banco cenrral es un riesgo puramen­te académico que no se marerializa en la práctica. \n", - "Peco aunque se produjera esa acci ooncc.-tada o aunque, por cualquier otra raz, los factores disuasorios ameriores fueran codos ellos inoperantes, d banco central a tiene annas a su_ disposici en forma de política de mercado abrerto, siempre y cuando posea munici adecuada, pues si los bancos miembros comienzan .1 pedirle presr.ado a un cipo superior al de mercado, el banco cencral puede obtener 11n molesco beneiicio a su costa vendiendo codos sus activos en e1 mercado abierto al tipo de mercado y obli­gando así a los bancos miembros a volYer a pedirle prestado el equivalente de estos acti­vos a un cipo superior al de mercado. \n", - "Por consiguiente, no es necesario eliminar d supuesto de que el tipo oficial es \"efi­cazff si gUMda alguna relaci con e1 tipo de mercado. \n", - "V. RECO;llSIDF.RACTÓN DE LA POCA DE MERCADO ABIERTO \n", - "Algunos autores han afirmado que el método del cipo bancario y el mérodo de la \"polí­tica de mercado abierto\" en realidad se reducen teicamente a uno, a saber, el tipo bancario, y que son escasas las posibilidades prácticas de adopc:ac una ~política de mer­cado abieaoff que no vaya acompada de u.rµ modificaci del ripo bancario. Seg esre argu_mento, quce--como yeremos-no puede apoyarse totalmcme, e1 banco central \n", - "(14J E supuc.. L, of bayan deseado o hay:m lleg:ido a la conclusi de que ese movimiento los beneficia. Creo que una raree considerable del valor de las ope­raciones de mercado abierto real.izadas ddicadamente por et banco cenrcsal puede llSi­dir en que inducen ¡ácicamenre a los b3ncos miembros a acruar al unísono en la direc• ci deseada. Por ejemplo, en un momenco dado un banco puede enconrearse con un \n", - "CAPfTULO 32: l. EL CONTROL Df. tos IA~COS MIEM\"~RDS \n", - "H9 \n", - "peque exceso de.reservas a partir del cual en cfrcunsca.ndas normales compraría alg:;ín accivo más, compra que mejoraría algo las reservas de los demas ~;e.os, etc. Si en ese-·· momer.ro el banco cenera! reduce el peque exceso vendiendo alg activo en el mer­cado abie-rco, el banco miembro no persiscicá obstinadamente en su compra adicional propuesra retirando fondos del mercado de dinero con ese fin; simplemente no hará la compra. Asimismo, un oonco que observe que sus reservas han dism¡nuido excesiva­meocecomo cor1secuencia de la intervenci del banco central no subsanarila dismi­\n", - "oucin cocalmence retirando fondos del mercado de dinero y l!c,·ando así al mercado de din.e.o a pedir prcscado al Banco de fuglacerra.; cesmblecerá su equilibrio no suscituycndo algunos de los accivos que eA el curso normal de las operaciones están d¡sm.inuyen­do diariamente. De esta furma, una se,ie progresiva de peques vencas de mercado abieno def!acionístas por pan e del battco central puede inducir a los baocos a reducir poco a poco su escala de operaciottes. No cabe duda, desde luego, de que una serie pro­gresiva de peques compras de mercado abierto infl:acionisras por pauc del ba.nco cen­era! (ya sea en forma de préstamos adicionales al Esrado o de ocro modo) es enorme­mence, )' casi invariablem~ncc, efo:a~ para inducir a los bancos miembros a seguir el ejemplo. Es mucho lo que se puede lograr de esra forma sin modifica.r el tipo bancario. Una person3 que, como corisecuencia de la restricci del crédrco, no puede pedir un préscamo a su banco, generalmerice no cierie manera alguna -por [o menos en lnglace­rca-de obtener los fondos que necesita presionando al alza sobre el precio de los prés­1amos en el mercado abiecro, aunque esté absolutamente djspuesra a pagar utt precio superior al de mercado. En suma, las operaciones de mercado abieno permiten al ban­co cenrral ucilizar la inestabilidad in hereme del sistema para sus propios fines, sobre codo cuando hay una enorme cantidad de bancos miembros, como ocurre en Los Esta­dos Unidos. \n", - "1.as operaciones de mercado abieno que realizan los bancos de la Reserva Federal de los Escados Unidos son significativas en la práccica desde la prima ~•era de 1922 y una pol.ícica siscemácica desde abril de 1923ll. Comenzaron, no cott la idea de c:oncro!ar o influir en la conducta de los bancos miembros, sino de impedir que los activos remables de los propios bancos de la Res.erya Federal siguieran disminuyendo. Las imporcacio­nes netas de oro de los Estados Unidos en 1921 ascendieron a unos 660 millones de da­res. Los frutos de esas operaciones se ingresaron en los bancos de la Reserva Federal y se emple.aron princtpalmeme para devolver las deudas de los bancos miembro,, por lo que en la primave~ de 1922 los bancos de la Reserva Federal observaron que sus acci­\n", - "[ 15) Para la mejor descripci {pub!icado w 1924), que he uti• le$ m.idos Unidos, 1927), págs.. de la génesis de la político. de [izado en el análisis s ig1:tienre. 207-332, ¡· para lo, daros so­mercado 2 bietto v6,se e! Tenth Véase tammcn Evtder.ce befo~ he fa:s operaciones de macado A,in.,al Rtport o( the Federal the Stabilaatfon Cmmrri:ue dd abierto, pág. 42D. Res,,n., Board /or the Yew 1923 gobernadorSnoog{Congreso el, \n", - "L1. GEJ7IÓN l>H OISUO \n", - "vos qce rendían intereses habían descendido hasta u.n niv,-1-mferio.r al qae les permitiría sufrag;u sus gastos >\" repartir dividendos. Como consecuencia, durante 1922 los ncos de la Reserva, actuando por su cuenta y sin una política coordinada ni unos objeti­vos cranscendencales, compraron en el mercado abierto lo que era en total un enorme volumen de átulos del Estado de los Estados Unidos. Pronco fueron evidena:s las posibi­lidades inflacioniscas de estas medidas, unidas a las enormes importaciones de oro, por lo que en abril de 1923 la Junta de 1a Reserva Federal tomca.nas en el asumo, pco­bab!emenre justo a tiempo para impedir que se repitiera la expansi de 1920. La Jun­ta formulplicamente el siguiente principio: ~El momento, la manera, el carácter y el volumen de inversiones de mercado abierto compradas por loo b-ancos de la Reser­va Federal deberán regirse principalmeme por el crirerio del serYicio al comercio y a la empresa y las consecuencias de esas compr.lS o vencas para la situaci general del cré­dito~. fatc principio es de.liberadamenre vago, pero prescribe al menos que no deben comprarse tirulos meramente para aumentar los beneficios de los bancos de la ~er­va Federal. Sin embargo, más importante que esta 31m:racca declaraci de intenciones fue el nombramiento de un gcomité de responsables de los wncos de la Reserva Fede­ral encargado de los problemas y las operaciones de mercado abierto bajo la supervi­si general de la Junta\". Podem.os decir que fue en ese momento cuando la Junta de la Reserva Federal hizo el descubrimiento empírico de que el mécodo londinense de recurrir a la política de descuento para gestionar el sistema monetario nacional no era suficiente por sí solo para controlar un siscema construido a la manera americana, sino que la política de mercado abierto, al ir jusro a la raíz del problema y afectar dire-cta­menee al volumen de resec-vas de los bancos miembros, era un iastrumeoro más ade­cuado para su tarea. \n", - "Mientras el objetivo de las operaciones de mercado abicrro no fuera ni modificar el equilibrio ex:istenre ni impedir las tendencias de los bancos miembros a alejarse de él, sino proteger el equilibrio e.risrente de las perrurbaciones, este recucso era ideo para este fin. No obstante, cuando se trataba de inducir a los bancos miembros a modificar su escala de operaciones, estaba incvi.rablemenre más expuesto que en Londres, en raz de la naruraleza del sistema americano ya descrit:0, a ser concrarrescado por un mo,·i­miemo de los uanticipos~ en la direcci conttaria. Como los banoos americanos en su conjumo normalmente esrin endeudados con los bancos de la Reserva, es fácil y lico que devuelvan parre de esra deuda si observan que sus saldos en los bancos de la Resec­,·a Federal aumentan por encima de sus necesidades. Y a la inv=a; los tipos de los ban­cos de la Reserva para el redescuento)\" la compra de aceptaciones no son tan prohibiti­vos o incluso punitivos en relaci con los tipos de mercado como para disuadir a los bancos miembros de reponer sus saldos en los wncos de la Reserva cuando obsecYan que están disminu)•endo por debajo de sus necesidades. \n", - "Por esus razones, en los inicios de la politica de mercado abierto, a(gunas autori­dades tendían a dudar de que. a pesar de guc pareciera lo conrcuio, la política no fue­\n", - "-\n", - "\"\"' \n", - ". \n", - ". \n", - "~\n", - "1\n", - "~ \n", - "i· \n", - "C \\f'fTt.:LO 32:. l. EL COStllOL DE LOS I.\\NC0 .5, MIOliH-OS \n", - "ra realmeme de mucha ucilid.id. En nurzo ce 1925, el Dr. Chandlcr escnbi_en el four­r.0/-0{ thc Neiu York N,ational B~nk o{Commerce fo ·;¡g~i~c~-, -•• • , ­\n", - "Como los baocos de 13 R=rn fcdcr:il han ,·endido sus 10-,:csiones, el volu=n de Ledcscucnro. ck los bancos miembro. en el Sistema na rendido 1 aumeoor a, oon.secuen­c,a. Por lo d.: lo. ba.ncos de la R..--serva fe«U of Federal Reserve 192¡;. \n", - "\n", - "Capítulo 33 \n", - "Métodos de gesti nacional. JI. La regulaci de las reservas centrales \n", - "\n", - "E\n", - "n el capítulo anterior nos hemos ocupado de los disrincos mérodos mediance los que un banco ccnccal puede controlar la camidad de reservas de sus bancos miem­bros. Hemos centrado la accnci en la regulaci de la cantidad de \"anticipos\" y de \"inversiones\" del banco central, afirmando que si ésros se conrrolaran eficazmen­cc, también podrían controlusc las cantidades torales de reservas de los bancos miem­bros, resultantes de las cantidades totales de ~oro\". \"anricipos\" e \"in.-ersiones\" del ban­co central mP!os los billeres en manos del plico. En este ca pirulo, dd,emos ocuparnos de una cuesti que podría no haber existido y que quizá no debería existir, a saber, las regulaciones a las que debe somerersc: el propio banco central y dentro de cuyas limica­ciones tiene que desemper sus funciones. \n", - "Podríamos nabersupuesro que en cualquier sistema 0100ecario bien construidlos ban­cos miembros, que actn por separado y sin tener especialmente en cuenta los inteccses generales, se S-Omer.:n a la disciplina del banco cemral y que la discrccionaad del siste­ma es inherente principalmence a su gesti. Tampoco sería de esperar que bs normas de conducta prudente del banco central pudieran estable= adecuadamente -teniendo en cuenta fa inmensa complejidad de sus problemas y su distinto carácter en cada circuns­rancia-por medio de: una ley del Parlamento. Pero por razones histricas -razones que nunca fueron muy buenas}' cuya aplicaci acrualmeme está obsoleta-observamos que en la mayoría de los sistemas monetarios modernos ocurre e.ucrarnence Jo contrario. La ngu'3ci de los bancos miembros noanalmcncc es algo indefinida, miemra.s que la del banco central es mur precisa: es decir, mil}· precisa en un detalle, cual es la relaci entre uno de sus pasivos, l saber, su ::misi de biUeres, y uno de sus ac-os. a saber, su oro. \n", - "Esta regulaci, cuyo carácrer examinaremos dec.lladarneore en seguida, se debe a dos factores. El primero es hiscco. En los inicios del dinero rcpresenraávo, ese dine­\n", - "l;\\ C:ES.TIÓ~ DEl Ol:SEao \n", - "co adopcp,incipalmcnc \n", - "(poru:nP.je) (porantc1pt) \n", - "Auscnlia 25 \n", - "Bélgica 30 JO \n", - "Dinamarca 30 \n", - "Fr:incia 35 35 \n", - "Atcmama 41)! \n", - "Holanda y Java 40 40 \n", - "f'olonia 30 30 \n", - "Sudifri..a -40 40 \n", - "Espa 37J \n", - "Suiza 4-0 \n", - "E.sta:dos Unidos 43• .35 \n", - "Uruguay 40 \n", - "\n", - "de \"rmisi fiduciaria fija~-el mínimo irreducible de emisi de biUeces. Pecm,ce que la entrada de oro nue,·o produzca uo aumenro desproporcionado de la posici del crédim3 , a menos que el banco cencral sea más prudente de lo que exige la ley, mieorras que si es posible confiar en la prudencia dd banco ccnrral, la propia ley es innecesaria y probablemence un obstáculo. Y, por timo, eo las emergencias y en los momcnros difíciles, en los que Las reservas de oro están disminuytndo, exi­ge una reducci tan drástica del dinero en proporci a la pérd•da de oro que es e.ic=i,·amemc peligrosa. De hecho, un país que tenga el sistema porcentual no~ libre de la aparici de graves desdenes monct:icios, a menos que mantenga nor­malmente UD3S reservas muy superio= al mínimo prescriro -a Acario igual • 30 determi=da cifra. [.¡ 1Si las reservas porcentuales va:c:S la cantidad de nuevo 0<0. \n", - "lJ. CEST?~~ DEL 01:,;:EkO \n", - "influir en la polí~ca-del banco. Es, pucs,-~iu -at'cf.-f~e d:sef.icia que en el momento en el que se restableciel patr oro, en d cual la mayoría de las leyes monetarias CS.'aban .obre d tapete, esrc sistema iuera lo moderno y respetable. \n", - "d} El cuano mecodo, que -seg bs definiciones dd capírulo l (volumen 1, p:í,g. 28}­equivale a la gesci de las resecvas, pero no, en cénninos generales, a un patr de cambio, es una variame dd tercero y consiste en que codas o parre de las reser­,-as porceoruales exigidas para hacer frcme a la emisi de billetes pueden cen.cr­se, no en oro real, swo en letras o en efcccivo en alg banco excranjero. La adop­cin de este mécodo, que es !iabirual en los países que han rcscablecido el patr oro con la ayuda del Corru~ Financiero de la Llga de Nacionc$, es acorde con las recomendaciones de [a Concferencia de Génova de 1922 y se ha hecho en muchos casos bajo su influencia. \n", - "Los países que -seg la ley-cienen derecho a ceoer todassus reservas en sal­dos )' letras extranjeros son ios siguientes: Albania, Austria, Chile, Checoslova­quia, Danzig, Ecuador, Egipto, Esrnnia, Grecia, Hungría, Italia, Lcronia, Pery Rusia; algunos otros países -Bélgica, Colombia, Dinaman:a, Alemania, Polonia, Espacia y Urnguay-pueden mantener, como hemos visco anees, una p,oporcil de sus reservas en d,visas como alcemativa al oro. \n", - "Esce método tiene la enorme vcnraja de economizar oro, si bien reniendo en cuenta las consideraciones que analiz.amos en d capitulo 21, pero como medio para r~arel •·olumen de biUeres o de dinero bancario es susc,eprible en otros aspcccos de las mismas objeciones que el método wporcenruaJ•. El ahorro de oro es, además, opcional, y existe el peligro de que las consideraciones de la moda y el prestigio -pues Italia es la ica gran potencia que ha adoptado este mécod<>-lle,-cn a algu­nos países de la lista amerior a no ejercer su opci, sino a cener oro real. Por ejem­plo, a finales de 1929 el Banco Nacional Auscriaco tenía en oro alrededor de dos quintos de sus reservas legales, el Banco de lcalia tenía más de la mitad, el Banco Nacional Checoslovaco tenía alrededor de dos quimos, d Banco de Polonia tres ,:=· cuartos y el Banco :iciooal de Hungría casi roda. , ­\n", - "Dos países de primer orden -Francia y Jap-tienen acrnalrnence una gran \" panc de su exceso d.e reservas en letras y saldos extranjeros. En el caso de Jap, ésca es una práctica que viene de. lejos )' que se remonta a la época anterior a la 1 .. guerra. Pero en el caso de Francia probablemente sea una casualidad -un vesci-_:l . .:\" g.io de la transici al oro-que no podtmos saber sis, mancendrá. La existencia ~.. de suficientes reservas de oro en un futuro cercano depende, de hecho, en gran ­pane de en qué medida decida Francia coave,rrir sus reservas en forma de saldos _::.~ extranjeros en reservas en forma de oro real. ·i \n", - "El resultado de esros distintos mécodos es que condicionan la liberaci de una par--~I d,los,_,.do nn b,~o~.-.1, ~ d;..W,,ci (y m ,1 = del ml,odo \"po<· \n", - "J \n", - "C .~liTULO 33: ti. LA ltEGULACIO!< DE LAS aE.SElV~S CENT!Alt:5 \n", - "cenrual\", -a una comid,erable disminuci),.del,volumen d~ biJ.lei;__éS que cicculan dentro dd país. Pero como a.crualmeme los biUetes se utilizan principalmente para pagar los salarios y para real.izar _peque.6s g-,mos, su volumen depende del nivel de salarios y del volumen de empleo. Como es evidente que el nivel de salarios n.o puede reducirse rápi­damente y es probable qu.e so disminuya como consecuencia del paro, la emisi de billetes no puede reducir'Se rápidamente si no es redudendo el empleo. Ade¡nás, una reducci de la emisi normal de billetes de un 10 por ci.ento sería una medida muy violenta; aun a:J, con eJ método \"porceoma!w, incluso esa reducci so líbemría una cantidad de oro igual -a un 3 por ciento de la emisi de billetes del Banco. \n", - "Así pues, las cesen'aS de oro de un banc;o cerural están divididas, de hecho, en dos par­res: sus~mínimas legales, que a decros prácticoo están inmovilizadas y no tienen n­guua utilidad ni pueden ser tenidas en cuer!ra en sus cálculos por un banco e~e 24 108 59 35 \n", - "Estados Unidos• 25 311 233 43 \n", - "Francia 19 222 26 10 \n", - "Alemania 15 63 60 49 \n", - "Espa' 20 55 32 37 \n", - "Holand.a' 22 14 22. 6l \n", - "Java 20 6 9 60 \n", - "Suecia 20 10 3 .13 \n", - "Sud5Erica Septiembre 28 6 2 25 \n", - "795 «6 36 \n", - "\n", - "f Excluidos los cericado, cambio es de 30pesetas por líbra_ les, res,a!,leciondo asj la pro­deo.ro. [81 Desdo ccscrw.s lega­\n", - "L A G HTJON DEL Dt:SEB.O \n", - "-•.-•• F.'slri1?...;·nc ~ des& luego, una lista completa, pero conácne los países que poseen a!