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Bigomby committed Jan 27, 2015
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\chapter*{Capítulo Uno}
\addcontentsline{toc}{chapter}{Capítulo Uno}

---Estás siendo muy misterioso, Doctor.

El Doctor levantó una ceja.

---Déjame expresarlo de otro modo ---dijo Jo, apuñalando su hombro con
el dedo índice---. Más misterioso de lo habitual.

El Doctor forcejeaba con la palanca de cambios de Bessie, el deportivo
descapotable vintage de dos plazas de color amarillo brillante que le
gustaba conducir. Frunció el ceño. La caja de cambios respondió con un
sonido de engranajes tratando de comerse unos a otros, pero pronto
perdió la pelea cuando el Doctor cambió a tercera. Sonrió, mirando hacia
adelante a lo largo de la bulliciosa calle de Piccadilly. Era un día
cálido y el capó del coche estaba bajado. Unas pocas personas les
miraban y les señalaban cuando pasaban.

Jo se hundió un poco más en su asiento mientras el Doctor saludaba a un
par de transeúntes.

---¿Sabes lo que me gusta de Londres?---dijo, volviéndose brevemente
hacia ella.

Ella suspiró.

---Seguro que no lo puedo adivinar.

---Es la única ciudad en el universo donde puedes conducir un coche que
tiene setenta años y salirte con la tuya.

---¿Quién dice que te estás saliendo con la tuya?---murmuró Jo.

El Doctor saludó de nuevo y Jo cerró los ojos.

---¿No podríamos haber cogido el metro?

---Vamos, querida. ¿Dónde está tu sentido del estilo?

Jo se quedó mirando al Doctor con la boca abierta.

El Doctor llevaba un batín de velvetón verde sobre una camisa púrpura
con volantes, cuyo cuello era lo suficientemente grande para que
navegara un pequeño yate. Era un modelo para echarse a llorar, incluso
en 1973, pero, siendo francos, era bastante sobrio. Para el Doctor.

Jo cerró la boca. Por una vez, al menos no estaba usando la capa de
Inverness. Pero odiaba cuando no le contaba lo que estaba pasando.

---¡Doctor! ---gimió---. ¿Puedes por favor decirme qué estamos haciendo?

El Doctor giró en Dover Street, se peleó brevemente una vez más con la
caja de cambios de Bessie y se detuvo en la cima de Hay Hill.

---Vamos a un museo.

---Esa parte ya me la dijiste. Una colección privada. ¿Para ver algo en
concreto?

---No ---dijo el Doctor, sonriendo---. Para robar algo.
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\chapter*{Capítulo Dos}
\addcontentsline{toc}{chapter}{Capítulo Dos}

---Nunca te había tomado por un ladrón de arte ---dijo Jo.

Se quedaron mirando la noble fachada del museo: era uno de los
magníficos edificios Georgianos de tres y cuatro plantas de Mayfair.

---No es arte ---dijo el Doctor---. Antigüedades.

---¿Hay algo aquí que te interesa?

---Cierto ---dijo el Doctor. Sus ojos recorrieron el edificio como si
estuviese tratando de ver a través de él.

---¿Algo peligroso?

---Cierto de nuevo.

---Y UNIT te envió aquí ---dijo Jo triunfalmente.

El Doctor se volvió hacia ella.

---Mi querida niña ---dijo---. UNIT no me envió a ninguna parte.

Jo decidió burlarse un poco del Doctor.

---Pero trabajas para ellos, ¿no? ---dijo con los ojos brillantes---. Al
igual que yo.

El Doctor la miró.

---Les he ofrecido mis servicios como asesor científico durante
mi\ldots{} tiempo aquí, y de una manera puramente independiente. No soy
su empleado y si alguna vez decido dejarlo, lo haré. Ahora vamos.
Entremos y echemos un vistazo a esta cosa.

---¿Qué cosa? ---demandó Jo, pero el Doctor ya estaba avanzando y
subiendo los escalones.

Quizás ahora no fuera el momento. Parecía estar muy preocupado, y,
realmente, sabía que era mejor no burlarse sobre trabajar para UNIT, la
Fuerza de Inteligencia Unificada. También sabía que era mejor no
recordarle que sólo había accedido a trabajar para ellos porque había
sido exiliado a la Tierra por el Alto Consejo de los Señores del Tiempo,
habiendo sido declarado culpable de violaciones de las leyes del tiempo.
Y, aunque ahora el Alto Consejo había concedido al Doctor libertad para
volver a viajar en el tiempo y el espacio, desde luego sabía que era
mejor no mencionarle su exilio.

Jo se apresuró a subir las escaleras, saliendo del soleado día y
entrando en la fría oscuridad del museo.