~dedor de eres cuartas parres de las reservas de oro del mundo. Muescra que casi dos ~ccios Jcl oro monetario mw1dial está.n lruno,·ilizados y no pueden u.iliz.arse ni para satisfacer las necesidades reales de los bancos centrales oí para disipar sus cemores. Los efectos de ia nueva ley monct:aria francesa desracan especialmence. \n", - "ll. LOS PRINCIPIOS CORRECTOS DE LA REGULAClÓN \n", - "Creo que en cualquier país civilizado actual que u~nga un g-0bieroo responsable y un poderoso banco cen~ria mucho mejor dejar la gesti de las reservas del banco cenm1I a su propio criterio sin cortapisas que inrem-ar establecer por ley qué debe hacer \n", - "o dentro de q_ué límires debe actuar. De lo que la ley --o, a falca de u.na ley, la fuerza de urui -onvenci vinculante-debe ocupa= es de regular las reservas de los bancos miem­bros, con el fin de garantizar que la decisi sobre el ,•olumen rora! de :linero bancario existente está centralizada en manos de un gano cuya obligaci es acruar basándose en consideraciones relacionadas con los beneficios sociales y econicos generales y no con los beneficios pecuniarios. Es probable. además, qu.e La fijaci de unas reservas obli­gatorias pua los bancos miembros sea eficaz en el sentido de: que las reservas efectivas se aproximaran a ellas, ya que en cualqu.ier sistema bien di;:;edo los bancos miembros tienen servicios de emergencia que les presra el banco central; mientras que un banco central que no tiene suvicios a los que recurrir debe mantener un exceso de reservas con respecto a sus reservas obligarorias para hacer frente a las conringenc1as. Las reservas obligatorias de l<>S bancos miembros cambién permiten obligarlos a contribuir a los gas­ms de mancenimienco de las reservas cencrales. Pero las -reservas obligatorias del banco central inmo,iliz.an meramente recursos donde no tienen utilidad y en la práccica la ver­dadera fuerza de un banco cerural depende coralmeme de su canridad de exceso de reser­vas. Por lo canco, tenemos la paradoja de que cuanto má.~ cscricra. r conservadoramenre presccibc la ley las resavas de oro de un banco central, más ¡j¿bil es y más expuesto está a las desastrosas pcrrurbaciones que se producen c-ada vez que sopla el viento . .La sirua­ci de un banco central que fuera obligado a cener el 100 por cien de sus activos en oro no sería mucho mejor que la de u110 que no cuviera ninguna reserva. \n", - "Pero aunque se admitiera el principio de unas reservas porcentuales o de un máxi­mo fiduciario, sería mejor aplicarlo al dinero que rienen los bancos miembros en d ban­co cenuaJ que a la ca.nridad de billetes en manos del plico, pues en el supuesto caso de que surgiera una inflaci, !a emisin de biUeccs es acrualmcnre el ,iltimo feneno en el tiempo en d que se manifiesta el desorden que e..xiste en el sistema. econico. lmen· car manrener la saluc! monetaria regulando el volumen de emisi de bílleccs es como intentar mantener la salud física ordenando una opecaci o una ampuraci drástica después de que la afecci ha seguido su curso y ha comenzado la gangrena, pues, en \n", - "CArfTIJLO JJ· 11. LA llEGU'LACtON 0E LAS a..UEil\\._\\S CE\"S!l~LE.S \n", - "técminosienerales'.:la·emisi de billetes no aurnem:aci-por razones que no sean u¡¡~ aumemo del volumen de empleo-hasra que las influencias inflacionistas hayan tenido tiempo de elevar los niveles monetarios de: remuncraá de los factores de: produccin, que, una vez q:ie suban, será di.iíál bajarlos de nuevo sin efectos pcrjudiáales. \n", - "Croo, pues, que so nay dos aspectos en los que la le>· puede ser de alguna utilidad para limitar la discrecionalidad del banco central. En un mundo precario, puede ser pru• deme apartar delibeeradamencc una cierta camidad de oro que no se piense uálizar en ár­cunSG.Ocias normales y que se rcng;¡ como =rva para hac.cc frcnre a grandes emergen­cias. Las rescn.-as de oro de un pajs dcberian dividiae, pues, en dos partes, una de las cuales es, por así deciclo, 1m fondo destinado a un fin especial y b otra es p:ira sacisfuca conrin­gencias y flucruaciones normales. Pero no hay razn alguna por la que la primera parte tenga que guardar una relaci cscricr.a con el volumen de billetes o con el volumen de dinero bancario. En ese caso, la ley podría exigir raronab!emcme que las resc:cvas de oro no cayeran por dtbajo de una cifra mfnima cscablocida, que en la mayoria de los casos deberia ser, desde luego, mucho menor que las rest.rvas obligatorias actuales. \n", - "En segundo lugar, podría ser de ayuda para !a confianza psicolica y también sería al menos una salvaguardia dilatoria en las emergencias fijar por ley, como en La antigua Ley franceu, un máximo que la emi,i de billeces no deberia sobrepasar: Como no bay raz alguna por la que la emisi de billcres sufra cambios repentinos o bruscos, bas­\n", - "taría con que el máximo fu:ra supecior en un margen holgado, pero no excesivo, a la circulaci prevs.sca en las épocas en las que la actividad econica se encuentra en su max.imo cs1acional. \n", - "Si la ley fijan una cifra absoluci mínima para las reservas de oro ). una cifra abso­lura máxima para la circulaci de billercs y ambas cifras se revisaran razonablcmeme de vez en cuando r se eligieran de tal forma que el banco cenrral gozara de un alto gra­do de discrccionalidad en sus operaciones diarias y anuales, no creo que exista ninguna otra salvaguardia que ;,or mucho que se pretenda que se establece en aras de l.l pru­dencia-no baga sino que el sistema monetario del país sea más, no menos, precario y obligue a voces al banco cen.cral a tomar medidas que son en su opini poco prudentes y posiblemente peligrosas. \n", - "Ha>• otra cuesti propiamenre jurídica que puede mencionarse a esre respecto, a r.aber, la forma del ef-ectivo en circulaci que no es dinero bancatio. Acru;ilmeare, cxis­re basamc unanimidad sobre qué es lo mejor. En primer lugar, dado el nesgo de que haya escasez de oco monetario, de monedas de oro o de su equivalente en fonna de ccr• tificados de oro, no debería penmtirse, desde luego, que circularan y deberían renerse i.:amcnrc con el fin de saldar deudas internacionales. En segundo lugar, so debería habeer un.a fonna de billetes, que debeerfa ser gestionada por el banco central, cbminán­dose los pagaréc<; di'! Tesoro y los billetes de bancos privados. \n", - "El mundo está aproximándose rzpidamcnrc a csre estado de cosas. Slo hay dos paí­ses en los que es deseable introducir reformas. En los Esudos Urudos, sigue circulando LA crsno:< DEL DINEltO \n", - "roda una variedad de billcces, incluidos los cectificacfos de oro, e incluso mnaeis~oro.. ~ria un buen ejemplo para el resto del mundo que los bill= de l.os banoos de la Reser­va Federal sustiru,·eran a codos los demás tipos de efecrirn. En Fancu, la ley prevé la posi. ble ceincroducci de las monedas de oro en la circulaci acriva y existe el cemor bien fundado de que en algun05 paÍSlS e.-cista la intenci de apcovecha r esra disposici más adel.mre. Si eso fuera cierro seria, en si mismo y como ejemplo, una verdadera desgraci.i. \n", - "Al ma.rgcn de lo que dicta la ley, ¿en qué principios generales debe basarse un ban­co cemral para decidir la camidad que debe tenér d.: resers-:is disponibles~ ¿Cuat .:s d objetivo de unas reservas de oco? En parte, ceoer unos recursos liquit.los pa.ra haar fren­ce a los casos de máxima ernccgencia -pa.ra e~o, rcndriamos nuestro m[nimo fijo; en pacrc por razones puramente psicolicas, para dac confianza-s-i bien es fácil exage­rar csre objetivo, t-a qu.e la opini plica siempre está conrema con aquello a lo que está acostumbrada; por ejemplo, antes de la guerra las pequesimas reservas del Ban~o de Inglaterra fomencabao ramo la confianz.a como las enormes .reservas del Banco de Francia, por lo que acosrumbrar al plico a esperar que siempre haya una gr.in canti­dad de reservas disponibles es, de hecho, una fueme de debilidad; pero principalmente para hacer frente a las fluccuacioncs a corro plazo del saldo de endeudamiento interna­cional o, como se llamaba anres, sangria externa. \n", - "Son, pues, los criterios que determinan la canad que debe tenerse para hacer fren­te a la sangria exre.ma de los que debemos ocupamos. A largo pla-zo, el banco central so puede corregir, por supuesro, un saldo negativo de endeudamiento internacio­nal comando medidas para intluic en el volumen de présramos exteriores y en el saldo de la balanza exterior; siguiendo las lineas analizadas en él capítulo 21. Pero esas med¡­das, a menos que sean excesi\"amerne drásricas, tardan en surtir efecto. Además, a menu­do har un saldo negativo temporal por razones estacionales o por otras cazones pasaje-­ras, que se corrige so con el tiempo y paca el que deben tomarse medidas sin alterar los factores econicos fundamencales. Por timo -si se quiere que sirvan de algo los proyectos para la regulaci supranacional de la siruaci monetaria-hay veces en las que es de interés g~1eral liberar oro y reducir las reser;as por debajo de la cifra anrerior; \n", - "Por lo canto, un banco central, para decidir su nivel normal de resen·as disponi­bles, debe considerar la máxima cantidad probable de a) Jlucruaciones tepentinas del saldo de endeudamiento internacional que pueden producirse anees ele que haya tiempo de poner en iuncionamiemo ceras salvaguardias y b) las flucruaciom:s temporaks freo· ce a las que debería ser innecesario realizar reajustes fundamentales. No es probable qu~ ninguna de estas dos cosas renga una relaci estable con el volumen de dinero exisren­re den e.ro del país, que depecde en parre de la reoca nacional y, en parre, de tos hábiros nacionales. Soo determinadas, más bieo, por la magnimd y la \\\"ariabil.idad de los ne­gocios inrernaciooates del ~ís procedenres dt su actividad comctcial, inversora y finan­CJera. \n", - "CAPITULO 33, 11. LA UGULACIOS DE US ltESUVAS C~~'llALES j6? \n", - "Las invcsag,:,.cioncs clás1cas dedicadas a averiguar, siguiendo es= línea:s;.que];a!lti-. _--~~=~ dad de rcsecvas disponibles debe tener un país para hacer frence a LLOa sangría e,acma son las q~ hace veinre as fueron objcro de memorandos de sir Lionel Abrabams, seae-­t2.rio financiero de la Oficina de la India, al que, anee los difíciles problemas técnicos de preservar la estabilidad cambiaria de la rupia, la dura experiencia lo Ueva encontrar la ~rdaden soluci teica. Hizo que se establecieran las reservas del parr.oro, que se mantenían SIERO \n", - "un;-p~e del nuevo di~e'.i:~ si: g-.sri -se-pr~.~irecta o indirectamente, enel extranjero y, por lo tanro, hace que d banco central rienda a perder reservas en favor de otros bancos ce:nrales. Pero la cantidad que se transfiere a los clienr~ de otros bancos cc-nrrales depende de la impornrncia relativa que tengan para los consumidores locales los bienes que se come.reían en los mercados imernacioaa­les, del grado en que los aranceles mrerfieran en la igualaci del nivel de precios interior y exrranjero y de qu.e nuestro país sea o no un centro financiero interna• cional de referencia. Algunos bancos centrales pueden tener un considerable mar­~ a cono pfazo para tornar medidas independientes; orros, como el Banco de Inglacecra, mucho menos. \n", - "nt) Entre los bancos centrales c.-xisce una especie de competencia que ·pudimos dejar de lado cuando analizamos los bancos miembros. Exisce, desde luego, una inten­sa comperencia de disrinros cipos entre los bancos miembros paca atraer y rete­ner a Los depositantes. Peco ésta ~al menos en Gran Breta-no consiste, por regla general, en ofrecer tipos de interés competim·os a los que prestan o piden pre:..ado. Generalmence, exisre un acuerdo o e1m:ndimi~nto entre los banoos sobre el cipo de interés que ofrecen por cada tipo de depito o que cobran por cada tipo de préstamos que conceden. Indudablemenre, hay un margen de puja com­petitiva o de reducci de los precios para atraer o retener a dececminados clien­tes, generalmente sub rosa y que no se revela a otros clientes del banco. Pero no exisre una competencia abi:rta enrrc los ripos de interés que anuncian, por una excelente raz: como no cuesca nada transferir fondos de un banco a ocro, este cipo de competencia pod producir un efecto devasrador en los ~ncficios de los bancos en general. Si no fuera porque convencionalmente no se-uriliza este tipo de comperencia, un banco que obscr,ara que está perdiendo reservas po­d uatar de proteger su posici pujando por la rraasferencia de depi1os de ahorro de orcos bancos o induáendo a sus propio; clientes prestatarios a recurrir a orros ban.cos cobrando por tos préstamo; unos cipos de interés relativamente altos ( de hecho, esro cimo se hace a ~·eces}. \n", - "Pero aunque eso se haga enue los bancos miembros de un sistema nacional, la prác­tica de anunciar tipos de interés compecitivos o disuasorios para atraer a 105 depositan• res o IY.1JC3 inducir a los prestatarios a no recurrir a su propio sistema bancario nacional, sino a otros sistemas, es frecuente entre los bancos cenrrales y es uno de los objetivos de la política del cipo bancada. Los cambios de los ripos lnncarios relativos de los dife­rentes sistemas n.1.cionales no inducirán, desde luego, iácilmenre a los diferentes sistemas nacionales a mover a la inmensa mayoría de los deposirames o los prestatados ordina· rios que pertenecen a cualquiera de los dos sistemas, pues no tienen posibilidades de transferir sus negocios bancarios a corto plazo de un país a otro. Pero hay una impor· ranrc franja de negocios financieros internacionales que pueden fluir fácilmeme de un \n", - "_f \n", - "·~ \n", - ".-;;. . \n", - "·-·:e\n", - "-~l \n", - "f<\n", - "' • \n", - "---: \n", - "e~( \n", - ".-t1 \n", - ".,lt \n", - "tl \n", - "·· ~i \n", - "-~ \n", - "-~ \n", - "-\n", - "¡-.. ~ \n", - "CAP'fTULO ;.-:. L LAS R.'El.A.CIO?liES CN'i'RE. i.OS SANCOS CEST iH,L E.:. \n", - "j ]j \n", - "lugar a otco_-:;n, fundl de los,_¡jpos-~:ru:.-ire:s. ~e l<;i,5!;Ulto, hay aquí un con jumo iluc­ruarue de derechos. sobre reservas imecnacionálc:. por d que ct1alq uier banco .:en.l pue­de pujar cu.1ndo esci perdiendo demasiadas resccrv.rs. Pororra parte, har algunos obs­táculos y gasros para transferir incluso esre conjuruo de dered10, de un cenero incemaciorud a ocro -miencras que no ocucre así. en d caso de las .cransferencias ~nrre bancos miem­bros-que impiden que el movimiemo internacional ­ªThe Th.eory oi Symbol!.srn•, esfucaos para reinttod>,cir a roda r:o,níque, julio de 1929 .• r no también c,piwlo XL Li siguim-­cos12 una moneda de oro\" (op, es de <1tcnibr que la introduc­te profecía. escrita por d DL dt., pig, 172). ci de \"513 = cmridad en Jones e:n 1.917, ¡,odría conside• í~l La.s resecvas de oro y ¡,lata. la circulac.i activa produjera. ca=~un é,,~ puad mero-de! Imperio persa s., han esnma-un ef=ocaci.;uiro ea d mv-el \n", - "~,: \n", - ": -t \n", - "1 ,,., \n", - "CAtfTULO JS, 11. El 1ATkOS' 0 20 \n", - "Pizarro los de los incas}. Pero en esta ocasion la guerra concentrel oro en las cajas fucs d,: los bancas cenuales y esros bancos no lo han liberado. Así pues, en casi codo el mundo el oro se ha rerirado de la circulaci. Ya no pasa de mano en mano )' las codiciosas manos de los hombres no pueden sentir el racto del mera!. Los peques dioses domésticos que habiraban en los monederos, las medias y las cajas de lara han sido engullidos en cada país por una ica imagen dorada que \\'¡\\•e bajo tierra y que no se ve. El oro no se verba vuelro de nuevo a la tierra. Pero cuando los dío.~es ya no se ven en wia panoplia amarilla marchando sobre la tierra, comenzamos a racionali­zarlos; y no falca mucho paca qu.e no quede nada. \n", - "Así pues, la larga era del dinero mercancía ha dejado paso finalmente a la era del dine­ro representativo. El oro ha dejado de ser una moneda, un tesoro, un decc:cho tangible sobre la riqueza, cuyo valor no puede escucrirsc enrce las manos del individuo mientras ése.as agarren la sustancia marerial. Se ha convertido en una cosa mucho más abstracta, simple-­mente en un parr de valor; y so conserva su estarus nominal pasando de vez en .:uan­do en P'!(lues caoridades de unos bancos centrales a otros, cuando uno de etlos ha esra­do inflando o desinflando su dinero representativo dirigido en un grado dilcrente al que convenía a la conducta de sus vecinos. Incluso d hábiro de pasar oro de unos bancos ccn­uates a orros, que ocasiona innecesarios gastos de transporte, está comenzando a sef anti­~uado, y hor lo más moderno, llamado ~consignaci\",consi= en cambiar !a propiedad sin cambiar la localiz.aci•. No está lejos el día en que los bancos cenrrales comiencen a lleg;u a acuerdos que permitan, sin llegar nunca a cenunáac formalmente a la regla del oro, que la cantidad de metal encerrada realmente en sus cajas fuertes llegue por medio de un cípo de alquimia moderna a significar lo que quieran y a cener el valor que elijan. Así. e~ oro, insc:aJado oinalmence en elcie!o con su consorte la placa, como d Sol y la Lurui, des­pojado primero de sus arribuco; sagrados y llegado a la tierra como un autrata, podria descender a continuaci a la sobria condici de rey constitucional con un gabinete de bancos; y podría no llegar nunca a ser neccs:uio proclamar una replica. Pero ao no hemos Uegado a esa fase; la evoluci podría mur bien ir en So l. can­do dd mu, ya q~ el b,irco que d l,pu.so a cruzar el He!tsponro rulad. de oro que cna6en Espa la importab;\\ijv,~1'3'.l~.-f/JA\"ol.i,/F·~líl:--a•\"~-;¡¡;t¡,1::~¡i;t?;i .'~b~,Íd'•/il/H.! .'./OOlj'II~ \n", - "f¡W .~:,;~,,'..,~~.J',J,;•l c'it1 ~ -\\•, ,, v,; 1,V,~:'~lt,~ ,, t ,ff~'WM1rt~l\\,¡4'\"1~1~l~( ~,,.v,i;rf1,~:1• ,11, ~·U1 '~~·~~'Mm~ .1Y-1~+.tt ;a 7,,1.t'i)J;f.~Y~-· !f,1;.. 1\\;V~WH\"i(,.,1~~1~tt•:.11l'jr~ ·;,¡ftlv~u.-~f'{' f¡!JJ1'T~• ·,11ll \n", - "U11id11rl: 111il/011éS de /i/m,s cstarli1111s a SS G1,,/i11,s /JOr 0 11in de oro d, lry \n", - "1919 1920 1921 Jl/22 1923 1924 1925 1!/U, 1927 1928 ··-­\n", - "l. PR001JCCIÓN \n", - "Tl'nnsvtrnl 35,4 J4,7 J4,5 29,8 3 8,9 40,7 40,8 ,12,J 43,0 4~.o \n", - "1;.1nclOG U11idm Cn,1ndií 12,4 3,3 '10,5 3,3 10,3 3,9 9,7 5,4 10,11 S,2 'º•'' 6,S 9,~ 7, 2U,0 21), 1 \n", - "l'roducci11 11111ndinl rocul 75,0 G9,0 Gij,O 65,5 75,S 81,0 81,0 ~2.0 82,.S IM,U \n", - "11 . CONSUMO \n", - "Arl'cs l11d11srci:1 le,1• u,o 22,0 15,0 l7,0 17,0 1.6,0 15,0 ir.,o 15,0 '15,0 \n", - "lc1di,1\" 27,9 :1,5 0,7 26,6 20,l )2¡'1 28,0 16,1 ls.1 1H,(J \n", - "Chlun y E¡¡ipro 11 ,5 -3,0 -2,2 ·1,2 l ,S 0,2 1,3 -0,4 U,4 0,5 \n", - "<.:ontu111ído el\\ lns arres \n", - "y Orlcnra 62,4 22,S 13,S 44,8 38,6 68,G . 4, 7 31,7 30,S 3J,5 \n", - "Snldo cfo11 iblr pnr:i diurro 12,G 46,S S4,S 20,7 36,9 12,'l 3{,,J S0,3 52,0 SO,.\\ \n", - "Oícr1.1 mu11cl inl 10ml ?5,0 6!1,0 68,0 6S,S 75,5 81,0 81,0 82,0 82,S 84,0 \n", - "\n", - "111. E•.XISTENCl1\\S MUND!i\\1.1\":.S Ot:: í>INt;nO eN ORO• \n", - "E11 ninnos de buucos rc,nru lcs y ¡¡uhic,•1111s \n", - "í: \n", - "~\n", - "de ~unrn11cu pnlsr• l,7l6 l ,7b9 1.837 1.832 1.888 1.960 2.Q55 E,1 o:rn11 pn,-rci (im:luido ,.. ~ \n", - "todo el oro e11 ,ire;ulnei6n) 32? 3 11 256 2!17 292 272 227 o \n", - "..,\n", - "1 .,,\n", - "·n,rnl 1.922 J.%8 2.023 2.043 1..080 2.093 2.129 2.180 2.232 2.2~2 \"U1,,1ro¡,.1 '1 A,11E:fiu, \n", - "M \n", - "~\n", - "• H~SlV el ) 1 Jt mt1rto sigl1ie-1ué. \n", - "N \n", - "' JI d~ 1.hrit!mlm: de e11Jn l\"lílo. :,._,\n", - ",. \n", - "o \n", - "t. \n", - "\" e '\" <» \n", - "El ico aspeeto ~n el-que po2 153 146 \n", - "Alemania 184 57 54 92 134 112 \n", - "J:1p 17 1J 72 Ul 111 109 \n", - "Espa 19 19 97 103 102 102 \n", - "Argentina 59 53 69 109 125 91 \n", - "Italia 55 55 41 49 55 56 \n", - "Países Sajos 13 12 53 33 36 37 \n", - "Bélgica 16 12 11 20 26 34 \n", - "Rusia 211 162 20 19 31 \n", - "Suiza 9 7 10 20 21 24 \n", - "Australia 15 4 24 2:2 u 18 \n", - "Po!orua u 14 16 \n", - "Ja,a 2 z 14 lj 14 14 \n", - "Su~ 6 6 15 lJ 13 n \n", - "Austria y Hungría. 52 52 9 9 12 11 \n", - "Dinamar.:a 4 4 13 10 9 10 \n", - "Sudáfrica 8 8 7 8 8 8 \n", - "Checoslovaquia 6 7 8 \n", - "Noruega 2 2 8 8 8 7 \n", - "0:ros países 61 56 65 103 105 85 \n", - "Toral 1.579 965 1.355 1.929 2.022 2..078 \n", - "\n", - "La estimacin más habirual de la Tasa de desauollo econico mundial gene­ral es de un .3 por ciento al ao; creo que fue el profes:or Cassel el qne se atu­ysta escimacl. Si esa escimaci es cierto aprO>,,'ÍmadamenTé, la nueva afer­\n", - "tado las existeocia.s mundiales de millones de libras y se tarda seis • •mente la Yidz de las minas oro aluvial, bay un \"\"'°\"\"\"\" ~tar­o siete as en excavada anres existenres. Poc [o caaw~ es po5'i• do rem¡,oral cnrrc d d= bri­de que -:oroic.:ice a producir. ble hacer predicciones con una miemo de nue~as hle!!I\"5 y las Además, sería oea:sario un gr.m cioor.a p.rocÍ$Ícia con cina, e mdu­\n", - "existCDcia.s n,ak:s; arr., mina mo­cambio de loscosres de produc­.., di<2 aiíos de aorelaci. derna~ el Ranrl.cu.esta casi 2 cioo para prolongar sigalfrca,i· (BI En e1 casod: la producci ck \n", - "l.~ c::snON OE.L 04~ERO \n", - "ta de oro no será suficicmc, suponiendo que no cambien las pcác.icas moc.et3.-_ s, para mamcner d nivd de precios y éscos ccnderio a descender a largo pla­\n", - "20 un 1 porciemo (acumulacivo) al .a. Pero. en mi opini, no necesitamos con­cedec tan c:i importancia a eso como al hecho de que más del 90 por cíe mo del oro monetario mundial está actualmente en manos de los bancos cemrales y de los gobiernos )' que la d¡srribuci de esta cantidad emce los difer:ences p.afse:s es \n", - "excesi~amcme ir:regul.ar y no guarda una proporci coosc.anrecon su volumen de :icti,idades econios, como muestra !.a tabla anccrior•. \n", - "La distribuci porcenrual cid oro entre los principales países al final ele cada a fue la siguiente: \n", - "Ptm 1913a) 191Jb) 1919 1917 1928 1919 \n", - "R-eino Unido 9,5 3,6 8,9 7,9 7,6 7,0 francia 19,5 14,S 10,.í 10,.2 12,7 16,1 Alemania 11,7 5,9 4,0 4,8 6,6 5,4 Esudo, Unidos 24,8 27,6 38,4 42,4 38,0 38,5 Argentina 3,7 5,5 5,1 5,7 6, 2 4,4 Jap 1,1 1,3 5,3 5,8 jl5 5,2 Ocros países 29,7 41,6 27,8 1..3,2 23,4 23,3 \n", - "J91.3.:z]: Oroen tos bant\"O:S 7 ea louesoros y en a.c--Jion.. \n", - "1913~/: Oroen los l>uic<,s oc,,tr.Jes y ce los t\"'-\"\"<. \n", - "f.sras tablas muestran que más de la micad del oro monetario total que hay en el. mundo está en los E.sc.ados Unidos y en Francia. Además, dura me los ci­mos eres as y_medio so Francia ha absorbido una cantidad co11Sidera­b!emenre mayor que todo d nuevo oro monerario. En cambio, duranre seis as y medio (es decir, desde didembre de 1923) tas ccnencias de oro de los Estados Unidos y de Gran Breta s.e han mantenido casi esc.acionarias. Si so conside­ramos el futuro cercano, por ejemplo, los primos cinco as, es evide-ncc que \n", - "ma«erias primu y el .-otlimen de alcecledor de. un 1 por cienro. St­m~nte !as que son más relevan­\n", - "com-cr<::fo que figU!3 en las esta• guramc:nt:e no es razonable .sos­tes para la demanda do dfoero. \n", - "Jí51:[cas, p.uece mis o m.cnos ttncr que el ~Imedio de .-id;, 19] lkl E«>rromist, 15 de febr,,­\n", - "cierra. Pero po· de \n", - "inmensam.en~ mayoc de actiri­a una ca,._ acumul.a.da del 2 por or.ras fuentes. \n", - "datks no registradas.. La pobla­cicnro. Por-ouaparte, S011 las \"\"° \n", - "ci mundial está aumentando tividadcs registradas esradísciaa­\n", - "~ . \n", - "~\n", - "1 \n", - "-\n", - "' \n", - ".\n", - "1\n", - "--~ \n", - "CAPITULO ,5: [l. EL PAT1l0X ORO \n", - "el factor decisivo probableamue será la política de los bancos cencrales de aumen­\n", - "tar o de reducir sus propias reservas. El nuevo oro sera suficiente o no depen­\n", - "diendo de las decisiones que tornen las instituciones centrales de los Estados Uni­\n", - "dos y de Francia. \n", - "o atribuyo, sin embargo, una importancia decisiva a las predicciones esta­dísticas, cualquiera que sea el sentido en el que vayan. Lis fluctu3ciones más desasrrosas de los precios que se han registrado en la época moderna ban sido la.s que han estado relacionadas con inflaciones y deflaciones de beneficios (o de mercancías) y éstas, aunque puedan habe.r esrado relacionadas indirecrameme con las tlucruacion.es de la. oieCTa de oro, han dependido directa meore de! efec­to conjunro que ha producido la polícica de los bancos cenrrales de todo el mun­do considerados en su conjunro en el ripo de interés de mercado en relaci con el cipo natural. La tendencia ascendente o descendente a largo plazo de los ruve­les de precios, en la que la oferta. a largo plaio del metal es más probable que influya que en las \\-ariaciones a cono plazo, incluso con dinero representativo, tiene una irnponancia secundaria para el bienestar econico en comparacin con las inflaciones y las deflaciones de beneficios que caracterizan los períodos a corto y medio plazo. Así pues, el parr oro internacional debe mantenerse o abandonarse en funcin de su capacidad para hacer frente a estas penurbacio­nes, cuesti que analizaré más detalladamente en capírulos posreriores. \n", - "2. Se dice a favor del oro que mantiene a raya a los sistemas moner:acios desorde­nados. u.mita la dis.::recionalidad y las acciones independientes del gobierno o del banco cenrral de cualquier pais que se haya adherido al patr oro intemacion.al. Puede que no sea el sisrema ideal, pero ~oes lo que se dice-mantiene un cier­to nivel de eficiencia y evira las perturbaciones violenr:as y las aberraciones fla­grantes de la política . .Este argumento tiene peso, mientras un país contin adh.erido al pacr oro. Pero la experiencia, muy amplia y en la que prácticamente no hay excepci, muestra que. cuando la$ tensiones son severas, el parr oro es suspendido habi­tualmente. Hay poca evidencia que apoye la idea de que las autoridades en las que no puede confiarse la gestin de un patrn nacional ofrezcan gara.ntias para gestionar un patrn oro inccmacional. De hecho, debe supone.ese más bien lo concrario, pues no puede haber nin­guna pcueba de algo qu.e hasta ilhora nun.c:a se ha probado. Pues un patr nacio­nal no sometería a la economía interna del país a tensiones can violentas como las tensiones a bs que puede somererla el intento de continuar ajustándose a un patr inremacioaal, por lo que la dificul.ad inherente y el sacrificio necesa.rio serán menores en el primer caso que en d :segundo. \n", - "Además. aunque un parr oro internacional sirva para mantener a rara a los países desordenados, también puede impedir que los paiscs ordenados alean­\n", - "LA C!:STlON DEL 01:,,,iEll-0 \n", - "cen el nivel de gesti monera.ria que potlcian 2lcanz2r. Por eso, el-parr oro, como be dicho antes, forma parte del dparaco del conser.-adurismo. El conserva­durismo está siempre más preocupado en prevenir rerrocesos dd progceso alcnn­zado por las insriruciones humanas que en promover a,-ances en aquellos terre­nos preparados par.1 ello, con el riO del ti6mpo en los precios de codo d mundo y ~ rea¡U5ancarias como con..en::ia, creo q_L'c se nabrá da.do '\"' paso muy impactan.re en la esrabil,zacin de los precios(... ]'. En las condi.:iones cxiSterues desde !a gu=~, en las que no h.ay ning libre movimtcmo de oro entre las nacioaes, no cabe esperar que 5ectatlvas: \n", - "El patr oro e.s algo más que la promesa !eg11I de oonvercir la moneda y el aédi­ro de una naci ca oro. El patr oro es, a mi emá?der; \"\" mecanismo que acta como utU es¡,ocie de facwr regulador y nivdador_para mantener alinead~ los nivcks de pre­cios, las condiciones crediticias y la ,,tuaci moncuria de todos los países que perte­necen al grupo que ciene el pacr oro. El P3tt oro es para mi un conjunto de prá.c­ricas, u.o sisrema de procedimienros que nunca han sido formulados ni elaborados consc.ienremeore ni in,·enrados por nadie, sino que soo frnro de la experienci.J de los grandes países come.ciaks dd mundo, en.is que el mero uso c!e oro para liquidar toda dase de obligaciones'. \n", - "11] Repono{Ccmmismr.ers, 1~1 Op. cil., pig-. 378. [4] Op. ,:it., p:ig. 693. ¡,ag. 306. l;] Op. dt., 114 379. \n", - "LA Cf..STIÓS OCL DISE&O \n", - "Es en algunos supuesros-como esto, sobre-10:que debe-5igniÍlcac el p:m oro imer­\n", - "-J \n", - ". Jnacional en los que se basan las acusaciones que se lanlan a veces conrra los Esrados \n", - "A,;\n", - "Unidos o conrra Francia de que han incumplido las regbs del ·1uego del parr oro• cuando en los timos tiempos han decidido ~uir por mo{ivos puramenté locales e imer­\n", - ":t \n", - "nos una política crediticia que h.a arnido una gran cantidad de oro a sus cajas fuertes ·¾ sin pecmirir qoe esca entrada. modificara significaci,·amenre su policic,1. Sin embargo, qui­-t zá sea demasiado esperar que estos países sacrifiquen voluntariamente lo que el!os \n", - "I J1 \n", - "creen qué son sus in~ceses parn seguic una políri.::i ccee ha fijado basándose en un meticuloso cálculo de las necesidades sino en consideraciones relacionadas con la moda >\" la respcrabilidad. N\"ecesícamos u.n dictamen Je los árbiuos de la moda, que no son ocros que los propios bancos centrales (y sus gobiernos) en el que, acruando de com acuerdo t:S(:iblezcan que ahora lasrCSCl}'3.S lega­les pueden fijarse en un nivel más bajo. \n", - "b} Teniendo grandes saldos líquidos en ceneros excran¡eros, es decii; mediante un parr oro dirigido, y csrando dispuesms a p,::rmitir q:ie estos saldos expe­cimencen grandes fluctuaciones. Este recurso se emplea, de hecho, muy a menudo hoy en día. En el cap[rulo 21 (aparrado vl analizamos algunos de sus aspectos. \n", - "e) Org.rnii.ando servicios de sobregiro con otros bancos centrales . .Este rec1:r­so 5f: adoptcuando Gran Breta r-ecornal patr oro, organizándose ser­vicios d~ ese ripo para un período de dos as con el banco J. P..\\lto¡-g;in de\n", - "f Nueva York y con el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Otros paí­ses han organizado los correspondientes servicios en ocasiones pari:,;idas. \n", - "t \n", - "E.sre rc:1:urso siempre está ahí. pero probablemenc,, sea uno de los recursos que los bancos centrales son reacios a utilizar, salvo en ocasiones muy excep­cionales. \n", - "d) \n", - "Llegando a acuerdos entre los bancos cenffales y un banco supranacional para pedir préstamos y prescar. B posible que haya muchas esperanzas dcposira­das en esce recurso. En el ca pirulo 38 voh'eré a esca cuesri. \n", - "\n", - "n) \n", - "La segunda. dasc comprende las formas en que puede influirse en el mercado para regular su volumen de présca.mos o.,eriores netos de acuerdo con 103 deseos y la política dei banco central, a saber: \n", - "\n", - "a) \n", - "Esca claro que la organizaci. esrablecida del mercado de tirulos de un país debería adapcarse a su capacidad normal para reafrzar préstamos exteriores. En las épocas de estabilidad, el proce.so de evoluci craerá consigo esa adap­taci. Pero cuando escan produc,éndose cambios, puede babee un periooo de desajuste. Actualmente, es pos,ible que el mercado londinense de cículos este excesivamente orienta.do hacia las cues1ionteS exteriores, como consecuencia de la experiencia pasada y de las conex-iones entre las grandes casas de emi­si y los hábitos de los grandes inversores profesionales como las compaas de seguros y las sociedades de in\\·ersi, por lo que hay una tendencia a con­ceder e=irns préstamos exreriores en relaci con el saldo accual de la balan­za de pagos de Gca.n Breta. En cambio, en los .Estados Unidos )' especiaJ­menre en Francia, ocurre lo concrario debido en parte a la desafortunada \n", - "\n", - "\n", - "..: \n", - "600 .l~ GCSTIOS DEL -Olt-,;ER.O \n", - "experi.encia que ruvieron anees de la guerra en e-1 :errei:m eictenor y. ~n pane. a una prohibici deliberada de la im·ersi1 ex1erior durante d hundimiem~ del franco. Pues los ruibiros y b o~ruuci desempdian un importante papd -un papel ran grande quizá como los méricos incrfosecos-en la determinaci del sentido de los préstamo$. \n", - "b) Dados fos elevados impucscos dicecros actuales, !a tributaci discrimina10­ria puede afectar considerablememe al :maciivo relativo de los cínilos in -rerio­res y extranjeros. Ésta ha de=npe.'\\adt~ una imporwnte funci en Francia. Tal vez sea necesaria en Gran B_rcraiia para conrrarres::ar la ceodencia de Jo,; bábicos y de la organizaci hacia los tículos excr.111jeros. \n", - "Y quizá también sea necesaria para conrra rresrar orra tendencia. la polí­tica de /aissf:Z {aire en marería de in vei:si excerior significa que el tipo de intecés n.eto cender-.i a ser el mismo en todos los países, aparte del riesgo, ecc. l'oc cons¡guieme, deben combinai:se en todos los países cantidades de trabajo de igual eficiencia con cantidades idénticas de ca piral. De esa forma, ta efi­ciencia marginal del erabajo será la misll'.a en coo.os ellos y, por lo ramo, ram­bién la participaci del trabajo en el pcoducro. Asi pues, si los préstamos son m·i!es internacionalmente y los riesgos son los mismos, los salarios de efi­ciencia deben render a ~r los mismos en codos los· países. De lo comrario, los préstam.os exteriores de un país en el que los salarios de eficiencia sean relari­vamenre altos tenderán a ser mayores que su saldo de la balanza de pagos, lo cual e.xiguá una deflaci de beneficios para preserva e sus reservas de oro has­ta que se produzca una ', al mismo tiempo, el país B tiene saldos en el país A. So se ha mrencado compilar las ~tadisticas de la posici bruca y neca de los préstamos a coao plazo de un pais en el caso de los Estados Unidos. Los resultados publicados por d Depanamenro de Comercio {Ray Hall, Trade lnformarion Bulletin, N.0 698) son tan inscructivos que mere­cen reproducirse (,·éase la. pág. sigui.ence). \n", - "Es evidente que un movtmiento (por ejemplo) de un 10 por ciento de h1 deuda bru­ta del mercado de dinero de Nueva York a e..-«caojeros es algo extraordinario, canco para el que paga corno para el que recibe, y que rcpresencJ una enonne canridad en relaci con cualquier variaci a corto plazo posible del saldo de la b31anza de pagos. Pero si (os movimientos de fondos a cono plazo no pueden concrarrcstar1e mediante una varia­ci de los saldos de la balanza de pagos de los países afectados, esro quiere deoc que el tipo de interés debe fijarse de manera que los movimientos no sean mayores que los que pueden contrarrestarse con movimientos contrarios de ocros fondos a corro plazo \n", - "o de fondos a largo plazo o de oro. Sin embargo, puede muy bien ocurrir que el cipo de interés decerminado por el resulrado de escas fuerzas no sea el tipo timo para ma.nce­ner eJ equilibrio de la economía interior. \n", - "En el caso de Gran Breta, parecen necesarias dos cefurmas. Es esencial disponcc de informaci exacta recogida mensua lmeme de la misma forma que la ametiG1na citada en la página siguiente sobre la magnitud y los movimientos de la posic:t bancaria interna­cional de Londres. Aauahneme, nadie sabe cuánto debe Londres a corco plazo a los extran­jeros, ni en términos necos ni en términos brucos, o si csrá aumentando o disminuyendo esa deuda. Sin embargo, debería se.e imposible q~ el Banco de Inglaterra gestionara efi­ciemememc su polirica del tipo bancario y sus operaciones de mercado abierto sin esca informaci. Es -fralmenrc--como si el director de un banco que tiene sucursales por codo el país gestionara su política y mancn~iera sus reservas sin una fuenrc pcriic;,. de informaci sobre su volumen de depitos o de si o\"\"tán awncntando o disminuyendo. \n", - "LA GES T 10.S DEL DISEltO \n", - "DEBIDO POR \"EXTRANJEROS\" A • A.\\iiERJCA.'S;OS\"\"' \n", - "l><:piros aro«ícaoos co bancos extranjeros \n", - "Pasivos de l.os bancos americanos ¡,o.!cru,; no ,·cocidas libradas por cxuanjcros )' aceptadas por bancos americanos \n", - "Sobregiros de ~anjeros Orcos présumos y anticipos a corro plazo Fondos americanos a corro pla.zo colocados \n", - "en m.:rcados cxuanjcros de dinero \n", - "Fondos r0tales a corro plazo debidos por c,cxranjeros \n", - "31 d~ dicimre 3 1 de diciembre de 1928 de 1929 \n", - "(miles de dares) 198,588 189.740 \n", - "508.822 768.942 2;5.373 202.'48 318.762 265.460 \n", - "24.077 37.357 1.30.5.622 1.483.847 \n", - "DEBIDO A ...F.XTilANJEROS~ POR \"AMERICAKOS~ \n", - "Depitos cnraojeros en bancos americanos Lea-u no vencidas libradas por americ:mos y ae,cpcadas y descontadas fuera Fondos cx=njcros colocados en el mercado americano de aceptaciones Fondos extranjeros colocados en el mercado americano en préscamos de corredores Fondos exrranjeros colocados en el mercado americano en certificados del Tesoro Foodos cxuaojeros colocados en el m«cado americano en ottOS présurnos a corto plazo Acepraciones lib<-3das por cxtranj«os no desconradas en poder de bancos americanos7 \n", - "Varios \n", - "fondos corales a corro plazo dd,idos a urranjeros \n", - "Deuda ntta a corco plazo con cxtranjeros por cuencas bancarias \n", - "31 de diciembre ; l de diciembre de 1928 de 1929 \n", - "(miles dt d~,cs) \n", - "1.580.481 l.6H.858 \n", - "93.356 72.l3S \n", - "564.601 89J.l32 \n", - "332.888 270.627 \n", - "166.319 61.827 \n", - "11.176 8.817 \n", - "99.247 104.938 \n", - "47.152 24.844 \n", - "2.896.110 3.087.281 \n", - "\n", - "1.590.598 l.603.434 \n", - "[6J La sucursal exrranjera ck un ricana de un banco e:xoanjcro st [7] Partida que compensa la banco .i_mcnca.co ¡e consic!e.ra constden. ..iamuicaaa... segund.. de la tabb de las canti­ª cxrranjen~ y la sucursal ame-dades debidas por c:,crraniems. \n", - "C.