El Doctor había desaparecido en el interior. Buscó algo de dinero,
compró una entrada en una pequeña recepción en el vestíbulo y se abrió
paso entre las pesadas puertas de cristal hacia la exposición.

Varias salas se extendían frente a ella. La gente deambulaba de la
distraída e irritante manera en que se hacía en los museos. Un guardia
de seguridad levantó la cabeza y la miró. Ella siguió su camino.

El vendedor de entradas le había entregado un folleto, y sólo ahora se
paró a leer la portada.

El Tesoro del Rey

Antiguos \textsuperscript{\hyperref[cmnt1]{{[}a{]}}}tesoros Escandinavos
recientemente descubiertos en Suecia

Presentado por la Colección Moxon

Jo encontró al Doctor en la segunda planta del museo. Estaba mirando a
través del cristal de una vitrina en el centro de la sala. Dentro de la
vitrina había un casco increíblemente bello unido a una máscara. Parecía
ser de plata y oro, y estaba tan extremadamente pulido que brillaba como
un pequeño sol bajo las brillantes luces.

---¿Eso es lo que hemos venido a robar? ---susurró Jo mientras se ponía
a su lado.

El Doctor, casi imperceptiblemente, negó con la cabeza. Señaló a través
del cristal de la vitrina en que yacía el casco a otra, más alta, en la
esquina de la sala. Dentro de la vitrina había una lanza.

Su mango era bastante simple, de madera que bien podría haber tenido sus
buenos dos mil años, pero la punta de la lanza era otra cosa maravillosa
y bella. Estaba hecha de una larga y estrecha pieza de oro, que también
brillaba vivamente en el haz de un pequeño foco.

---¿Lo ves? ---preguntó el Doctor.

---¿Podemos echar un vistazo más de cerca? ---susurró Jo.

La habitación se estaba vaciando de gente. Un guardia estaba sentado en
un rincón, casi dormido en su silla.

El Doctor asintió.

---Sí. Pero no te entretengas.

Hicieron un recorrido por la sala e intentaron no perder tiempo al pasar
por la lanza. Ahora que estaban más cerca, podían ver pequeñas marcas
hechas en las partes planas de la punta dorada.

---Runas ---dijo el Doctor---. En antiguo Futhark por lo que parece.

Se giró hacia Jo.

---El alfabeto rúnico de los escandinavos.

Jo se inclinó para mirar el oro a través del cristal.

---¿Qué dice?

---Sin duda hay más marcas en el otro lado, pero las que podemos ver
desde aquí dicen Gungnir.

---¿Cómo dices?

---Es un nombre.

---¿El de su propietario?

---No. El de la propia lanza.

---¿La lanza tiene un nombre?

El Doctor asintió.

Jo se enderezó de repente.

---¿Es buena idea ser vistos en la escena del crimen? ---susurró,
mirando por encima del hombro.

---No es la escena de un crimen ---dijo el Doctor---. Todavía.

Le guiñó un ojo, permitiéndose otro vistazo más de cerca a la punta de
lanza, y luego cogió a Jo del brazo.

---Creo que es hora de irse ---dijo y se dirigió a las escaleras,
bajando rápidamente hasta la planta baja---. ¿Te ha gustado la
exposición?

---¿Qué exposición? He visto un casco y una lanza.

Jo sonrió vivamente a un guardia de seguridad en la puerta, que estaba
mirando abiertamente la ropa del Doctor.

---¡Fascinante! ---declaró en voz alta, y después emergieron de la
oscuridad a la luz del sol, parpadeando en su regreso al mundo moderno.
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\chapter*{Capítulo Tres}
\addcontentsline{toc}{chapter}{Capítulo Tres}

---Creemos que la lanza no es todo lo que parece ---explicó el Doctor
mientras se dirigían a la sede UNIT---. Ha habido un par de anomalías
temporales en el área.

---¿Qué tipo de anomalías? ---preguntó Jo.

El Doctor encaminó a Bessie hacia la carretera que llevaba hasta UNIT,
mientras ella resoplaba alegremente por el camino de grava, como si
estuviera ansiosa por acabar el día. Se estaba haciendo tarde, el sol se
sumergía detrás de los altos árboles que bordeaban el camino.

---Pequeñas cosas, como varios relojes perdiendo tiempo a la vez, como
una marea de gente con sensación de déjà vu, como un reloj dando las
trece. Pequeñas cosas, tan pequeñas que podrían haber pasado
desapercibidas, si no fuera por el hecho de que el museo se encuentra
frente al club de bridge de un amigo nuestro. Me lo dijo, yo hablé con
los Señores del Tiempo, y aquí estamos\ldots{}

---¿Y quién es este amigo nuestro?