\\PfTUlO ;,: (JI. EL PIOILl.M ,\\ DE LA AUTONOM(A ~>.CtON~.t \n", - "..La.-scgunda reform3 consisri.--i.a en introducir alg =nismo medianre el cual pudie­ra separarse en alguna mechda el negocio de los depitos internacionales y los medios para conccolarlos del negocio incerioc decivado del comercio y la industria británi­cos. de manera que los c.imbaos de las condiciones ofrecidas con b idea de regular el pri­mero no cu,·ieran por qué afectar coulmen~ a ldS condiciones CXJgidas par:i la concesi de créditos al segundo. Este objerivo plantea un difícil problema técnico. El qédiro es como el agua: aunque puede uciliz.arse para multitud de fines, es en sí mismo algo indi­ferenciado, puede irse por las ranuras y buscar implacablemente su propio nwel en codo el cerrcno, a menos que las distintas pa..-n:s del rerreno se mantmg,an absolutamente est:1n· cas, lo cual apenas es posible en el caso del crédito. Tengo, sin embargo, una sugerencia que hacer que considero de suficienre importancia como para dedic,arlc un ap.a.rrado. \n", - "JI!. LA lMP0RTANOA DE LOS PUNTOS DEL ORO \n", - "Hemos visto que si los cipos de cambio esruvi~an absolutamente fijos, de manera que no c~\"tara nada cambiar la moneda de un país por la moneda de oteo, el tipo de interés siempre sería el mismo en los dos países para los présramos que son de la misma clase y que se crtt que ofrecen la misma sq;uridad. Si~ dieran esa.; ctrcunscancias en wdos los países, cada cambio que experimemarac las coodiciom:s en las que se reciben y se con­ceden préswnos en cualquier país se traduciáa en un cambio del cipo bancario y del tipo de los bonos en codos los países. Es decir, cualquier cifaga de vienro viajaría alrede­dor del mundo sin ninguna resistencia. Si su fuerza se extendiera por una gran zona, serfa, desde luego, menor que si se concenuaca en una zona peque. Si, por el contta­no, la mayoría de los países lev.i.nraran barreras más o menos eficaces para procegersc del viento, cualquier país que siguiera expuesto al viento sufriría una continua inestabi­lidad, a menos que fuera grande en relaci con el resto del mundo. \n", - "Por lo canto, si un país adopta un parr internacional, la cuesti es cuán interna­cional desea que sea, simplemente cuán sensible desea que sea a codos los cambios inter­naciooales. El mecanismo que vamos a examinar ahora riene expresamente por objeto reducir C$ta sensibilidad sin dejar de ajustarse plenamente a, un patr internacional. \n", - "Un préstamo expresado en una moneda no es idéntico a un préstamo expresado en oua, ni siquiera cuando ambas se ajustan en general al mismo patr inremacional, a menos que las monedas sean incer.:.1mbi:ables sin cosce alguno y a una relaci que se. conoce de antemano con segurida,d. Si el cambjo de una moneda por otra tiene gastos \n", - "o las condiciones en J.as que se inrercambian son dudosas, el tipo de interés de los prés­tamos expresados en la primera moneda puede fiucruar dentro de los límites fijados por el coste y el grado ~ dud:1, independientemente del tipo de interés de los préstamos expresados en la segunda. El intervalo-posible entre l~ condiciones en las que puede cambiarse una moneda por orca y las condiciones en bs que puede invertirse el cambio \n", - "LA G E!iTIOr, OEL 01,.ERO\n", - "6o6 \n", - "más urde se: denomina, en e! lenguaje técnico de los mercados de:\"dívisas, discancia-entre­los puntos del oro. Cuanto mayor es la distancia entre los puntos del oro, menos sen­sible a las variaciones exrernas a cono plazo es el volumen de préstamos exreriores de un país. \n", - "Así pues, el grado de separacin de los punros del oro es un faaor vita! en el proble­ma de la gesti de la moneda de un país y debcria ser objeto de una medirada decisin. Sia embargo, hasta ahora no se ha cr.uado como ta! ~ino que se ha regido por influencias, algunas histicas y algunas puramente fortuiras., aunque indudablemente durante largos pcáodos ha habido una especie de superviYencia empírica de [os mis aptos. \n", - "Uno de los medios más eficaces para que Los préstamos exteriores a corto plazo sean insensibles es permitir que exista a1gu_na duda sobre tos futuros ripos de cambio de las monedas . .Éste fue el método que uiztradicionalmente el Banco de Francia durante muchas décadas anees de la guerra. Las monedas de plata de cinco francos seguían siea­do de curso legal y el Banco de Francia no garancizaba que siempre las cambiaría por oro a su paridad legal. Para que el método fuera eficaz no era necesario que la amena­za se cumpliera alguna vez o a menudo; bastaba su mera existencia para dificultar las actividades del arbitra¡isu, a1 cual le interesaban esencialmente la c.crteza y los márge­nes estrechos_ En orros muchos países, además de Francia, solía haber dudas por una u otra roz~ sobre si era posible obtener oro librcmen~ para la CJCpOr:taci en codas las circunstancias, mientras que en los Estados Unidos el hecho de que no hubiera un ban­co central introducía un cieno grado de incerridumbre en la atmfera. Incluso después del resrablecimiento del parr oro reas la guecra hay varios países que se protegen de una u otra forma de su obligaci de convertir sus billeces, ya que el oro es por natura­leza demasiado importante. \n", - "Sin embargo, eo Gran Brcra nunca se ha utifado esre tipo de protecci' (s:ah-o en el período ea el que se suspendila convenibilidad del o ro durante la guerra y en la posguerra); tampoco se utiliza en los Escados Unidos desde la fundaci del Sistema de la Reserva Federal. Estos países no dependen de la duda sino del coste, si bien ~be a­dirse-el cosre también está presente, como una prorecci más, en todos los demis paí­ses . .En el análisis siguiente, consideraré represenrarivo el caso de Gran Breta, ra que las prácticas de casi rodos los demás países son las mismas en principio, aunque di(e­rcnres en cfrminos cuanci.:ativos. \n", - "El coste está formado por dos factores bastante conocidos. El pcro es la diferen­cia en1re el precio de compra y el precio de venta del oro del Banco de Inglaterra10, \n", - "[8J Por ejemplo, t. p0$:ihilidad [9] la opo dd B:inco de In· paca hallar los limir\"\"I Gold Mow­ua 0,8 por Ó' DEL DltlEaO \n", - "\" -:..-:\"-;; ~·~~· -··· . . \n", - "las condiciones en las que podrán camiiia.r u11a n1one. P.:ro incluso en las circunsrancias más favorables se iacurrirá en alg cosre o habrá que correr algn riesgo que los propiecarios de una moneda que deseen conceder un présta­mo en otra moneda rendrán que tener en cuen.ca cuando se pregunten si una cransacci d.:ida les permite obtener un beneficio; y como la presi de las cransacciones en un sen­tido lleva al cipo de cambio hacia uno de los puncos del oro, el cosre previsro de ona transacci en el mismo semido probablemente aumentará. \n", - "Supongamos a modo de ilusrracin que el coste previsto es de 1/2 por ciento. En el caso de un préstamo a largo plazo, éste no afecta significativamente al tipo de interés neto que puede obtenerse una vez cenido en cuenca el imercamb,o de una moneda por otra. Por ejemplo, en el caso de un préstamo a diez aj, et factor so reduce un 1/20 por cieoro al aiio e1 tipo que puede obteaerse. Pero en el caso de uo préstamo a cono pl3Z.O, la sicuac:i es muy dikrfflce. Por ejemplo, en el caso de un préstamo a ues meses, el coste de! cambio reduciría, seg la hipesis amedor, un 2 por cieoco al a el ripo que puede obreoersc. \n", - "Así pues, este factor pecmite que exista una desigualdad considerable entre los tipos de inrerés que puedeo obtenerse en dos monedas disrincas, respectivamente, si no se puede esrar seguro de que el cipo de cambio vigente en ese momento durará un tiempo. Por ejemplo, si el tipo de cambio enne el dar y la libra se encueoua en el punco de exportaci del oro de la librn y el tipo de interés de Londres es más alto que el tipo de Nueva York para los préstamos similaces, éste atraerá préstamos de Nueva York a Lon­dres, ya que los présramos pueden remitirse de Nue,•a York a Londres con la cert~ de que en el futuro podrán inte:-cambiarse d.: nuevo sin pérdidas cambiarias; es decir, el o de cambio entre el dar y la libra siempre puede mantenerse por eocima del pumo de exportaci del oro de la libra e impedirse asf el flujo de oro de Londres a Nueva York manceniendo en Londres unos tipos de interés más ahos que en Nueva York. También ocurre lo mismo, por supuesro, eo seno concrario. Pero si el cipo de cambio~ encuen­cra, por el contrario, er.cre los puncos del oro, no es necesario que los tipos de interes sean iguales en los dos cenrros, si bien sigue habiendo límites que la desigualdad no pue­de traspasar; por ejemplo, s.i el incervalo entre !os pumas del oro es de 3/4 por ciento, el tipo de Jos préstamos a tres meses en Nueva York podria ser un 3 por ciento al a más a!ro en Nueva York que en Londres con el tipo de camhio en el punto de exporcaci dd oro de la libra o -del mismo modo-el tipo a eres meses podria ser un 3 por cienro al a más aleo en Londres que en Nueva York con el tipo de cambio en los puoros de exportaci del oro de los dares. Sin embargo, la esperanza matemática, o sea, el cos­te probable de cambiar el sen.ido de un env,o en un plazo de rres meses, raras veces o nunca será igual a su valor máximo posible. La estimaci del mercado sobre esra pro· \n", - "(c5J He descrito deuUZva York. Sin embargo, presionados por esas circunstancias, el Banco de lngl.aterrn y el Banco de Francia enconrearon una vía indirecta dentro del espíritu de la ley existente para hacer que el coste de transpor­tar oro de Nueva York a París fuera casi igual a l cosre de craruponarlo dt> Londres a París. E.I Banco de Ingl.arerra ejerciel derecho que le ororg:aba la ley para enrregar sota­mente oro de ley y el Banco de Francia ejerciel derecbo que !e reconocía la ley para aceptar solamente oro puro, lo que amplilos puntos deJ oro al adir los gascos dd refino y del consiguiente retraso; cambién se encontraron al mismo tiempo vías para reducir lo más posible la pérdida de intereses ducanre el tiempo que se card::1ba en rrans­poccar el oro de Nueva Yo.rk a. Paris. El resulcado fue la transferencia de la mayor par­re de las cxpoccaciones de oro de Londres, que r,o esraba dispuesto a exportarlo, a 1'ue­va York, que sí lo e:sraba, sin que cambiaran los tipos rdarivos del dinero a corto plazo en los dos ceneros, cambio que de lo contrario habría renído que acompar al movi­miemdel cipo de cambio entre la libra y el dar bada el pumo de e..xportaci del oro de Nueva York a Londres. Éste es un excelenre ejemplo de la técnica cuyo uso habitual estoy defendiendo; pero es algo absurdo que la posibilidad de emplearla en la ocasi anterior deba depender de una caracre.rísti.ca -accidental de la legislaci exisrcnreen los dos países en cuesti 11. \n", - "El ocro ejemplo recieore es Canadá. Los puntos del oro enue Canadá y !os Esca.­dos Unidos son -por ra1:ones geográficas romo en el caso aruerior-especialmenre escre­t:hus, por lo qu, los movimiemos de oro enue los dos países.a m~nudo son provoca­dos por causas pa!ajeras. En septiembre de 192.9, rendia salir de Canadá más oro \n", - "( r8] Los dcwl,s técrucos de este ban dispu.:scos a act¡,i:u oro d iraneo y la libra. estaba d=r­epLSodio los ha d6Crito d De. normal y a pagar oro de ter (al mfoac!o ccmporalmcn,e por el Paul Enz:ig en d F.cor.omic /0aIE0O \n", - "del que era com'eni.enre, debido tanro a la lenta-~)ida del país deJa cosech.a _de tcigo canadiense como a los de~·ados tipos de Jos préstamos a corco plazo en Wall Street. El problema se abordreduciendo d punco deexportaci del oro en virtud de un acuer­do in.forma.l enue el ministro de Economía y Hacienda y los diez bancos autorizados paca no ex¡,orcar oro coa el fin de obtener uo peque beneficio con el arbitraje. El tipo de cambio se saliinevitabh:menre del punto del oro más bajo que suponían las condiciones de la adhesi de Canadá al patr oro; pero la medida estaba justifa­da poc esrc acoilteeimienro, ya que los elevados tipos de los prestarnos a corto plazo de Nue,,a Yo.rk $Ólo fueron cempoxales y en el verano de J 930, cuando se habían eva­porado, el ripo de cambio canadiense no so había recuperado la paridad, sino que la había superado nasra llegar al punto de importaci del oro. As, pues, esca amplia­ci informal de los puntos del Oro probabtemenre--fue--1.a forma más sensata de impe­dir que la situaci a11ormal de Wall Street a.fectara indebidamente a la siruaci del crédico inrerior en Canadá. \n", - "Las objeciones que es probable que si: hagan a !as propuestas presenradas en esrc apartado son dos. Es probable que se insista en que pod abusarse de la mayor liber­tad que daría y que-se com·ertiria para los bancos centrales en una ocasi y una excu­sa para no romar medidas para poner remedio a algo que no fuese una fase pasajera, sino una causa de un persisrenre desequilibrio. Es ci.erto, desde luego, que cualquier aumemo de la d.iscrecionalidad que se dé a un banco a:nrral con el fin de reforur ,u poder para lle,·ar a aibo una gesti imeligeme, puede prestar.se 2 abusos. Pero en este caso el riesgo es peque, pues el efecro que produciría en cualquier elemento de la sirua­ci, salvo la posicin internacional de íos préstamos a corro plazo, sería insignifan­ce, estrictamente firado y no podría repetirse de una manera acumubda . \n", - "O podría insistirse en que este tipo de medida, aunque es basramé buena para. un pais que no sea depositario de una parte de Jos fondos inremacional~ de préstamo; a corto plazo, va en contra de los intereses de un centro financiero que aspire a ser un importante dcposirario de esos fondos. Debe reconocerse que C$ta objeci tiene un cier­ro peso. Es uoa cuesti de qué precio muece la pena pagar en forma de inestabilidad imerior para asegurarse el negocio bancario i mernaciona l. Desde el punto de vista de este timo, lo ideal sería reduci.c la diferencia entre los puntos del oro. Se uaca de bus­car una soluci de compromiso jusra y venrajosa entre los intereses rivales. Pero tam­bién hay razones para no conceder mucha importancia a esta objecin, pues además de hacer es.ta propuesta, he sugerido que el banco ccnrral anuncie los tipos de cambio a fururo; y de esta forma siempre se puede dar al depositante excranjcro duran re períodos de eres meses seguidos el grado de seguridad y de economía en el movimiento de sus fon­dos hacia arrás y Eiacia. delante que e1 banco e.corral comide.re seguro y ventajoso darle. Es decir, s:o sua ,,izaríamos el rigor de la obligaci legal del banco cenrral; no le impe· diríamos gestionar el sistema en la práctica y en general, exactamente igual que ahora, ni lo dificultaríamos\" \n", - "Además, Londres podría resolver los problemas que se deben a-la-proximidad-geQ\" ·--.;... gráfica sin debilitar su posici comperitiva frente a Nueva York como deposirario de fondos extranjeros si fijara unos nuevos puntos del oro con cualqoier cercer país no más amplios que sus puntos del oro con Nue,·a York. \n", - "Sin embargo, el si.;1ema ideal -que anularía to1almente el argume-mo competitivo­sería un acumlo entre los principales paises para accuar de una manera 1.miforme. Sería mejoc susriruir ios aleatorios y fluccuames puntos del oro existentes, que va6an de un par de países a otro y que e:.cin expu::s1os a wdo cipo de peques incenidumbrt,, por un sisrema /jjo y uniforme emce cada par de países . .En el sisrerrt:1 moneraáo incemacio­nal ideaJ det futuro, podcí.amo.; gatanrizarlo sustituyendo la obligaci legal del baA.CO cencral de cada país de comprar y vender su moneda loca I en )a.; condiciones prescritas a cambio de oro por la obligaci de comprar y \\'ender su moneda locai en las condi­ciones prescritas a cambio de saldos en un banco supranacional En ese caso, podría lograrse U[l grado razonable de aumnomia intet\"ior si cada ¡>aís fijara el ,ipo de compra un 1 por cienco por debajo de la paridad de su moneda local y su ripo de venra un 1 por ciemo por encima. Eso no sería incompatible con el manrenimiento de un pacr oro, siempre que los saldos en el banco supranacio[lal pudieran hacerse efectivos en oro; s¡g­nificarfo meramente que no habría movimiemos de oro entre los pares de países sino so emte los países y el banco supranacional .. En el capírulo 38 ,·o!verc:mos a analizar la comcibuci que podría b.acer ese banco a la resoluci de los problemas monerarios mundiale.s. \n", - "Enrodo caso, podemos conduir que la magniru.d precisa de la distancia entre los punros del oro merece un anális.is más cientifico del que se ha realizado b.asca ahora. E1 sistema actual de un parr oro iaremacional, en combinaci con sistemas nacionales de bancos cecmales r monedas nacionales, seri:a inviable si los puncos del oro coinc,die­ran (como coinciden, en la práctica, demro de un país); y-si se está de acuerdo en eso, quiere decir que su grado de separaci no debecí.i ser una cuesti de costes materia­les de c.-ansporte o de ,·estigios histicos. \n", - "IV. ¿DEB.EN SER lNTERNAClONALES LOS PATRONES D E VALOR? \n", - "Todo el mundo está de acuerdo en que bay mud1os campos de la acrividad humana en los que es de senrido com escabkcer patrones imernacfonales. Si hay argumenros eri conrea, ger\\eralmenre no son de carácter econico. Podrá disgustamos Li idea de adop­tar el sistema métrico o una lengua universal, pero, de ser a.si, [10 es probable que nues­uas obj.,ciones dependan de \"encajas econicas. Ahora bien, en el caso de U[l sisrerna monerarfo, es obvio que las ventajas de la variedad, la idiosinc:ra.;ía o fa •tradici, que podría muy bic[l arga.menc.a.rse que tienen un peso aplastante en el c.:iso de-la lengua, difícilm~nre pueden tener peso freme al bienestar econico. Por Jo ranco, en la dec­\n", - "LA GU\"TlOS DE,l Ot:SERO \n", - "n denuestro s1st=monetario no-debe primar más'<µle e_l .b.:neficio econico, indui­dos la conveniencia política y la justicia. \n", - "De eso se ha deducido normalmenrc que ni qué decir tiene que el sistema monetario id.e.al y el p.1rr de valor ideal deben cener un carácter incemacional. Pero la a113lc,gfo es falsa y, por rai:.ones ya e~midas, la ~spuesra no ei; ,r:u, senciUa. Para empezar, como hemos visco en el Libro I!, el poder de cc,1npra no signif,ca ni puede significar lo mis­mo en rodo d mundo. Si la fuerz:a de la gravedad fuera muy diferenre en cada país, lo mismo podría decirse del parr de peso. Pero en el caso del parr de poder de com­pra, no aene por qué haber esca dificultad. Es cierro que las flucruaciones del poder de compra del dinero en los Estados Unidos no son igual,:s que su5 flucruacioncs en la India expresadas en un pacr uniforme, cualquiera que sea ésre. Adem.ís, hay, como vere­mos, otras consideraciones que rambié.n deben tenerse en cuenca. \n", - "¿Cl.lál debería ser, pues, nuesrra conclusi final en relaci con la elecci entre un patr de valor internacional y uoo nacional? \n", - "Asegurémonos primero de que se haa: justicia, y nada más, a los argumenros en favor del patr imcrna~i.onal, a saber, las comodidade,; y los servicios que garantiza al comer­cio enecioc y a los présramos exteriores. \n", - "Por lo que S( refiere :tl comercio extccioc. creo que normalmente se sobrestima mucho la ~raja de fijar las flucruaciones máximas de los cipos de ombio denrco de unos li­=bastante csccicros. En realidad, es una cuesti de comodidad y poco más_ Es impor­tante que cualquiera que participe en el comercio exterior sepa con seguridad en el mis­mo momcnco en que realiza la transacci cuál es d ri_po de cambio al que puede cubrirse, pero eso puede conseguirse satisfactoriamcnce .mediante un mercado libre y fiable de divisas a fururo19• No es importante que el cipo de ca.mbio al que se eubea este a sea exaccamenrc el mismc, al que se cubrid 3 pasado en una transacci similaL. Ade­más, los cipos de cambio pueden experimencar moderadas flucruaciones, que a así serán peques. en relaci con las fluctuaciones normales de los precios de las mer­cancías que inreresan al comerciante, y hay tantas probabilidades -quiz.í má.s-de que las flucruaciones de los ripos de cambio compensen las fluctuaciones de los precios de escas mercancías como de quelas agraven. Por lo ramo -,;iempre que ouesao banco ceo­eral dé las suficientes foci.tidades para realizar operaclones de divisas a futuro-no creo que sea necesario fijar los cipos de cambio en beneficio de los que se dedican al comer­cio exterior. Las fluctuaciones moderadas, si son deseables por otras razones, no serán un serlo inconvenieme. \n", - "Sin embargo, en el caso de los préstamos e.~eriores, las ven.caías de un cipo de cam­bm fijo deben considerarse, como ya hemos visco, muy superiores. En escc caso, los con· cracos encrc el prestatario y el pcescamisra pueden abarcar un período mucho mis largo que el de cualquier oper-.ici viable de di\\-isas a futuro. Esca incercidumbre sobre el furu ­\n", - "\n", - "lrlJj Cf. mi Traer oo hfoner:.rry R.eform, pág. J33. \n", - "CAPITULO .31»: ltl. Et. .ra.O'ILE.MA D[ tt. AUTOSO:M.(A 1'9ACí0.NA1. \n", - "ro ripo de cambiC\\.,OS en los que hay movilidad nacional, la cuesti podría ser dikren­re. Pero incrnducir un elemenro mil, muy sensible a las influencias eXteriore.s, como una pieza conectada de una máquina en la que las demás son mucho más rígidas es invitar a que se rompa. \n", - "Por lo canco, no es una cucsci que pueda responderse a la ligera. La creencia en una movilidad extrema de los préscamos internacionales y en una política de laisser (ai­re sin cortapisas en mareria de préstamos exrcriores en la que se ha educ,ido l.t mayor[a de [os i<1gleses se ha basado, como he insistido anees reperidameoce, en una ,·isi dema­siado simple de las relaciones causales entre los p~mos e.ueriores y la inversi exrc­rioi: Dado que -aparte de los movimientos de oro-los préstamos exteriores netos r la inversi tlClerior neta siemp!e deben cscar equilibrados ex.tcramenre, se ha supue:.co que no plantea ning problema serio. Ya que los préstamos y la inversin deben ser iguales, un aumento de los présramos debe provocar un aumenro de la im•ersi -eso es lo que se dice-y una dismiauci de los présramos debe pro,·ocar una dtsminu.:i1 de la inversi; en suma, la prosperidad de nuesu:as industrias de exportaci depende de nuestro volumen de préstamos extt>siorcs. En cealid.:id, se dic;e a más r -en lu¡;;;r \n", - "-,•ifC!í!'afSe'S Jeii; pcésram05 exceriores netos-se mantiene incluso que la concesi de un préstamo excer aumenta por sí solo nuesc.ras e..xportaciones. Si.'\\ embargo, nada de csco tiene en cuenta las dolorosas y quizá violemas reacciones del mecanismo que hay que poner en marcha para que los prestamos exceriores netos y la im·ersi exre­rior r.eta sean iguale,. \n", - "No sé por qué eso no debería considerarse obvio. Si a !os inversores ingieses no les guscan las perspectivas de su país, remen que haya cont1iccos laborales o les pone ner­viosos la posi!>ilidad de que se produz,..-a un cambio de gobierno y comienzan a comprar más tirulos americanos que antes, ¿por qué debemos $Uponer que esre aumento de sus compras será conrracresrado de forma nacural por un aumento de las exportaciones bri­canicas? Piles, desde luego, no lo ser:á. Provocará, en primer lugar, una grave inesubili­dad del sistema crediricio interior, cuyos resultados rimos es dificil o imposible prede­cir. O si los inversores americanos se quedan prendados de Ja; acciones ordinarias británicas, ¿,;a eso a reducir direcr.amenre las exportaciones britanicas1 \n", - "¿Es correcto, !)Ues, adopG!r un parr inremacionat que permita que los préstamos exteriores se:lII exrraordina\"riamenre miles y sensibles, m,enrras que deje que d resto de los elem~nczy; del sistema econico siga siendo excesivamente rfgido? Es difícil res­ponder a esta pregunta. Si fuese can fácil subir y bajar los salarios como subir r bajar el tipo banc.uio, perfecro. Pero C5'0 no es asJ en realidad. Un cambio de la siruaci finan­ciera internacional o de los vientos ~• el clima del estado de ánimo especulativo puede alraar el volumen de préstamos exteriores, sino se hace nada para conccarrescarlo, en decenas de millones en unas pocas semanas. Sin embargo, oo e;; posible alterar rápida­menee la balanza de imponaciones y exporraciones en esa magnirud. \n", - "Tampoco es este tipo de constderaciones a corro plazo la ica raz paca dudar antes de optar por un patr intemaciocaJ. El desarrollo monetario de los diien:n.,cs paí­ses se encuenrra en fases mt1y disrincas y el conocimiento que posee el plico de los prin­cipios monetarios también es muy distinto. Yo diría, pe>r ejemplo, que la actitud actual del Banco de lnglarerra o del Reichsbank hacia el oro es fundamentalmente difereme de la actitud del B.inco de Francia o del Banco de Espa 7 que los cambios para los que los primeros pueden esrar maduros en los primos cinco o diez arios podrían ser a demasiado nuevos para los segundos. \n", - "Hay, además, orro ob5táculo, a sabe; la actirud de los Estados Unidos. Los Esrados Unidos, debido a sus inmensas ienencias de oro, pueden beneficiacse eo gran mi::clida de las ventajas conjuntas de 110 patr local y de un patr internacional; y, ademas, no está muy dispuesto a ceder ninguno de sus propios poderes aucornos a un gano inter­nacional. Por lo tanto, la supe.raci de los obstáculos que impiden llegar a u11 acuerdo inremacional -el conservadurismo de Francia y la independencia de los Estados Unidos-1>odría causar graves y quizá intolerables rerrasos. \n", - "Suponiendo, sin embargo, que no exisren estas dificultades practicas y probable­mente temporales, aunque sean prolongadas, a queda lllla objeci a un parr incer­\n", - "~ •--naJaional,:;-ces_quc. obliga al mundo a cfegíc un ico cipo de patr de valor como nvr-;, _ _ ma a largo plazo. \n", - "Para nues-rro patr de va!or a largo plazo tenemos que elegir. en términos genera­les, entre rre.s grandes tipos. El primero es el poder de compra del dinero o parr consumo o alg otro de ese cipo. El segundo es el patrn de remuneraci, cuya re­laci con el pa.rr consumo aumenta en proporci con cualquier aumeoro 'taS mstimas ooosideraciones, parecía, anres de[ retorno de (acto al patr imemacional, que la gesci1 de una moneda n.aciooo.l de una forma moderna tenía mejo­res perspectiva.s si se liberaba de la inoportuna y a veces peligrosa obligaci de es car ligada a un siscerna internacional no dirigido; que el desacrollo de siscemas nacionales indepe.ndiemes con cipos de cambio Auctuances seria el paso siguience por el que habría que trabajar y que la ,,inculaci de estos sistemas de nue,•o a un sistema internacional dirigido probaolcmenre seda la tima fa.se de codas. \n", - "Actualmence, parece que hay r:i.zones más contundentes~ pesar de la desasuo­sa inef:ieo.cia con la que ha funcionado el patr oro incemacional desde que se res­rabiecihace cinco as (haciendo realidad los peores temores y los más sombríos prontico, de sus oponemeS) y de las pérdidas econicas, cuya cuantía ocupa un segundo lugar tras las d~ la Gran Guerra, que-ha ocasionado al mundo-para inver­rir el orden de procedimiento; aceprar sustancialmente el fait accompli de un patr internacionaJ y esper\"ar que se avance desde e:.e punto de parrida hacia una ges­ti cieotífica de los .:omcoles centrales -pues eso es lo que es sin duda nuestro siste­ma monet:i.rio-de nuestra vida econmica. Pues buscar el bien timo a rravés de un sistema nacional automo no slo significaría un ataque frontal a las fuerzas del conservadurismo, ar.cheradas con rodas las vemajas de la posesi, sino que tam­bién dividiría a las fuerza; de la inteligencia y la buena volunmd y separa.ria Jo5 im~ reses de las naciones. \n", - "LA GESTlOl'l D~L DISEltO \n", - "Estoy dispuesto a concluir, pues, que si pudieran SUpera.rse las distincas.dí!.ctades--:: que plantea la adopci de un pau oro dirigido internacional -las resolucion-,s de la Conferencia de Génova de 1922 fueron las primeras que selaron co podfan supe• rarse-en un período de tiempo razonable, el mejor objetivo práccico podría ser la ges­ti del valor del oro por pane de una autoridad supranacional con una serie desiste­mas monccarios nacionales en corno a ella, en la que cada uno de los ,:uales cendría discra:ionalidad para modificar el •-alor de su monooa local expresado en oro (por ejem­plo} dentro de un intervalo del 2 por ci.:nco. \n", - "Capítulo 37 \n", - "Métodos de gesti nacional. \n", - "III. El control de la tasa de inversi \n", - "...... \n", - "\n", - "f. ¿PUEDE CONTROLAR EL SISTh\\.iA BANCARIO EL NIVEL DE PRECTOS? \n", - "Llegamos por fin al quid de la cuesti. Hemos cracado de analizar y clasificar los diver­sos factores que determinan el nivel de precios y los medios con los que el banco central en un si.scema cerrado o la conduaa agregada de los bancos cenrra[es en codo el mundo pueden influir en la conducta del sistema bancario y monetario en su conjunto y domi­narla. Pero una vez dicho eso, ¿está demro de las posibilidades de un banco cenual seguir en la práctica una polía que fije el ,·alor del dinero en cualquier nivel presccit0? Por ejemplo, si se le impone por ley la oblig:¡ci de preservar la esrabilidad del podec de compra del dinero dentro de unos límites estrictos, ¿podría cumplir con ella en todas las circunsuncias? \n", - "Los que atribuyen un poder soberano a las autoridades monetarias en el gobierno de los precios no SO:..:ienen, por supuesto, que las condiciones en las que se oirtte el dinero sean el ico factor que influye en el ni•·el de precios. Sostener que las resen-as existentes en una presa pueden mamcnecsc en el nivel exigido vcctiendo suficiente agua en ella no es incompatible con admitir que el nivel de la presa depende no so de la canad de agua que se vierta en ella, sino cambifo de otros muchos faccores, por ejemplo, de las precipi­taciones naturales, de la evaporaci, de las filtraciones y de los hábitos de los usuarios dd sistema. Esa afirmaci so estaría injustificada si la cantidad de evaporacin o de iil­craciones o de cualquier otra fuente de pérdidas o el consumo de los que uizan el siste­ma fueran Wl2 funci direcra de la cantidad de agua venida en ella de cal forma que cuan­to más agua se venicra, mayor sería por esa ra-z: el consumo o la disminuci de las precipitaciones naturales o de otras fuenrcs de pérdidas, por lo que ninguna canti­dad de agua que se Ycrtiera en la presa elcvaria sus rese.n·as por encima de un cierto nivel. \n", - "6:>~ lA GESTIÓ N OEL Dll-'Prcsaro11 en 1927 el gobernador Scro11g y orras personas que comparecie­ron ante el Comité deJ Congreso de !os Escados Unidos sobre Estabilizaci. Esre comité se nombrpara examiiur la sens:arez de una propuesta de enmienda a la Federal Reserve Act, cuya consccuend.a habría sido imponer a la Juma de la Reserva Federal la obligaci de utilizar todos los pocleces que ti.ene a su disposici para '-fomcncar la estabilidad del rel de pcecios de los bienes en general~. Las dudas razonables de los profesion:iles sobre la idea de que ªel Sistema de la Reserva F~deral tiene poder para subir o bajar el nivel de precios mcdiancc un método automácico. medí.anee una fmula matemática m:igicaw 1 eslán perfccc.ameme expresadas en los siguientes cictracros, \n", - "Go/Jern,,do,S1ro11gl \n", - "Creo que existe una tendencia a ve;r el nivel de precios corno si subiera o baiara ! reoicndo como contrapeso el crédito y oomo si se pudiera abrir una lla,·c cuando k>s i precios estín bajando y poner un poco más d,: crédito m el coocr2peso y subir los pre­\n", - "1 cios y como si se pud~ra quitar uo poco de créd1to del contrapeso cuando los precios \n", - "t \n", - "escin subiendo 7 conseguir que los precios bajen. Pero me temo que el problem.r de los pcccios es mucho mas c.ompdo que eso. \n", - "Meg:l!Scuía describirles una sjruaci que es muy m:imcc para dcmoscrarl.es que la relaci-. de wu ~aáaci de los precios con ouos elementoS que tenemos en considen­ci plantea unvcrdackro enigma práctico de gesti. Hace dos meses, cxistia en el país una cien:a preocupaci por el g:-ado de especu.laci bu~nl y~la cantidad de cré­dito que estaba empicándose pata apoya:: esa especulaci.. Al mismo tiempo, nuesrros estudios de la esttuetura de los precios mostraban muy claramente qu.e estaba produ­ciéndose f que lkvaba produciéndose desde h.acia alg tiempo un descenso d<:I nivel d<: precios al por mayor, y cuando nos pLISÍ.mos a analillr ese desc-.-nso, obs«nmos que se debía Qsi por complero a una disminuci de los precios del algod y de los cereales. Supong:unos q1:e somos los conscietos del Banco de la Reserva Federal quees=os tra· ta.odo de averiguar qué debemos bacer con d tipo de descueMa J4 especulaci~ Estamos, ea ese caso, en= la ,spada y la. pared. \n", - "[,J Gob«nador Scrong a.o.ce d (>J El t=o sigwai« es d.iuul­del gobemador Strong anee el \n", - "Comité de Esu.biliuci, pág. r2do de la fusi de diuinros Comité de Esrabiliz.aci (pág.. \n", - "2'5. eX?rzctos de 13 comp.arecencu 295, J.59, 550,577). \n", - "C .\\tfTUl O 3 1, lII. Ec CO-NTROL DE L~ rA.r.-. DE (NVfUIÓ~ \n", - "Creo que.ua:. admiai5\"traci dd c~ro como ta que puc rencl COs pre.:ios que no pueden concrolarse d~cro de las esrrict:as lírru~iooc:s que lte descrito. \n", - "Cuando e! Sistema ci;; !a Res«va F«icral cne un volumen suficnre de activos ttn· tables, posee l,:rscu1cecapacidad para concrolac una subid;, desenir...ruida de !os preciQS. f'ero cuando se rrara d,e un descenso de los pre...\"Íos, uno de eso; insídiOS05 período, de liquidaci. y no un brusco movimienro como d ce 1921 -uno de e.tos movim,emos. mu~ diHctfes y le\"'os, posibl~=me no :icribuibles a operaciones de créd,,o--¿qui: debe ha.ar elSísruna de la Rtser.·a Federal? Acrualmcnte, los precios están descendi.e00<>. l'osi­bkmenre d optimismo del afio pa:sado ha IICY'ldo a todos !.os comuciames a 1:0ncracar bieru:s c;ue esperaban ,-enc!er, ¡><'ro que no pueden venck.c cuando se los erureg;an; en = palabra., hay mis existencias do! l3s c¡ue consumici el com~rcio o la ~nte. Si bar 1111 mar­gen de bimcs en venta sup«ior a ta capacidad de consumo, la incroducci(lll de más cré-­diro en d sistema de c~ro no corn,gici =siruad hast.1 que se oonsuman los bienes,. y •;a sima.e se ttadu.ce en !o.s contratos mucho anees de que pueda dcreaarse en cua[­qt1icr informe sobre el volumen de negocioo, existencias o cualquier cosa de ese tipo. La cancid3d de bienes que se cranspom.n pm ferrocarril será eucramenre la misma; la can­tidad de empl.co será e.-caccamenc~ el mism.o. Todo seguirá su march.t junto coo la evi­dencia excerior de una sida situacin ecoaica, pero cuando el pLico cedo.ce por­una u orra raz su compra y su consumo de bienes, lo cual pone en marcha un mo,·i~ miearo d=ideme de los pcecios, no •eo co podemos co11cgjrlo. \n", - "Si cl ,-a[or dd algod y de tod.as las maceri.as primas eo las que influyen los pri:­cío.; de !.os m;;rcados inccmaciooales disminuyera canro como pua provocar un des­censo dd nívd ~:ncral ~ precios e in1entiramos remediarlo comp que proouce. \n", - "Pensemos en la siluaci exim:me aaualm~re y desde h..