El Doctor sonrió

---El Brigadier. ¡Ah! Aquí está el viejo galgo, ¿Deberíamos presentar
nuestro informe?

El Brigadier Lethbridge-Stewart salía por la puerta delantera en el
momento en que ellos llegaron, poniéndose la gorra en la cabeza con la
misma precisión de siempre. Vio a Bessie y se dirigió hacia ellos.

---¡Doctor! ¡Señorita Grant!

---Tenías razón, Brigadier, la lanza tiene todos los indicios de ser un
PTN.

---¿Un qué? ---preguntó Jo, pero ni el Doctor ni el Brigadier estaban
escuchando.

---¿Ha informado al Alto Consejo? ---preguntó Lethbridge-Stewart.

---Me han dado autorización para retirar el objeto y analizarlo.
Inmediatamente.

---Pero, ¿por qué no nos limitamos a pedirles permiso? ---dijo Jo---. Me
refiero al museo.

---Lo intentamos ---dijo el Brigadier---. Pero se negaron. Este chaval,
Moxon, el propietario de la colección, está recluído, es
multimillionario y no está acostumbrado a recibir órdenes.

---¿No puede obligarle?

---Es una colección privada. No tenemos ningún poder para ordenarle que
haga nada.

---¿Pero y si le explica de qué se trata\ldots{}? ---preguntó Jo, y se
paró--- De todas maneras ¿de qué va todo esto? ¿Qué es un PTN?

---Nexo Físico Temporal ---dijo el Doctor---. Algo muy peligroso, sus
orígenes son desconocidos, pero son indudablemente extraterrestres y
ciertamente antiguos. Se cree que sólo existen unos pocos, y el Alto
Consejo está\ldots{} ¿cómo decirlo?, más que interesado en mantenerlos
fuera de circulación.

---Ya veo ---dijo Jo---. Creo. Mejor que nos pongamos manos a la obra.

---Bien dicho ---dijo el Doctor.

Se dirigieron hacia el edificio de UNIT.

---¿Cuál es el plan? ---preguntó Jo--- ¿Tienes un bonito traje negro de
ladrón en tu armario, Doctor? ¿Uno con volantes?

El Doctor se quedó parado y al momento empezó a levantar un dedo que
movió hacia Jo, y luego pareció pensárselo mejor.

---El museo se encuentra entre un banco y un edificio de la embajada
---dijo--- ambos estarán bien protegidos. Sin embargo, y con todo
respeto a mis amigos aquí presentes, esto es 1973 ---sonrió ante el
Brigadier y siguió su camino---. La sala del museo no tiene cámaras de
vigilancia, sensores láser u otros detectores de movimiento, sería un
juego de niños entrar y salir con un mínimo de vidrios rotos, pero hay
formas más simples de entrar y salir de un edificio sin dejar
rastro\ldots{}

Se habían detenido junto a una cabina de policía de aspecto familiar. El
Doctor le dio unas palmaditas a la TARDIS.

--- \ldots{}si tienes una de éstas.

Jo rió.

---¿Qué pasa? ---preguntó el Brigadier.

---Me acabo de dar cuenta ---dijo ella---. Bancos, cajas fuertes de
depósito, museos, galerías de arte, podrías ser muy rico en el plazo de
una semana con ésto.

---Algunos de nosotros tenemos aspiraciones más nobles ---dijo el Doctor
con severidad.

---Oh, yo también, yo también ---dijo Jo, sonriendo---. realmente noble,
el más noble. Era sólo una idea. Así, que nos materializamos en la
habitación del segundo piso del museo, rompemos la caja, cogemos la
lanza y nos desmaterializamos de nuevo, ¿no?

---No del todo ---dijo el Doctor---. Si se me permite hacer un pequeño
ajuste en tu, por lo demás excelente plan, Jo. Me tomé la molestia de
hacer que los cerebritos de UNIT prepararan esta operación.

Entró en la TARDIS y reapareció un momento después con una lanza que se
parecía a la que iban a robar, aunque con una pequeña diferencia.

---No tiene runas grabadas ---dijo Jo.

---Ciertamente ---dijo el Doctor--- hicimos esta a partir de las
fotografías que había en el catálogo de la exposición, pero las runas no
se veían bien, por eso teníamos que venir hoy. Tan pronto como se
complete el trabajo en la punta de lanza podemos irnos. Hacia la noche,
espero.

---¡Y reemplazaremos la lanza con esta copia! ---dijo Jo--- Es
brillante, ¡ni siquiera se darán cuenta de que se la han robado!

El Doctor sonrió

---Bueno, no se darán cuenta si no rompemos ningún cristal.
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