« ba~r.a..ce riempo. El nivd de precios de las materias prim.o.s generales se~• mantenido nocab!ementc eso· ble, a cxae_¡xi de los rimos meses, en los que han bajaJ:lo los precios l!e los oero!ales \n", - "~ LA canos DEL Dl:..,:.i.n:~es!:i­bl.;s. los prec,o, agricol.1$ han descendido lo suíicienre romo par.i pro~OC3c un.i reduc­ci g_ra.:lual dd índice ga,er•I de: prtcios. Pc:mcmos ahQn en d problem:i acru•I. ,Debe inrerv<:nir d Sisrema de la Resen·a Federal e iocentar régllla< ~e (llo,·1mi<:tleguada si no es a rmvés de su influencia etl la pc-imera, Por lo ramo, no encenderemos el verdadero control que: puede e;ercer el síscema bancario sobre el nivel de precios a mctlos que rengamos en cuenta codas las formas en que puede influir co la casa de invecsi. er1 su conjunto. \n", - "Tal vez ayude a aclarar lo que quiero decir otra cita del cesrimonio del Dr_ Stewan ame el Cerniré de Escabíli:z.aci de los Estados Un.idos•: \n", - "fil Op. ª'·, p;g. 763. \n", - "Parece que en esta propuesta se sugi= que el obj.efr,o de la política d~ la Re.se.va Federal debe ser e:.,abiliur d nivel geneC3I de precios de los bier.es. Yo me incliruria :t formular el objc.ivo y la responsabilidad del Sisrema de la R.esvv:i 1-'eckra! ~ u:i modo algo distinto. Diría que la princip.al rcsponsa.bilídad que ciernen encomendada tos b:rn­cos centr3IC, exminjeros y el Sisrenu de la R.:sen--3 1-'eder:il de .este pJ.[s es mlnrene, unas condiciones cccdicicias sid.u. Com¡>rcndo que el término ~condiciones credi­ticias sidas\" es ngo. Su significado depende de cu.áles se conside,e que son las fun­ciones sidas del crédito. La funcin de los uso; comcrdaJ-,s dd mico consisre sim­plememe en lacilicar ta producci y la comen::iafci de rnen-,s coo el manrenimiemo de unas exisreocias suficient\"5 de bienes para que la come,d ali.zacin pueda ser orde­nada f...]. fmagino una sfruaci en Li que los procio.s est:í.a bajaiencs cst4n acumui.índ~ y en [3 que si se concediera más crécf, se urilizacia para aumencar las existencias y lo ico que hacia seria fom.t11rac h acumu­laci de más é1i ISVUSIÓ_., \n", - "6_;t \n", - "fie.ro dar antes que las mías, ya que está i:ntccprecando meramente lo~ datos y-oq·_pre­cende llegar a ninguna conclusién concreta) son las siguiences: \n", - "1. \"Salvo en los as 1921 y 1926, codas las vari.lciooes imporcances que expcri­menuron los cipos a corco plazo emrc 1919 y 1928 se reflejaron en los rc:ndimiouos: de los bonos. Las peques tlucnr&cioncs de los tipos a corro plazo mmbié4 se reilc­jaron frccuenterncme en los rerulimienros de los bonos, inclwo en los as 1911 y 1926\". Más adelante, se muestra, además, que ~1a disminuci de los r.:ndimien­cos de los bonos en ese momento, a pesar de que los tipos a corro plazo estaban subiendo, no está roc:almenre dcsconcaaJa de la situaci general del crédiro•;_ \n", - "TI.POS A CORTO Y L'\\RCO PL-\\ZO \n", - "7 7 \n", - "5 \n", - "--1--+---4---1--+---4.. \n", - "3 3 \n", - "2 ::::::::::::::~:.:::-::::::-::::::~::::~::::-:.::::-:.:::~ 2 \n", - "i 1~-_¡:.=~¡:_~~---!--_.jh:''---J...:Lp~::::f:~~J..t~:__j \"° \n", - "3 \n", - "1919 1920 1921 192-2 1923 1924 1925 1926 1927 19\".ll \n", - "• l..i S ::.:trie en rdaci coa. ms pcopias fl.uctu.lÓon media, m d put'odo tq,res.ent1CO... \n", - "hu podo, com¡unr 1..llutrwoonrc de los présc-.imos a lacgo pla.zo (partiendo del supuesro básico de que las fluc­tuaciones giran en wcno a un 5 por ciento) de nada menos que el 10 o el 20 por cienro. \n", - "Los hechos son, desde luego, indiscutibles. La influencia del ~dinero bararo\" en el precio de los bonos es algo corriente en el mercado de im·ersioncs. ¿Cuál es la expllca­Cl? Creo que ha)' \"arias razones por las que no deben sorprendernos los resulrados anrerlores. \n", - "a} Si el rendimiento cocnente de los bonos es mayor que el tipo pagadeco por los préstamos a corto pluo, se puede obtener un beneficio pidiendo un préstamo a \n", - "(SI Por lo que.., refiere a las plo) a 1894, la <11ornue inS4'11si­resultados coaqidos pua =a cstadisn~as Orirá.nicas :interio• bi!idad de los como/; -no hubo en cuenca la .o Aiio\n", - "b:mcart0 de los COCl$Ols b:,r-,;ano de los coosols \n", - "1906 110 104 1910 104 102 1907 113 105 1911 102 103 1908 100 100 1912 103 104 1909 100 100 1913 109 104 \n", - ",j \n", - "LA GEST!,t DEL l>l!s de los bcmos y~ los :kl d.ucro • CDao plazo. \n", - "l A CtsTIÓN DEL D!f'iElilO \n", - "636 \n", - "e) Dejaré que sean otros los que iuzgueir hasta qué punro ;e;-. e:::~:c~~eme racio­na les los motivos que be venido acriimyendo ames al mercado. Creo que lo mejor es considerarlos como un ejemplo de lo sensibles -supersensibles, si se quiere-que deben ser al futuro ceccano, sobre el que podemos pensar que sabe­mos un poco, incluso los mejor informados, ya que en realidad no sabemos casi nada sobre el fururo mas lejano. Y las exageraciones de esca mlsma ten­dencia, que pasamos a aualizar a cot1cinuaci, también desempen un papel imponance. Pues una ¡nnede la explicaci que estamos buscando se encuentra en un feneno psicolico que se obsec,·a de una forma incluso más sorprendente .· en la valoraci que hace el mercado en cada momeoco de las acciones ordi­. narias. Se observará que e! valor de las acciones de una sociedad e incluso de sus booos es sensible -en un grado que un observador racional exreTno podría considerar bas:canre absurdo---a las flucruaciones a corto plazo de sus benefi­cios conocidos o previstos. Las acciones de una compaa feaovfaria son muy sensibles a los beneficios semanales del tráfico, a pesar de que se sabe perfec­tamente que en éstos infiuren facrores necesariameRt-e pasajero;;, como una cosecha excepcionalmente buena o mala ea el pais en cuesti o una huelga en el lugar en d que presea servlcio el ferrocarrllo incluso una exposiClÓn imer­nacional E.sos acomecimientos a menudo hacen que el valor de capital de las acciones experimente unas fluctuaciones mucho mayores que cualquier cam­bio que puedan ~cimentar sus beneficios como consecuem:ia del acomeci­rnienco en cuesti. e.seos casos quizá sean exuemos, pero rodo el que siga la evoluci de los precios de las acciones ordinar:ias sabrá perfectarnenre que su cotizaci en el mercado muestra un fuerte sesgo hacia el supuesto de que las condiciooes y los resultados que han caracterizado el preseme y el pasado recienre, e incluso más los que se espera que caracrericen el fururo cercano, serán duraderos y permanentes. Y el mercado de bonos no esrá exento de este mismo problema. \n", - "Tampoco debe sorprendernos. Lo que desconoce incluso el inversor mejor informado sobre el fururo más l.ejano es mucho mayor que lo que sabe y en él influye inevitablemente, hasta Utl punto que a cualquiera que conociera real­mente el íururo le parecería enormemente despropoccionado, lo poco que sabe con seguridad o casi con ~ridad sobre el pasado reciente y d futuro cef'Cano y se ve obligado a buscar wia pista principal menee aquí sobre las fumras renden­cias. Pero si eso ocurre con los mejor informados, la inmensa mayoáa de .los que se dedican a comprar y,•ender títulos no saben casi nada sobre lo que hacen. No poseen ni siquiera los rudimentos de lo que~ necesita para hacer un juicio váli­do r son presa de tas esperanzas y los temores qu\"' suscitan fáciJmcnre aconceci­miemos pasajeros que se desvanecen con la misma facilidad. Ésca es una de las \n", - "CAltfULO 37~ JU , Et CONTltOL DE LA TASA Di.. J:O:VEft.SIÓN \n", - "singulares caracrescicas del sís.rema capitalista en el que vivimos, que no debe­mos pasar por alco cuJndo an31.i:zamos el mundo real. -•--· \n", - "Pero bar una raz más por la que a menudo puede ser beneficioso para los mas prudemes pre.,ec la psicologi3 de b c:tlle en lugar de la tendencia real de los aconrecirnicncos e imitar la sinraz prolépcicamente, pues el valor de un tirulo no deperide Je las condiciones en las que cabe esperar que se pueda com­prar codo el pa4uere de incereses 3rrasados, sino de la peque pan:e que és obje­to de rransac:ci real. de la misma forma que l2 nue,•a in•·ersi corriente \n", - "no es más que una pequei parce de rodas las invecsiones cxisrences. Ahora bieo, esca parte es negociada principalmeare por financieros protesionales-podria­mos lla=losespeculadores-que no cicncn inrenci de rener los tirulos el tiem­po suficiente para que influyan en ellos aconcecim1enros lejanos; su objeti\"o es revendérselos a la muchedumbre unas semanas después o, a lo sumo. unos meses después. Es li.:o, pu~, que influya en ellos d cosre de los préscamo3 y a más sus expeccarivas basadas en la experiencia sobre la tendencia de la p;i­cología de la cal!e. Por lo taoro, en la medida en que sea posible fia,~ de la muchedumbre para acruar de una determinada manera, aunque sea equivoca­d3, será beneficioso para el profesional mejor informado acruar de la misma forma, un poco anees. Además, aparre de los cálculos más o menos ignoranteS, la ma>·oría de la gence es demasiado ida y demasiado codiciosa, demasiado impaciente y demasiado nm,iosa en lo que ccspec:ca a sus in,·ersiones, cuyo valor experimenta flucruaciones que pueden desccuir fácilmenre los resufcados de can­to esfuerzo honrado, como para adoptar una visi a largo plazo o deposicar incluso tanta confianza como puedan razonablemente en la incertidumbre del b.rgo plazo; las aparenres certezas del corto plazo, por engasas que sospe­chemos que son, resultan mucho más atractivas. \n", - "Tampoco es ran precario como cabría suponer depender de esi:as caracterís­ticas psicolicas del mercado. Es, de hecho, un caso de cura homeopática, pues son precisa.mente escas caractecicas medio razonables del mercado la causa de muchos de los problemas que la gestin pretende remediar. Si los inversores fue­ran cap.ices de adoptar u.na ,·ísi a más largo plazo, las fluctuaciones del o natural de interés no serían rnn grandes como son. Las perspecrivas reales no sufren unos cambios ran grandes y ran rápidos como el espíritu de empresa. La disposicin a invenir es estimulada y desalentada por las perspeccivas inmedia­t3S. No es poco .a:z.onable, pues, depender de las influencias a corro plazo para contrarrestar un cambio de estado de ánimo violenro y quizá irracional. \n", - "Podemos llevar, pues, al siguiente aparrado de nuestro análisis la conclu­si de que los ripos a cono plazo influyen en los cipos a largo plazo más de lo que supone el lecror y de que no es difícil eoconuar ;uficienres explicacio­nes a esre hecho obsen•ado. \n", - "LA GEi\"TlOe-: DEL o rN ElO \n", - "m. _¿PUEDE'CONTROLAR EL-S!STB,.tA'BÁNeARJO LA TASA DE Il'IVERSIÓN? \n", - "No hemos hecho has.a ahora más q~e algunos progresos en la respuesta afirmativa a esta pctgunta. Hemos moscrado que es posible inílt.1ir en :ilguna medida ea el tipo de interés de mercado a largo plazo en el senrido deseado. Pero aunqcecl tipo de mercado Y,1.-íe un poco, el cipo natural pu~e escu ~-:iriando mucho mas deprisa. Para que se cum­pla nuestra conclusi, es necesario, pues, que supongamos que el sistema bancario pue­de hacer que d cipo de interés de merc:ido varíe tanto y tan deprisa como es probable que varíe el cipo namral en circunsraacias normales. \n", - "No podremos probarlo apelando a las eso.dísticas, pues la mera aparici de un ciclo del crédito es en sí misma una demostraci de que el sistema bancario no ha sido ca­paz de cam bjar el 1jpo de mercado para que vacíe al mismo ritmo que el cipo natural. Es cierto, pues, que hasta ahora el sistema b:mc:irio no ha conseguido controlar la tasa de mveni con suficieme éxiro e.orno para evitar una seria inesrab.ilidad. \n", - "Por lo ta neo, no podemos hacer en este momenco más que reunir los discintos medios que tiene a su disposici el sisrema bancario. So el futuro podrá demostrar con segu­na. Por lo canto, es suma.mente importante par.1 la ayuda prácnca que conceden los bancos nmmbros a los nuevos pro)·ecros de inver­si que el volumen de crédito de la Reserva Federal ei..-1.stence en ese momemo se base en descuentos a los bancos miembros o en oro y operaciones de mercado .ibierco por parre de los propios banco; de la Rc:serv-a. En el primer caso, los bancos m~mbcos lucha­rán por prest:i.r menos yquitarse de en medio a los prestatarios menos rentables; en el segundo caso, buscarán ávidamente una salida para sus fondos. ;Qu~ situaci de las dos predominará encada momento? Los bancos de la Reserva Federal tienen la potes­tad de decidido. \n", - "t. \n", - "e) La situaci de las casas y fo; aseg-.uadores de emi>lorzes\n", - "\"\" \n", - "En el mundo moderno, el volumen de préstamos a largo plazo para realizar nuevas im·ersiones depende más de la acritud de las principales casas y aseguradores de emi­siones, que hacen de intermediarios entre los prestatarios y los prestamisras timos. El SISfema es en su fase actuaJ un sistema algo peculiar cuya des..--ripci detallada '! preci­sa a no se ha realizado, como tampoco se ha publicado, de hecho, una histori_a de la evoluci6n del sistema de aseguramiento de las emisiortes, que tiene menos de cincuenta aos de vida. \n", - "Ahora bien, las grandes casas de emisi son pocas y a menudo aetn de com acuerdo. También están sujeras a la influencia del banco central sin cuya buena volun­tad sus operaciones serían excesivamente arriesgadas. Les preocupa mucho su repu­taci y el wéxito\" de sus emisiones desde el punto de viso de los que las han com­prado. Por lo canto, :si el precio de los bonos está subiendo tenr.amenrc, de manera que fu emisiones anceriores recientes mues.can un beneficio en su p recio de emisi en lugar de una pérdida, las casas de emisi tenderán a facilitar más préstamos y a res­criogirlos, por d concrario, s1 hay una rendencia descendenre, pues en este timo caso tracarin de wproreger\" el mercado de sus emisiones anceres resctingiendo la pro­dua:i de orras nuevas. En c.~ce caso, rambién hay -de hecho-un grupo insatisfecho de presrararios porenciafes al tipo vigeore en el mercado, y el mercado no es 1oraJ­meoce libre. \n", - "LA CilTIÓN DEL DINUO \n", - "Por consiguiente, la exisrencia de crédi~-::bararo y de un di~·eel q:::e cf ba~co cci-­eral esrá animando a las casas de emisi a operar puede influir enormcmeore en d tipo al que puede anciacse nueva in,·er.i. Cfl compaTaci con la situacin con eraria en la que el banco central no ve con buenos ojos las nue,·as emisiones, una influencia que puede ser desprnporcionada en relaci con el cambio, que puede ser le..-c, del precio de los bonos11 • \n", - "És1c es otro ejemplo de la sensibilidad de las operaciones a largo plazo a las .:onsi­d~racioncs a corto plato y de cuánro puede hacer la autoridad cemral para retrasar o estimular la rasa de inversi a corto plazo creando simplcm~nre un dima y sin modifi­car si_gnificacivamcmc el tipo cobrado por los préstamos. \n", - "d) O[11rrac1ones de mercado abierto hasta llegar al punto de saturaci \n", - "Hasta ahora nos hemos referido a los mérodos normale,; y ortodoxos mediante los cuales un banco cene.cal pued.c utilizar sus poderes para suavizar (o endurecer) la situa­ci del crédito con d fin de esrimular (o rerardar) la rasa de nueva inversi. Si estas medidas ~ aplican en el grado indicado : en el momento oportuno, dudo que sea nece­sario frecuememenrc ir más allá o aplicar !os mé[odos ~xuaordina.cios que examina­mos a continuaci. Es decir, so si no se han aplicado a tiempo los remedios más sua­11es, por lo que se ha pemido que se creen las condiciones para que se produ7.Ca una \n", - "(1,1 C!. Riefla top. á,., pig. cultades pan ob de los bonos C5tin b3prxto, ta que ca.si riempcc apcec.e ai\n", - "obc­tod;, fa c!=aada :ornen« d,e bl.emcntt: 5C' ks ~onseic q:u-e ..... \"\"\"\"\"\"'º' [ ...J. s. pern,i de bc>­de ~• roctO ¡>taro. <¡u.e los no se habrfao upk>ta [ •.. j. nos DCXm1!mc:ue: se tt:di.u a :;na ban1..1lS csn dispu.est05 31 com­P2.rtt. de CR~ ai.&men.ro d,e las. JlC'IUffl\" pu,pom,. E.,o fC dci>c ¡,nc... cmistOnCS rcprescm:a un esu,. \n", - "t:1 p3RC • q~Jos pn:sci2nQ5 no A~en cambio, cuaodo lo &, la d,nu:,cb ¡>tCS· -.&cm.s_la libcaá t\"1 • •.~meo.tu las ¡,,esioc,s ll\"\" 12 a on oum,aro dd YOlum.,n de ~ una demanch pmidmcnce p son c,,1der.t-é3 em -tJ muado. fo.ndos de in:ve.rsi1 c1 cf~ro controbd-' que cnua en d mer­[nduso los~c¡utCIÚD mwdiecste•wixst:0 dt b oftc. ado pr!ncip~lmcnre cuando dispuaw< • l\"'P' k,s ri¡,c,o vi­u de ÍOQÓos p<>Cdt no cncbc:u­orn; Clltldocioncs_..; como las s,:,,ccs ;,,,tdcn =.a, pues, difi-\"' c,,ufme,,t,: en[... ) una¿¡,.,.;. ápos. soa &\"-or.,bks. \n", - "l < \n", - "CAPfTULO 3 7: lU. El G<:l~'T~OL OE LA TASA o¡: •~-VEllSlO !'ro' \n", - "profunda dcpresi o expansi, se tendrá ·que recurrir a medidas )Ilás.~á c-dzonable albergar la_d,;da de que incluso escas medidas más exttemas sean totalmen­te ef.aces. • \n", - "Estos métodos extraordinarios no son, en realidad, más que una intensificaci del procedimiento .normal de las operaciones de mercado abierto. No sé de ning caso en el que el método de las operaciones de mercado abierto se haya lleva.do a la práctica aoutrance. A los bancos centrales siempre les ha dado hasta ahora dema­siado miedo ~o parte, quizá, por la iníluencia de versiones rudiroemarias de la teo· ría cuantitativa-tomar medidas que alejeo mucho el volumen toral de dinero banca· rio de su nivel normal, ya sea por exceso o por defecto. l'ero creo que esta actitud no tiene en cuenca el papel que desempe el estado de ánimo ~alcista• o \"bajista\" del plico en la demanda de dinero b-,mcacio; olvida la circulaci financiera en su pre­ocupaci por la circulaci industrial y pasa por airo el becbo escad[sáco de que la primera puede ser can grande como la segunda y mucho más suscepáble de sufrir brus­cas variaciones. \n", - "Sugiero, pues, que a veces es aconsejable romar medidas más osadas y que ésras dis­tan de ser uo serio peligro siempre que el plico capitalista baya mostrado un obstina­do estado de ánimo \"alcisra• o ªbajisra~ hacia los ,·alores. En esos casos, el banco cca­1ra1 deberá llevar a cabo sus operaciones de mercado abien:o .hasta satisfacer plenameme el deseo del plico de tcnu depitos de ahocro o de agotar la oferta de esos depiros en caso cootrario. \n", - "Creo que el riesgo de ejercer presiones con demasiada rapidez y en on g..-ado exce­sivo sobre la circulaci industrial, cuando el objetivo es la circulaci financiera, es mayor en el caso de una contracci del crédito que en el caso de una expansi. Pero, en cambio, es menos probable que sea necesado recurrir a medidas extremas para fre­nar una eiq,ansi que para frenar una depresi. Sospecho que las expansiones casi siempre se deben a una intervenci rard[a o insuficiente del sis= bancaáo, que debe­ría ser e,-icable; hay muchos más fandamemos para creer que son las depresiones las que a veces pueden irse de la mano y desafiar a todos los métodos normales de control. Será, pues, en el problema de-poner freno a una depresi en el que centraremos a con­tinuaci la atenci. \n", - "Mi soluci en el caso de la obstinada persistencia de una depresi seda, pues, la compra de valores por parre del banco rencral h::ista que el tipo de interés de mercado a largo plazo bajara lo más posible, lo cual cendremos que admitir unos cuantos pirra­fos más adelante. Un banco central debeda tener porestad para (complicaciones intrr­nacionales aparre) bajar el ripo de im:erés de mercado a largo plazo a cualquier cifra a la que esté dispuesrn a comprar valores a largo plazo, pues la 1endeocia bajista de! pli­co capitalista nunca es muy obstinada, y cuando el cipo de inccrés de los depitos d~ ahorro es casi nulo, es posible alcanzar bastante deprisa el punto de saniraci. Si el banco ceru:ral s.uminisu:;, a lo< hancos miembros más fondos de los que éscos pueden \n", - "LA GESTIO'll DEL Df:,.l f:R. \\J \n", - "pcesrar a cono plazo, en pcime.r lugar el tipo de interés a corro plazo descender.i a casi cero y, en segundo lugar, 1~ bancos miembros en $eguida comenzarán a secundar los csfoc:nos del banco cenera! comprando valores ellos mismos, aunque slo sea para man­tener sus beneficios. Eso significa que el precio de los bonos subirá a menos que pue­d.ar. encontrarse muchas pet!;Ooas que, al ver que S!lbea los [1recios de los bonos a lar­go plazo, prefieran venderlos y conseguir las ganancias liquidas a un tipo de interés muy bajo. Si (por e¡emplo) el cipo a largo plazo es un 3 por ciento anuai más alro que el tipo a corro plazo, eso significa que. para esas pecsonas., la esperanza m:1.cemácica de los pre­cios de los bonos consisciri en que bajen un 3 por ciento al a; y en un momento en el que los precios de los bonos están subiendo, de hecho, y el banco cenrral está aba­ra cando más el d,nero. no es probable que haya UD gran volumen de vencas, a meaos que: el precio de los bonos se haya llevado a UD oh·el que se crea en general que es exce­sivo a bcgo plazo, una circunstancia y un factor limicadoc al que volveremos en segui­da. Si lo que hacen esas medidas es elevar el precio de las acciones ordinarias más que el pcecio de los bonos, no harán ning daiio en tiempos de d~resin, pues la inver­si puede estimularse sí es excepcionalmente fácil obu:ner recursos mediante la venta de acciones oTdinartas, así como si son alros los precios de los bonos. Además, no es probable que el precio de las acciones ordinarias sea excesivo en un momento de depre­si y pérd,das empresariales. \n", - "No veo,pues, que exisra.n muchas razones para dudar de que el banco central pue­de influir significacivamence en el coste de obtener nuevos recursos para realizar inver­siones -a largo plazo, s.i está dispncsi:o a persistir lo suficiente en su política de mercado abierro. ¿Cuáles son, sin embargo, en la pc,krica los factores que limi[3n el grado en que puede persistir en esa política? \n", - "El primero es si tiene suficien re \" municie , es decir, si tiene poder para compcar o vender una cantidad suficiente de valores de un tipo adecuado. Es más probable que la falca. de suficience municin sea un obstáculo para un banco central cuando escá t:racan­do de redu.cir el volumen de dinero bancario que cuando escá tratando de aumentarlo, ya que su volumen de valores al comienzo de su política de contracci es necesaria­me11ce limitado. Pero también limita en cierto sentido una política expansiva, ya que la clase de valores que compra un banco cenccal generalmencc es limicada, por lo que hay un punto a partir del cual si coruin comprando, puede crear una pQSici entera.menee anificial en lo que se reti.ere a esos qlores en relaci con ocros. Es para imper que se dé la circunstancia de que la munici sea insuftcience para re:ilizar operaciones de mer­cado abierto aoutrance por lo qu~ he sugerido ames (pág. 395-396) que el bar.co cen­tral tenga la porestad de modificar dentro de unos limites el coeficienre de reservas de sus bancos m,embros. \n", - "Ea segundo lugar, puede darse la ciccWJStancia de que el cipo de inm:és natural baje canro durance uo de.ropo que exista una diferencia muy grande y bastante excep­cional entre las ideas de los prestatarios y las de los presrami~cas en el mercado a lar­\n", - ".._... \n", - "C&.PtTU1.0 37: 111. Et COSTflOL DE LA 7.UA Of: l~ VE.R5,ÓN \n", - "go plazo. Cuando los ·pi-2.i esran-bajan-ao, los beneficios son bajos, el fururo es incier­(0 y el estado de ánimo financiero está bajo y alannado, el tipo de interés na rural pue• de descender duraare un breve periodo hasra ser casi igual a cero. Pero es precisameme en ua momento como ese en el que los prestamistas soa más exigentes y se muesrcao menos inclinados a compromerer sus recursos a largo plazo, a menos que sea con una gara.náa más exrraordinaria, por lo que cabe esperar -haciendo abstracci de las operaciones del baaco cenrral-que el tipo de inreres de los bonos, lejos de ba¡ar has· ca casi cero, sea más airo de lo normal. Es razonable pregunca.rse co es posible en esas circun.srancias manrener la igualdad del tipo de mercado y el tipo de inreres natu· ra! a largo plazo, a menos que impongamos al banco central la obligaci de comprar hemos ¡¡ u.n precio muy superior al que se wnsidera norm¡¡/ a largo plazo. Sin embar­go, si sus instintos sobre lo que es normal a largo plazo son correctos, eso significará que esr.as compra.s, cuando tengan que invertirse más tarde por medio de vencas., pue­den mosuac una grave pérdida financiera. So puede darse esta circunscancia -el lec­tor debería darse cuenta de eUo-s¡ las predicciones del pblico capitalisca son ine· xactas y si b.ay una diferencia de opini emce el banco central y los prestara.ríos a largo plazo sobre la taSa prevista de rendimiento. \n", - "Cabría esperar, quizá, que el banco cemral, en representaci del inr.crés p!ico, csruviera dispuesto a correr con los riesgos de l.as .futuras perspeccivas cuando los ime­reses priv~dos consideran que estos riesgos son excepcionalmeme alcOi. Pero es posible que la elecci esté encre asumic la carga de una posible pérdida, permitiendo que la depresi conrin, y uaa imervená socialista por la que un organismo oficial asunta una tarea que los empresarios no quieren as:umic. \n", - "Yo repetiría, sin embargo, que es improbable que se planteen escas siruaciones extre­mas si no es como consecuencia de alg error anterior que ba impedido poner reme­dio a la 1endencía depresiva ames de que la absolura falca de confianza baya roca.vado el ánimo y las energías de la empresa. \n", - "El tercer factor limirador es la presencia de complica.::iones internacionales que hemos excluido hasta ahora de nu~stro análisis, pero de las que debemos ocuparnos a conci· nuaci. \n", - "e) Complicaciones internacionales \n", - "Llegamos finalmente a Jo que es en el mundo acnral una limiraci insup('rable en el ejercicio de una hábil gestin monetaria para evicar las expansiones y las depresiones, una limicaci que se insensato pasar por alto o restarle importancia. Ningn banco central nacional que sea miembro de un sistema inremacional, cisiquie.ra el Sistema de. la Reserva Federal de los Estados Unidos, puede pensar que va a pod~ preservar la esta· bílidad de su mve1 de precios si acc por su cuenta y no le ayudan los demás bancos centrales. Además, aunque es probable que los intereses generales de los distinros ban­cos centrales 3ean c-oincidemcs, no podernos confiar en que será así perm:inentemcme hasta en el más mínimo detalle. Por la.s razones que hemos explicado antes al referimos a la conveniencia o no de que el patr de valor sea de cacicter inreraacioual, los inte­reses inmediatos de los clifcrcnrcs países pueden ser divergentes y las mroidas ~sadas paca preser'lar la estabilidad del empleo en uno de ellos pueden no tener =esariamen­cc el mismo resultado en ocro. \n", - "Para hacer frente a las complicacio~ internacionales que impiden en la actualidad cualquier inrenco frucero de gestionar nuesao parr de valor cieotificamcme y pre­servar el equilibrio de la inversi en codo el mundo, la ica soluci adecuada es un sistema de gesri supranacional como el que esbozaremos brc,·emenre en el siguiente capítulo. \n", - "En.re tanto, pa.rece que las ic:is soluciones capaces de atenuar los males de la r,:gla del azai; que no conseguimos quitarnos de encima, son las siguientes. \n", - "Eo primer lug¡¡i; no debe exagerarse la importancia de l2 dependencia internacional. Un país, medilnte una sida gesci imcrna, puede ha.cer mucho para mantener esta· ble su empleo y su vida empresarial. Si el comercio inrernacional y los présrarnos inrer­naciona!es representan una proporci i:claamence peque de su ,¡ida econnica, el grado en que se verá obligado a sufrir las perturbaciones incernacionalcs también será \n", - "limitado11. Además, cualquier país puede e'litar al menos ser un generador de proble­mas y el iniciador de desequilibrios en orros países y puede contribuir con su cuota de ~sc:ibilidad. en lo que vale, a la sicuaci general. \n", - "En segundo lugar, no bar que exagerar el grado de d¡,¡ergencia enrre los imcrescs de los dístincos países. Cuando se rrata de una perturbaci importamc, codo el mundo va en el mismo barco. Por ejemplo, en 1929 era rnonable suponer que los intereses de los Estados Unidos eran dlSÓntos de los intereses del resto del mundo, pero las autoridades del país, al actuar basándose e.n este supuesto, estaban haciendo de hecho realidad el estallido en 1930 de la tormenta -que ya era inclpience por causas de las cuales quizá Gran Breta1 era la principal responsable-gue les ha afectado al menos omro como a \n", - "los demás. En términos generales, pues, la cooperaci, bien entendida, interesa a todo el mundo. \n", - "Ahora bien, es la actuaci de los países presramisc.as de codo el mundo la que detennina páncipalmence el tipo de interés de mercado y el 'IOl\\lffiCn de inversiones en rodo el mundo. Por lo canto, si los principales países prestamistas cooperaran, podr¡. an hacer mucho por ev1rar los grandes desequilibrios de la inversi; es decir, Gran \n", - "(a] El problema de mantener Breta. Por ejemplo, la inver­pero quizá (en condiciones dc laestabilidad inne= en !os E=­si c=riordigamos qut absor­~quilibrio) csá nw a:tta del 40 d<>S Unidos es po< esta raz be el 5 por cicnto dd ahorro 113• por cic:ito en Gcao Breta. mumo más~t>cillo q11C en Gcan cio=I en los EsL1.dos Unidos, \n", - "CAPll:UtO 37 , 11!. EL CON\"UOL llE lA T.HA Di: lNVElSION \n", - ", --B:eu, os Esrados Unidos y Francia. Y si Francia prefiere vivir en una gruu dora­da. Grao lk.:ta y los Estados Unidos acruando juntos no~nte podc[an domi­nar la situaci. Poc timo, un país siempre tiene guardada en la recámara un arma a la que puede recurrir en pam: cuando su desequilibrio in1eroacio113J está generándole un el\"°vado paro. En ese caro, las operaciones de mercado abien:o del banco central destinadas a !'educir el cipo de ince.és de mercado y a estimular la invecsi, en lugar de eso pueden esricnular accidencalmente los présramos excranjeros y provocar así una salida de oro mayor que la que pueJ e permitirse. En ese caso, no basca con que la autoridad cenera! esté dispuesta a prestar, pues et dinero puede acabar donde no debe; también debe e:sw: dispuesta a pedir presrado. En orras palabras, el propio gobierno debe promover un programa de uwer• s, interior. Es posible que tenga que elegir entre emplear trabajo para crear riqueza de capital, cuyo rendimienco es menor que el tipo de interés de mercado, o no emplearlo. Si ésu ei l:i siruaci, se promo•;erá e1 inrecés nacional canco inmediato como iururo eli­gieodo la prim~a alrernaciva. f>ero si los prestacaáos extranjeros están preparados e impa­cientes, en UA mercado abierto competitivo será imposible reducir el cipo hasta el oivel adecuado para la invmi imerioc. Por los caruo, so puede obtenerse el resultado dese­ado por medio de alg método con el que d gobierno subveaoone, de hecho, derermi­A3dos tipos autorizados de inversi inrerior o dirija él mismo planes nacionales de desa­rrollo de ca pi tal He escrito mucho en otras parces sobre la aplicaci de este método a la siruaci de Gran Brera en 1929-1930, l)\\)r lo que no es necesario que me exti.cnda aquí sobre ella. Suponieodo que no era viable, aJ menos durame un tiempo, reducir los costes en relaci con los costes extranjeros lo suficiente para aumenrar significativameme d saldo de la balanza exterior, la política de sub,·encioa31' la invetsi interior fornen­cando (por ejemplo) planes de desarrollo nacional del 3 por cienro era un medio váli­do para aumencar tanto d empleo hor como la riqueza nacional en el furui:o. la i­ca soluci aJcemariva que podia aplicarse inmcdiaramente en esa.s circunstancias era subvencionar la inversi cx.erior excluyendo las importaciones extranjeras, de mane­ra que la imposibilidad de aumentar las exportaciones para cle,'llr el saldo de la balan­za exterior hasca el nivel de e,;i.uilibrio pudiera subsanarse reduciendo el volumen de importaciones. \n", - "IY. LA DEPRESIÓN DE 1930 \n", - "Escoy escribiendo escas líneas finales en medio de la depresi mundial de 1930. Los indices de precios al por mayor han caído un 20 por cicnco en un a. Los precios de un gran grupo de las materias primas más imporranres del mundo -el trigo, la avena, la cebada, el azar, el café; el algod, laJana, el yute, la seda; el cobre, el esra, el cinc; \n", - "6~8 l& CESTtON Oél Dl~UO \n", - "el caucho-eran hace un aiio un 50 por cienro má; alcos que hu;,. E í_,Jic.: ::ri-:ano de rcoducci ha caído mis de un 2.0 por ciemo. En Gran Breta. Alemania y los Esca­dos Unidos, hay al menos 10 millones de p;1rados. Uno no puede por menos que d= cuenra de lo importante que es diagnoscicac com:cumenre las causas de estas desgra­cias. ¿Podía haberse cvicado la cacascrofe? iPuedc remedia=? \n", - "o puedo evicar, pues, la cenraci de d::u una opim precipitada sobre aconre­cun,emos concempor-.íncos que son demasiado cercano.. para p,.xler verlos con claridad; mi opinin sobre las causas fund.amenara s.atisfacer a sus acreedores y para cumplir con las obligaciones que les imponían sus reatados. Las con­diciones en las que esos presraracios pagarán tienen poco que ver con el rendimienro previsro de la inversin corrience y vienen dietadas por los prescamisras. La segunda clase eran los prescacarios \"bancarios\" -a veces gobiernos y a ,·eces bancos-que esta­ban pidiendo préstamos, tampoco en este caso para invertir en proyectos producovos, sino para acumular reservas líquidas, en parte oro y en parte saldos e,ccranjeros, con los que proceger sus monedas recién resublecidas. En 1927-1928, nos enconlribamos en una siruaci extraordinaria en la que los Estados Unidos csraban prestando a lar­go plazo a unos ele,·ados tipos de interés, P.rincipalmence a Europa, unas cancidades \n", - "LA CESTlON otr_ 01?-:E.l.0\n", - "6;o \n", - "mllclio mayores quesu saldo favorable y podían hacerlo porque estos prestatarios rede-....,_ posiraban inmediatamente en los Estados Unidos a corto plazo la mayor parre de lo que acababan derecibir prestado a largo plazo a unos tipos que eran casi el doble, qui­zá, de los que podían obtener a corco plazo por sus redepfros. En do.s o u-es as, se pidieron prestados así unos 500 millones de libras a l.argo plazo y se redepositaron a corto plazo, lo cual tendilicamente a ~rrurbac la relaci normaJ entre los cipos de interés a corro y a largo plazo que habría habido si hubieran sido determinados prin­cipalmente, como deben serlo a largo plazo, por las id~ de los que piden préstamos para realizar verdaderas inversiones. \n", - "Por timo, en 1928-1929e.sros prestacarios \"artificiales~ a lacgo plazo -si podemos denominar así a los prestatarios en los que no influye el rendimieAtO de la verdadera inversi corriente--se vieron cefoczados por una ,ercera clase de prestatarios \"artifi­ci:iles\", esra vez a corco plazo, a saber, los prestatarios ªespeculativos\", que, una vez más., estaban pidiendo préstamos, no para invertir en nuevos proyectos productivos, sino para participar en el frenético movimiento ªalcista\" en \"acciones\" (prmcipalmence de un carácte.r medio monopolisrico que no podía reproducirse fácilmente) que escaba pro­duciéndose especialmente en los Estados Unidos, pero también en distinto grado en la maroría de !as bolsas de valores de todo el mundo. Ademá5, las ansias de la opini bancaria conservadora de poner fin a esta fiebre especulativa dieron un nue,•o motivo a los bancos cenua!es para resmngir el crédito. \n", - "A mediados de 1929, los ptesratarios \"genuinos\" ;i podemos llama: así a los que piden préstamos para realizar verdaderas nue,'11s uwersiones que comideran rentables por las condiciones ofrecidas-cuyas acti,;dadcs ra eran, a mi juicio, menores de lo nm­m.al en L1 ma .·oria de los países, salvo en los Escados Unidos, se es1aban viendo obliga­dos a desapareceL Una vez satisfechas las necesidades más urgenres de la recons«ucci de la posguerra y de las nuevas clases de induscria, no les merecía simplemenre la pena pedir préstamos en una cantidad igual al volumen de ahorro al elevado tipo de .interés de mcrc:ido, q.:e estaba siendo mantenido en parte por los prestatarios \"acrificiales\" y, en parce, por la política crediticia de los bancos cemrales. \n", - "La divergencia que surgide esra forma entre el tipo de interés de mercado y el tipo natural fue, pues, la caus.a principal de la caída del nivel de precios. Pero una vez que este proceso había avanzado lo suficiente como para generar una psicología de wdepresi9 en la mente de los empresarios, se vio reforzado, por supuesto, como es habitual, por otros factores que ejercieron una influencia quizá cuantirarivamen­re mayor. \n", - "Pues no cabe suponet que --considerando el mundo en su conjunro-la falta de inver­si en relaci con el ahorro, que engendrinicialmente la depresi, foera responsa­ble por si sola de una caída del Aivel de precios de mucho más de un 5 por cienro. Pero ta.u pronro como las pérdidas que eso ocasionhan quedado lo suficientemente pati:n­ces para los empresarios como para llevarlos a reéiucir la produccc, hay inmediata­\n", - "CArJTULO 37: 1n. .EL CONTaOL OE !.A tAS:\\ DE. LS\\-~U:tO' ~ \n", - "6j r \n", - "mam: una falca de inversiPn ~era ar!.mar.ob gebida 3 la reducci dd volumen de aipi­tal ctrculance correspondiente a la disminuci dd nivel de producci. Asf pues, cada reducci de la producci provocada por una nueva reducci de la inversi neca oca­siona una Aue,-a caída de lo.; precios, lo cual aumema las pérdidas de los empre:,.irios que siguen produciendo y, por lo c:mco, tiende a reproducirse .:n forma de una reduc­ci a mayor. En d capítulo 30 (apaCt:ldo \\111}, escimamos la in.fluencia de este factor en relaciÓA con d C-d.pital circulance de 1~ Esrado;; Unidos. • \n", - "Duranre la primera fase de [3 depresin, esca reducci del capital circulame pro­bablemente foe com:carrestada en P!l= por un aumento del capital liquido corno coo­s.:cuencia de la acumulaci de existencia, . En la segunda. fa;;e, las exiStencias normal­mente comienzan a disminuir y eso prolonga el período durante el cual la falta coral de inversi neta es mayor que la falca de inversi fija. Pero al final llega un momento en el que -debido a que las empresas no puc,tlen mantener su orµnizacin y sus ~onexio­nes si reducer1 a cnás la produccin, aunque estén expecimenranc!o pérdidas, o a que cambian las expecrarivas del mundo de los negocios en general o a que las cxiscencias son mínimas o, aunque so 3ea poc eso, a que el empobo:cimiento general de la comu• oidad reduce el ahorro-ni d ca;,iral circulante ni el capicaJ líquLdo siguen dLSminuyen­do; y cuando llega ese momento, la depresi roca fondo. \n", - "Pues la desin,·ersi en capital cicculame, que ranro agr.ava la fulca de invecsí en capital fijo, so contin mientras la pcoduoc:i esc.é disminuyendo. Cuando la pro­ducci se ha reducido-a un nivel bajo y !)<'tmanece ahí, el capital circulante deja de disminuir, pues esta disminuci no depende de que el nivel de producci sea bajo sino de que esté descendiendo. Por lo canto, can pronco como el índice de produccin deja de descender, disminuye i.nmcdiacameme la falta de in,-ersi neta, lo cual tiende por sí solo a elevar los precios y a reducir las pérdidas, pues el bajo ni,·el que alcanzan los precios so es posible cniencras la producci esté descendiendo, y cuando la pro­duoci deja de disminuir; los precios deben volver a subir necesari:imente. No so eso: tan pronto como el índice de producci está aumemando de nuevo, es necesario que­aumente la im·ersi en capital circulante para compensar la dcsinvecsi amerioL Mien­c:cas ocurre eso, la reinversi en capital cicculaace puede compensar en parre o en su rocalidad la falta de im·ersi en capital fijo y el tipo de interés natural da alcance rem• poralmenre al ripo de mercado. Pero tan pconco corno el indice de producci de¡:i de aumemru; entonces, si el exceso del tipo de imcrés de mercado a la¡go plaz.o sobre d tipo narural a largo plazo no ha desaparecido porque ha bajado el primero o ha subido el segundo, los precíos comenzaran d.-: nuevo a bajar. De esta forma , como consecuencia de escas oscilacior1es secundarias que se aucogeneran, p0drfa haber un período intei:me­dio de recuperaci de dimensiones bascamc impresionantes, aunque las condiciones básicas no sean favorables .i una recuperaci duradera. \n", - "Es previsible, pues, que se produzca una recuperaci par~ial meramcnre como con• s«uencia del paso del tiempo y sin la adopci deliberada de medidas. Pero si mi diag-\n", - "J \n", - "~ \n", - "JI:\n", - "-,\n", - "LA GESTION DEl t,Ji,.:LRO \n", - ". \n", - "' \n", - "~ \n", - "~-­\n", - "__ n~ti~ es correcto, no podemos esperar que la recuperaci sea ror:d o duraderJ ha3t:i qÜe haya bajado mucho el tipo de inrerés de mercado a largo plazo en todo el mundo y \n", - "l \n", - "se acecque más a los ni,·eles exisrenres anees de la guerra. De nu succ:d~r ,:-su, habra ~-011­\n", - "_ 1-f '\" \n", - "tinuas presiones paca que se produzca una deflaci de beneficios y una caída del nivel de precios. Sin embargo, es probable que la caíd.a del tipo de interés sea un proc.::so lar­..,-] go ~-tedioso, a menos que :;e .acel.::ce mediante una política delibewda. Pues la propia \n", - "r\n", - "depresi produc:e u.na oue,.i cola de prestatarios ~en difultades\" que tienen que: obce· \n", - "l \n", - "ner dinero en las mejores condiciones ¡:>0sib!es para hacer frente -a sus p,!rdidas, espe­ciaJmeore los gobiernos de: los países cuyo equilibrio internacional ba sido percurbaJo por la caíd,1 del precio de sus exportaciones; Aust.ealia y Brasil son descacados ejemplos. La situaci nunca mejorará por sí sola debido a la talra de prestatarios que presionen a la baja sobre el cipo, pues io.; ahorros se abmrben tanto para /inartciar la; pérdidas como para fi,ranciar la inver:si . .En segundo lugar, los prest~misras se han acosmm· bradoa que los tipos de interés sean altos. La guerra, la n:consrrucci de la posguerca, la epoca de presca~rios º artificiales\" han mwtenido loso.pos durame quince as en unos niveles que una.generaci anees habriao parecido absolutamente improbables. Po; consiguiente, un rendimiento de un bono de primera clase del 4 111 o 5 por ciento en un momento en d que e! tipo a cono plaw no es muy superior a un 2 por c1e11ro no le pare­ce al finanr:iero modero.o una oporrunidad t:J.n buena como le habá a parecido a su padre. Pues hay poquísimas personas para !as qu.e lo normal y lo permanente oo se base prin­cipalmenre en la experiencia real de los timos quince as_ \n", - "Sin embargo, ¿qui¿n puede dudar razonablemente del resultado o, a menos que el obstinado mantenimiento de una política monetaria descamínada.conrin socavando los cimientos de la sociedad capiralisra? En los principales países financieros, el ahorro es suficiememenre airo, CU.1J1do e:stá dedicárnlose a inversin y no a de;pilfarracse en la finan· ciaci de pérdidas, como para hacer que el capital aumenre cim:o ,,ec.es más deprisa que la poblaci. A menos que despilfarremos el ahorro, ¿cmo vamos a encomrarle a eras a una salida en proyectos cuyo rendimienro se acerque a! ripo de interés a largo plazo acrual? Me am.·,·o a predecir, pues, que para los hiswriadores econmicos del rururo la depresi de 1930 puede presenrarse como una lucha a muerte encce los tipos de inre­rés de la gueHa y la reaparici d.c los tipos vig~tes antes de la guara. \n", - "Ahora bien, es indudable que a la larga esa reaparid acabará produciéndose. Eo Gract Breta, hay quizá 1.000 millones de libras y en los Estados Unído.s posiblemen­te 4 .000 millones en recursos para invertir que no son necesarios como efecti,•o y que se mmtienen im'eetido.s a corto plazo. Estos fondos han generado hasta hace poco un exce· lenre tipo de interés\" Es po.~ible que en esros tiempos difíciles ~· peligrows, sus dues sea.o rea6os a moverlos. Pero los moverá.a con el tiempo. llegará uo momento eri el que les aburrirá percibir un 2 o un 1 por ciento o nada. cuando podr,aa perribir un 6, un 5 \n", - "o un 4 por ciento. Con el cie.mpo, la mu!ritud los moverá y entonces se observ.uá de repeme que la oferra de bonos a! cipo de interés accual es mur limicada. \n", - ".:: \n", - "CAPtnn.o 37: rn. EL COt,.:TI.OL OE t..t\\ TASA DE-CN\"VEUJÓ N \n", - "Pero si ésras son las causas, ¿podría haberse e,~cado la depresi? ¿·Y puede reme­diarse? Las causas a las que la he atribuido fuewn el resultado de la política, por lo que fue en cierto semido evitable. Sin embargo, es evidente que la pofca no podría haber sido radicalmente ditereme, a menos que rambién h.ubieran cambiado·mucho la menta­lidad y las idi:as de nuestros gobemames. Es decir, lo que ha ocurrido no es exactamen­te un accidenre; tiene profundas raíces en nuestra forma general de hacer las cesas. \n", - "Pero, un1 vez admitido que el pasado pertenece al pasado, ¿cenemos que ser tam­bién fatalistas sobre el íururo? Sr deiamos que las cosas se curen por sí solas, los resul­tados pueden set ·a comenzado, se alimeocará sol.o. \n", - "Por lo que se refiere a rctMdios específicos, los argumentos de este capítulo sugieren dos que son adecuados para esta ocasi. El Banco de Inglaterra y la Junta de la Rescr­\n", - "•·a Federal podrían prc:Siooar a su; bancos miembros para que hicieran algo que los bcue· ficiaría si rodos ellos acruarao al unísono, a saber, reducir el cipo de interés que ofrecen a los depositantes a una cifra muy baja, por ejemplo, a un 1/2 por ciemo. Al mismo riem­\n", - "LA GESTIÓN OU OLNUO \n", - "po, estaS dos iruciruciones cencraJes deberían seguir unapo!ícica-del cipo bancario y-rea­lizar operaciones de mercado abieno ao=tSEllO \n", - "n. M.i:,'tQ0_9s DE-GESTIÓN SUPRANACIONAL \n", - "¿~be ;er el sistema de gesti moneraria supranacional del fururo ua sistema totalmente ddinido o debe desarrollacse gradualmente: Pcobabiemente lo segundo. No obstanre, cuando uno se stent.a a esbouc el sistema ide3l, imagina naruralmeme algo completo. Por !o c:imo, describiré primero el grado mínimo de gesti que me parece que se.cía il :· pasaré después a describir un sistema más completo. Como accualmente los precios del oco muestran incuestionablemente una tendencia descendenre, supondré primero que el obj~ri,·o inmediaco es economizar oro. No obsiance, en el futuro podcía darse fácil­mente la circunstancia contraria, probablemente como consecuencia de un descu­brimiento revolucionario en la metalurgia del oro más que como consecuencia de la apa­rici de abundantes miDas de oro. \n", - "l. Elmír:imo \n", - "_f\n", - "Se podría pedir a una conferencia de bancos centrales reunida siguiendo la reco­mendaci que luzo bace tiempo la Conferencia de Genova que acorda.ra los grandes principios si.guienres de actuaci com: \n", - "L Todos los países deben acordar ao dejar enrrar oro (o certificados de oro) en la circulacin activa y manteaerlo .icamcrue como dinero de reserva para los ban­cos ce nrra les. \n", - "Ya hemos visco (pág. 587) que el oro se ha retirado en gran pan:e de la circu­laci activa en todo el mundo y que acrna!meme más del 90 por cienro del oro monetario está en manos de los gobiernos y de los bancos cemralcsl. En los Esta­dos Unido;, las monedas de oro ase admiten en la cicculaci activa y los cer­tificados de oro equivalen casi a lo mismo•. En la nueva ley monetaria francesa, existe una peligrosa dáusul:i que permire la inrroduccin de oro en la circulaci activa por decreto, pero a no se ha puesto en practica. En otros países, hay poco \n", - "o nada que alterar a este respecto. \n", - "l,J Esa cifra comprende 105 oer­ro\" ano:rior se convierte e.o un aes en cnrifiados de oro, lo que n ficados d.: oro de los E.oudos \"oc.'-cnta po, cittiro •. repteserua un roca! (aproximado) Uoidm en d toral •m 1tl2udos Vrudos ql!e es má.s de 1.:n 50 po< cieruo que los certificados tlt oro Gl la fuen de l.s resenas de los ban­superior :a wn:scr,as de oro dd citcuL,.ci a::th'2 ton el equi,'ll• cos de t. R«érV-a federal aktck­S..noo de lnglaca.a. !ene-e -qu.e to~.,... de las mon,o. dor de 375 millones de dares das de oro, d ~::toVá!ca Porcien-rn mooedas de oro y 950 millo-­\n", - "2. Todos los bancos ccncrates deben acordar aceptar alg susriruco del oro como paro: de sus propias reservas, reduciendo~. al menos, modificando de acuerdo coa las circunscancias-la cantidad deoro que creen que es necesario ccner en sus propias cajas fuertes para respaldar una canádad dada de dine:-o del banco cen­era! que crean. De la misma forma que el dinero c.orricnce ,se convirtigradw;,l­menre en dinero represemacivo durante el siglo XIX, así las reservas deben con­vertirse gradualmente en dinero cepresemarivo dura.me el XX. • El uso de algo disrinco del oro como pacte de las re..nra corriente o en cuenca de depLto, puede hacer anticipos a los bancos cenrrales y tendrá liber­tad para comprar y vender oro, divisas, letras )\" valores. Pero no se realizará ninguna operaci financiera (salvo la retirada de fondos a cuya introducci no..se..hubiera puesto ninguna objeci) si el banco central interesado lo desa­\n", - "\n", - "prueba. \n", - "\n", - "6. \n", - "El Banco no so puede realizar tran.sacciones con los bancos cena-ales_ siempre que el banco central con cuyos ciudadanos se realicen las transacciones no pon­ga objeciones. \n", - "\n", - "7. \n", - "El Banco no puede a) emitir billetes, b) acepr.ar lecras, e) nacer anticipos a gobier­nos (pero puede comprar sus letras del Tesoro y sus valores) o abrir cuentaS comen­=en su nombre, d) adquirir u.na participaci predominante en ninguna empre­sao propiedad inmobiliaria que no sea necesaria para su propio negocio, salvo temporalmente. \n", - "\n", - "8. \n", - "\"El Banco se administrará p restando especial atenci a.1 mantenimiento de su liqtez\", pero no ciene obligaci de tener una propord específica de oro o de letras. \n", - "\n", - "9. \n", - "El banco tiene un capital suscrito y los beneficios se repa.nen en proporciones prescriras entre sus resen-as, sus accionistas, los bancos cenrrales que mantienen depitos a largo plaz.o en é[ y la cuenta de reparaciones alemanas. \n", - "\n", - "\n", - "Es evidente que las cláusulas se han. redactado en términos gen.erales y que sedan compatibles COCl la conveISi del Banco en un gano de gesti monetaria suprana­c,ional como el que hemos sugerido anees. Pero en este caso su constituci plantea algu­nos problemas. La represencaci preponderame que se da a los poderes de cepa.raci \n", - "LaJ No se ci lo cki• bu­bulo de los e=rutos). Tomhién no l~gislao debe c!csempe,c \"'\"\"' claro. La ley dc se< ue::a dcl,c .h:tber un atuerdo del 8P[ esa funci. Una carta de Wa!­L:1 &I pals ele domicfo. pero c:(p~do medi.3nu-una vou­Sajz.a a.cutrd.J: mediarue 1,10 ci d,e la Juc;ra ~ neral, ui\n", - "rcr Larroa, más wde locd Lar­traado 'I\"-\"' >álo ap.robari 1!.na como dd G:m;qo. e< decii; los \n", - "ton, a l conW P,rreio de la admimstn­cil <¡ue p<.\"OJ:c:Í:! &. ~ o, Vol. 1, 26 Bagebot y ripo bancario: Vol. 1, 184 y banqueros; Vol. 2, 669 &nea, ga1.. 634­\n", - "635 Banco .:cn=I, ,,éas., Sancos ce1nr2lcs Banco de lnglate«:J, ve,ue Gr-Jn Brc.:iful \n", - ".­\n", - "Banco de Pagos lmema.cionales; Vol. 2, 667­669 l. Vi2.e también Sanco supranacional ' \n", - "r\n", - "Banco inrernacion.al, lléase Sanco supranacio­\n", - "l n.al Banco nacional; Vol. 2, 387n., 395n . Banco supran3ciooal¡ Vol. 2,599,613, 618, 630, 65 7-671 y gesti ck bs re:se¡,.•as; Vol. 1, 321-322 Bartco,; cem:rales; Vol 1, 24; Vol. 2, 571 f sig:s. actirns; Vol. l. 529-530 e inflaci de .-.nea; Vol. 1, 254 en los países conner.cle:s; \\ol. 2. 534-535 influencia del volu=n de l.:rras; Vol. 1, \n", - "266n. \n", - "poden:s de los; Vol. 2, 621 y s,gs. relaciones de los; Vol. 2, 571 y sigs. renaicias de los, en el excranjero; Vol. 2, \n", - "663 y auges espe-...ulari,·os; Vol. l, 234-2.36 y conuol de tos bancos miembros: Vol. 1, \n", - "39; Vol. 2, 529-H2 \n", - "yeqwlibrio =no; Vol. l . 161-162, 201­203, 255, 3ll, 313-314, 318-.319; Vol. 2, 593 l' sigs. \n", - "y ~gesti• en el siglo XIX; Vol. 2, 510-511 y parr oro dirigjJo; Vol. 1, 319-323; Vol. 2, 662-664 y política de \"dinero caro•; Vol. 1, 184­185 y problema de la gesn dd dinero; Vol. 2, 517-568 y regulacin de las reservas; Vol. 2, 557­562 V~ r..mbiin Sistema bancario \n", - "A: \n", - "677 \n", - "Bancos de cp:npcnsaci, véase Gran .Sr1., 89n. y neros índice; Vol. 1, 114n., 121 y parr inremacional; Vol. 1, 79n. \n", - "Brasil y sísrema de ,..,]oraci de.! café; Vol. 2, 462 British Associaaon Comminec (1888): Vol 1, \n", - "89 \n", - "Burgess. Di; y operaciones de mercado abier• 10; Vol. 2,551 y coeficiente de = Vol 2. 392, 392n. y dcpiros a plazo; Vot. !,. 352 y ,\"Cl.ocid3d ~ los dcpiros bancarios; Vol. \n", - "2,362,367, 369 \n", - "TJ\\ATADO SO3U El OtNl!O \n", - "Cabras como parr.moneruio; Vol.:l;-26 ­Café, sismna de valor.tet del; Vol. 2., 462 Cámarn de compensaci; Vol. 1, 38-39 Cambios \"inducidos~ de las rcml!JlCraciones; \n", - "Vol. 1, 164 \"Cambridge\", ecuaci cuanrir:ativa de¡ Vol. \n", - "1 , 214-217, 2.21 Cambridge Mod= liistory; Vol. 2, 475n. Campa de economía; VoL 2, 5U Canadá, punros del o.ro en 19H; Vol. 2, 611 \n", - "c:oeficienre de rese,,ras; Vol 2, 392 \n", - "Cantidad de dinero, causas que rigen la; Vol. 2, 381-383 relaci coa el tipo bancario; Vol 1, 203-205 y nivel de precias; Vol. l , 146-UO, 205, \n", - "1.97; Vol. 2. 338 Canrillon; Vol. l, 214, 215n. 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Bancos de compensaci (G. B.) \n", - "consumo, volu.mcn ele; Vol 2, 437-439 cuencas corrientes y cuentas de ahorro; \n", - "Vol. 1, 40-41, 4S-49 depresi (1891-1896}; Vol. 2, 480-485 depresi (1920-1921); Vol. 2, 438---H9 efecnvo, W4Se Circulaci de billetes (G. 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